Quizá el lamento más conocido en México, y en varios lugares de América Latina, es éste: «¡Ay mis hijos!» Se trata del quejido del alma en pena de una mujer, a quien hemos apodado La Llorona. ¿Qué otra cosa podría ser si no el grito de una madre que ha descubierto algo muy grave?
La trágica historia ha dado la vuelta al mundo y puede decirnos mucho sobre cómo vemos actualmente lo femenino, la maternidad y la muerte. Pero ¿quién es esta llorona?
Historia real de la Llorona
Nadie sabe a ciencia cierta si La Llorona realmente existió, ni quién era. Como cualquier leyenda, esta historia ha perdurado de boca en boca y con pocos registros escritos. Además, se ha mantenido y ha evolucionado hasta volverse una parte importante de las tradiciones de toda una región.
Es decir, independientemente de los miles de kilómetros que nos separan, al hablar de La Llorona nos viene a la cabeza más o menos la misma imagen. La misma mujer, con el mismo lamento, aun cuando nunca la hayamos visto o escuchado. (Bueno, hay quienes aseguran que sí). Es una «historia de terror» que ha dado lugar a libros, canciones, estudios académicos, personajes, e incluso películas.
Aunque las versiones difieren según el lugar en el que se cuentan (1), en México, se trata de una mujer vestida de blanco, con una cabellera larga y negra, y cuyos pies son invisibles. Algunos dicen que tiene cara de caballo o de calavera. Va por las madrugadas por lugares donde solía haber un río (cerca de muchos ríos había lavaderos comunes, por lo que La Llorona aparece ahí mismo).
Se dice que, en un arranque de ira, mató a sus hijos arrojándolos al río. Al darse cuenta de lo que había hecho, se arrepintió el resto de sus días. Algunos hablan de que pasó la vida buscándolos y otros dicen que se suicidó. En lo que todos concuerdan es en que, a partir de las doce de la noche, su alma regresa por las calles a buscarlos gimiendo «¡Ay mis hijos!» (2). Pero ¿en qué son diferentes y similares estas versiones? Y más allá del miedo que provoca a quien dice verla o escucharla, ¿qué puede ser interesante sobre esta historia?
«La Llorona» fue vidente
Los registros dicen que La Llorona tiene sus primeros inicios (valga la redundancia… ¿es que después hubo otros inicios?) en Cihuacóatl, una diosa que era mitad mujer, mitad serpiente (3). Justo antes de la llegada de los españoles, ella advirtió a los mexicas (habitantes del centro de México) de la inminente destrucción que se avecinaba. Les decía «¡Ay, hijos míos! ¿A dónde los puedo llevar?«, queriendo decir que ojalá pudiera hacer algo para protegerlos del fin de su civilización. Cosa ante la cual, evidentemente, no pudo hacer nada…
«Muchas veces se oía, una mujer lloraba; iba gritando por la noche; andaba dando grandes gritos:
– ¡Hijitos míos, pues ya tenemos que irnos lejos!
Y a veces decía:
-¡Hijitos míos!, ¿a dónde los llevaré?» (4)
¡La historia real de la Llorona – ¡Fue La Malinche!
La Llorona evolucionó unos siglos después, con la llegada de los españoles. Es decir, su «segundo inicio» fue La Malinche o Doña Marina, mujer conocida por ser la amante de Hernán Cortés y una mezcla entre víctima y traidora de «la conquista» de América. Esta mujer, al haber supuestamente traicionado a su pueblo, vaga por las calles mexicanas diciendo «¡Ay mis hijos!«.
Nos recuerda constantemente la culpa que siente por habernos entregado al pueblo español. Otra versión es que el lamento de La Malinche no es por haber participado en «la conquista», sino porque al descubrir que sería abandonada por Cortés, decidió vengarse ahogando a sus hijos. La culpa hace que su alma regrese por las noches a buscarlos (5).
La Leyenda de la Llorona
Su «tercer inicio» viene de la actual Ciudad de México. En una versión más moderna, la leyenda de la Llorona se trata de una mujer que fue abandonada en el altar por su prometido. De hecho, algunos cuentan que, además del vestido blanco, se aparece con un velo de novia cubriendo su rostro. Otros dicen que es una mujer que llora porque ha dejado a sus hijos huérfanos. O que es una mujer que decidió no tenerlos y aborta, lo que le causa una culpa que no la deja descansar en paz. También se habla de una mujer que, a simple vista, parece muy guapa y seductora pero que da un terror insoportable a cualquier hombre que la mira (6).
Por último, y retomando un poco a La Malinche, se habla de una mujer que se enamoró de un extranjero, que finalmente la deja, y ella cobra venganza con sus hijos. Ya llevado al extremo, La Llorona ha evolucionado hasta ser el fantasma que se aparece a los niños cuando se portan mal o no cumplen con sus deberes. ¡Qué ganas de obligarlos a hacer la tarea!
A estas alturas está de más aclarar por qué se llama La Llorona. Su grito es tan desconsolado que da miedo y no para hasta que aquel que la mira sale corriendo.
Las imagénes de la Llorona ¿fue una o varias?
La historia de la Llorona se vuelve más interesante si vemos que, de hecho, lo que La Llorona representa no es exclusivo de la región latinoamericana. Hay varias similitudes al otro lado de charco en la mitología occidental relacionada con «mujeres perversas». Por ejemplo, Medea (quien mata a sus hijos al descubrir una traición amorosa); Moorigan (la diosa celta que avisaba de malos presagios); Medusa, (que seducía a los hombres y luego los petrificaba) (7). ¡Qué mujeres! Si consideramos que casi toda la Historia está hecha por hombres que hablan de hombres, no es de extrañar que algo en común entre todas ellas sea el enigma, el estigma y la culpa femenina.
Entonces, se trata de un imaginario que ha trascendido el tiempo y que, al mismo tiempo mantiene valores occidentales de lo femenino. Una mujer entregada a los demás; la maternidad como máximo valor de lo femenino; el amor romántico y el sufrimiento por traición amorosa; sentir culpa por cuestiones relacionadas con la sexualidad y con el cuidado de los otros.
¿Qué nos puede decir esta leyenda sobre el imaginario hispano y occidental de las mujeres? ¿Sobre lo que nos hace, o no, vulnerables y, al mismo tiempo, amenazadoras (por no decir terroríficas)? La Llorona representa por igual a la madre y la vieja bruja; el enamoramiento, la maternidad y la muerte; el presagio, la mala suerte y el terror; las fobias, los resentimientos y las esperanzas (7).
Cómo se llama malos hijos?