Suena la alarma de tu móvil, maldices a todos los dioses del Olimpo por tener que madrugar otro día más. Después te levantas porque vas a llegar tarde al curro y te caerá una buena bronca. Posiblemente te pongas lo primero que pillas en el armario porque a esas horas todavía las neuronas no se han despertado. Si eres hombre coges cualquier pantalón y jersey…, y si eres mujer eliges entre falda o pantalón. Es posible que en invierno, con el frío, la falda de pereza ponérsela además es más cómodo ir en pantalón. Pero ¿siempre ha sido así? ¿El pantalón ha sido una ropa que siempre ha estado permitida para las mujeres? Pues no, ha sido una de las “luchas” constantes que ha estado presente en nuestra historia.
¿El pantalón tiene historia? Sí
Como sabemos, el pantalón es una prenda de vestir que cubre desde la cintura hasta los pies y permite tener las dos piernas separadas. Esto no tiene nada peculiar. Sin embargo, en sus orígenes estuvo prohibido para las mujeres, y el gran objetivo ha sido universalizarlo para ambos géneros. La palabra pantalón es reciente y procede del apodo de los venecianos con los calzones largos y estrechos, los pantaloni (culto a san Pantaleón). El antecedente del pantalón lo encontramos en el calzón utilizado desde finales de la Edad Media para cubrir el cuerpo desde la cintura a las rodillas realzando la pantorrilla con unas medias. Por tanto, el origen del pantalón lo tenemos en una prenda usada por el vencido, el bárbaro, el pobre, el campesino… (1).
El pantalón moderno
Iniciamos nuestro estudio tras la Revolución francesa. Francia fue el país de la moda durante el siglo XIX. Allí se produjeron los cambios más significativos: abandono del corsé y aparición del traje de amazona (2). Son pequeñas transformaciones que se van produciendo coincidiendo con los nuevos ideales de igualdad y libertad. Pero muchos de estos cambios se ven frenados por numerosas ordenanzas (3). Será desde mediados de siglo cuando el pantalón adquiere todo su valor por iniciativa de mujeres feministas y se utiliza como un arma política de desafío.
Son muchas las mujeres que van a querer ponerse un pantalón como si de otra prenda se tratase. Hacer referencia a todas es imposible pero si queremos recordar a alguna esa es George Sand. Fue una de las figuras principales que se convierte en la precursora del uso del pantalón. En pleno XIX se confecciona para ella un pantalón, chaleco, sombrero gris y corbata gruesa… atuendos totalmente masculinos. Reconoció que se vestía de hombre por cuestiones económicas, pero detrás de esto había más (4).
La moda y los cambios sociales van de la mano
Durante el cambio de siglo se producen transformaciones importantes debido a las nuevas ideas feministas. Existe una preocupación por la higiene, el auge de la natalidad, el entusiasmo por la modernidad, el trabajo de las mujeres… En definitiva, la moda no puede ignorar estas evoluciones, especialmente en el deporte, que se convierte en un atuendo de libertad.
¿Qué significa esto? En el deporte la mujer llevaba falda por imposición, pero debido a los movimientos corporales, así como al levantamiento de falda y los ojos en órbita de espectadores, se empieza a imponer el pantalón como atuendo obligado. Esta moda deportiva empieza a desarrollarse bajo la influencia inglesa implantándose el pantalón y botas. Un ejemplo de que el deporte desempeña un papel esencial en la popularización del pantalón femenino lo encontramos en deportistas como Alice Marble (4).
El impacto de la I Guerra Mundial
Un cambio importante surge con la I Guerra Mundial, cuando las mujeres sustituyen a los hombres en los puestos de trabajo, sustituyéndolos también en la ropa. Sin embargo, esto se ve como una adaptación a una situación temporal. Será después, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las mujeres vuelven a incorporarse a las fábricas y adoptan una ropa más cómoda y segura. Posteriormente, las mujeres recuperan su vestimenta tradicional, pero son grandes diseñadoras como Audrey Hepburn quienes vuelven a propulsarlo. Se convierte entonces el pantalón en una combinación de ambos estilos, que se transmite al mundo cinematográfico (5). Y esto continúa en los años sesenta con Yves Saint Laurent quien lanza un esmoquin femenino. Desde los años setenta hasta la actualidad, se ha generalizado el vaquero o jeans en ambos sexos.
Así pues, tras la Revolución, se produce un cambio en la historia occidental donde el pantalón se convierte en el marcador del sexo-género más importante. El pantalón, a partir del siglo XIX, se transforma en un elemento del nuevo régimen indumentario.
Esto que nos parece algo común hoy día ha dado lugar a expresiones como “llevar los calzones”. Una expresión antigua que significa tener el poder en el mundo de lo doméstico. Como podemos comprobar, se ha modificado el concepto, ya que el pantalón era concebido de forma doble: masculinidad y poder.
¿Ya te vas? Descubre más artículos muy interesantes de la Revista de Historia Khronos