A menudo estudiamos la historia como loros. Nos dedicamos a repetir y a repetir sin pensar en si hay algo de verdad en lo que decimos. Le soltamos el rollo al «profe», nos aprueba y a otra cosa, mariposa. Cuando estudiamos la Generación del 27 recitamos de memoria a todos los grandes hombres que la componían (1). ¿No huele algo a cuerno quemado? ¿Creéis que se nos escapa algo? ¡Bingo! Ni un puñetero libro menciona a las mujeres que pertenecieron a esta Generación: las Sinsombrero. Si no os suena este nombre y queréis saber quiénes fueron estas mozas, no dejéis de leer.
¿Quiénes eran estas margis?
El grupo femenino de la Generación del 27 estaba compuesto por Maruja Mallo, Rosario de Velasco, Marga Gil Roësset (2), María Zambrano, María Teresa León, Josefina de la Torre, Rosa Chacel, Ernestina de Champourcín, Concha Méndez, Margarita Manso y Ángeles Santos. Sí, eran unas cuantas.
Fueron un grupo de pensadoras y artistas que, al igual que sus otros colegas de la Generación, lucharon por una España más libre y progresista. La mayoría de ellas residieron y desarrollaron su carrera artística en Madrid (3). Eran escritoras, filósofas, escultoras, poetisas, actrices, etc. Vamos, que un día de la vida de una de estas mujeres era más productivo que 10 años de la nuestra.
¿Eran tan «amiguitas» como podemos imaginar? A ver, tenían sus diferencias y cada una pensaba lo que quería, pero su relación fue estrecha porque tenían un objetivo común: la lucha contra una sociedad que consideraba que una mujer no podía dedicarse a nada (4). Echad un ojo a vuestros libros de Historia y entenderéis por qué podían estar hasta el moño de España.
¿Odiaban los sombreros estas mujeres?
No tenían nada en particular contra este complemento. ¿Por qué se pusieron entonces ese nombre? Pues resulta que un día estaban paseando Lorca, Dalí, Margarita Manso y Maruja Mallo por la Puerta del Sol (lo parece, pero no estoy empezando un chiste) y se quitaron los sombreros (5). Ante un gesto tan radical, la gente que estaba allí empezó a tirarles piedras. Muy normal todo.
Después de esto, las chicas del 27 cogieron este nombre. Para una mujer de esa época, ir sin sombrero era como ir sin sujetador: un acto revolucionario.
No sois vosotras, es la envidia
La envidia es muy mala, eso ya lo sabemos. ¿Fue la envidia de sus compañeros la culpable de que ni el frutero de la esquina sepa quiénes fueron? Puede, pero no lo creo.
Todos los miembros de la Generación del 27 mantenían una estrecha relación. Bastante la liaban ya como para provocar una guerra entre ellos. No obstante (caras de asombro), sí, es verdad que algunos se opusieron a que los compañeros contaran con ellas en ciertas ocasiones (6).
¿Por qué no aparecen por ninguna parte las chicas Sinsombrero?
Con vuestro permiso, voy a escribir la pregunta que tenéis en la cabeza: ¿dónde coño se escondieron estas mujeres? En ningún sitio. Si sumamos el marrón de ser mujer en aquella época al del exilio, el resultado es el olvido. A pesar de todo el talento que tenían, sus nombres se esfumaron (7). La Historia y la literatura las olvidaron por completo.
Las Sinsombrero consiguieron muchas más libertades que otras mujeres de su época. Renunciaron a tanto… y ni una página de un libro las menciona. Quizá a una o dos, pero pensad en la cantidad de escritores que habéis estudiado en el colegio. ¿A cuántas mujeres habéis estudiado? Con una mano tenéis suficiente para contar.