¿Sabías que la gran mayoría de personas que fueron encarceladas, para ser torturadas y llevadas a la hoguera, acusadas de brujería y hechicería, eran mujeres?Si quieres aprender a identificar a las brujas, aquí te ofrecemos un pequeño manual básico, el famoso libro El martillo de la brujas.
Si eres mujer, eres bruja
Las grandes cacerías de brujas se dieron principalmente en los siglos XV y XVI (1). Eran tiempos en que todo causaba miedo, como la oscuridad absoluta de la noche, el lenguaje ininteligible de los animales y las enfermedades inexplicables, por mencionar algunos ejemplos. La estructura social del patriarcado pensó: ¿por qué somos tan desdichados?, ¿por qué tenemos tantos problemas?
Y la respuesta fue: ¡Ah! ¡El diablo y sus secuaces deben de ser los culpables de todos nuestros males! Enseguida, las mujeres fueron señaladas como ayudantes del Diablo. Particularmente si eran viejas, feas y retraídas. Las mujeres hermosas serían las segundas en la lista de sospechosos. A algo se debía tanta belleza o fealdad, afirmaban los hombres de la Iglesia. E identificarlas para juzgarlas y limpiar sus almas fue la tarea de la Inquisición (2). La gente común sería la encargada de acusarlas.
¿Cómo puedo reconocer a las brujas? El martillo de las brujas
Imagina por un momento que vivieras en 1500, en algún país de Europa. Tras ir a misa y haber escuchado las severas palabras del sacerdote sobre la herejía, la brujería, el pecado y la lujuria, tú como buen cristiano, estás decidido a desenmascarar a las brujas, y las ovejas negras de tu comunidad que abandonaron el buen camino de Dios. Pero, ¿Cómo se identifica a una bruja? Te preguntarás. No te preocupes, la tarea es fácil. Por suerte he leído un libro famosísimo, el libro El martillo de las brujas (3), que nos explica cómo identificar, interrogar y ejecutar a las brujas y brujos con el fin de limpiar las impurezas de sus almas a través del fuego y así derrotar al mal. Así que pon atención a este manual básico para identificar las siguientes pistas.
Es una bruja si…
-El color rojo estaba vinculado con el fuego y éste a su vez, con el diablo. Así que si en esa época había personas con cabello pelirrojo, bien podían ser seguidores del diablo. Y con mayor razón si se trataba de una mujer pelirroja.
–Se tenía prohibido ser una persona vanidosa, las personas vanidosas pasaban mucho tiempo adornándose y acicalándose, en vez de trabajar o hacer algo beneficioso para Dios. Una mujer vanidosa y además bella, era toda una tentación carnal para un hombre de fe.
Las mujeres, tenían que ser sumisas. Siempre debían cubrir sus cabelleras, vestir humildemente y mantener la cabeza baja; todo esto era sinónimo de una buena cristiana. Así que había que cuidarse de esos seres atractivos, que fueran en contra de las reglas; en especial, de esas mujeres que con su belleza podían cautivar y provocar deseos carnales en los hombres de Dios.
Mujeres con gran deseo sexual
El sexo era necesario para cumplir con el mandato de Dios de procrear hijos dentro del matrimonio pero ¡Ojo! La mujer no podía pedirle al hombre tener relaciones maritales, eso solo le correspondía al hombre. Tener demasiado sexo era sinónimo de nicolaísmo (4). Y ¡no, tampoco se permitía tener amantes, ni casarse por lujuria! Las brujas eran seres seductores, sedientas de fornicación, según decía la Iglesia, así que los hombres debían de cuidarse muy bien de no caer en las redes de una bruja que, a través del sexo, podía extraer las energías a los pobres e inocentes hombres.
¿Sufres de mala salud?
Si tus hijos, padres, cónyuge o tú mismo, han sido víctimas de constantes enfermedades posteriores a problemas con alguna vecina… Bien podría ser que tu vecina fuese una bruja y en venganza, decidió maldecirte a ti o a los tuyos, con alguna enfermedad. Si era así, podías acusarla ante la Inquisición.
Los niños podían acusar a una mujer de ser bruja
La inocencia del niño no se ponía en duda y quien fuese acusado por un pequeño, enseguida terminaría encerrado en la cárcel.
Mujeres viejas feas y solitarias
Preferentemente conocedoras del uso de hierbas y curaciones a través del uso de plantas y animales eran un claro ejemplo de brujería. El hecho de que se mantuvieran tan alejadas de la comunidad era muy sospechoso, solo Dios sabe qué rituales satánicos ofrecerían al diablo. Y era aún más de sospechoso si como única compañía tenían gatos negros y criaban gallos negros. Hay muchos animales que pueden resultar misteriosos e intimidatorios. ¿Quién no ha escuchado el aullido de un lobo; el tétrico maullar de un gato en celo; los extraños sonidos de un macho cabrío (5); la glotonería de un puerco? ¿No son acaso, estos seres misteriosos, un poco terroríficos? La respuesta es simple, estos animales estaban vinculados con el diablo. Muchos eran sus siervos; otros, fieles representaciones del mal y con su comportamiento salvaje y errático lo ponían en claro.
¡Extranjeros!
Si alguien llegaba de nuevo a alguna comunidad siempre habría que sospechar de él o de ella. Solo Dios sabe que desgracias traía consigo. Y sus nuevas costumbres y su lenguaje extraño, bien podían ser su forma de comunicarse con el mismísimo Diablo.
¡Cuidado de no descuidar a los bebés y a los niños!
A las brujas les encantaban los bebés, particularmente los que estaban aún sin bautizar, porque el pecado original de un pequeño sin bautizar era casi como una delicia para el Diablo. Se decía que robaban bebés para ofrecerlos en sacrificio; eran de las primeras tareas de las brujas. También se creía que usaban la grasa de bebés para embarrarla en los palos de escobas y así poder volar hacia los aquelarres (6). En esas reuniones comían la carne de los bebés, su sangre se ofrecía en sacrificio… en fin, todo un festín para el Diablo y los brujos.
¿Malas cosechas?
Probablemente se debían a los sortilegios de alguna bruja. El diablo y las brujas son seres malignos que buscan la forma de arruinar la vida de los buenos cristianos. Si las cosechas se veían arruinadas por climas extremosos o por el ataque de alguna plaga bien podía ser culpa del Demonio y sus súbditos.
Si observas algunas de estas pistas, ¡felicidades! Ya puedes ser ayudante de Dios.
¡Ojo con las denuncias!
Pero, ¡cuidado! porque así como tú podías acusar a alguien, algún vecino o incluso algún familiar tuyo podía denunciarte. Recibiendo la queja, la Iglesia no llevaba a cabo ningún tipo de juicio, al menos no del tipo que conoces. Se creía que si alguien era denunciado por brujería, el acusado era culpable. Solo se procedía a sacarle la información. Por ejemplo, ¿cómo se había iniciado en el camino del mal?, ¿quiénes eran los otros miembros del aquelarre?, ¿qué fechorías habían cometido? Toda la información se sacaba por medio de una prolongada y dolorosa tortura y un incesante interrogatorio que terminaba con la muerte de la bruja.
Así que ahí tienes, si hubieses vivido en esos tiempos y con ésta información, habrías podido llevar a la hoguera a tus peores enemigos… o más bien, a tus peores enemigas. Si tenías dudas, no debías de dudar y preguntar a tu sacerdote más cercano.
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