Las mujeres siempre se han usado como chivo expiatorio por diversos motivos. Uno de los más crueles y quizá más conocidos es la llamada «caza de brujas«. Es en este contexto donde debemos situar a nuestra protagonista: Alice Kyteler. Durante los siglos XIV y XV sobre todo, cientos de mujeres ardieron en hogueras y fueron perseguidas por practicar «brujería«.
En la gran mayoría de los casos, estos «viles actos» se asemejaban más a prácticas de curanderas tradicionales que a perversiones y embrujos. Pero, como de costumbre, estas mujeres que vivían, en cierta manera, fuera de los preceptos tradicionales no gustaban mucho. Esto se debe a que un buen número de estas «brujas» no se correspondían con los principios cristianos, sino que eran paganas.
Sin embargo, también fue una excusa para quitarse de en medio a aquellas con las que no se estaba de acuerdo. Incluso se animaba a los habitantes de un pueblo a que delatasen a las posibles «brujas». Esto creó un clima de hostilidad y rechazo hacia las mujeres sin parangón.
¿Qué tenían en común algunas de ellas? Vivían al margen de cómo se esperaba que tenía que hacerlo una mujer, rompían con los roles de género y, en varias ocasiones, enfrentaban al poder tradicional.
La historia de hoy es acerca de la primera mujer condenada por brujería en Irlanda. Y haremos un pequeño spoiler: no murió por ello. Y es que Alice Kyteler era una dama de armas tomar.
Dame Alice Kyteler. ¿Viuda negra?
Dame Alice Kyteler (1), o solo Alice Kyteler, provenía de una rica familia (2). Sus antecesores, de origen flamenco, se asentaron en Irlanda durante el siglo XIII. Más concretamente, en el condado de Kilkenny (3).
Lo primero que llama la atención de Alice Kyteler es que ya era una mujer rica antes de casarse. Fue hija única de un adinerado banquero (4), lo cual no debía gustar mucho en el condado de Kilkenny.
Lo segundo, es que se casó hasta en 4 ocasiones. Aquí la cosa empieza a sonar extraña, ¡y es que tuvo cuatro maridos en 22 años! Así que las representaciones que la ponen como la típica bruja fea no tienen mucho sentido si vemos esto (5). Porque Alice Kyteler rompía corazones -literalmente-.
Vamos a explicar quiénes fueron los hombres que pasaron por la vida amorosa de Alice Kyteler. ¡Porque esta Dama no se conformaba con poco!
Las cuatro bodas de Alice Kyteler
En 1280, Alice Kyteler contraería matrimonio con un rico comerciante y principal prestamista de Kilkenny, William Outlaw (6). Su relación, en cuyo seno nacería el único hijo de sangre de Alice Kyteler, duró unos cinco años. El joven, tocayo del padre, sería el futuro alcalde del Condado y alguien clave en el futuro devenir de los acontecimientos (7).
Pese a que no está claro cuándo se casó con su segundo marido, se calcula que estuvieron más o menos 7 años y que contrajeron nupcias sobre 1302 (8). De nuevo, también era prestamista. Las malas lenguas aseguran que fue este, Adam Blund de Callan, el que le ayudó a matar a su primer esposo (9).
El tercero era el terrateniente Richard de Valle (10), con quien ya tuvo problemas con el hijo previo de este por la pensión de viudedad (11).
El verdadero problema fue con el último varón con el que se casó. En 1309, se convirtió en la madrastra de la familia Poer durante 8 años (12). Los hijastros de John Poer no parecían muy contentos con la nueva señora de su padre. Esto se debe, entre otras razones a que, cuando Poer cayó enfermo cambió el testamento (13). Desde aquel momento beneficiaba a su nueva esposa y al hijo de esta (William Outlaw).
La salud de Poer empeoraba por momentos, lo que para sus hijos era el resultado de la acción de Alice Kyteler (14). Incluso una camarera de la familia afirmó que el padre le había dicho que lo habían envenenado (15).
Poco después murió. Ante esto, los huérfanos de Poer y del resto de maridos la acusaron de haber asesinado a sus padres mediante magia y hechizos. Pero, ¿qué podían hacer?
¡Brujería, brujería!
Algo que tiene que quedar claro antes de explicar cómo continuó el caso, es qué se entendía por brujería en el s. XIII en Irlanda.
En primer lugar, el término poisoner (envenenador/a), que fue con el que se calificó a Alice Kyteler en un inicio, era sinónimo del de witch (bruja) (16). Esto se debe a que en ambos se implicaban conocimientos arcanos o misteriosos de hierbas y medicinas.
Asimismo, la condena por «brujería» (maleficium) no tenía nada que ver con la Iglesia (17). Aún tratándose de un país tan católico como Irlanda, los delitos de brujería y herejía no estaban relacionados. Es más, para poder sentenciar a alguien por herejía, debía pasar -al menos- 40 días de excomunión (18).
Es ahora cuando se produce el conflicto entre los tribunales seculares y eclesiásticos. Y también es este el momento en que la Iglesia mete las narices y vincula la brujería con la herejía.
Esto no es baladí. Los hijos de los esposos de Alice Kyteler pidieron justicia nada más y nada menos que al obispo de Ossory, Richard Ledrede (19). Que será el verdadero dolor de cabeza de Alice Kyteler.
Nobody expects the London inquisition!
El obispo Richard Ledrede era un hombre carente de cualquier sentido diplomático. Intransigente y «justiciero» por naturaleza (20), encontró en el caso de Alice Kyteler una maravillosa oportunidad para escalar. Y es que se había criado con las ideas del Papa de Avignon, muy cercanas a la imagen que tenemos de la Inquisición actualmente. Asimismo, el Papa Juan XXII se encargó de vincular el delito de brujería con el de herejía (21).
Y como el obispo Ledrede era un fanboy de manual del Papa de Avignon, pues quiso ponerlo en práctica. Así que se arremangó y, no contento con la acusación de herejía, le endosó los siguientes crímenes (22) a Alice Kyteler:
- Renegar de la fe de Cristo y de la Iglesia.
- Usar animales como sacrificios a demonios.
- Organizar encuentros nocturnos en las iglesias para practicar magia negra.
- Usar brujería para controlar y manipular a los cristianos.
- Mantener relaciones con un demonio -que a su vez era un miembro de la familia- de quien obtenía sus poderes.
- Asesinar a sus esposos.
Con este catálogo parecía que acusar a Alice Kyteler de matar a sus maridos era la menor de sus preocupaciones. Pero, como ya hemos mencionado, los hijos no tenían pruebas; así que usaron la coyuntura tensa y supersticiosa del condado de Kilkenny (23).
El coyote y el correcaminos: el obispo Ledrede y Alice Kyteler
Al igual que en los famosos dibujos animados, el obispo Ledrede intentó hasta en tres ocasiones dar caza a la «problemática» Alice Kyteler. Sin embargo, todos fracasaron. Y es que Alice Kyteler era una Dame con la que no debías meterte porque tenía contactos y amigos… hasta en el infierno (valga la broma). Richard Ledrede llamó al Canciller de Irlanda y aquí parece que su insistencia dio sus frutos.
Con la carta de la acusación por brujería y reniego de la fe cristiana el obispo tenía más libertad. Pero querer combinar en el poder judicial la vía religiosa y secular resultó ser un tremendo problema para el obispo (24).
¿Cómo respondió el Canciller de Irlanda (25) ante tan insistente petición? Le dio un poco la razón, aunque no mucho. Y es que resulta que el Canciller era pariente -probablemente hermano- del primer marido de Alice Kyteler (26). Así que cuando vio el percal, le pidió al obispo que pusiera fin al caso.
El obispo Ledrede estaba en sus trece, así que al Canciller no le quedó más opción que usar su mejor carta: la burocracia. No podía condenar a la Dama Alice Kyteler de brujería si no había pasado, al menos, 40 días de excomunión (27). Richard Ledrede trató de replicar que se trataba de un caso de herejía, que ahí no hay excomunión que valga.
Aun así, el obispo cita a Alice Kyteler y a su hijo William Outlaw para que den explicaciones. Por supuesto, ella aprovecha para largarse (28). El día de la citación el obispo se encuentra con varios letrados que acuden como defensa de Alice Kyteler. El Canciller le explica al obispo que una Dame como ella puede estar solo representada por sus abogados ante una acusación tan grave con la de herejía (29).
Round 2. Alice Kyteler: 2, Obispo Ledrede: 0
Alice Kyteler estaba ahora bajo la protección del Canciller de Irlanda, en Dublín. E incluso al ver que el obispo se ponía gallito, amenazó con denunciarle por injurias y difamación (30). Pero Richard Ledrede estaba desatado e intentó acusar al propio Canciller de Irlanda de herejía (31). Cualquier persona con dos dedos de frente habría parado; el obispo Ledrede no era cualquiera. Como fue la cosa, que tuvo que venir una comisión episcopal para pedirle al obispo que, por favor, se relajase (32).
Era imposible parar a Richard Ledrede. Ahora su objetivo no era solo Alice Kyteler sino también su hijo, William Outlaw. Este no se quedó de brazos cruzados. Contactó con el Oficial Senior de Dublín, Sir Arnold le Poeur (33). Este, viendo el panorama, decidió encerrar en la «cansino-jail» al obispo.
Sí, en efecto, Richard Ledrede pasaría dos semanas en la prisión del castillo de Kilkenny (34). Contra todo pronóstico, Ledrede salió más fuerte de aquello. El Oficial, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, pidió que si alguien tenía alguna queja del obispo, que era el momento de decirla. Por supuesto mutis por el foro.
En el juicio al obispo Ledrede este aseguró que había descubierto en Kilkenny un «diabólico nido de herejes» (35). El Oficial, Anorld le Poeur, respondió tajantemente:
«En irlanda nunca ha habido herejes, de ahí que se la llame la «isla de los santos». ahora viene este extranjero [ledrede era inglés] a decirnos que todos somos una panda de herejes.» (36)
Por supuesto, Ledrede tenía todas las de perder. Así que cambió el rumbo de sus ataques.
La persecución de Alice Kyteler
El obispo de Ledrede viró sus acusaciones. Aunque había conseguido que el hijo de Alice Kyteler, William Outlaw, asumiera parte de la pena y tuviera que pagar las reparaciones de la iglesia; le parecía poco (37).
Había una idea subyacente: Alice Kyteler no había podido actuar sola. Así que este fue el momento de dirigir la ofensiva hacia sus apoyos. No podía hacer nada contra los hombres más poderosos de Irlanda, pero sí contra sus seguidores, la mayoría, mujeres de clases bajas.
Ahora los crímenes ahora ascendían a 7. Más o menos los delitos con los que acusó a Alice Kyteler al principio, pero más saña. El obispo lo tenía todo planeado. Escogió a la cabeza de turco perfecta: Petronilla de Meath. La que había sido la compañera más cercana de Alice Kyteler y su doncella.
Caza de brujas
Después de algunos meses de tortura e interrogatorios, al más puro estilo de la Inquisición más horrorosa (38), Petronilla de Meath confesó haber ejercido la brujería y también acusaba a Dame Alice Kyteler de dichos delitos (39). El obispo presentó esto como prueba y a nadie le resultó raro, aunque el testimonio prevenía de la tortura y coerción. Entre otras cosas, afirmó que Alice Kyteler actuaba como medium entre Robin Artison y sus designios demoníacos (40). Incluso ella misma se declaró una maestra de las Artes Oscuras (41). Llegó a decir que tanto William Outlaw como su madre merecían la muerte (42).
El resto de cómplices confesaron tras procedimientos similares y todos coincidían en que la ama y señora que había orquestado todo era Alice Kyteler. Por influencia de William Outlaw, lograron escapar (43). Salvo Petronilla de Meath, que ardió en la hoguera el domingo 3 de noviembre de 1324 (44). Este hecho es especialmente relevante dado que se trata de la primera condena a muerte llevada a cabo por herejía en Irlanda. Asimismo, supuso el pistoletazo de salida a la caza de brujas en la región.
¿Y qué pasó con el obispo Ledresde? Cómo será la Historia que el propio obispo fue acusado ¡de herejía! Y nada menos que por la mano derecha del Papa de Avignon (sí, del que Ledresde era fan) (45). Así que terminó por sufrir en sus propias carnes el exilio y la expulsión de su diócesis, la pérdida de los beneficios reales y hasta la acusación del rey. Moriría tras un final apoteósico y turbulento (46). ¿Moraleja? Quien a hierro hiere, a hierro muere.
¿Qué pasó con Alice Kyteler?
Resulta que la verdadera protagonista de la historia había desaparecido. Cuando vio que la cosa estaba mal de verdad, dejó Dublín. El Canciller ya no podía defenderla. Se sabe que, posteriormente, huyó a Inglaterra (47). No obstante, después se pierden los registros de su paso. Alice Kyteler estaba acompañada de una de las hijas de Petronilla de Meath (48), quien logró escapar con ella.
Su hijo, William Outlaw, volvería a Kilkenny para aparentar arrepentimiento. Estaba obligado a escuchar tres misas diarias y dar comida a los pobres (49).
Pero después de su marcha a Inglaterra se desconoce el verdadero paradero de Alice Kyteler. Otras fuentes aseguran que dejó el Reino Unido y regresó al Flandes de sus antepasados (50).
Lo realmente importante del caso de Alice Kyteler es que se puso en jaque la división entre justicia religiosa (herejía) y secular (brujería), fundiéndose en una y que daría pie a una de las épocas más oscuras de la Historia.
¿Te has quedado con ganas de más?
Dame Alice Kyteler es un personaje que ha causado fascinación en múltiples ámbitos. Desde el poema de Yeats en el s. XIX a varias novelas basadas en su historia entre las que destacamos:
- The stone, Claire Nolan. Que además se llevó al teatro musical en 2001.
- The Burning Time, de Robin Morgan.
- Loking for Petronilla, Emma Donoghue.
- The Kyteler Witch, de Candane Muncy Pole
Además, su juicio aparece como un guiño en la obra de Umberto Eco El nombre de la rosa, al que alude Guillermo de Baskerville tanto en la película como en la novela.
Y Alice Kyteler también hace apariciones estelares, como en el cómic Lightbringer de Nixarim. Y es quien ha servido de inspiración para investigar sobre Dame Alice Kyteler.
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