Como viene siendo tradición en las cabalgatas de Reyes Magos de la capital española durante la alcaldía de Manuela Carmena, estas no están exentas de anécdotas. Algunas de ellas son tan «importantes» para la sociedad española como la vestimenta de Sus Majestades o, en este año 2017, la identidad de un “misterioso” erudito llamado Colón por el reportero y polemista Álvaro Ojeda, en un nuevo ejercicio de “cuñadismo histórico”, que finalmente resultó ser Copérnico.
En honor a los defensores de la (¡Ojo spoiler!) teoría Heliocéntrica de Copérnico, y de los americanistas seguidores de Cristóbal Colón y su «ruta hacia las Indias por el Oeste», haremos una sutil y breve distinción entre estas dos figuras históricas.
Nicolas Copérnico, Nico o Coper para los amigos, astrónomo y personaje de cabalgata
Nicolás Copérnico, tras la muerte de su padre queda al cuidado del «tito» Lucas, que era obispo, y le convenció para que cultivase su formación científica y religiosa, de modo que se graduó en derecho canónico y estudió otras disciplinas como medicina, o aquella por la que destacaría (posteriormente): astronomía, a partir de 40 años de observaciones que dieron lugar a sus obras más importantes (1), que en resumen vienen a apoyar la que conocemos popularmente como teoría Heliocéntrica, así como la existencia de una órbita terrestre.
Lo cierto es que estas obras pasaron inadvertidas en su tiempo. El estilo de vida de Copérnico era más similar al de un fraile que al de un científico, por lo que predominaba el silencio y la discreción, fruto de su vocación y formación religiosa; además, la segunda de las obras mencionadas no la publicó hasta el año de su muerte, lo que le impediría salir en los pergaminos de los boletines del corazón…
La vida y obra de Copérnico resultan bastante singulares en comparación con otros intelectuales destacados; su modus operandi era similar al de antiguos filósofos griegos como los pitagóricos que observaban las estrellas y en algún caso poseían una concepción circular (2) del universo.
Su teoría fue reforzada y matizada por Juan Kepler y por Galileo Galilei que ya si hizo más uso del telescopio (en época de Copérnico se usaban otros instrumentos de menor precisión, los ojos y poco más, si tenías suerte de no ser miope). Podemos considerar al gazapo de la cabalgata como una confusión generalizada o como una demostración práctica de la labor de un astrónomo (3).
Cristóbal Colón, aventurero, descubridor y víctima recurrente de Podemos
En lo que se refiere al genovés, dudamos de cuando y donde nació, aunque parece que fue en Génova, y no en Ibiza, Catalunya o Galicia, como varios congresos y autores de dudosa fiabilidad nos han querido hacernos creer (4). Lo que sí tenemos claro es que muere en 1506 en Valladolid, alejado de los focos mediáticos nacionalistas de uno y otro lado del charco.
Hijo de un tejedor o mercante (5), Cristoforo Colombo (en italiano) no permaneció mucho tiempo en Génova, y se introdujo en el mundo de la navegación desde muy joven, visitando algunas de las posesiones de su ciudad (de gran influencia económica en su momento). Además realizó numerosos viajes de estudio y exploración, en los que pudo entablar amistades, cual estudiante Erasmus, con corsarios de la época (6).
A partir de sus contactos en la Península (tanto en la Corona de Portugal como en la de Castilla), así como por el auge de Escuela de Navegantes y de Puertos como los de Sagres, Lisboa o Palos de la Frontera, pudo disponer de los medios y del punto de salida para su proyecto. Quería viajar -con fines comerciales- hasta la zona más alejada de Asia, navegando desde el océano Atlántico por el Oeste; según los cálculos realizados por intelectuales griegos como Eratóstenes y los suyos propios, y sin olvidar los conocimientos de marinería de los hermanos Pinzón y figuras controvertidas como el Piloto anónimo y un tal Alonso Sánchez de Huelva (7).
Como sucede en muchas iniciativas emprendedoras, lo que le faltaba a Colón era la financiación. Para su mala suerte, la Corona de Portugal no gozaba de una bonanza como la de Castilla y Aragón, a pesar de ser una de las grandes potencias marítimas de aquellos años. Finalmente fueron los Reyes Católicos quienes dieron el visto bueno a Colón: gracias a los hermanos Pinzón, a una cuñada de Colón que trabajaba para los Medina Sidonia(8), así como a los conocimientos de todos ellos (Cristóbal incluido) y a la propia suerte (estuvo a punto de ser tirado por la borda por su propia tripulación porque los cálculos del genovés se quedaron cortos), consiguió el “concurso público” que le permitió realizar el viaje por el que pasaría a la Historia como el descubridor de América.
¡Que son dos personas?
El contexto histórico en el que vivieron Copérnico y Colón, destacó por ser una nueva época en la que los descubrimientos científicos, la configuración estatal de los territorios y otras muchas cosas marcaron un punto y aparte. En estos cambios fueron indispensables figuras como las anteriores, con la similitud añadida en este caso, de la importancia de ambos en sus aproximaciones hacia los movimientos terrestres, en la astronomía y navegación respectivamente.
Sintiéndolo mucho por los fans de la reencarnación y del cuñadismo, Nicolás Copérnico y Cristóbal Colón no solo fallecieron hace varios siglos, sino que además, son personas diferentes.
En conclusión, uno de los primeros gazapos de 2017 se lo debemos una vez más a la cabalgata de Carmena y a sus rigurosos analistas, que de nuevo nos permiten centrarnos en lo que realmente importa: no la crisis económica, el paro juvenil o las pensiones, sino la llegada de Sus Majestades, enturbiada por los “desatinos” de dos “plebeyos”.
No os lo perdonaremos jamás, Carmena y Ojeda, jamás.
Y para quien esté interesado en otros cuñados de España: La depuración de funcionarios, los “cuñaos” de Franco y la corrupción española.
Interesante el artículo sobre dos grandes figuras europeas que compartieron la fe cristiana y la falta de prejuicios (cosas que suelen ir unidas, dicho sea de paso) y de resultas de cuyos trabajos nuestro mundo europeo, paradójica y simultáneamente, al mismo tiempo se empequeñeció y se amplió.
Efectivamente, la formación científica y el pensamiento crítico de estas dos figuras, unidos a sus valores (aunque en el caso de Cristóbal Colón, por lo controvertido de algunas fuentes, así como a raíz de algunos episodios de su vida, estos principios no siempre los aplicaba), provocaron un avance no solo en estas disciplinas sino también en nuestra sociedad, cuya lectura filosófica se enmarca en el antropocentrismo propio del Humanismo Cristiano, una muestra más de que Fe y Razón, bien entendidas, son no solo compatibles, sino necesarias.