La Edad Moderna(*) en Europa es una época de lo más movida. Herejes protestantes por allí, turcos por allá, servidores españoles (y no españoles) luchando en muchas partes de Europa, la aparición de los primeros ejércitos permanentes… Sin olvidar el empleo de mercenarios como aquellos de los que vamos a hablar: los lansquenetes.
Muchas de las naciones que estaban guerreando (aquí no existía el “paz y amor”) al carecer de ejércitos profesionales y permanentes, ya que contaban en muchos casos con hombres reclutados al estilo medieval (1), recurrían a contratar soldados profesionales(2) de otras tierras extranjeras. Esta es la historia de algunos de esos soldados de élite.
En la zona del Sacro Imperio de mediados del siglo XV (3) aparece la palabra “landsknecht” (4)(5) que se relaciona con unos escuadrones de piqueros mercenarios que acompañaban a los caballeros (como si fueran escuderos).
Maximiliano I estaba inmerso en varios conflictos por Europa (6), comos otomanos en el este, por lo que precisaba de tropas para combatirlos. Así, a partir de esos piqueros segundones a los que se les llamará “lansquenetes”, creó regimientos independientes para luchar en primera línea (7). Originalmente estos regimientos solían proceder de los principados o reinos de Suabia, Alsacia o Flandes(8).
De ser un cualquiera a ser infantería de élite
El proceso de reclutamiento y organización de dichas tropas es complejo y no entraremos en detalle (aburre a las ovejas y a los que no son ovejas también). Sin embargo, destacaremos que, como primeros pasos, quién quisiera reclutar cuerpos de lansquenetes debía primero contar con documentos firmados por los gobernantes y autoridades del Sacro Imperio.
Después, con la “documentación en regla», los gobernantes debían reclutar varios mandos que llevarían a cabo el reclutamiento de los regimientos (9).
La mayor dificultad de este reclutamiento vino en el siglo XVI con la llegada de la Reforma Protestante a los territorios alemanes, que se resistían a que monarcas católicos como Carlos V y Felipe II reclutasen a sus hombres para luchar en zonas como Flandes (también protestantes), en Italia, contra Inglaterra… Cosa que estaría mal vista por sus súbditos.
Esto quiere decir que los hombres que luego serían lansquenetes eran reclutados para luchar por Europa, e incluso en África con Carlos V (10).
Los «elegidos», los lansquenetes
En cuanto a los soldados en sí, debían pasar su propia “selectividad”. Debían poseer buena forma física, unido a que pudieran costearse su armamento o armadura (11), así como sus ropajes. Esto quiere decir que los hombres seleccionados eran lo «mejorcito» de la zona, soldados de élite apreciados, que tras pasar el examen debían acudir a una “plaza” (12) para formar los regimientos.
Al ser mercenarios, se les debía pagar de manera adecuada, si no podían desertar o unirse al otro bando (si este les ofrecía más dinero), además de tenerlos controlados, por peligro de motines o saqueos (13).
Este aspecto de mercenarios está relacionado con la fama de arrogantes (como buenos mercenarios) y derrochadores. ¿Para qué ahorrar? Si vas a vivir dos días… También por sus extraños ropajes, que iban en contra de lo establecido por una sociedad estamental (14).
Instrumentos de combate
En cuanto a su armamento, los lansquenetes fueron una infantería versátil, ya que usaban en primer lugar las tradicionales y largas picas, pero con el paso de los años adoptaron las alabardas, espadas cortas (15), gigantescas espadas (16), e incluso los arcabuces.
Esto implica que podían enfrentarse con garantías contra caballería o infantería. Dentro de esta, los lansquenetes estaban ideados para vencer a otra infantería de élite que llevaba mucho tiempo causando estragos en Europa, los “piqueros suizos”. Cada uno era el némesis del otro.
La élite de la élite
Una vez reclutados los soldados de a pie, a aquellos que poseyeran mayor valor, mejores armas e incluso armaduras, se les preparaba para servir en primera línea de combate, donde mayor peligro se corría (por ello las armaduras). Además recibían el doble de paga (hoy sería un plus de peligrosidad). Estos lansquenetes de élite serían llamados “doppelsöldner”(17).
Participaciones destacadas
A pesar de las muchas batallas en las que los «servidores de la tierra» (otra forma de llamar a los lansquenetes) combatieron, algunas de esas campañas merecen especial atención.
Por ejemplo en las guerras italianas de finales del siglo XV y principios del XVI, destacando las batallas de Biccoca y Pavía, donde gracias a su poder, junto a unos buenos aliados (como los famosos “Tercios”) y bien dirigidos por expertos comandantes como Prospero Colonna derrotaron a franceses, suizos y aliados, ayudando a instaurar el poder militar español en Europa.
Otra campaña crucial fue el Asedio de Viena de 1529 donde un ejército de miles de lansquenetes evitó que los turcos tomaran la ciudad, llenándola de sangre… ¡y de Kebabs!
Además se deben mencionar acciones en Flandes bajo el mando del gran duque de Alba y sucesores. O en el norte de África en lugares como Orán o Argelia también contra los turcos.
Caída de los servidores
Después de casi un siglo, el continuo y cansino reclutamiento de estos hombres había generado muchos problemas en sus territorios de origen. Saqueos, falta de mano de obra, más saqueos, el carácter mercenario… Todo esto puso a los “nativos” un poco nerviosos. Por ello, terminaron prohibiendo el reclutamiento en muchas zonas, así que a finales del XVI los lansquenetes dejaron de aparecer en los campos de batalla(18)(19).