Felipe II «el Chungo», verdades y mentiras de La leyenda negra

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Felipe II tenía mucho poder en el siglo XVI y, en consecuencia, caía muy mal. Se le tiene por un fanático religioso, un asesino, un genocida, un incestuoso y un montón de adjetivos pocos favorecedores.  Vale que la higiene en otros siglos no fuese lo que es ahora pero, ¿de dónde sale tanta mierda?

Y tú, ¿piensas como yo o eres un hereje?

No veas las movidas religiosas en el siglo XVI. En Alemania, un tal Lutero se había rebotado en un viaje a Roma, al “descubrir” que la Iglesia exprimía a la población. Le dio tal ataque de vergüenza ajena, que fundó el protestantismo. Le criticaron mucho al principio, pero luego algunos príncipes alemanes primero, franceses e ingleses después, vieron las ventajas que tenía separarse de Roma y decidieron cambiar de religión. Resulta que así había muchas propiedades eclesiásticas que podían quedarse. Con esto de la religión, al final, hay que ser práctico.

En Francia costó incluso un cambio de dinastía. Después de décadas pegándose dos familias bien colocadas, como si el trono de Francia fuera el de Desembarco del Rey, termina coronado Enrique IV (Borbón) a cambio de convertirse al catolicismo (1); tras una buena cantidad de muertos con la excusa de las diferencias religiosas.

Duque de Alba
El duque de Alba, grabado anónimo, 1572. Fuente

Pero donde cuajó el protestantismo bien, fue en los Países Bajos. Cuando la cosa se empezó a ponerse tensa y empezaron las revueltas por impuestos y subidas de precios, Felipe II envió al duque de Alba. En lugar de optar por la diplomacia, el diálogo y demás tontunas, prefirió el método “elefante en cacharrería”. Instauró el Tribunal de tumultos, también llamado Tribunal de la sangre, que con ese nombre solo pueden ser dos cosas: o un tribunal para ejecutar gente o parte de Hacienda. Con la religión como excusa (que queda muy mal decir que, al final, es todo por dinero), aprovecharon para abusar del poder, contra gente de toda clase y condición (2). Los episodios de los saqueos de ciudades como Amberes te dejan los pelos como escarpias.

¡Se acabó!

A un príncipe holandés, que había sido encarcelado (3), se le terminan de hinchar las narices y se rebela contra su señor, que no es otro que Felipe II (4). Publica en prisión Apología poniéndole tibio. Le acusa de incesto por casarse con su sobrina (que ya ves tú), de asesinato por la muerte en extrañas circunstancias de su hijo Carlos y su mujer (5), de fanático religioso (que no podía faltar). Y Kennedy porque no estaba…

Me caso con primas y hago amigos en América, cosas de Felipe II

De remate, lo de la conquista de América. Las barbaridades que a todos nos suena que se cometieron, se sitúan en los primeros 50 años de conquista. Felipe II estaba ya en el mundo, pero reinaba su padre. La cuestión es que allí hay un dominico que, escandalizado con el trato dado a los indígenas, publica un tratado de protesta con título largo y grabados muy heavys que se convirtieron en el viral de la época (6). Nos pintaba aquella América como una mezcla entre un anuncio de compresas y Mr. Wonderfull, y nada más lejos de la realidad.

Felipe II
Retrato de Felipe II, Sofonisba Anguissola, 1573. Fuente

Estudios más recientes concluyen que fueron imprescindibles los pactos entre tribus; es decir, que no estaban solo los mayas haciendo calendarios apocalípticos… Ahora se sabe que había más tribus y que tenían relaciones, mejores o peores, según les convenía. Y que de eso se valieron los invasores… Pero aquello queda muy lejos. Vamos a un ejemplo más reciente: cuando Bush y Aznar vinieron con lo de “libertad duradera” (¡que tiene cojones!), ¿te has creído que fueron por las buenas? Pues eso.

Incesto no cometió Felipe, pero endogamia a tope. Eso de casarte con un primo o una tía era lo normal en la realeza europea. ¡Pero si su padre tuvo una hija con la viuda de su abuelo! (7). Su secretario le acusó de estar relacionado con el asesinato del secretario de su hermanastro (8). ¡Y no es un culebrón! La realidad siempre supera la ficción, por muy retorcida que sea. Hay teorías actuales que apuntan en esa dirección; pero vete a saber. Más de lo mismo, un asesinato con alguien poderoso metido por medio se vende muy bien…

La cuñada inglesa tiene una mala hostia…

¿A que te suena lo de la Armada Invencible? Bueno, eso de invencible se lo añadieron los ingleses, que eran unos cachondos. En un intento por invadir Inglaterra, Felipe no repara en gastos mandando barcos para allá. Pone al mando a un duque (9) que no sabía nada de navegación, contra una flota mejor y en una zona que suele pillar con el mar revuelto. Lo que nos demuestra que no hace falta saber para mandar. «¡Pa’ habernos matao’!»

Isabel I
Isabel I, George Gower, 1588. Fuente

Isabel I de Inglaterra era protestante. Y resulta que éstos habían sufrido una dura represión por parte de su hermana (muy católica), casada con Felipe II. Éste, representaba todo lo que no querían los protestantes de Inglaterra. Es el «cuñao». 

La cuestión es que se aplicaba la religión oficial, y de forma extrema. Eso del laicismo y libertad religiosa tardaría en llegar. Mientras que una (la de Felipe) era muy católica y usó las armas habituales para imponerse, la otra, la de Isabel, era muy protestante. Así que Felipe, católico, extranjero y con mucho poder, era ese «personajillo» con el que preferirías no cenar en Nochebuena.

A palabras necias…

Felipe fue blanco de críticas internacionales que se extendieron como un catarro en un colegio. En lugar de defenderse de las acusaciones, con la misma virulencia con la que se le atacaba, no hizo nada. Consideró que la verdad terminaría imponiéndose por sí misma. Si a la inacción le sumamos que se enfrentó con figuras que son ensalzadas en sus respectivas naciones, ¡pues apaga y vámonos!

Pero vamos a centrarnos. ¿Cómo se extiende y perdura tanto en el tiempo lo que se ha venido en llamar La leyenda negra? Muy fácil: imprenta y propaganda. Él no hizo nada, pero los demás sí. El infante Carlos murió en extrañas circunstancias, y los embajadores europeos en Madrid se dieron cuenta de lo bien que vende un asesinato en la realeza. En Inglaterra era el «cuñao». El escrito sobre América del dominico fue un best seller; y tanto el holandés «tocapelotas», como la cuñada inglesa, son algo así como héroes nacionales. Aunque curiosamente invadieron el actual Estados Unidos donde los indígenas también fueron masacrados y donde siguen metidos en reservas. A cada uno lo suyo. No quiero defender a los españoles de hace 500 años, pero quitar méritos a los demás tampoco es justo.

¡Es que me tienen manía! ¡Y con razón, porque soy lo peor!

La cosa no se quedó solo en Felipe II, ni al parecer nació con él. En Europa, los españoles ya caían mal desde siglos atrás. Los Borgia (españoles también) acabaron en el Vaticano. Y todavía está el típico «listillo» que se cree historiador porque ve el Canal Historia, y que se cree de verdad que Lucrecia Borgia se acostaba con toda su familia… Porque, siendo mujer, es la acusación habitual. (10)

La cuestión es que no tiene mucho sentido juzgar ahora lo que se hiciera hace quinientos años. Un genocida se tenía por un conquistador; pero lo pensaba él y todos sus contemporáneos. Si ganaba una batalla (con todas sus bajas) era un héroe y “yo soy español, español, español”, y para los que perdían era un asesino sanguinario (cuando a lo mejor él se había quedado en su tienda sin quitarse ni la roña de las uñas).

Con esta manía que tenemos de copiar todo, nos hemos cogido Halloween, el Black Friday, a Papá Noel y la vergüenza hacia nuestra historia. Eso es tan nuestro como la paella. Nos hemos creído de verdad que solo cometían barbaridades los españoles, que solo comerciaban con esclavos ellos, que solo masacraban ellos; como si el resto de invasores fueran regalando «caramelitos». Y, siento decírtelo, pero el que invadía abusaba y se comportaba como un hijo de puta, dijera “hola” o “good morning”.

Puedo reconocer que a veces sea pesada, pero la misma Historia nos ha enseñado que hay que recelar del que diga que hay que olvidar la historia. No voy a venir con frases hechas, pero ese que te diga que es mejor olvidar y no saber, no es de fiar.


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Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Enrique IV de Francia da inicio a la dinastía Borbón. Perduraría hasta el siglo XVIII, cuando los franceses se vinieron arriba usando la guillotina y quitaron de en medio a Luis XVI. Enrique es popularmente conocido por acceder al trono francés con esta condición citada, con aquello de “París bien vale una misa”.
Los hugonotes y los católicos, en las guerras de religión, estuvieron matándose durante el siglo XVI. Destaca, por su número de víctimas, la Noche de san Bartolomé, en la que se calcula que murieron unos 3.000 hugonotes (los protestantes franceses).
(2) Entre toda la gente que pasó por el tribunal de tumultos destaca la ejecución de los condes Egmont y Horn.
(3) Era el príncipe Guillermo de Orange, que lideraba el sector de la nobleza opositora descontenta con el gobierno español.
(4) Por temas de herencias, que le venían desde el matrimonio de su abuela (Juana I, hija de los Reyes Católicos) con Felipe I (hijo del emperador Maximiliano); la herencia de Carlos I y después de Felipe II incluía los Países Bajos. Las posesiones españolas en el norte de Europa se corresponden, más o menos con la actual Holanda, y con parte de Alemania.
(5) El infante don Carlos, el heredero, murió en circunstancias que aún no se han aclarado. Era un chaval enfermizo, y, según se dice, con algún trastorno mental que derivaba en un carácter violento y sádico. Fue confinado a una edad temprana; Felipe sabía que no estaba capacitado para gobernar. Los documentos que pudieran hablar del fallecimiento del príncipe no se han encontrado. Parece ser que el propio Felipe se encargó de ocultarlos. Por otra parte, poco tiempo después de la muerte de Carlos, falleció también la reina, Isabel de Valois. El carácter de Felipe, más bien oscuro y retraído, de estos que no dan demasiada información, vino muy bien a los embajadores extranjeros en la Corte para difundir rumores sobre su implicación en ambas muertes. Si es que ya entonces cayeron en que estas historias venden muy bien…
(6) Brevísima relación de la destrucción de las Indias de Bartolomé de las Casas, dominico español que estaba allí. Supuestamente relata situaciones de las que fue testigo. El relato, acompañado de los grabados de Theodor de Bry, pone literalmente los pelos de punta. Pero volvemos a lo mismo, es una invasión y narra una invasión por las malas (como prácticamente cualquier invasión).
(7) Germana de Foix, viuda de Fernando el Católico, tuvo una relación con Carlos I cuando este llegó a España en 1517. De esta relación nació la infanta Isabel de Castilla, que fue recluida en un convento.
(8) Juan de Escobedo, secretario de Juan de Austria (hermano bastardo de Felipe II), fue asesinado en Madrid. Desde el principio hubo voces que acusaron al monarca, pero sigue sin saberse con certeza. Desde luego, no ha aparecido ninguna confesión escrita y firmada. El secretario de Felipe II, Antonio Pérez, fue de los principales acusadores del monarca.
(9) El duque de Medina Sidonia.
(10) La mala fama de los españoles en Europa empieza probablemente hacia el siglo XIII, cuando los comerciantes españoles empiezan a expandirse por el Mediterráneo. Además está el hecho de que en España convivían tres religiones (cristianismo, islam y judaísmo). Los judíos especialmente, tampoco eran muy bien recibidos. Han sido acusados de lo peor y de estar vinculados a cada crisis que golpeaba a la población. Este factor generaba sospechas sobre el español que se asomara por Europa, sobre si era cristiano o no. Ese mismo fanatismo, del que acusaron en Europa a Felipe II, lo habían llevado a la práctica en más de una ocasión.

Bibliografía

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Laura López Lobo
Historiadora en proceso. Escribo porque me lo pide la cabeza, a unos les da por correr y a mí por escribir :)

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