¡Visita sorpresa y mi casa sin ordenar! Eso debieron pensar los andalusíes cuando vieron aproximarse un buen número de naves desde el océano Atlántico. ¿Vikingos en España!
Todos hemos pasado situaciones similares en alguna ocasión: descuidamos nuestra morada y, de repente, llegan de visita aquellos amigos nórdicos que una vez conociste en la fiesta de tu prima.
Vacaciones de sol y playa. Vikingos en España y en el Mediterráneo
La llegada de los vikingos a Al-Ándalus se produciría en el año 844 (1). Sin embargo, este hecho no es aislado. Años atrás ya se habían producido diversas incursiones en las costas atlánticas del resto de Europa; incluso ya se conocían a los vikingos en España. De hecho, antes de llegar al litoral dominado por el emirato de Córdoba, arrasaron buena parte de las costas gallegas, en torno al área de A Coruña (2). Pero… ¿Qué razones tuvieron estas hordas de vikingos para navegar hacia lugares tan lejanos y exóticos? ¿Por qué acabaron los vikingos en España?
Éramos pocos y parió la abuela. El incremento demográfico en Escandinavia hizo necesario poblar nuevas tierras y emigrar. Así mismo, estas poblaciones habían desarrollado en buena medida la construcción de barcos realmente rápidos y con condiciones óptimas para la navegación (3), capaces de llevar a los vikingos hasta Al-Ándalus y el Mediterráneo.
La gravedad del asunto de los vikingos en España
La gravedad de los hechos se haría patente con el avistamiento, desde Lisboa, de una flota de 54 naves vikingas, más otras naves complementarias menores (4). Este peligro será informado mediante emisarios enviados por el gobernador de la ciudad a la capital cordobesa. Sin embargo, ya era demasiado tarde. La situación defensiva del emirato de Córdoba no era la idónea por la ausencia de una marina de guerra estatal (5) que impidiera la presencia de vikingos en España; y los saqueos no tardaron en producirse. La forma de actuación de los vikingos en España, aprovechando la ventaja de sus barcos, se basaba en el ataque a poblaciones costeras y el uso de los ríos para alcanzar las regiones del interior (6). Primero, en la desembocadura del Tajo, posteriormente, en las costas de Cádiz y, más tarde, remontando el Guadalquivir hasta la mismísima Sevilla.
Buena parte de los efectivos andalusíes, incapaces de reaccionar en un primer momento por la brutalidad de los invasores, huyeron ante la presencia de vikingos en Sevilla. La ciudad sería duramente saqueada y buena parte de sus gentes asesinadas o capturadas. Durante varios días, los vikingos lanzarían desde Sevilla varias expediciones de saqueo, poniendo en peligro incluso la capital cordobesa. El avance amenazante hacia Córdoba, capital del emirato andalusí, provocó la urgente movilización de los ejércitos del emir y de sus generales (7). De esta forma, tras importantes esfuerzos de las tropas andalusíes, se conseguiría rechazar con éxito a los vikingos en la batalla de Tablada. Las importantes pérdidas les llevó a batirse en retirada.
En la huida de los invasores, las propias gentes del lugar practicaron su puntería lanzando pedradas a los vikingos que escapaban Guadalquivir abajo, mientras les deseaban, sin rencor alguno, un hermoso y plácido viaje de regreso (8). Sin embargo, las expediciones de vikingos en España continuaron. Y también a lo largo y ancho del Mediterráneo durante 14 años, alcanzando lugares remotos como Alejandría y las costas del Imperio bizantino (9).
No hay que tropezar dos veces con la misma piedra
El pánico que brotó ante los vikingos en Al-Ándalus tuvo como consecuencia que se plantease firmemente la defensa de las costas. Así, se plasmaban las primeras medidas de política marítima en Al-Ándalus, mediante la construcción de murallas y de astilleros para la construcción naval en Sevilla, y con el reclutamiento de marinos expertos en la materia (10).
De esta forma, cuando de nuevo aparecieron vikingos en España, la flota andalusí ya era un hecho, posibilitando una defensa eficaz y la pronta retirada de los invasores (11). Aunque la flota del emirato omeya pudo interceptar a los vikingos en repetidas ocasiones, no pudo evitar que éstos provocasen importantes daños en lugares como Algeciras, donde destruyeron su mezquita; o en la región de Tudmir (12).
Por estos hechos, los gobernantes de Al-Ándalus comenzaron a tomar con importancia lo esencial que supone una flota bien armada y pertrechada. Será, a partir de estos momentos, cuando la marina estatal musulmana comience a jugar un papel clave en el control de los mares y en la patrulla costera de los territorios bajo su soberanía. De hecho, gracias a la creciente organización del ámbito naval andalusí, no solo se consiguió la eficaz defensa para impedir la presencia de vikingos España, sino que se favoreció el crecimiento e influencia de la marina andalusí en el Mediterráneo.
El efecto de las incursiones de vikingos en España, también resultó en la conversión al islam de los vikingos que no lograron huir de Al-Ándalus, pero sí sobrevivir. Estos se asentaron en zonas del valle del Guadalquivir, dedicándose a labores relacionadas con la ganadería y la industria lechera (13). En cuanto a las expediciones de vikingos en España, aunque volvieron a repetirse en varias ocasiones, hasta un siglo después del primer encuentro entre andalusíes y vikingos, no volvieron a provocar grandes sobresaltos en Al-Ándalus (14).