Calixto III, primer papa español
El verdadero nombre de Calixto III era Alfons de Borja i Cavanilles. Nació en 1378 cerca de Játiva (Valencia) y vivía en una torre(1) -como las princesas Disney, solo le faltaba la madrastra mala-. Su familia era una rama secundaria de los Borja valencianos, más conocidos por la versión italiana del apellido, los Borgia.
Fue obispo de Valencia, al servicio del rey de Aragón, y estando en Italia fue ordenado cardenal. Su formación profesional(2) y su personalidad hicieron que se ganara el respeto y la confianza de buena parte de la curia romana, así que cuando murió Nicolás V, fue nombrado papa, como Calixto III. ¡Tenía 77 años! Y aquí nos quejamos de la edad de jubilación… Justo cuando piensas en tu casita en la playa y las partiditas de dominó, ¡ZAS!, te ascienden a jefazo de la Iglesia católica. Con la que se le vino encima, el pobre hizo lo que pudo.
Un papado breve pero ajetreado
Dos años antes, Constantinopla había caído en manos turcas, por lo que el papado de Calixto III se caracterizó por la constante atención al avance otomano y a la (re)conquista de la ciudad.
Asimismo, Calixto III inició la revisión del juicio de Juana de Arco, quien había muerto en la hoguera condenada por brujería. La sentencia del primer tribunal fue anulada y, 25 años después de morir, fue proclamada inocente -aunque ya de poco le sirvió a la pobre-.
Otra característica que marcó el breve pontificado de 3 años de Calixto III, fue el nepotismo, es decir, lo que hoy día todo el mundo conoce como “tener enchufe” -parece que poco han cambiado los españoles con altos cargos desde entonces-. Entre la numerosa cantidad de compatriotas que el papa llamó a Roma se encontraban sus sobrinos Luis Juan y Rodrigo de Borja, el futuro papa Alejandro VI, que fue persona de confianza de su tío. Y menudos consejos debía de dar… mantuvo el cargo durante 35 años y asesoró a ¡5 papas en total! -claro, que con lo poco que duraban algunos…-.
La excomunión del cometa Halley, ¿leyenda o realidad?
Sin duda, una de las anécdotas más disparatadas y puestas en tela juicio sobre el pontificado de Calixto III fue la supuesta excomunión del cometa Halley.
Este famoso cometa cruza el firmamento cada 76 años aproximadamente y, casualidades de la vida, apareció en el primer año de papado de Calixto III.
¿Qué dice la leyenda?
La anécdota cuenta que en pleno conflicto entre cristianos y otomanos, la aparición del cometa Halley se tomó como un signo de la ira de Dios -cómo no…- porque los turcos habían tomado Constantinopla. Justo en esa época coincidió también que los turcos estaban asediando Belgrado, por lo que Calixto III habría aprovechado para tomar tres medidas al respecto: primero, excomulgar al cometa -por si acaso tenía algo que ver… «Cometas en mi Iglesia no, ¡eh? Lo que nos faltaba…», debió de pensar-; segundo, intentar reunir a los príncipes cristianos contra los turcos; y tercero, mandó que todos los católicos rezaran el Ángelus a mediodía, además de por la mañana y por la tarde, para hacer desaparecer el cometa o, en su defecto, que cayera sobre los otomanos -menudo era el papa pidiendo deseos-.
¿Cuál es la realidad?
No son pocos los autores que se limitan a soltar el párrafo anterior y hacer “copia y pega” sin ahondar un poquito más en los hechos. Esa es la diferencia entre contar leyendas y narrar la historia; y la historia dice lo siguiente:
Efectivamente, Calixto III se preocupó por el avance de los turcos, y como no conseguía poner de acuerdo a los príncipes cristianos para llevar a cabo una cruzada -estaban demasiado ocupados peleándose entre sí- promulgó una bula (3). Fue precisamente entonces cuando el cometa Halley empezó a dejarse ver desde Italia.
El papa, entre otras cosas, ordenó que se realizaran procesiones y se predicara sobre la fe, la paciencia y la penitencia, exponiendo la crueldad de los turcos, e instando a todos a rezar por la liberación. El momento para hacerlo sería entre mediodía y vísperas, con el tañido de la campana, cuando todos debían rezar también tres padrenuestros y tres avemarías -luchar no sé, pero ¿rezar?, todo lo que quieras, si será por oraciones…-. Este habría sido el germen del actual Ángelus, que en realidad se extendió más tarde desde Francia.
Justo el día de la primera procesión los turcos comenzaron el asedio a Belgrado, que duró menos de un mes, hasta que fueron vencidos. Por tanto, el episodio de Belgrado no tuvo nada que ver con la bula papal, que se publicó días antes.
En resumen:
- Es cierto que Calixto III promulga la bula mientras el cometa Halley es visible.
- No solo no se menciona el cometa en la bula, sino que no se menciona en ninguno de los más de 100 documentos conservados de Calixto III. Es más, se tardó 11 años en nombrar esa aparición del cometa Halley(4).
- La bula fue promulgada antes de que empezara el asedio a Belgrado, y el cometa dejó de ser visible dos semanas antes de la batalla final, por lo que es imposible que la lucha fuera la causa de todo.
Entonces, ¿cómo surgió la leyenda?
Fue un humanista italiano, Bartolomeo Platina quien, años más tarde, relacionó la aparición del cometa con la publicación de la bula(5). En realidad Platina no quiso mentir sobre ello, registró verdaderamente ambos hechos, pero se equivocó al decir que los malos presagios que vaticinaban algunos astrólogos provocaron la publicación de la bula papal. En realidad, la aparición del cometa fue tomada por algunos(6) más bien como un augurio favorable en la guerra contra los turcos.
Durante los siglos XVI y XVII Platina fue citado de manera más o menos exacta. En el siglo XVIII se dijo que el papa mandó el exorcismo del cometa y de los turcos(7), comenzando a tergiversar gravemente los hechos. Y fue en el siglo XIX cuando por primera vez se dice que Calixto III excomulgó al cometa Halley(8). Ocurrió más o menos lo mismo que cuando juegas al «teléfono escacharrado» de niño, que cada vez que la historia pasa de un oído a otro, varía. Así, la leyenda de la excomunión del cometa Halley terminó extendiéndose por toda Europa.
La historia está plagada de anécdotas, unas ciertas y otras no. Ni todas las leyendas son falsas ni todas las historias son ciertas. A menudo una toma algo prestado de la otra. Así que ¡ojo!: no crean todo lo que lean, pero lean para saber qué creer.
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