Durante los primeros siglos de presencia musulmana en la Península Ibérica se produjo una adaptación de convivencia entre dos culturas(1) cuya diferencia principal era la religión. Los nuevos pobladores practicaban el Islam, mientras que los anteriores (los visigodos) practicaban el Cristianismo. En este contexto vivió la familia de ‘Umar b. Hafsun.
Como todos los colonos a lo largo de la Historia, los musulmanes impusieron en la nueva al-Andalus su cultura y ofrecieron beneficios fiscales a quienes se convirtiesen a su religión. Ésta fue la razón principal por la que muchos cristianos abandonaron su religión y se convirtiesen al Islam.
Sin embargo, esa ventaja desapareció con el plan de reformas de ‘Abd al-Raḥmān II. (¿Os recuerda a alguien? Si hubiesen sido coetáneos, Rajoy y él hubieran compartido más de un té).
La familia de ‘Umar b. Hafsun fue un ejemplo de cómo algunos conversos supieron hacerse un hueco dentro de la sociedad hispanomusulmana alcanzando cierto prestigio que más tarde se vio amenazado por las reformas de ‘Abd al-Raḥmān II, que obligaban a los conversos pagar altos impuestos. Esta nueva situación será la que provoque al rebelde de origen rondeño (1).
Primer paso: ser dueño y señor del paraíso, Bobastro
En primer lugar, una vez comenzada la revuelta, ‘Umar b. Hafsun se aseguró una sede. Sería un espacio propio en el que gobernase con las ideas que él mismo promulgaba. Esta ciudad idílica fue Bobastro, situada en El Chorro de Málaga.
Bobastro contó con un imponente sistema defensivo en un peñasco montañoso que aseguraba la protección del paraíso. Además, la ciudad se construyó en forma de anillo: en el exterior se hallaba el sistema defensivo, en la zona consecutiva hacia el interior se encontraba un ámbito multifuncional y, finalmente, en el interior se ubicaba el espacio residencial (3). ¡Vamos, que allí no había quién entrase!
Segundo paso: ser un Robin Hood
Para que la gente siga a un “loco” que se atreve a llevar la contraria a los que tienen el poder, el “loco” debe proponer algo muy convincente y ¿qué nos ofrecen siempre los que optan al poder? Bienestar. ¿Y a quiénes se le ofrece? A las clases que en Historia conocemos como grupos socialmente marginados.
Así, en el momento que nos ocupa, la al-Andalus de los siglos IX y X, esos grupos eran los muladíes (4), los mozárabes (5) y los bereberes. Por lo tanto, a ellos dirigió ‘Umar b. Hafsun su estrategia, con tal de conseguir los apoyos necesarios para plantar cara a los emires de turno (6). Y mirad, ¡qué bonitas palabras!:
“Durante demasiado tiempo […] habéis sufrido el yugo de este poder (emir) que […] os aplasta con impuestos tomados a la fuerza. ¿Vais a permitir ser pisoteados por árabes que os consideran esclavos? […] No penséis que es la ambición la que me hace hablar así; no, yo no tengo otra ambición que vengaros y libraros de la servidumbre” (7).
Si modernizáis el lenguaje y cambiáis «yugo de este poder» por «mandato de tal partido«, «impuestos» por… eh, bueno… sí, eso mismo, y otras cuantas palabras más, tenéis el típico discurso que veis desde vuestro sofá día tras día.
Además de esto, y como un buen Robin Hood, se mostraba como “un enrollado de la vida” Sí, un “tío tó moderno”. No solo era buen compañero y protector, sino que también respetaba a la mujer y la valoraba igual que a un hombre ante la ley, algo impensable en aquella época… De hecho, algo impensable hasta anteayer. Por eso decían de él que:
“era muy amante de sus compañeros […] y á pesar de sus maldades é impiedad, era muy celoso en amparar á los suyos y evitar que hiciesen ó recibiesen ofensas, con lo cual ganaba sus corazones. Acontecía en su tiempo y bajo su señorío que a una mujer podía caminar sola de una á otra comarca […] y procedía con equidad, que daba crédito lo mismo á una mujer que á un hombre ó á un niño […] (8).
Tercer paso: entre Allah y Jesucristo, ‘Umar b. Ḥafṣun
Como se ha comentado, cuentan las fuentes que el origen de la familia de ‘Umar b. Hafsun era visigodo y por tanto cristiano, siendo su bisabuelo el primero que se islamizó.
Así que, una vez que ‘Umar b. Hafsun fue adquiriendo poder, se convirtió al Cristianismo y afirmó ser descendiente de un conde visigodo cuyo último antepasado se llamaba Alfonso. Casualmente al igual que el antepasado visigodo del que decía descender el rey de Asturias de ese momento (9), ¡qué sospechoso! ¿Compartiendo genealogía con un rey cristiano?
¿Qué pretendía el líder rebelde con este cambio de religión? Al igual que otros cristianos que se opusieron a la islamización y a la aculturación, ‘Umar b. Hafsun pretendía legitimizar su gobierno en las tierras que iba conquistando en al-Andalus como un rey cristiano, asegurando su genealogía visigótica y convirtiéndose al cristianismo (10). ¡A ver quién era el guapo que le decía lo contrario!
Por ello, como testigo material de esta conversión, en su paraíso, Bobastro, construyó una basílica a semejanza de las visigodas (11). ¿Casualidad?
Cuarto paso: buscarte buenos amigos
Por consiguiente, Umar b. Hafsun fue el dolor de cabeza no de uno sino de ¡cuatro emires! No solo por el hecho de que cualquier insurrección para un dirigente es síntoma de debilidad, sino también porque ese territorio que mantenía independizado era suficiente para que dichos emires no pudiesen proclamar a al-Andalus como Califato independiente y separarse así del Califato omeya (12), pobrecitos los señores emires…
¿Y cómo consiguió plantar cara ‘Umar b. Hafsun a tantos emires? Primero, ejerciendo una estrategia propagandística de primera que se basaba, como ya hemos visto, en la religión, en la tolerancia y en la defensa de los marginados sociales. Segundo, haciéndose muy buen amigo de quién le interesaba, en este caso, de sus iguales: familias poderosas de provincias cercanas que pretendían mantenerse independientes a cualquier poder y con las que ‘Umar b. Hafsun se prestaba mutuo apoyo (13). ¡Qué listo este rebelde!
La caída del reino de Hafsun
Finalmente, a pesar de esta gran hazaña y de llegar a tener bajo su mandato toda la kura malagueña, extendiéndose por el Este hasta Écija y Jaén, y por el Oeste hasta Sevilla, el “reinado” de ‘Umar b. Hafsun cayó poco después de morir él. Al final, su hijo su hijo fue derrotado por ‘Abd al-Raḥmān III, que consiguió proclamarse primer califa del nuevo Califato independiente. Cuenta la leyenda que ‘Abd al-Raḥmān III halló en Bobastro las sepulturas del líder rebelde y de su hijo, las cuales seguían el hito cristiano. Como castigo por ello, ambos cadáveres fueron exhumados y expuestos en cruces (14). Curioso final para el hombre que plantó cara a cuatro emires.
Conclusiones
Como conclusión tenemos algo sencillo amigos: para ser buen captador de masas y poder plantar cara al poder, solo se necesita unas cuantas cosas. Primero dar voz a los sectores marginados. Segundo, plantearte unos valores. Finalmente, demostrar a la sociedad que otro mundo es posible.