Murad II (1) había tenido una infancia relativamente tranquila, en una ciudad al norte de Turquía (2). Sin embargo, sus juegos entre manzanos (típicos de su ciudad) se acabaron cuando tenía 16 años. Su padre (3), había muerto en la batalla. Murad subió al trono dos semanas después, como el sultán Murad II. Pero no todo el mundo apoyaba que aquel jovenzuelo ocupase el puesto de sultán.
Juego de tronos (lo que George R. Martin nunca contó)
Si hay algo que marcó el reinado del sultán Murad II fue su conflicto en los Balcanes y su lucha contra los turcos en Anatolia. Los turcos habían nombrado a otro pretendiente (4) como nuevo sultán (5). Así, el sultán Murad II tuvo que hacer frente a este clima de guerra civil que quería destronarlo. Por fortuna, eran varios los apoyos con los que contaba Murad II. Y estos aliados apresaron al otro aspirante a sultán y lo ejecutaron.
Pensaréis: pues problema solucionado, ¿no? En la política medieval nunca se puede esperar que las intrigas palaciegas acaben pronto. Murad II arrastró esta guerra durante 25 años más (de los 30 que duró su reinado). Los turcos volvieron a sacar pecho ante Murad, quien tuvo que vérselas con el hermano pequeño del candidato a sultán al que acababa de aniquilar. El pobre crío, de tan solo 13 años, tuvo que sitiar Constantinopla. Entonces, el sultán Murad II hizo lo posible por capturar y aniquilar al «hermano rebelde». Como si todo se tratase de una parte del Call of Duty entre dos adolescentes. Una vez eliminadas las cabezas de turco y la oposición, los Estados anatolios fueron anexionados al Imperio otomano (6).
El primer reinado del sultán Murad II, ¿guerra de religión?
El reinado del sultán Murad II se divide en dos períodos. El primero abarca desde que fue puesto en el trono de su padre, hasta que fue «amablemente invitado» por los cristianos a abandonar el poder. Durante estas dos décadas iniciales, e sultán Murad II se peleó contra los susodichos turcos. Pero aprovechando el sarao, los «herejes» formaron una Coalición Cristiana. El Sacro Imperio Romano Germánico (más o menos la actual Alemania), Polonia y Hungría y Albania, se unieron para combatir a Murad II.
Pese a que puede sonar a guerra religiosa, lo cierto es que esta coalición cristiana luchaba por sus intereses económicos en los Balcanes. ¿Quién se lo podría esperar? Amén de las rutas comerciales que Venecia lideraba, gracias a haberse hecho amiguita del Imperio bizantino.
Así, estaba claro que el sultán Murad II no iba a tener un momento de calma. Por ello, trató de unificar la administración y quiso asegurarse la lealtad de su gente implantando el devshirme (7). Este era un sistema basado en el reclutamiento de jóvenes cristianos de los Balcanes, convertidos posteriormente al islam, para que sirvieran al Imperio y contrarrestaran el poder de los nobles turcos. Para entendernos, Murad II quería estar de buenas con los cristianos que más pupa le podían hacer, ofreciéndoles un futuro. Muchos de estos chavales se enrolaron después en el cuerpo de caballería (8) y en el cuerpo de infantería (9), que constituía la guardia personal del sultán. Esta guardia, se conocerá como los jenízaros, de los que después hablaremos.
Básicamente, la estrategia del sultán Murad II era tener a sus enemigos bien cerquita, aunque le jugó una mala pasada…
¿Qué pasó en 1444? El «Waterloo» de Murad II y su regreso
A primeros del año, el sultán Murad II dio muerte al rey húngaro (10) en la cruenta batalla de Varna.
Tras semejante escabechina, el nuevo rey de Polonia y Hungría encargó a su colega, el príncipe transilvano (11), una campaña contra los otomanos. Campaña apoyada por otros países del Este, entre ellos los serbios. Los otomanos perdieron Sofía y Nis. Además de una de las batallas más importantes de Murad II (12). Ante esta presión, el sultán Murad II firmó un «tratado de paz» (13) y tuvo que abdicar en su hijo. En gran medida obligado por los jenízaros (aquellas tropas de élite turcas, que se encargaban de salvaguardar al sultán). Una vez acordada esta tregua, el antiguo sultán Murad II marchó al exilio.
No obstante, los cristianos pronto rompieron dicho tratado: no habría paz para los infieles, dijo el Papa. La coalición cristiana no estaba muy contenta con el avance de los húngaros y desató la guerra. Esto provocó que los serbios (que hasta entonces apoyaban a la coalición cristiana) cambiaran de bando y se hicieran amigos de los otomanos. Esta nueva amistad no gustó a los polaco-húngaros (recordemos, los cristianos), quienes no dudaron en atacar Serbia, despechados. Los jenízaros, que hasta ese momento habían simpatizado con los cristianos, volvieron a servir a su Sultán.
Matrimonios “de conveniencia” y folleteos en el harem
Como el ave fénix, Murad II aprovechó esta debilidad para recuperarse y con ello volver su trono robado. Con las fuerzas recargadas, acabó con la Coalición Cristiana en la Segunda Batalla de Kosovo (14).
Una vez que cerró el frente balcánico, el de nuevo sultán Murad II apostó por el Este. Aquí, llevó a cabo una política de alianzas. Su mayor obstáculo era lidiar con los emires de las tribus orientales (15). Estos eran los líderes de diferentes facciones de los pueblos turcos repartidos por Asia Menor. Y eran el principal quebradero de cabeza de Murad II. Y lo mejor para llevarse bien con dichos seres molestos era casarse con sus hijos, porque atacar a tu yerno no está muy bien visto. La política matrimonial era fundamental como método para rebajar hostilidades y unir territorios. Casarse por amor (por lo menos para los sultanes) no era una opción. Por ello, no es de extrañar que el sultán Murad II encontrase el amor en el harem (16).
Su harem estaba formado por unas 300 personas de las que 100 eran eunucos y 30 icoglanis, para uso y disfrute único del sultán. Los icoglanis eran muchachos muy jóvenes (de entre ocho y trece años) que servían en el harem, como una suerte de «pajes». Aparte de utilizarse como mensajeros en el seno del palacio, también eran empleados como entretenimiento del sultán. Y no solo en un sentido artístico. Eran gigolós yogurines, para entendernos. Estaba claro que el sultán Murad II prefería pasar la noche con jovencitos púberes antes que con sus esposas (tuvo cuatro). Pero había un nombre que siempre estaba en boca de Murad: Zaganos Pasha.
Zaganos Pasha: «Cámbiame» edición 1420, de musulmán converso a Segundo Gran Visir
Zaganos Pasha (17) era originalmente un cristiano convertido al Islam, por aquel sistema de devshirme impuesto por el sultán Murad II. Recordad, ese sistema de reclutamiento de jóvenes cristianos, a los que «invitaban» a convertirse al islam y adiestraban para servir al sultán. Pues se ve que el muchacho tenía cualidades, y pronto pasó a formar parte de la guardia personal del sultán. (Sí, los jenízaros).
Pero el sultán Murad II, con los dieciocho apenas cumplidos, se encaprichó de la cara bonita de Zaganos Pasha. Con la excusa de tenerlo cerca, lo nombró canciller y consejero. (En capítulos posteriores, veremos el «consultorio» de Zaganos Pasha). En él depositó el cuidado y la enseñanza de su hijo (18), de quien fue lala o tutor (19).
El sultán Murad II y Zaganos Pasha: una íntima relación
Ambos tuvieron una relación que excedía lo profesional. Murad no solo prefería a los jovencitos de su harem antes que a sus cuatro esposas (20), sino que se derretía ante los mimos de Zaganos Pasha. Tan fuerte era este favoritismo, que Zaganos Pasha pasó del puesto de Tercer Gran Visir (21) a Segundo Gran Visir (22), en apenas cinco años. Zaganos Pasha, además, fue fiel a su sultán y tal era la confianza del sultán Murad II en él, que durante su exilio (cuando Murad II fue apartado del poder por la alianza entre los polaco-húngaros, la coalición cristiana y el apoyo de los jenízaros), le confió el cuidado de su hijo.
Sin embargo, ¿iba en serio esta relación? Algunos historiadores de la época (23) afirman contundentemente que Zaganos Pasha amaba a Murad II, no solo durante su trayectoria como Segundo Gran Visir, sino cuando Murad era un chaval recién subido al poder (24). Esto queda patente en cómo se compara la relación entre Zaganos Pasha y el sultán Murad II, con la que hubo entre Zeus y Ganímedes (25). En muy pocas palabras, el rey del Olimpo se encaprichó de un jovencísimo pastor y lo raptó convertido en águila para poder disfrutar de él.
Zaganos Pasha, desencadenado
A la muerte de Murad II, Zaganos Pasha pasó a servir a su hijo. Fue una pieza clave en la conquista de Constantinopla, que tan famoso hizo a este. Pero Zaganos Pasha no estaba solo. Eran dos los lalas o tutores que cuidaban y aconsejaban al hijo del sultán Murad II. Zaganos Pasha tenía en el punto de mira a su compañero (26), quien fue nombrado Primer Gran Visir por el hijo de Murad.
El otro tutor, pese a que se ganó el puesto por su pericia, también era el ojito derecho del hijo del sultán Murad II, por quien sentía una (obsesiva) admiración. Tal es así que se le apodaba Kula Shahin, que se traduce como «servidor del shah». Algo que vendría a ser el nombre de groupie del futuro sultán.
Zaganos Pasha tuvo que aguantar ser excluido a un segundo puesto ya que, si bien él había sido el favorito del sultán Murad II, su camarada era el consejero por excelencia de su hijo. Dado que Zaganos Pasha sabía que no tenía nada que hacer con el otro lala, decidió centrarse en eliminar del mapa al que precedía a su compañero (27). Este, ostentaba el cargo de atabeg o vasallo. Pero Zaganos Pasha, ansioso de poder, no dudó en aniquilarlo en plena conquista de Constantinopla (28), aprovechando el furor de la batalla.
Durante estos años de guerra, Zaganos Pasha fue descrito como un hombre cruel (29). De hecho, los habitantes de los pueblos a los que sometía preferían matarse antes que pasar a estar a su servicio.
La caída de Zaganos Pasha
Mas poco le quedaba ya de visir a Zaganos Pasha, ya que, cuando el hijo del sultán Murad II fue asesinado (30), ambos tutores fueron retirados de su puesto. El otro lala murió al año siguiente (¿de pena quizá?), y Zaganos Pasha duró algunos años más, despedido (31).
Zaganos Pasha, muerto su amante, su sultán y perdido su poder, dedicó sus últimos momentos a su otra pasión: la arquitectura. Su mausoleo puede verse en Mosque, Bakilesir.
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Para más información sobre Zaganos Pasha, se recomienda el visionado de este vídeo:
También se anima a leer la novela Dracula: The Engraved Chest of Time, de Vasille Lupasc. Explica bastante bien el trabajo del que se ocupaba Zaganos Pasha y el papel de los visires durante la conquista de Constantinopla, con el hijo del sultán Murad II.
La película Fetih 1453, que aborda también la conquista del hijo de Murad, ilustra correctamente el período histórico. En el filme, aunque de manera muy sucinta, también aparece Murad II.
Para los amantes del manga y anime, existe Shoukoku no Altair. Es una producción japonesa, que puede servir como punto de partida para conocer a los protagonistas de este artículo.