Ohhh…Peaky Blinders. La joya de la actual ficción británica y por muchos una de las mejores series de la actualidad. El buque estrella de la BBC (1) se ha mantenido en todo lo alto por la audiencia británica, traspasando sus fronteras y convirtiéndose en una serie de culto a nivel mundial.
Aunque está claro que la serie está enteramente ficcionada, lo cierto es que la historia de la banda tiene un punto de partida histórico. Y si bien los verdaderos Peaky Blinders no son los Peaky de Tommy Shelby (2), su historia es rica en detalles.
¿Los amos de Birmingham?
Y es que la banda nació a finales del Siglo XIX y principios del XX, lejos del Reino Unido post-WWI (3) que nos venden al principio de la serie. Con los hermanos Shelby tratando de superar sus respectivos casos de TEPT (4) y psicosis de guerra (5). Al mismo tiempo, los hermanos Shelby están tratando de destacar en Birmingham (6) gracias a las apuestas ilegales.
Sin embargo, Tommy Shelby, el líder de la banda, empieza la serie intentando darle una vuelta de tuerca a la banda. Poniendo la vista en las apuestas legales de caballos y creando la Shelby Company Limited. El negocio que haría a la familia Shelby los dueños de las apuestas legales en todo el Reino Unido.
Aunque la serie tiene unas buenas bases históricas y recrea bastante fielmente lo que sería la Inglaterra de principios del Siglo XX, lo cierto es que hasta aquí llegan los paralelismos históricos. Y esto es debido a un problema que se encuentra desde el minuto 1 de la serie:
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- La Familia Shelby NO existe
Por sorpresa que pille a muchos, lo cierto es que no hay ningún registro de la época que indique que los Peaky Blinders fueran dirigidos, o siquiera tuvieran entre sus filas a nadie con el apellido Shelby.
El contexto siempre es importante
Si bien es cierto que la historia en cuanto a los protagonistas no es precisamente muy fiable históricamente hablando. Lo cierto es que todo lo que rodea las intrigas y desventuras de la familia Shelby está cuidado con una coherencia digna de aplaudir.
Esto se nota especialmente cuando la serie enfoca la relación del Gobierno con el entonces territorio imperial de Irlanda. Y es que durante esta época la relación del Imperio Británico con la Isla Esmeralda no era la mejor (Para mas información consultad mi artículo sobre la Guerra de Independencia en Irlanda); ni normal de hecho.
O siquiera pacifica, ya puestos. El odio entre protestantes y católicos ha sido legendario en las Islas británicas. Y eso es algo que Peaky Blinders ha sabido llevar bastante a la perfección. Prueba de ello es la última temporada de la serie, dónde se nos presenta a los Billy Boys, inspirados en las bandas de gangsters protestantes surgidas en Escocia ante la inmigración masiva de irlandeses católicos.
God Save the Corruption (Alerta de spoiler)
Algo que también ha logrado captar con fidelidad la última temporada de los Peaky ha sido la corrupción del Parlamento Británico. Tommy Shelby, aprovechando su influencia con los lores británicos gracias a un trabajo realizado, exige un asiento en la Cámara de los Comunes (7).
Y así, Tommy Shelby consigue su escaño en el Parlamento gracias a unas elecciones amañadas desde el minuto 1 gracias al gerrymandering (8) (sistema a semejanza del turnismo (9) que implantó Cánovas del Castillo (10) en España).
Es a partir de esta entrada en el órgano de Gobierno del Imperio británico cuando podemos ver la verdadera decadencia del poder. Esto se escenifica en una magnífica escena en la cual un Lord le pide al señor Shelby que asesine a un chantajista. La trama da un giro de tuerca cuando Tommy le exige el pago al Lord bajo la amenaza de divulgar las fotos, aludiendo a un posible caso de pedofilia.
Pero sin duda el personaje que mas encarna esta putrefacción de las clases altas del Gobierno británico sería Sir Oswald Moxley. Aunque no era propiamente un Caballero (11), heredó el titulo de Sir gracias a ser el heredero de un baronazgo menor.
Si bien es cierto que las series suelen aumentar diversos rasgos de personajes, lo cierto es que el racismo, machismo e intolerancia mostrados por el Mosley interpretado en la serie no dista mucho del Mosley de la vida real.
Clasista, homófobo, machista y antisemita; Oswald Moxley comenzó su andadura en la política en el Partido Conservador, convirtiéndose en el Miembro del la Cámara de los Comunes más joven del momento con 21 años.
La conquista de derechos sociales
Sin embargo, quizá el mayor contexto dado en las ultimas temporadas de la serie es la conquista obrera de derechos sociales. Aunque en la serie se ve la lucha obrera en el Reino Unido, y como el Gobierno Británico persiguió e intentó destruir el sindicalismo británico.
Además, la serie lo relata de una gran manera desde un punto de vista completamente personal, poniéndonos en la posición de Tommy Shelby, que en el momento se convierte en un poderoso empresario y fabricante de coches. En una época en que los empresarios podían poner las horas que quisieran y los obreros no tenían absolutamente ningún derecho.
Aunque la lucha de clases se ve a lo largo de todas las temporadas, es especialmente a partir de las dos ultimas cuando se recrudece especialmente con la aparición de la sindicalista Jessie Eden, la cual llega a entablar una relación de amor odio con Tommy. Y gracias a la cual descubrimos un escarceo de Tommy Shelby, el malo por antonomasia de la serie, tuvo su propia época socialista.
«Worth It» históricamente
Peaky Blinders es uno de esos rara avis en los que el contexto histórico y el entretenimiento funcionan bien de la mano. Aunque no sea totalmente verídica la historia de la banda, lo cierto es que el contexto histórico en el que la mueven está cuidado con mimo.
Un standard que la BBC siempre ha intentado cuidar, especialmente cuando se trata de narrar la historia del Reino Unido. Sin embargo, con Peaky Blinders han dado un paso mas allá, conjuntando un cierto rigor histórico básico, siempre empañado por el glamour del espectáculo; con una historia que si bien ficción; es extremadamente adictiva.
Así que sólo me queda decir LONG LIVE THE PEAKY F*CKING BLINDERS
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