Fue marinero, ilustrado e inteligente, mucho más de lo que se puede decir de los políticos y gobernantes de su época. Su nombre, Alejandro Malaspina, español de origen italiano, sobrino del virrey de Sicilia (1).
Malaspina aprendió todos los rudimentos de navegación en la isla de Malta, viajero empedernido y luchador nato recorrió el globo varias veces (2). Pasó la mayor parte de su vida repartiendo estopa a todo británico que se le ponía a tiro, en esa época la lucha contra la Pérfida Albión (3) era el caramelo más deseado en las manos de un mercenario español.
Malaspina y la masonería – Con la Inquisición hemos topado
No tuvo una vida fácil, se puede decir que fue uno de los grandes perdedores de nuestra historia, un gran hombre que hizo mucho por su país y que fue relegado, olvidado y su honor pisoteado por sus gobernantes (4), cuatreros con valija diplomática. Incluso fue denunciado ante la Inquisición por hereje, por lo visto también tenía “buenos amigos”. Lo único cierto de la acusación, fue que Malaspina tuvo durante su época de aprendizaje en Malta una gran relación con la masonería de la isla del Mediterráneo, algo difícil de defender ante el tribunal eclesiástico, que ya veía en ese grupo social poco menos que un demonio del que cuidarse.
En este asunto, Malaspina tuvo suerte y no fue juzgado, porque ese mismo año participó en el tercer asedio a Gibraltar (5), y no cabía duda por muy inquisidor que se fuera; un tipo como Alejandro Malaspina estaba mejor dando cañonazos a los protestantes en el Peñón (6), que ardiendo en una pira a afueras de Madrid por culpa de una posible acusación falsa de algún viejo compañero de armas, un envidioso que conspiraba dentro de la Corte, o vaya usted a saber de quién.
Cuando Carlos III, en su lecho de muerte, aceptó la salida de la expedición de Malaspina
El caso es que un día del año 1788, él y su amigo José Bustamante y Guerra (7) convencieron al rey Carlos III para llevar a cabo una expedición político-científica por la mayor parte de las posesiones españolas en el mundo (8). El rey, casi en su lecho de muerte aceptó, y ese mismo año zarparon dos corbetas ―la Descubierta y la Atrevida― del puerto de Cádiz (9). Una placa tan grande como olvidada recuerda el asunto en las murallas de San Carlos.
Embarcados en ellas, además de los dos intrépidos viajeros iban botánicos, geólogos, astrónomos, cartógrafos y dibujantes (10). Durante más de seis años recorrieron América y Asia, desde el río de La Plata a Vancouver y desde California a Manila (11), portando a la vuelta una cantidad ingente de información, colecciones de botánica y minerales, así como más de setenta nuevas cartas náuticas de América (12).
Más información de la que recogería ningún otro marinero o estudioso en toda la historia de España (13). Con esta carta de presentación sería lógico pensar que a su vuelta, Alejandro Malaspina y José Bustamante y Guerra fueran recibidos con todos los honores, se les levantara una estatua y fueran recordados como unas de las personas más importantes de la historia del país. Pero no, nada más lejos de la realidad, en vez de recibir un homenaje, prácticamente les apalearon (14). Así se portó la sociedad de la época con ellos, una sociedad desagradecida, corrompida y oportunista. No se sorprendan, en tres siglos tampoco ha cambiado tanto (15).
«Ya le llamaremos» – Manuel Godoy y Alejandro Malaspina
A su vuelta en el año 1794, ya no gobernaba Carlos III partidario de la contribución al enriquecimiento de la cultura (16), sino su hijo, Carlos IV (17). El rey, pidió que le presentaran el informe del viaje a su primer ministro, Manuel Godoy (18). Este, por entonces ya tenía en sus manos los designios de España, y al recoger el importante informe del viaje dio una palmadita en la espalda a Malaspina, lo nombró brigadier para quitárselo de encima (19) y le dijo, “ya te llamaremos”.
Lo que no le dijo era que su gobierno no pensaba publicar ninguno de los nuevos datos conseguidos tras la expedición (20), que el asunto estaba muy mal con eso de la guerra del Rosellón (21), y que tenían a los franceses en la frontera esperando el mínimo fallo de él y de sus muchachos para saltar encima de la corona hispana. En fin, que no estaba el aceite para buñuelos, ni las arcas del estado para gastar dinero en cultura y descubrimientos.
Me las vas a pagar Godoy…
Si todo esto hizo caer en el desconcierto y el desengaño al soldado Malaspina, la resolución tomada por Godoy después de leer el informe del viaje acabó de abrir los ojos del marinero (22). En el informe político y confidencial se hablaba de forma favorable de la idea de ampliar la autonomía de las colonias (23), lo que fue tomado por Godoy como un acto de traición contra el reino y la corona (24).
Alejandro Malaspina viéndose sentenciado por los acontecimientos decidió morir matando, y participó en la conspiración de 1795 para derribar al primer ministro del rey Carlos IV (25). La revolución fracasó, y tras un dudoso juicio Malaspina fue a dar con sus huesos a la cárcel del castillo de A Coruña (26). Cierto es que aunque este movimiento no fructifico dejó sentenciado el poder de Godoy (27), fraguándose años más tarde su caída definitiva durante el Motín de Aranjuez en el año 1808 (28).
Napoleón al rescate de Malaspina
Finalmente al defenestrado Malaspina lo salvó Napoleón Bonaparte (29), deportándolo a Italia donde formó parte de la nueva idea de gobierno napoleónico en esa península. Por supuesto, no volvió a pisar tierra española en el resto de su vida.
Por otro lado, su trabajo de investigación estuvo amontonado e inutilizado durante noventa años, cuando Pedro de Novo (30) decidió hacerlo público, pero de forma parcial ya que una gran parte de los estudios se perdieron para siempre (31). Hoy en día, su labor aún no ha sido reconocida, su figura junto a la de José Bustamente sigue a la sombra de otros viajeros, como Cook (32), La Pérousse (33) o Bougainville (34).
La labor de Alejandro Malaspina apenas reconocida
El nombre y la obra de Alejandro Malaspina no figura en la memoria colectiva, ni en la mayoría de los libros de historia, tampoco sus retratos cuelgan de las paredes de las grandes galerías de los museos, salvo en la del museo naval de Madrid (35). Como otros muchos grandes personajes valedores de nuestra cultura y nuestra historia, Malaspina y Bustamante han sido olvidados y despreciados por el paso de los años y de la historia patria. Esperemos que pronto sean reconocidos como se debe.
(1) El tío de Alejandro Malaspina fue Giovanni Fogliani de Aragón, marqués de Pellegrino. Ocupó el puesto de Virrey de Sicilia entre los años 1755 y el 1768, perteneciendo a los Virreyes borbónicos. En 1734- 1735, durante la guerra de sucesión de Polonia, las tropas españolas derrotaron a las del Sacro Imperio Romano, ocupando militarmente la isla e instaurando en el trono al duque de Parma Carlos de Borbón; el Imperio reconoció la posesión de éste en 1738 mediante el tratado de Viena.
(2) Sagrado; González, 2004, p. 756.
(3) «La pérfida Albión» es una expresión utilizada para referirse a Inglaterra (o al Reino Unido) en términos anglófobos u hostiles. Tuvo su enorme divulgación por el uso reiterado de Napoleón Bonaparte en las llamadas «guerras napoleónicas» o «guerras de la coalición» durante los años que gobernó en Francia. El término «Albión» es de origen celta. Sin embargo, los romanos lo asociaron al latín albus (blanco) en referencia a los acantilados de Dover, al sur de Inglaterra, de un característico color blanco, que son lo primero que se ve al aproximarse a Gran Bretaña desde el norte de Francia por vía marítima.
(4) Fernández, 2014, p.9.
(5) También conocido como Sitio de Gibraltar de 1779, Gran asedio de Gibraltar, o Great Siege of Gibraltar. Sería el tercer asalto llevado a cabo por España desde que se perdió la ciudad pasando a manos de Gran Bretaña y convirtiéndose en colonia británica. Será considerada la campaña más importante realizada por España en esa plaza durante el siglo XVIII, y se prolongó durante cuatro años de bloqueo naval, bombardeos, y el uso, novedoso, de las baterías flotantes. El Imperio británico consiguió resistir esta última acción militar española sobre su territorio al sur de España. Los dos sitios anteriores ocurrieron en los años 1704 y 1727 con resultado idéntico.
(6) Cerezo, 1987, p. 153.
(7) José Bustamante y Guerra nació en Cantabria, concretamente en el Valle de Toranzo el primer día de abril de 1759. Fue marino español, llegaría a ocupar el puesto de gobernador de Montevideo desde 1797 al 1804, pasaría a ocupar a partir de 1804 el puesto de capitán general de Guatemala hasta el año 1818. Conseguiría ser nombrado como caballero de la Orden de Santiago, una de las más importantes en España. Falleció el 10 de marzo de 1825 en Madrid.
(8) Orozco, 1996, p. 65.
(9) Sainz, 1992, p. 214.
(10) Ibáñez, 1992, p. 290.
(11) La primera parte del viaje abarcaría las siguientes ciudades: Cádiz, Montevideo, Islas Malvinas (o Falkland islands), Santiago de Chile, Lima, Acapulco y Alaska. El segundo tramo del viaje sería el siguiente: Alaska, Nootka, Acapulco, Manila, Nueva Zelanda, Port Jackson (en Australia), Tonga y Cádiz.
(12) Sagrado; González, 2004, p. 812.
(13) Hasta el día de hoy se considera toda información cubierta por esta expedición como la más amplia y completa de la historia de la navegación española. La información conseguida a lo largo de su travesía serviría para más tarde crear importantes mapas de navegación, así como mapas cartográficos, de gran importancia incluso para la navegación actual.
(14) Fernández, 2014, p. 10.
(15) Según los estudios realizados hasta la fecha, entre los años 1754 y 1807, se efectuaron desde España diez expediciones: seis botánicas, una zoológica, una mineralógica, una arqueológica y otra multidisciplinar, que fue la de Malaspina. De todas estas expediciones consideradas de historia natural, solamente una se desarrolló, al igual que la de Malaspina que llegó hasta las Filipinas, en el Pacifico; fue la realizada entre los años 1786-1797 por Juan de Cuéllar a Filipinas, en el reinado de Carlos III, y cuya finalidad fue la botánica. Resalta también la expedición de José Celestino Mutis, denominado como La Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada, y que si bien salió antes de que lo hiciera la de Malaspina su llegada fue más tardía, de 1783 a1808, y además contó con una segunda fase entre los años 1812 y 1816 en la que sus integrantes pudieron sin duda beneficiarse de todos los estudios e informaciones traídas por la de Malaspina y Bustamante. A partir de esta importante punta de partida, sobre todo después de la gran labor cartográfica realizada por la Expedición Malaspina, se llevaría a cabo La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, conocida como Expedición Balmis en referencia al médico español Francisco Javier Balmis, fue una expedición de carácter filantrópico que dio la vuelta al mundo y duró desde 1803 hasta 1814. Su objetivo era en principio que la vacuna de la viruela alcanzase todos los rincones del Imperio español, ya que la alta mortandad del virus estaba ocasionando la muerte de miles de niños. El rey Carlos IV apoyó y sufragó con fondos públicos al médico de la corte, el doctor Balmis, en su idea de una vacunación masiva de niños a lo largo del Imperio, ya que su propia hija, la infanta María Teresa, había sufrido la enfermedad. La expedición salió del puerto de La Coruña un 30 de noviembre de 1803. Se considera la primera expedición sanitaria internacional de la historia.
(16) El rey Carlos III pasaría a la historia de España con el sobrenombre del Ilustrado, por la contribución económica y urbanística que hizo a la ciudad de Madrid, donde se reconoció su aportación denominándolo popularmente como el rey alcalde de Madrid. Lo cierto es que el rey Carlos III en la política interior del país intentó modernizar la sociedad utilizando el poder absoluto del monarca bajo un programa ilustrado. Forma de actuación que pasaría a denominarse como Despotismo Ilustrado, en el que se asegura que el rey hizo todo lo que hizo por el pueblo, pero sin contar para nada con ese pueblo. En esta línea de la Ilustración, propia de su época, Carlos III realizó importantes cambios —sin quebrar el orden social, político y económico básico; el ya nombrado despotismo ilustrado— con ayuda de un equipo de ministros y colaboradores ilustrados, como el Marqués de Esquilache, Aranda, Campomanes, Floridablanca, Wall y Grimaldi.
(17) Soler, 1965, p. 116.
(18) Manuel de Godoy y Álvarez de Faria nació en Badajoz el 12 de mayo de 1767, fue un noble y político español, favorito y primer ministro de Carlos IV entre los años 1792 y 1798, además sería su hombre fuerte en la sombra desde el año 1800 hasta el fatídico año de 1808 momento en el que se produjo el Motín de Aranjuez que lo haría caer en desgracia, perdiendo toda su fuerza dentro del gobierno español. Fallecería en París en 1851.
(19) Sainz, 1992, p. 325.
(20) Orozco, 1996, p. 189.
(21) También conocida como Guerra del Rosellón o Guerra de los Pirineos, que enfrentó a España contra la Francia revolucionaria en los años 1793 y 1795. Esto, se debió a que el gobierno de Manuel Godoy firmaría con Gran Bretaña un tratado de adhesión a la I coalición contra Francia.
(22) Fernández, 2014, p.10.
(23) Soler, 1965, p. 156.
(24) Lo que Malaspina adelantaba en el informe político y confidencial tras su expedición, sería algo que pocos años después, y en la órbita de las Cortes de Cádiz de 1812, volvería al candelero político y económico. A partir de este momento, las peticiones de los representantes de las colonias, o de las Españas de América y Ultramar, irían hacia la necesidad de buscar una mayor independía y representación de sus territorios en la metrópoli. Algo que, de nuevo, como le ocurriría a Malaspina, sería visto como una ofensa y desoídas por los responsables del país durante la guerra contra Napoleón. El resultado fue inmediato, mientras las Cortes se reunían en Cádiz, Caracas y Buenos Aires se levantaban pidiendo una libertad superior a la que la Regencia española en manos de la asamblea gaditana serían capaces de aceptar. El comienzo de independencia, y de perdida, de los territorios americanos estaba a punto de comenzar.
(25) Un levantamiento de descontento nacido después de que Godoy firmara el Tratado de Basilea: paz firmada entre la República Francesa y la Monarquía de Carlos IV de España, firmada el 22 de julio de 1795 en la localidad suiza de Basilea, puso fin a la Guerra de la Convención entre los dos países que se había iniciado en 1793 y que había resultado un desastre para la monarquía española, pues las provincias vascongadas y Cataluña acabaron ocupadas por las tropas francesas. Este tratado, que traería grandes recompensas para España, le reportaría a Manuel Godoy, por entonces primer Secretario de Estado y del Despacho, el título de «Príncipe de la Paz», algo que iba en contra de la tradición de la Monarquía Hispánica que sólo reconocía el título de príncipe al heredero al trono —en este caso al varón primogénito de los reyes, Fernando, Príncipe de Asturias—. El descontento de muchos nobles por ver como Godoy acapara una gran parte del poder del Reino llevaría a que se preparara un complot para acabar con el valido del rey ese mismo año. Revuelta que fracasó, pero que sería solo un preludio de lo que estaba por venir años después con el Motín de Aranjuez.
(26) Cerezo, 1987, p. 122.
(27) Ibáñez, 1992, p. 335.
(28) El Motín de Aranjuez o El levantamiento de la ciudad de Aranjuez fue un levantamiento ocurrido entre el 17 y el 18 de marzo de 1808 por las calles de esta localidad madrileña. Se desencadenó debido a varias causas motivadas por la política de Manuel Godoy, secretario del Estado de Carlos IV. Entre las causas más importantes podríamos resaltar, por encima de todas, la presencia de tropas francesas en España, en virtud del tratado de Fontainebleau firmado por el propio Manuel Godoy con Napoleón. En primer término, la idea era que Napoleón, como socio de la corona española, pudiera cruzar el territorio nacional para invadir Portugal. Pero pronto las tropas francesas se asentaron en las ciudades de paso, dejando en ellas acuarteladas a sus tropas (Burgos, Salamanca, Pamplona, San Sebastián, Barcelona o Figueras). El total de soldados franceses acantonados en España ascendía a unos 65.000, que controlaban no solo las comunicaciones con Portugal, sino también con Madrid, así como la frontera francesa. Este descontento de la población, al sentirse invadido con el beneplácito del rey y de su Valido, traería el Motín de Aranjuez que acabaría con el poder de Godoy, y posteriormente el levantamiento madrileño contra las tropas francesas del 2 de Mayo que desembocaría en la guerra de Independencia. Los contemporáneos mitificaron el suceso, situando el 19 de marzo, que simbolizaba la caída del denostado Godoy, como punto de partida de la «Revolución Española».
(29) Napoleón lo liberaría de la cárcel, y lo pondría a buen recaudo en su tierra natal, a pedido de Francesco Melzi d’Eril; político y patriota italiano, que tenía una gran relación de amistad con el virrey de Sicilia Giovanni Fogliani de Aragón, tío de Malaspina. Melzi d’Eril fungió como vicepresidente de la República italiana napoleónica entre los años 1802 y 1805. Fue un seguidor firme de los ideales de unificación italianos que dirigiría al movimiento italiano Risorgimento poco después de su muerte.
(30) Pedro de Novo y Colson nación en Cádiz en 1846, sería historiador, poeta y dramaturgo. De antiguos ascendientes italianos radicados en Venecia, fue Teniente de Navío y Contralmirante de la Armada Española, miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia y numerario de la Real Academia Española desde 1915. Falleció en Madrid en febrero de 1931.
(31) Cerezo, 1987, p. 89.
(32) James Cook fue un navegante, explorador, cartógrafo y capitán de la Marina Real británica. Cook elaboró mapas detallados de la isla de Terranova antes de realizar tres viajes al Océano Pacífico, durante los cuales estableció el primer contacto registrado de los europeos con la costa oriental de Australia y las islas Hawái, así como la primera circunnavegación de Nueva Zelanda.
(33) La Pérouse (1741-1788) dirigió, por encargo del rey Luis XVI, una campaña por el Pacífico emulando las hazañas del británico James Cook, quien reclamó para la corona inglesa lo que hoy se conoce como Australia. El aristócrata francés partió del puerto de Brest en 1785 con las fragatas «Astrolave» y «Boussole», y 225 hombres, entre oficiales, marineros y científicos, pero ambas naves naufragaron en 1788 en Vanikoro, un pequeño territorio insular de las Islas Salomón.
(34) Louis Antoine de Bougainville, conde de Bougainville fue un militar, explorador, y navegante francés que hizo la primera circunnavegación francesa, y se destacó por su descripción de Tahití. En su memoria se bautizó la isla Bougainville y la fosa de Bougainville, en el archipiélago de Salomón, así como la planta Buganvilia, que descubrió el naturalista de la expedición en Brasil y trajo en su barco a Europa.
(35) El cuadro es titulado Retrato de Alejandro Malaspina y Melilupi, brigadier de la Real Armada. El autor de dicha obra no es conocido.
Bibliografía
Cerezo, R., 1987, La expedición Malaspina: 1789-1794. Circunstancia histórica del viaje, Ministerio de Defensa, Madrid.
Fernández, E., 2014, Alejandro Malaspina y José Bustamante. Dos innovadores expedicionarios, Hades, Cádiz.
Ibáñez, V., 1992, Trabajos científicos y correspondencia de Tadeo Haenke, Museo Naval y Ministerio de Defesa, La expedición Malaspina (1789-1794), Lummerg editores, Madrid-Barcelona.
Sainz, B., 1992, Bibliografía sobre Alejando Malaspina y acerca de la expedición y de los marinos y científicos que en ella participaron, Ediciones El Museo Universal, Madrid.
Sagredo, R; González, J.I., 2004, La expedición Malaspina en la Frontera Austral del Imperio Español, Ed. Universitaria, Santiago de Chile.
Soler, E., 1965, La conspiración Malaspina, 1795-1796, Instituto de cultura Juan Gil Albert, Alicante.
Orozco, A (ed)., 1996, Malaspina y Bustamante: II Jornadas internacionales conmemorativas del regreso de la expedición a Cádiz 1794-1994, Rústica, Madrid.
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