En la Antigua Roma podías pertenecer a una u otra clase social. Dependía del lugar de origen, de la riqueza que ostentases y de la etapa romana que te hubiese tocado vivir. En la cultura romana se aprecia una gran desigualdad, tratando algunos estratos sociales de superponerse a otros (1). La ciudadanía romana o civitas (2) era un bien de lujo muy codiciado, ya que ser ciudadano te ofrecía numerosos derechos. Sin embargo, la ciudadanía no se conseguía así como así. Los no ciudadanos no gozaban de los mismos derechos que los que sí lo eran, sobre todo el grupo social más bajo en la historia de Roma, los esclavos. Ellos eran el motor comercial y la columna vertebral a la hora de realizar cualquier tipo de trabajo físico. Estos esclavos eran considerados objetos siendo mano de obra barata.
El anfiteatro romano: un lugar de igualdad entre clases sociales
Si caías en la esclavitud uno de los oficios que te podía tocar era el de gladiador en el coliseo romano. Siempre y cuando tu amo así lo decidiese… La historia dentro de los anfiteatros romanos es muy amplia, existían grandes y famosos gladiadores libres, mujeres, emperadores que querían ser reconocidos y ser afamados (Cómodo), y esclavos que más bien combatían por su vida.
Mientras la gente se divertía en el anfiteatro romano podría pasar cualquier cosa. Pero se ha exagerado mucho sobre la cantidad de muertes que se provocaban en el coliseo romano. Es cierto, siempre había muertes, pero no de tantos gladiadores (3).
Todos los hombres fuesen del grupo social que fuesen podían entrar a ser gladiadores, la diferencia era el trato recibido y por supuesto el tipo de combate en el que participaban. Dependiendo del tipo de gladiador asignado o la destreza demostrada con algunas armas se era un tipo u otro de gladiador.
Realmente un gladiador miembro de cualquier clase social estaba obligado a combatir, pudiendo variar su suerte. Al igual que la guillotina, el anfiteatro romano se convirtió en un elemento de igualdad para sus participantes.
La hora de la verdad: la arena
En el coliseo romano se representaban numerosos combates: individual, por parejas, contra animales, recreaciones de batallas terrestres o marítimas, etc. ¿De dónde venía todo esto? El origen de estos juegos pertenece a un rito osco-samnita, una cultura de la zona de la campania italiana de finales del siglo V-IV a. C. Sería en esta zona dónde la cultura etrusca lo incluiría entre sus tradiciones en el siglo IV- III a. C., llevándolo a sus ciudades y, posteriormente, siendo adoptado por la cultura de Roma (4). Su finalidad en un principio era funeraria o religiosa, ya que se creía que la sangre del combate ayudaría al difunto al que se honraba a llegar al Más Allá (5), pero según pasó el tiempo terminó siendo un mero espectáculo (6).
Normalmente los gladiadores recibían una instrucción previa que les ayudaba a sobrevivir en el momento de la verdad. Los esclavos si entraban a alguna casa de gladiadores eran recibidos igual que los demás. Pero si eran llevados como trofeo de guerra eran expuestos directamente a la muerte. Esto no implicaba que muriesen en combate, podían ser indultados como cualquier otro, pero no era lo mas común. La arena del anfiteatro romano escondía numerosos secretos, trampillas dónde aparecían gladiadores o animales, trampas, etc.
En el momento que entrases en la arena no solo estarías asustado, sino que encontrarías a muchos como tú. Lo que te aterraría serían los gritos de la gente, ya que en algunos anfiteatros como el Coliseo de Roma podían albergar a miles de personas. Abrumado o asombrado, tendrías que enfrentarte a los diferentes misterios de la arena con una única misión: seguir vivo.
¿Serías el bueno o el malo en el coliseo romano?
En la antigua Roma, al igual que para nosotros cualquier deporte, había gladiadores favoritos o casas favoritas. Sería equivalente a que te guste más un jugador de fútbol, o directamente ser de un equipo porque lo crees mejor que los demás. Para los antiguos romanos la historia del bueno y el malo se repetía innumerables veces.
Elegían un gladiador que era el malo, normalmente el rectiarius (armado con un tridente y una red) (7). Los más elogiados eran el thraex (armado con una sica y un escudo pequeño), el secutor (armado con un gladius y un escudo rectangular) y el murmillo (al estilo griego) (8). Lo que le gustaba a la gente era el combate mediante agilidad, destreza, la fuerza, etc. Los rectiarii utilizaban una red, que anulaba todas esas cualidades, y por ello eran odiados ya que se consideraba un combate no honorable (9).
Pan y circo
Antes de nada hay que decir que esta expresión viene de los juegos romanos. En ellos se daba a los asistentes a parte del espectáculo hogazas de pan, para que comiesen mientras se divertían.
Desde tiempos de César se conoce que el pueblo adoraba a los emperadores que compartiesen ese afán de espectáculo. Claudio mostraba un entusiasmo similar pero con puntos de locura, ordenando ejecutar gladiadores al azar (10). Normalmente actuaba dejándose llevar por el fervor del público (11).
Los emperadores que decidieron combatir fueron Calígula y Cómodo. Calígula decidió llevar los juegos a un nivel de veracidad muy dudosa. Combatió como auriga y pocas veces, y por supuesto amañadas (12). ¿Cómo podemos probar esto? Suetonio, un historiador del siglo II, nos cuenta que en un combate un adversario de Calígula se dejó caer y tras atravesarlo con un cuchillo, el emperador se puso a correr de lado a lado como un loco de la arena como si hubiera hecho una gesta (13).
En contraposición, Cómodo era un imponente gladiador, sobre todo en cacerías actuando como secutor. Pasó a la Historia como el emperador gladiador, teniendo registros de unos 735 combates en los que participó (14). Normalmente jugaba con una pequeña ventaja, solían dar armas que no estaban afiladas a los adversarios, o directamente armas de madera, eso si no les drogaba antes de los combates (15). Realmente lo que pretendía era jugar con el populismo.
La evolución de la arena
Lo que podemos afirmar es que la arena no era un juego de niños, aunque el riesgo de morir dependería de la habilidad y clase social de cada uno. Los gladiadores estaban preparados y especializados en el combate individual. La finalidad de los juegos era controlar a las masas por parte de los emperadores, para ganar el favor del pueblo. Normalmente el gasto de los juegos salía del bolsillo del emperador de turno, algo que ayudaría a su popularidad. También se utilizaban para distraer a la población de males más importantes o convencerla de alguna cuestión.
Lo que debemos preguntarnos hoy en día es, ¿se sigue empleando el mismo sistema de control de masas?
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