¿Año Nuevo en primavera? Estos iberos están locos

¡Oh, la Navidad! Esa maravillosa época del año en la que la ilusión y el capitalismo impregnan los corazones de alegría. Es una fecha que supone el fin de un ciclo: de un año que suele cerrarse pegándonos al televisor y siendo muy buenas personas. Pero, como habitantes de un territorio que lleva por nombre “Península Ibérica”, ¿alguna vez os habéis preguntado cómo era el fin de año para los iberos? Pues si os lo habéis preguntado o si no, aquí voy a descubriros que los españoles, de iberos, tenemos poco. Al menos, en Navidad. Porque el Año Nuevo Ibero se celebraba en primavera

Año Nuevo Ibero Dama de Elche
La Dama de Elche (V-IV a.C.), el gran símbolo ibero. Fuente: Museo Arqueológico Nacional.

¿Quiénes fueron los Iberos?

Los iberos son algo más que los artífices de la Dama de Elche. Fueron un pueblo prerromano, que surgió allá por el siglo VI a.C., y que perduró hasta el comienzo de la época imperial romana, en el siglo I a.C.

El nombre de “ibero” se lo pusieron los geógrafos e historiadores griegos. Estos viajaron por las costas mediterráneas contando lo que se iban encontrando en sus viajes. Este nombre se atribuía a las gentes que habitaban alrededor del río Ibero (actual Ebro), hecho corroborado por autores clásicos, como Estrabón y Avieno (1).

Pero se expandieron más allá del Ebro. Se ha documentado ocupación desde Andalucía (incluso algo de Portugal) hasta la región francesa de Languedoc (2). Por tanto, eran vecinos de los celtíberos, que habitaban la Meseta Central y que tantos quebraderos de cabeza darían a los romanos después. No obstante, no os penséis que el pueblo ibero conformaba una unidad homogénea. Pues, más bien, era un conjunto de pueblos a los que les unía principalmente una lengua que, encima, presentaba variantes dentro del territorio (3).

Expansión de los Iberos Año Nuevo primavera
La expansión ibera y sus pueblos. Fuente: Historia y Vida.

Año Nuevo Ibero en primavera

Pero, vayamos al núcleo de la cuestión. ¿Cómo? ¿Qué los iberos celebraban el Año Nuevo en primavera? Pues sí, para los iberos el año comenzaba en marzo. Por supuesto que no lo parcelaban en doce meses, tal y como lo hacemos nosotros. Fue el segundo rey de Roma, Numa Pompilio, quien estableció el calendario como lo conocemos (según dice una tradición romana que hay que coger con pinzas) (4). Ellos dividían el año en dos periodos: el equinoccio de marzo, que daba paso a una época de bonanza para las cosechas, y el equinoccio de septiembre, que marcaba el comienzo de la época de siembra (5).

Entonces, claro, como es lógico, en marzo se iniciaba un nuevo ciclo en el que la tierra renovaba sus frutos y les ofrecía de nuevo las cosechas. Es en el comienzo de la primavera cuando, literalmente, empieza un nuevo año para la tierra.

La importancia de la Gran Diosa para el Año Nuevo Ibero

Lo curioso es entender cómo se explicaban esta renovación y cómo la celebraban. Hay que tener en cuenta que los iberos veneraban a la Gran Diosa, a la que se representaba como un ser alado. Esta estaba unida a su esposo, el dios de la tierra, representado con forma de caballo. Y ambos tenían un hijo al que se representaba con forma de toro (6).

diosa ibera la alcudia
La Gran Diosa pintada sobre un fragmento de cerámica de La Alcudia. Fuente:  fundacionlaalcudia.wordpress.com

Pero hay un problema. Y es que, en un momento dado del año, el hijo y a la vez esposo de la Gran Diosa se muere y esta, que se encarga de dotar de vida a la tierra, baja al mundo de los muertos a buscarlo (en la tradición ibera como en otras tantas, el matrimonio entre madres e hijos es lo más normal del mundo). Durante este periodo, la vida en la tierra se marchita, por lo que no hay cosechas (también, porque el dios que ha muerto está vinculado al toro, que a su vez es símbolo de fertilidad). Sin embargo, cuando la diosa lo encuentra y vuelve al mundo de los vivos, comienza una etapa de esplendor agrario. Así se explican los iberos el invierno y la primavera.

¿Solos los Iberos?

Pues no. Quizás por el contacto comercial entre griegos e iberos, esta misma historia existe también en la mitología helena. En esta tradición, Perséfone es raptada por Hades (dios de los infiernos). Entonces, la madre de esta, Deméter (que es la diosa de la agricultura), cae en una tristeza profunda y los campos quedan yermos. Hasta que no consigue que Hades devuelva a Perséfone, en la tierra no hay vida (invierno), pero cuando vuelve regresan la alegría y las cosechas (primavera).

Es muy curioso, también, cómo se explican los griegos el motivo del cambio de las estaciones, pues la historia concluye con una especie de custodia compartida en la que Perséfone tendría que estar seis meses con Hades (otoño e invierno) y otros seis con Deméter (primavera y verano). Como es lógico, cuando madre e hija vuelven a estar juntas, la alegría se refleja en los campos llenos de vida.

rapto de Proserpina Juan Bautista Martínez del Mazo Peter Paul Rubens
El rapto de Proserpina. Siglo XVII. Juan Bautista Martínez del Mazo (copia de Peter Paul Rubens). Fuente.

¿Derechos de Copyright?

Menos mal que el tema del copyright no existía en la Edad Antigua, porque esta misma historia será tomada por los romanos, con otros nombres y variantes que, aun así, no la libran del plagio, pues la historia es igual. La salvedad es que esta vez es Proserpina, hija de Ceres, es raptada por Plutón.

Y, para más inri, estos también tuvieron durante un tiempo la celebración del Año Nuevo coincidente con el comienzo de la primavera en marzo. Pensadlo, tiene un sentido increíble. Es un periodo del año donde el trabajo en el campo se disminuye y solo queda esperar que la tierra “haga su magia”, por lo que es lógico que quisieran celebrarlo.

¡A celebrar como buenos iberos! El Año Nuevo Ibero se celebraba en primavera

Pero, volviendo a los iberos, su manera de celebrar este nuevo año era muy diferente a la nuestra. Ellos no se sentaban en frente de la televisión para ver el vestido de Cristina Pedroche o el último grito en capas de Ramón García, sino que tenían la llamada fiesta “del despertar” (7).

Esta se desarrollaba en tres días a lo largo de los cuales se conmemoraba la muerte del dios. Entre los ritos, se encendía una pira donde se quemaban objetos propios del año que acababa, así como una representación alegórica de la deidad que luego enterraban. Los ritos los presidía el rey o el gobernante y una mujer que simbolizaba a la Gran Diosa, viuda del dios. El tercer día, se celebraba la vuelta a la vida de este con una boda real o de algún aristócrata que se casaba con una mujer que simbolizara, de nuevo, a la Gran Diosa (8).

Es interesante ver, también, que en Babilonia se hacía algo similar al comienzo del Año Nuevo, en primavera. Es en este momento cuando el dios, que había muerto, volvía a la vida y se sucedían fiestas por once días (por lo visto, lo de las deidades que mueren y resucitan no se inventó ayer) (9).

¿Y nosotros?

Por tanto, el 1 de enero para los iberos (entendido desde nuestra organización actual del calendario), pasaba sin pena ni gloria. Era un día más dentro de la estación yerma. Así hasta que los romanos decidieron comenzar el año civil en el mes de Jano (Ianus) y ya aprovechaban y unían con las Saturnales el 24 de diciembre. Luego, claro, los cristianos aprovecharon también y para luchar contra el culto a Saturno dijeron que, casualmente, Jesús había nacido el 25.

Pero bueno, si lo preferís, podéis volver a celebrar el año nuevo esta primavera con hogueras, bodas reales y fiestas prolongadas durante tres días. Por el momento, y hasta que no se termine de imponer la tradición ibera, seguiremos celebrándolo viendo a Ramón García o a Cristina Pedroche en la televisión.

Bonus Track: acentuación de «ibero»

Apreciado lector, si has sido hábil durante la lectura, te habrás preguntado por qué no he tildado la palabra “ibero”. Hay un gran debate en torno a esta tilde. Desde el latín, podría decirse “ibero”. Pero desde el griego, los que acuñaron el término, es “íbero”. Por suerte, la Real Academia Española de la Lengua establece que ambos son válidos (10).



No te pierdas más artículos interesantes en nuestra revista Khronos Historia.


Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Ramos Fernández, 2017, p. 47.

(2) Celtiberia Histórica, s.f.

(3) G.M., 2021.

(4) Marqués, 2018.

(5) Ramos Fernández, 2017, p. 66.

(6) Ramos Fernández, 2017, p. 70.

(7) Ramos Fernández, 2017, p. 68.

(8) Ramos Fernández, 2017, p. 69.

(9) Ramos Fernández, 2017, p. 69.

(10) Valencia Historia, s.f.


Bibiografía

  • Amorós, A., 2017, «Drogas y fiestas de corte ibérico», Información, 26 de abril de 2017. [En línea] Disponible en https://www.informacion.es/cultura/2017/04/26/drogas-fiestas-corte-iberico-5945274.html (26 de diciembre de 2021).
  • Celtiberia Histórica, s.f., «Iberos, celtas y celtíberos», Celtiberia Histórica. [En línea] Disponible en https://historia.nationalgeographic.com.es/a/iberos-adaptable-cultura-levante-peninsular_16806 (26 de diciembre de 2021).
  • G.M., A., 2021, «Los íberos, la adaptable cultura del levante peninsular», Historia National Geographic, 30 de septiembre de 2021. [En línea] Disponible en https://historia.nationalgeographic.com.es/a/iberos-adaptable-cultura-levante-peninsular_16806 (26 de diciembre de 2021).
  • Marqués, N. F., 2018, «¿En qué mes comenzaba el año en la Antigua Roma?», Antigua Roma al Día, 1 de enero de 2018. [En línea] Disponible en https://antiguaroma.com/comienzo-enero-roma/ (26 de diciembre de 2021).
  • Parra Ortíz, J. M., 2018, «Iberos. Mucho más que guerreros», Historia y Vida, nº 606, pp. 28-35.
  • Ramos Fernández, R., 2017, Los iberos. Imágenes y mitos de Iberia, Almuzara, Córdoba.
  • Ramos Fernández, R., 2014, «Simbología de la cerámica ibérica», Fundación La Alcudia, 29 de enero de 2014. [En línea] Disponible en https://fundacionlaalcudia.wordpress.com/2014/01/29/simbologia-de-la-ceramica-iberica/ (26 de diciembre de 2021).
  • Valencia Historia, s.f., «¿Cómo se escribe: iberos o íberos?», Valencia Historia. [En línea] Disponible en https://valenciahistoria.com/como-se-escribe-iberos-o-iberos/ (26 de diciembre de 2021).
5/5 - (1 voto)
Artículo anteriorGrýla: la ogresa de la Navidad islandesa
Artículo siguienteDomingo Sangriento: Revolución Rusa – Año 0