La tumba de Cleopatra: la leyenda continua

¿Cómo es posible que una reina, una gobernante inteligente, culta, fuerte y eficaz, carezca de un mausoleo, siquiera una tumba sencillita que perpetúe su nombre? Hoy nos trae por aquí la tumba de Cleopatra. La última morada del último faraón de la dinastía ptolemaica del Antiguo Egipto no existe, ¿o sí?

La tumba de Cleopatra

El hecho de no haber descubierto su tumba contribuye, si es posible, a acrecentar la leyenda de una mujer singular. Poderosa, diplomática, comandante naval, lingüista​ y escritora de tratados médicos. Y, sin embargo, en ella confluyen todos los males y tentaciones que podáis imaginaros.

Busto de Cleopatra
Busto de Cleopatra. Fuente.

Desde el momento de su muerte, acaecida en el año 30 a. C, su figura ha sido objeto de habladurías, cotilleos y supercherías (1). El interés por el personaje, atípico en cualquier caso, se mantiene sobre una pátina de semidiosa, alejada de la importancia que realmente tuvo. Basta una somera comparación con cualquiera de los dirigentes masculinos de la época para revelar la intencionalidad de anularla. Era un rival enorme y había que desprestigiarla.

La hija de Ptolomeo XII

Antes de desvelar porqué fue una figura incómoda, es necesario conocer quién era Cleopatra. Si nos detenemos en su progresión personal, vemos que Cleopatra viene de una dinastía empobrecida. Era  hija de Ptolomeo XII, también conocido como Ptolomeo I Soter, un miembro de la aristocracia macedonia y amigo de Alejandro Magno. Concretamente, miembro de su guardia personal. En las campañas de conquista del Imperio Persa, destacó como un general cauto y capaz. En sus galones, lució triunfo en las batallas de Gaza (312 a.C.) e Ipso (301 a.C.).

Vista aérea de Taposiris Magna, donde se busca la tumba de Cleopatra y Marco Antonio. KENNETH GARRETT
Vista aérea de Taposiris Magna, KENNETH GARRETT. Fuente: El Mundo.

Y apareció Julio Cesar

Ptolomeo abdicó en favor de su hijo Ptolomeo II y, siguiendo la tradición de la familia real de Egipto, Cleopatra se casó con su hermano. Los hermanos no se llevaban muy bien, pero la suerte de Cleopatra cambió al llegar a Egipto Julio César. En principio el general romano, inmerso en una lucha civil en Roma, se presentó en Egipto persiguiendo a su enemigo Pompeyo y en su camino se cruzó Cleopatra.

Julio César tomó partido por ella en el conflicto que mantenía con su hermano. El futuro de Egipto dio un vuelco: en los enfrentamientos murieron, tanto Pompeyo como Ptolomeo II, además de acaecer del pavoroso incendio que destruyó legendaria Biblioteca de Alejandría. Con Julio Cesar, Cleopatra tuvo un hijo y, más tarde, otros tres con Marco Antonio. La historia es harto conocida y no voy a perpetuar el papel de “mala” de nuestra protagonista. Los folletines rosa la dibujan como una beldad, una tentación con patas. Lo que está muy claro es que la belleza, como sigue ocurriendo hoy en día, fue un lastre para ella. Sus enemigos la utilizaban para desprestigiarla.

Propaganda machista contra Cleopatra

Obviando intereses políticos, publicitarios o sexuales, la importancia política de Cleopatra como dirigente está fuera de toda consideración. ¿Por qué otro motivo se iba a enfrentar a Marco Antonio el poderosísimo Octavio? Fijémonos en los epítetos que los cronistas utilizan en el caso de ellos. Comprobamos que se sustentan en la valoración de sus conquistas, batallas, glorias o derrotas, en la capacidad de someter y gobernar un territorio o en sus capacidades intelectuales.

moneda egipto
Cleopatra. Moneda. Fuente: ABC.

En el caso de Cleopatra no es así. Los criterios con los que se la ensalza no tienen en cuenta la realidad histórica de una reina empeñada en mantener un Egipto independiente, en un intento por retener el esplendor imperial del que había gozado durante siglos. Lejos de evaluar su potencial como estratego, diplomática y si me lo concedéis, visionaria y audaz.

Cleopatra se atrevió a desafiar a la poderosa élite que gobernaba el mundo

Es decir, la nobleza romana. Se la juzga a través de la figura de los generales romanos con los que se codeó: Octavio, por ejemplo, o con los que fueron sus amantes: Julio César y Marco Antonio. Con calificativos tan perturbadores como: regina meretrix o femme fatale, son los apodos que condensan las fantasías de la dominación masculina con una alta carga sexual.

Pero, ¿la tumba de Cleopatra está, o no?

¿Y qué tiene que ver todo esto con el hecho de que no se haya encontrado su tumba? Pues porque a uno no le construyen una tumba flipante si no es alguien importante. Y Cleopatra lo fue.

La muerte de Cleopatra dio fin a la cuarta guerra civil de la República romana, entre los triunviros Octavio y Marco Antonio. Antonio y Cleopatra huyeron a Egipto tras la derrota en la batalla de Accio, disputada en el año 31 a. C., tras la cual, Octavio invadió Egipto. La muerte de Cleopatra marcó el final del período helenístico y del dominio ptolemaico.  Egipto  se convirtió en una provincia del Imperio romano.

Atentos, que empieza el folletín de  la tumba de Cleopatra

Cuando las fuerzas de Octavio invadieron Alejandría, Cleopatra se retiró a su tumba con sus asistentes más cercanos e hizo que le enviaran un mensaje a Marco Antonio diciéndole que se había suicidado. Marco Antonio reaccionó apuñalándose en el estómago con una espada. Muy digno él, ya que le había puesto los cuernos con su mujer. Claro, ¡Marco Antonio estaba casado con una romana!

Octavio mató a Cesarión, el hijo que Cleopatra había tenido con Julio César, por deshacerse de potenciales rivales. En sus últimos días de vida, Cleopatra intentó que Cesarión, su corregente e hijo, fuera enviado al Alto Egipto con intención de huir a Nubia, Etiopía o la India. Cesarión o Ptolomeo III, lo fue solo durante dieciocho días, hasta que fue capturado y ejecutado por orden de Octavio el 29 de agosto de 30 a. C. Octavio se llevó Roma a los hijos de Marco Antonio: Alejandro Helios, Cleopatra Selene II y Ptolomeo Filadelfo. La muerte de Cleopatra, la última soberana del Egipto ptolemaico, tuvo lugar el 10 o 12 de agosto de 30 a. C. en Alejandría, cuando tenía 39 años.

Marco Antonio y Cleopatra tumba
Marco Antonio y Cleopatra. Fuente: historiaeweb.com

Y como Octavio era muy majete permitió que ella y Marco Antonio fueran enterrados juntos. Como los eternos amantes, ¿os suena la copla?

¡No os vayáis, que todavía hay más!

El mito, leyenda o el cuento chino que nos ha llegado, nos dice que Cleopatra se suicidó dejándose morder por un áspid (una culebra muy mona que corre por el desierto y venenosa de narices) Otros apoyan la versión de que se envenenó con ungüento tóxico.

Yo quiero saber dónde está la tumba de Cleopatra, ¿a mí qué me importa cómo murió?

Sabemos de buena tinta, (por la fuentes, claro), que el médico personal de Cleopatra, un tal Olimpo, en el informe que emitió, obvió la causa de la muerte de su reina. A través de los siglos la teoría de la muerte por suicidio ha consolidado su validez. De hecho, existen pruebas del uso de la neurotoxina del áspid entre la nobleza egipcia. Sin embargo, en los últimos años va cobrando fuerza la versión de un posible asesinato ordenado por Octavio.   ¿No digas que esto no parece una novela negra?

            Lo cierto es que NUNCA han encontrado su tumba.

Un giro de tuerca más

Y digo nunca, porque la doctora Kathleen Martínez, arqueóloga dominicana, es la última de una larga lista de investigadores que han estado buscando la tumba de la reina, esta vez, al frente de las excavaciones en Taposiris Magna. Taposiris Magna es un yacimiento arqueológico, de unos siete kilómetros de longitud, en el que se ha encontrado un gran complejo religioso y un centro comercial de mucha importancia, a cuyo puerto llegaban los barcos directamente desde Grecia, fechado entre los siglo III a.C. hasta el siglo VIII.

arqueologa Kathleen Martinez Taposiris Magna
La-arqueologa-Kathleen-Martinez. Fuente: revistaadios.es

El yacimiento aportó el hallazgo de seis cámaras funerarias junto con varios objetos, entre ellos, cuarenta monedas acuñadas por Cleopatra y Marco Antonio y dos nuevas momias que podrían haber estado vinculadas en vida a de la Cleopatra.

En ese momento saltaron todas las alarmas

Por todo el planeta corrió la noticia del descubrimiento de la tumba de Cleopatra. A pesar de que la cámara funeraria ha permanecido intacta durante dos mil años, el estado de conservación de las momias es bastante malo por las filtraciones de agua. Recordemos que Alejandría, la denominada “Ciudad de los mil palacios”, se hundió bajo el agua porque el suelo no soportó el enorme peso de los suntuosos templos y edificios de aquél momento, incluido el palacio de Cleopatra, situado en el mítico Portus Magnus de Alejandría.

El chasco fue mayúsculo cuando los arqueólogos, determinaron que las momias pertenecían a un varón y una mujer y que fueron recubiertos en su totalidad con láminas de oro, un lujo reservado tan solo a los niveles más altos de la sociedad egipcia. De ahí que la principal hipótesis es que se trate de dos sacerdotes que desempeñaron un papel relevante defendiendo la causa de Cleopatra. Incluso surgieren que ambos individuos pudieron haber interactuado con la reina. Pero, ¡¡¡ohhhhh!!! NO son Cleopatra y Marco Antonio.

Martínez está convencida de que fue en Taposiris Magna donde encontró su eterno descanso. Hasta el popular arqueólogo Zahi Hawass, apoyó los trabajos de excavación convencido de lo acertado del planteamiento, pero renunció a incluir su nombre en las investigaciones tras el fiasco del anuncio del descubrimiento de la tumba a principios de 2019.

Y entonces, ¿donde está la tumba de Cleopatra?

La principal hipótesis es su tumba estaría localizada en su palacio, que ahora se encuentra sumergido. Cleopatra estaría enterrada junto Marco Antonio en una tumba bajo el mar.

 Así que, tendremos que seguir esperando. Y, de momento, el misterio continúa.



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Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Cid López, 2000, pp. 119-141.

(2) Cotterell, 1987.

(3) Grimal, 2004, p. 556.

(4) Pomeroy, 1989.


Bibliografía

  • Arroyo de La Fuente, M. A., 2013, “Cleopatra VII Filópator y la legitimación del poder ptolemaico”, Eikón / Imago, nº 4 , p. 106.
  • Cid López, R. M., 2000,  “Cleopatra: mitos e historia en torno a una reina”, Studia historica. Historia antigua, Universidad de Oviedo, nº 18, 2000, pp. 119-141.
  • Cotterell, A. (coord.), 1987, Historia de las Civilizaciones Antiguas. Egipto, Oriente Próximo, Barcelona, Crítica, p. 414.
  • Grimal, N., 2004, Historia del Antiguo Egipto, Madrid, Akal.
  • Pomeroy, S. B., 1989, Women in Hellenistic Egypt from Alexander to Cleopatra, Nueva York.
  • Schulz, R. y Seidel, M. (ed.), 1997,  Egipto. El mundo de los faraones, Madrid, Könemann, p. 538.
  • Shaw, I. (ed.),2010,  Historia del Antiguo Egipto, Madrid, Esfera de los Libros.
  • Walker, S. y Higgs, P. (ed.), 2001, Cleopatra of Egypt: from history to myth. Catálogo de la Exposición, Londres, The British Museum Press.
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Marta Huelves Molina
Grado en Geografía e Historia por la UNED de Madrid. Empeñada en dar a conocer la Historia de forma amena y rigurosa.