Amazonas: «feminazis» de la antigua Grecia

Cuando pensamos en las amazonas (las de la mitología griega, no las que participan en concursos ecuestres), puede que sean varias las imágenes que se nos vengan a la cabeza. Algunos pensarán en unas “dominatrix” embutidas en cuero y metal (con muy poco cuero y muy poco metal seguramente). Otros, en unas mujeres marimachos con más brazo que un estibador. O incluso unas “feminazis” radicales, que mutilaban y masacraban a sus pobres congéneres masculinos al grito de “abajo el patriarcado”. Aunque la existencia de dichas mujeres está en duda, si hubieran existido, seguramente no se parecerían a nada de lo anterior.

Xena y dibujos de amazonas

La visión clásica del mito amazónico nos las describe como

“un pueblo de mujeres que descienden del dios de la guerra Ares y la ninfa Harmonía. Su reino se ubica al norte, ora en las laderas del Cáucaso, ora en Tracia, ora en la Escitia meridional. Se gobiernan por sí mismas, sin intervención de ningún hombre, y a su cabeza tienen una reina. Sólo toleran la presencia de hombres a título de criados, para los trabajos serviles. Según algunos, mutilaban a sus hijos varones al nacer, volviéndolos cojos; según otros, los mataban y, en determinadas épocas, se unían con extranjeros para perpetuar la raza, guardando solamente los hijos de sexo femenino. A estas niñas les cortaban un seno para que no les estorbase en la práctica del arco o el manejo de la lanza, costumbre que explicaba su nombre (“las que no tienen seno”). Su pasión principal era la guerra” (1).

Des-pechadas y masculinas

Bueno, como decía Jack el destripador, vayamos por partes. Lo primero que debemos tener presente es que aunque nos encontremos ante un mito griego, las Amazonas no eran griegas. Eran consideradas hiperbóreas, o lo que es lo mismo, extranjeras que venían de más allá de los límites del mundo civilizado (el griego). Así pues, cualquier idea que podáis tener de una amazona vestida como un guerrero griego borradla de vuestra mente.

Crátera con figuras de amazonas

Nuestras queridas guerreras tenían dos pechos (seguro que eso os deja más tranquilos).  ¿Entonces como explicamos lo de su nombre? En griego el prefijo a- significa sin, y –mazon seno, así que con esto, unido a la misoginia congénita de los griegos, tenemos unas mujeres que son tan de lo peor que hasta se mutilan. Sin embargo, si hacemos caso a Arriano, el nombre se dividiría en ama- y –zone, traducidos como “madre o diosa madre” y “descendientes de”, respectivamente. De este modo, tenemos un pueblo de mujeres que contaba la descendencia por línea materna. Algo con más sentido y verosímil, ya que existen pueblos que siguen este tipo de linaje (2). 

La idea de la mutilación del pecho queda también desterrada por las diversas representaciones de Amazonas, tanto en esculturas como en pinturas. En éstas, siempre aparecen representadas con sus dos senos, y en la mayoría de las ocasiones mostrando uno de ellos al descubierto. Precisamente para que veamos que, pese a su apariencia masculina, son mujeres.

Hombres de usar y tirar

Supongo que os preguntaréis entonces por qué ese empeño de los griegos en “calumniar” y menospreciar a estas mujeres. Como ya comenté anteriormente, los griegos eran unos hombres bastante misóginos. Debido a esto, el mito de las Amazonas no deja de ser un reflejo de lo que eran ellos mismos y lo que significaba el género femenino para ellos. El mayor deseo de los griegos era ser capaces de engendrar. Algo que queda muy bien plasmado en el mito del nacimiento de Atenea; la diosa nace completamente formada y armada de la cabeza del padre de todos los dioses, Zeus.

Las amazonas usaban a los hombres para poder tener descendencia y para hacer las labores domésticas. Al igual que hacían ellos con las mujeres. Las mujeres griegas no podían dedicarse a otra cosa que no fuera el oikos (la casa) y la crianza de sus hijos. El lugar de las mujeres era dentro, en la casa. Así, todo lo que se realizaba en el exterior (política, caza, guerra, comercio, etc.), quedaba reservado para los hombres.

La mujer perfecta

La mujer griega perfecta, la “influencer” de nuestras griegas clásicas, era Penélope. Fue una abnegada y casta esposa que esperó y desesperó por su amado esposo, el pobre Odiseo, que tan mal lo pasó errando por esos mundos de Zeus y haciendo “amigas”. Del otro lado, tenemos a Antíope, Hipólita, y todas esas desvergonzadas que cazaban, guerreaban y se vestían como hombres; vestido corto y pelazo al viento. Todo un mal ejemplo para las jovencitas griegas. “Feminazis” que amenazaban el buen funcionamiento del civilizado y perfecto mundo griego.

Penelope

Si nos paramos a pensarlo, no deja de resultar curiosa la mentalidad griega. Las amazonas eran consideradas como lo peor de lo peor. No sin razón fueron identificadas con todos los pueblos enemigos de los griegos. Sin embargo, las divinidades que protegían y patrocinaban a los héroes en los oficios masculinos por excelencia, como eran la caza y la guerra, eran femeninas. Ejemplo de ello son Atenea y Artemisa.

El quid de la cuestión lo encontramos en un tema concreto: el sexo. Tanto Atenea como Artemisa y las amazonas rechazan el matrimonio; pero sólo unas de ellas no rechazaba el sexo, como ya hemos visto. Una mujer plenamente sexual era considerada por el imaginario griego como “peligrosa”. “Una mujer totalmente realizada tiende a engendrar ansiedad en el macho inseguro, incapaz de poder con una multiplicidad de poderes condensados en una sola mujer; el hombre, desde la antigüedad al presente, ha visto a la mujer sólo en uno u otro papel” (3) (intelectual, sexuada, objeto sexual, esposa, madre). Las amazonas eran consideradas promiscuas y sexualmente activas. Por lo tanto, si hacemos caso de la explicación anterior, los griegos sólo se sentirían seguros ante una virgen.

La verdad está ahí afuera ¿existieron las amazonas?

La gran pregunta en torno a las amazonas es ¿realmente existieron? Para arrojar luz a esta duda, la arqueología y los clásicos pueden ayudarnos. Las amazonas, como las muestra el mito, es casi improbable que existieran. Sin embargo, es muy probable que los griegos conocieran algún pueblo en el que las mujeres gozaran de igual estatus que los hombres.

Como vimos en la descripción del inicio, una de las zonas en las que se ubica a estas mujeres es en el Cáucaso. Gracias a la arqueología, se descubrieron tumbas de mujeres con armas, caballos y todo lo que podríamos esperar encontrar en la tumba de un guerrero (4). La más famosa es la tumba de la Ice Maiden, o Princesa de Altaï; una momia femenina con ajuar de guerrero y cuerpo cubierto de tatuajes, seguramente como reconocimiento de logros en batalla.

Existieran o no (que seguro que sí), sin ellas Marston no hubiera tenido fuente de inspiración y nos habríamos perdido a la mayor superheroína de todos los tiempos, Wonder Woman (5).


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Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Grimal, 1981, p.24, voz Amazonas.  La zona geográfica en las que las ubica sería la actual zona comprendida en los alrededores del Mar Negro y del Mar Caspio.

(2) Quizás lo que hizo que la teoría de la supuesta mutilación del pecho fuese la más aceptada fue el empeño de los griegos en poner de relieve el carácter antifemenino de estas guerreras. Arriano da origen frigio al término; en su época (s.II a. C.) aún se hablaba dicha lengua.

(3) Pomeroy,  1999, p.22. 

(4) Tumbas de la Alföld húngara. Los antiguos húngaros hablaban de una misteriosa tribu llamada Gyneneg, palabra derivada de la griega Gynaikes y que significa mujeres.

(5) Si queréis saber más, y aún no lo habéis hecho, os recomiendo la lectura de mi artículo “Una amazona en la onu: Wonder Woman embajadora”.


Bibliografía

  • Cantarella, E., 1991, La calamidad ambigua. Condición e imagen de la mujer en la antigüedad griega y romana., Ediciones clásicas, S.A., Madrid.
  • Grimal, P.  Diccionario de Mitología Griega y Romana. Paidós, Barcelona, 1981
  • Pomeroy, S. B., 1999,  Diosas, rameras, esposas y esclavas. Mujeres en la antigüedad, Akal, Madrid.
  • Tyrrell, W. B., 1989, Las Amazonas. Un estudio de los mitos atenienses, Fondo de Cultura Económica, México.
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Eva Sanjuán Iglesias
Licenciada en Geografía e Historia por la Universidad de Vigo. Doctorada en Grecia antigua. Hª de las religiones. Master Universitario de Historia, Territorio y recursos patrimoniales. Especializada en hª de género, Tratando de unir mis dos pasiones, los cómics y la historia desde.... hace mucho mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana.....

2 COMENTARIOS

  1. Muy bonito y todo el artículo pero está escrito «para dummies» y utiliza neologismos contemporáneos para comprender otra época, si no supiera de historia me tragara todos esos adjetivos despectivos sintiéndome orgullosa por algo de lo que no fui parte en una época a la que ni pertenecí.