Cuando portugueses y españoles se repartieron el mundo

Pensar actualmente en España y Portugal repartiéndose medio mundo causa risa. Ninguno de los dos países es hoy lo que fueron en el pasado. Ambos son aliados y miembros de la OTAN y a su vez aliados de otros países con un poderío político y militar mucho mayor que el nuestro, como Estados Unidos, Reino Unido o Francia. Sin embargo, a finales del siglo XV y comienzos del XVI la situación era totalmente diferente. Portugal llevaba décadas explorando el océano Atlántico y España ni siquiera existía como un Estado unitario. La actual España estaba conformada por dos coronas principales: Castilla y Aragón, unidas dinásticamente por los Reyes Católicos. Los choques de uno y otros llevarían al Tratado de Tordesillas. 

Esa unidad de Castilla y Aragón, en cuanto a objetivos exteriores, pronto tuvo a Portugal un como rival muy a tener en cuenta. Y los portugueses no estaban dispuestos a ceder ni un palmo en el Atlántico; no era plan dejar paso a los castellanos que, total, habían llegado más tarde y solo terminaron la conquista de las Canarias en 1496.

Conquista de las islas canarias
Portulano de la Península, norte de África y Canarias de la época. Fuente.

Esto de ocupar territorios que no son tuyos no es nuevo (por mucho que Rusia con Ucrania o Estados Unidos con Irak lo hayan creído). Se remonta a la Antigüedad, cuando griegos y fenicios comenzaron a crear asentamientos por el Mediterráneo… e incluso antes.

Pistoletazo de salida a las exploraciones

¿Cómo comenzó este tinglado? Básicamente por motivos económicos: Portugal necesitaba oro, ya que su carencia afectaba a los negocios de los mercaderes y provocaba devaluaciones monetarias (2). Otra razón era la necesidad de aumentar las tierras cultivables y, la más oscura, la compra de esclavos africanos para trabajar en las explotaciones de azúcar.

El punto de partida para Portugal fue la conquista de Ceuta en 1415. Les aseguraba controlar el Estrecho y les aseguraba la ruta magrebí y del Sahara. Unos años después, los portugueses alcanzaron el actual Sahara Occidental y, debido a las corrientes contrarias, no pudieron seguir descendiendo por la costa del continente. Pero los lusos no renunciaron a sus objetivos: decidieron retomar los viajes a los archipiélagos que, si bien conocían, no habían ocupado de manera efectiva. Así, conquistaron las islas Madeira y las Azores (3).

Para salvar esas corrientes traicioneras en dirección contraria, los portugueses optaron por dar un rodeo por las islas. Era más largo, pero les permitió seguir descendiendo al sur. Así llegaron a cabo Blanco (actual Mauritania), a Senegal y a Cabo Verde. Este último es un archipiélago en el que se asentaron hasta prácticamente ayer (4).

Vasco de Gama, la conquista portuguesa
Vasco de Gama, el más famoso explorador portugués. Fuente

Su tercera etapa de expansión africana llegó desde Cabo Verde, descendiendo hasta el hoy Gabón, pasando por Guinea-Bissau (5) y Costa de Oro (Ghana). También descubrieron varias islas en el golfo de Guinea: Santo Tomé, Annobón, Príncipe y Fernando Poo, pasando esta última a España siglos después (6).

La guerra en Castilla frena a los portugueses

Las exploraciones portuguesas sufrieron un parón relacionado con Castilla. Había comenzado la Guerra de Sucesión al trono de esta tras la muerte de Enrique IV. Isabel la Católica acabaría haciéndose con la corona a pesar de que Portugal apoyó a su rival, Juana la Beltraneja, supuesta hija de Enrique. El fin del conflicto llegó con el Tratado de Alcaçovas (7) por el que se estableció que Castilla solo podía aspirar a mantener las Canarias y nada más: la ruta africana quedaba reservada a los lusos.

Y no perdieron el tiempo. Siguieron explorando la costa africana hacia el sur con dos expediciones famosas. La primera en 1487 con Bartolomé Dias, que llegó a un cabo en el extremo sur y pudo ver que, al fin, la costa giraba hacia el norte a partir de ahí. Había llegado al fin de África por el sur, encontrando el paso hacia la India y sus especias.

Sería la segunda expedición, comandada por uno de los héroes nacionales de Portugal, Vasco de Gama, la que pasaría el cabo. Después ascendería hacia el norte hasta llegar a la India, inaugurando la ruta comercial. Lisboa se hacía con la primera plaza en esta carrera con Castilla.

Y ahora les toca a los castellanos

No es raro, viendo estos precedentes, que los castellanos decidiesen apostarlo todo por seguir explorando el Atlántico. Sus rivales lusos estaban concentrados en África. La idea sería la misma, alcanzar Asia, pero por una ruta alternativa y desconocida: navegando hacia el Oeste.

Para ello, los Reyes Católicos afianzaron su presencia en las Canarias, cuya conquista había sido larga e irregular durante todo el siglo XV. Las islas serían la base para las posteriores exploraciones y también el laboratorio en el que se probarían las instituciones que más tarde se instalarían en América (8).

El elegido para la gran empresa fue un marino de origen genovés que todos conocemos de sobra, Cristóbal Colón. También es ampliamente conocido que, antes de acudir a sus Católicas Majestades, visitó Lisboa para buscar el apoyo luso. Sin embargo, le dieron calabazas: estaban ocupados en África.

Tras unos años de tiras y aflojas, Colón logró luz verde en Castilla a pesar de sus exigencias excesivas. Las Capitulaciones de Santa Fe, una especie de contrato entre la Corona y el genovés, fueron aprobadas. Colón pudo partir con solo tres navíos en agosto de 1492.

Lo demás es ampliamente conocido. Colón llegó a América justo cuando sus marineros estaban hartos de los tres meses de travesía. A partir de su vuelta, los Reyes Católicos movieron ficha por si acaso a Portugal se le ocurría interferir en esas tierras que podían ser Asia… o no.

tratado de Tordesillas
Original del Tratado de Tordesillas, conservado en el Archivo de Indias de Sevilla. Fuente.

Mosqueo de Portugal…

Por ello, lograron el apoyo del Papa Alejandro VI (el famoso Borgia), que promulgó las Bulas alejandrinas. En ellas, la Iglesia bendecía las pretensiones españolas frente a Portugal. Pensaba básicamente en los quizá millones de fieles nuevos que podían sumarse en las nuevas tierras.

El Tratado de Alcaçovas quedaba así en agua de borrajas, con el rey portugués mosqueado a más no poder. Y, mientras en Portugal se acordaban del rechazo a Colón, este hacía más viajes por orden de los Reyes Católicos, que confirmaban la presencia de grandes extensiones de tierra. Colón siguió manteniendo que eran Asia, a pesar de tener características físicas distintas.

… hasta que toca repartirse el Atlántico. El Tratado de Tordesillas

La guerra parecía inevitable entre Castilla y Portugal, pero al final primó el diálogo. Tras largas negociaciones, ambas partes llegaron a un acuerdo en Tordesillas. Con el mismo se fijó una línea divisoria en medio del Atlántico, a 370 leguas al oeste de Cabo Verde. Todo lo que hubiese al oeste de ese meridiano sería para Castilla, y al este para Portugal, salvo las Canarias. Castilla podía navegar aguas portuguesas siempre que no hiciese exploraciones (9).

Líneas divisorias en el Atlántico desde Alcaçovas hasta Tordesillas. Fuente.

Y así los dos países se habían repartido sin quererlo medio mundo. Portugal logró con este acuerdo quedarse con el extremo este del hoy Brasil. Quedaba al este de la línea y fue descubierto hacia 1500. Castilla se quedó con todo lo que había al oeste, lo que hoy conocemos como Hispanoamérica.

Con esto no solo se iniciaban dos grandes imperios coloniales, sino también una gran expansión de los idiomas castellano y portugués. Estos están repartidos adecuadamente en América gracias a ese Tratado de Tordesillas que demuestra, una vez más, que la Historia nos explica el presente.

Tratado de Tordesillas
Fotograma de la serie Isabel sobre el Tratado de Tordesillas. Fuente.

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Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Floristán, 2015, p. 30.

(2) Ibídem, p. 31.

(3) Martínez, 2018.

(4) Otra colonia portuguesa hasta 1975, al igual que Cabo Verde.

(5) Concretamente en 1778, cuando las islas pasaron de Portugal a España. (García Cantús, 2004)

(6) Floristán, 2015, p. 32.

(7) Ibídem.

(8) Ibídem, p. 37.


Bibliografía

  • Floristán, A. (coord.), 2015, Historia Moderna Universal, Ariel, Barcelona.
  • García Cantús, D., 2004, Fernando Poo: Una aventura colonial española en el África Oriental (1778-1900), Universitat de Valencia, Valencia.
  • Martínez, L., 2018, «Cabo Verde, la historia de un pueblo sin Historia«, El Orden Mundial, 25 de septiembre. [En línea] Disponible en: https://elordenmundial.com/cabo-verde-la-historia-de-un-pueblo-sin-historia/ (4 de febrero de 2019).
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César Martínez Ballesteros
Profesor de Geografía e Historia en ESO y Bachillerato. Graduado en Historia por la Universidad de Alcalá. Curioso por naturaleza, bloguero y socialdemócrata independiente. Nadie debería matarse por política. Mis intereses: Geografía e Historia, Geopolítica y Arte.