El descanso del trabajador como derecho surge tras la Primera Guerra Mundial. Los totalitarismos, de cualquier color, verían en él una oportunidad para adoctrinar a la población revestida de premio. Además, las Naciones Unidas, en 1948, lo declararán Derecho Universal. Os mostramos las Ciudades Vacacionales de la época franquista.
El turismo en la posguerra española
Tras la Guerra Civil, en España no veraneaba ni el Tato. Antes del golpe de Estado solo los ricos, para qué engañarnos. Además, la Falange Española amenazó en su momento con prohibir el turismo (1). Pero en los años cincuenta del pasado siglo al régimen se le encendió la bombilla: ¡Qué veraneen los productores! ¡Tengamos contento al populacho! Surgen así residencias y ciudades creadas para ese fin.
Beneficios para todos – Las Ciudades Vacacionales
Las Ciudades de Vacaciones generaron beneficios a la población a la que iban destinadas, es innegable. Lo importante era la salud y el descanso del trabajador. Pero entre sus objetivos también estaba el adoctrinamiento de los veraneantes en un clima de conformidad y aquiescencia (2). Vamos, que había que cargar las pilas, ser obediente y ¡cuidadín con las juergas!
Durante la Segunda República ya había habido algún proyecto de descanso obrero (3). Pero, durante la dictadura, la Obra Sindical de Educación y Descanso (4) se fijó en los modelos alemán e italiano de residencias vacacionales y construyó algo similar en nuestro país. Allí, los productores podían pasar unos días de descanso por poco dinero, huyendo de las insalubres urbes. Eso sí, hombres y mujeres por separado. ¡Decoro ante todo! Hacia 1948 comienzan a construirse las de carácter familiar, como la de San Rafael en Segovia.
Pero a José Solís Ruiz, Delegado Nacional de Sindicatos, esto le parecía poco (4). A principios de los años cincuenta se empeñó en construir verdaderas ciudades vacacionales a las que se acudiría en familia. Del lado artístico, estos proyectos daban la oportunidad a los arquitectos de experimentar con el diseño de sus edificios.
También RENFE pondría su granito de arena y despacharía billetes más baratos, para que a los afiliados a Educación y Descanso no les costase un riñón el desplazamiento vacacional.
Las Ciudades Vacacionales Franquistas
Son tres: La Ciudad Residencial de Tarragona (1955-1957), la Ciudad Sindical de Marbella (1956-1962) y la Ciudad Residencial de Perlora, en Asturias (1956-1967), todas situadas en la costa. Pero ¿por qué frente al mar? Quizá por seguir la costumbre balnearia que las clases pudientes de fines del XIX y principios del XX habían instaurado. Si es bueno para el rico para el pobre ni te digo.
Se proyectarían dos Ciudades de Vacaciones más que no llegaron a construirse: en Punta Umbría (Huelva) y en Guardamar del Segura (Alicante). En Punta Umbría solo se construyó un hotel-residencia de Educación y Descanso, aun en funcionamiento y dependiente de la Junta de Andalucía.
Características de las tres ciudades vacacionales franquistas
No existían edificios altos. Las casas no disponían de cocina: las comidas se realizaban en el comedor colectivo y las habitaciones eran de pequeño tamaño, lo que invitaba a salir de la casa y acudir a las instalaciones comunes. Las tres contaban con iglesias para el culto católico. ¡Cuál si no! Y con abundantes zonas verdes. Se pretendía que fuesen autosuficientes, que los veraneantes encontrasen allí todo lo necesario.
La Ciudad Residencial de Tarragona
Inaugurada en 1957 y diseñada por los arquitectos Antoni Pujol Sevil y José María Monravà (5), constaba de doscientos apartamentos de cuatro tipos. El solar en que se asentaba estaba dividido en tres partes pues estaba atravesado por la carreta nacional y por la vía del tren. Esto permitió distribuirlo en una zona residencial, otra para deporte (campos de baloncesto, frontón, tenis, piscina, etc.) y otra marítima (6). Funcionó hasta 2011.
La Ciudad Sindical de Marbella, en Málaga
Situada a unos ocho km. de Marbella, el concurso para el proyecto fue ganado en 1956 por Manuel Aymerich y Ángel Cadarso. Con casi doscientas viviendas, se inauguraría en 1962 (7). En sus edificios se repite la línea curva, destacando su original iglesia. Por suerte, las construcciones respetaron la línea costera y no interfirieron con las dunas ¡Aleluya!
La ciudad del norte: Perlora
Está situada a escasos dos km. de la localidad de Candás, y no muy lejos de Gijón. El lugar está rodeado de acantilados y pequeñas playas. Ya en 1954, se había inaugurado allí la Residencia Familiar de Educación y Descanso “Jacobo Campuzano”, obra de Federico Somolinos. Éste y su hermano Francisco junto a otros arquitectos asturianos, como J. A, Muñiz, Julio Galán, etc., proyectaron posteriormente doscientos setenta y tres chalets diferentes, individuales o pareados. Son peculiares los que simulan los tradicionales hórreos (obra de Somolinos). En general, hay una mezcla de modernidad y pintoresquismo (8).
Éxito del modelo de las ciudades vacacionales
El proyecto fue exitoso, realizándose intercambios con otros países. Recibieron así veraneantes-trabajadores de Portugal, Suecia, Suiza, Inglaterra, Alemania, etc.
Es destacable que estas ciudades tuvieran cierta consideración con el medio en el que se instalaban. Nada que ver con el posterior turismo de masas, que ha dejado la costa española, sobre todo la mediterránea, hecha unos zorros.
Tiempos nuevos
Con la llegada de la democracia la titularidad de las ciudades sindicales pasó a manos de las Comunidades Autónomas. Éstas corrieron diversas suertes. Presentaban ciertos problemillas, pues, aunque los diseños habían querido ser novedosos, adscritos de alguna manera al Movimiento Moderno, la calidad de los materiales no era la mejor en ningún caso…
¿Qué pasó con estas ciudades vacacionales?
En la tarraconense se hicieron reformas en los años ochenta y noventa. Allí se alojarían entonces familias vinculadas a los sindicatos democráticos. En diciembre de 2011, la Generalitat decidió cerrar el complejo debido a su deterioro.
En Perlora las cosas han ido de mal en peor. La titularidad pasó al Principado de Asturias o a empresas públicas como HUNOSA y siguió funcionando. Se hicieron reformas en los 80, en los 90 se derribaron algunos chalets, y en 2005, la residencia, por problemas de estructura (9). La ciudad está cerrada desde entonces.
La Marbellí sigue en funcionamiento. Está incluida en la Red de Residencias de Tiempo Libre dependientes de la Junta de Andalucía y disponible para trabajadores andaluces. Fue declarada en 2006 Bien de Interés Cultural por su arquitectura.
¿Futuro?
En 2020, en Tarragona, la noticia es que dicho espacio se convertirá en un complejo de turismo social y albergue de juventud. En Perlora siguen a la espera de proyecto viable (10) mientras su deterioro sigue a pesar de ciertas reparaciones. Una pena.
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