Bien es sabido nuestro «sambenito«, que los españoles tenemos un lugar aventajado para según qué cosas. Por ejemplo, somos de los primeros en los índices mundiales de temas tan interesantes y pioneros como la corrupción, la desigualdad(1), o … la educación. -¡Alto ahí! ¿Cómo educación?-. Bueno, no hagamos leña del árbol caído, los primeros por la cola ya es algo; en Eurovisión vamos por la misma línea y nos presentamos todos los años para mejorar. Pues eso. Pero hoy vamos a hablar de un asesinato …
Lo cierto es que hace poco apareció una noticia en un medio de divulgación científica, la Revista PLOS ONE (2), que hizo que España se situara a la cabeza de un hito histórico en investigación científica. Hablo del primer asesinato documentado de la historia de la humanidad, que ocurrió nada más y nada menos que en Atapuerca, hace 430.000 años, y «presuntamente» -¡cómo les gusta a nuestros políticos esta palabreja!-, a garrotazos.
La sierra de Atapuerca -Burgos-, ha conseguido ser conocida internacionalmente gracias al descubrimiento de sus yacimientos pleistocenos, que escondidos entre sus laderas han resultado ser referentes mundiales en el desarrollo y conocimiento de la evolución humana. Se trata de un hecho fundamental para la investigación social, el estudio de cómo algunos pasamos de primates a homínidos -y digo algunos, porque muchos aún están en tierra de nadie…-. Además, Atapuerca ha sido pionera en aunar la divulgación científica con el turismo cultural (3) – ya podíamos aprender algo… – ; y ahora vuelve a demostrar su importancia con el descubrimiento de, posiblemente, uno de los primeros «asesinatos» de la historia.
El hecho es que un grupo de investigadores empeñados en descubrir la cadena evolutiva y al más puro estilo de la serie Bones (4), encontraron en el fondo de una sima de casi 15 metros de profundidad, nada más y nada menos -lo mismo que asomarse al balcón de un quinto piso-, una serie de enterramientos humanos -enterrados a conciencia, para que no los encontrasen nadie a la primera de cambio vaya-. En concreto se descubrieron 52 fragmentos de cráneos, entre los que se encontraba nuestro primer cráneo «asesinado»; revelaba signos de una violencia extrema, pues mostraba dos lesiones mortales que penetraron en el hueso, justo encima del ojo izquierdo (5). Este tesoro de yacimiento paleontológico del mundo, pertenece al cráneo 17 de la sima. Gracias a la reconstrucción de los paleontólogos, el cráneo está prácticamente completo, convirtiendo así a nuestro individuo número 17, probablemente, en la víctima de un asesino. La forma de atacar a la víctima que concluye el estudio es que fue golpeado con un objeto contundente y con una fuerza extrema. De ahí que el método «a garrotazos» encaje perfectamente.
«El individuo joven al que pertenecieron esos huesos murió de forma precipitada a consecuencia de sendos golpes en la frente con un objeto contundente, en una brutal y fatal agresión cara a cara» (6).
Nuestra «huesos» (ver nota 4), encarnada en la vida real en la doctora Nohemi Sala, explica extensivamente en el estudio, cómo este individuo fue asesinado intencionalmente, descartando una serie de hipótesis de partida y llegando a la conclusión, a través de múltiples estudios biológicos y geológicos de que las heridas del cráneo, que las fracturas fueron cometidas a propósito (con saña vamos).
La doctora Sala, cuenta que la única manera posible de que un individuo fallecido -el estudio también revela que los orificios se hicieron antes de que nuestra víctima muriese- podría haber llegado al fondo de la sima, es porque lo querían esconder a conciencia. Esta interpretación implica que estamos ante una práctica social muy temprana de intencionalidad real. Es decir, hace 400.000 años nuestros parientes los homínidos, ya mataban a voluntad. Las conjeturas que podamos sacar del porqué, lo dejo a la libre imaginación de cada uno; pero seguro que no serían mucho más distintas de las elementales: recordemos, poder, amor y venganza.
En definitiva, estamos ante un hecho controvertido que vierte millones de incógnitas, más que esclarecer algo. Quedan décadas de trabajo para que este grupo de investigadores puedan dar respuestas concretas; y quien sabe, incluso puedan llegar a averiguar quien fue el «asesino del cráneo 17». Pensadlo, la historia de éste primer asesinato da para un corto. Lo que si que tenemos que tener en cuenta y ver con ella, es que nuestro país es un lugar con potencial, que encabeza la lista de territorios donde estudiar la evolución humana y su origen; hitos fundamentales para saber cómo «narices« hemos llegado hasta aquí…
Es verdad que España sobresale en diversos rankings mundiales, pero por suerte la tónica general no es únicamente negativa. España también es líder en sectores como la alta velocidad, las energías renovables, el turismo o incluso el deporte de alto nivel (7) y ahora más aún, la ciencia evolutiva. Quedémonos con ello y mejoremos lo negativo. Quizás cuando sepamos de dónde y cómo venimos, podremos enviar a alguien que «lo pete» en Eurovisión. Ea.
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