Vamos a hablar de pinturas prehistóricas. ¡Seguro que no se ha hablado bastante del arte rupestre!. No confundirlo con el arte rupestre mueble, que es el que se puede mover. Por ejemplo, las Venus, famosas en el mundo entero. Seguro que te ha venido a la cabeza la imagen de la Venus de Willendorf, esa pequeña escultura de una mujer con todo muy grande. La has visto ¡y lo sabes!
Altamira. ¡Antes «tó» esto era campo!
En 1879, un señor al que desde el cariño y el respeto llamaremos Marce, andaba buscando restos prehistóricos en la cueva de Altamira y un día se llevó a su hija. A la niña, de buenas a primeras, le llamó la atención unos «animalitos» pintados en la pared y Marce se quedó «tó loco». Publicó su estudio y lo presentó ante los más expertos y ¡cómo no! los prehistoriadores franceses sintieron cierto resquemor y terminaron tan verdes de envidia que dieron por falsas estas pinturas prehistóricas.
Chismes, habladurías y bulos…
Como los gabachos eran «los que controlaban» en la materia y lo que decían iba a misa, el desprestigio hacia estas pinturas prehistóricas se extendió como un viral. Tuvieron que encontrar otras representaciones que les pillaban más cerca (1), para admitir la metedura de pata. Al final, se dignaron a verlas en directo y se retractaron, cuando el pobre de Marce ya se había muerto del disgusto. Vamos, que «la liaron parda». Menos mal que no se les ocurrió decir que la paella lleva queso brie.
El tiempo puso a cada uno en su sitio. La venganza se sirve fría y con «cacharritos que molan», sobre todo cuando nos dieron la razón: algunas de las cuevas de Cantabria tienen una antigüedad de hasta 40.000 años, lo que insinúa que las pinturas prehistóricas fueron hechas por los neandertales (2). Mira por donde, las pinturas prehistóricas de Marce no solo son auténticas, sino que encima apuntan a ser las más antiguas de Europa (¡chupaos esa, franceses!).
Pinto mi casita… ¡con pinturas prehistóricas!
Fácil y sencillo. Rencillas vecinales aparte, el arte rupestre (3) se puede encontrar en las paredes, techos, suelos de la cueva, abrigos rocosos y zonas al aire libre. Si hablamos de pinturas prehistóricas, hay tres variables: punteado o tamponado (que no es que los hicieran con un Tampax); en tinta plana, que es la que más sale en las fotos; y el soplado, que es como un spray pero sin bote que agitar: se sopla desde la boca directamente o con algo que hiciera de aerógrafo, a gusto del autor. En el grabado hay más variedad que en los yogures. El dibujo en sí es un tutti fruti. La técnica ya es otra movida (4).
Muchos dibujitos…
Y se hacía de todo. Literalmente, lo que se les pusiera por delante. Los más conocidos son los zoomorfos (5) y las pinturas prehistóricas de las manos, que no sé por qué emocionan especialmente, parecen decir: «menganito estuvo aquí». Y los antropomorfos, del cuerpo entero o solo partes, como las vulvas, que son muy frecuentes. Igual por tema de fertilidad… o simples mentes calenturientas. Además, eran muy innovadores y les dio por mezclar cosas. Ahí tenemos a los “seres híbridos”, medio animal, medio humano. Pero no esperes encontrar a Ariel; no va por ahí.
No solo hay bichos en las pinturas prehistóricas de Altamira
Como hay otras imágenes que son indefinibles, se las mete en el mismo saco con la etiqueta de «signos«. Aquí caben por ejemplo, lineas de puntos, rectángulos…
Durante los primeros milenios encontramos figuras aisladas, que no forman escenas. Algo así como un atasco. Y más adelante, entre el Paleolítico y el Neolítico (6), empezamos a ver escenas propiamente dichas, que en algunos casos parecen estar bailando. Como en «La La Land«.
¡Protección «anticenutrios»!
Nos han durado miles de años. Sin embargo, a veces nos encontramos en la prensa que algún ignorante ha encontrado gracioso (¡y hasta romántico!) hacer un garabato encima de arte paleolítico. No culpo solo al cenutrio que lo hace, porque puede que no sepa lo que tiene delante y eso no es solo responsabilidad suya. Es una cuestión de educación, divulgación y protección. Si se ponen en valor todas las representaciones y desde las instituciones se protegen, pueden durar otros miles.
Podríamos hablar horas, pero hasta aquí llegamos. Si te ha sabido a poco, echa un ojo a la bibliografía. No te vas a aburrir, palabra. Es más, vas a flipar.