Toros en el Vaticano

Ilustración de Vicente Arnás, grabador madrileño nacido en 1949. Fuente

El debate entre la continuidad o la abolición de los festejos taurinos ha tenido desde etapas y escenarios tan actuales como los parlamentos y lugares públicos, pero además, el debate sobre las corridas de toros ha alcanzado lugares tan insospechados como la Corte Papal en el Vaticano.

En el siglo XIII, época en la que surgen las primeras universidades gracias a intelectuales y a los Amancio Ortega de la época, en el Concilio de Letrán (1), se censuran comportamientos y estados como la incontinencia, la embriaguez o la asistencia y participación en la caza, en espectáculos satíricos y en las corridas de toros (2), una medida que hoy en día traería de cabeza a los amantes de los sanfermines. Ya lo avisaba Alfonso X el Sabio (3):

Que los perlados non deven deyr a ver los juegos, ni jugar tablas nin dados, nin otros juegos, que los sacassen del sossegamiento…e porenden no deven yr a ver los juegos: assi como alançar, o bohordar, o lidiar los Toros, o otras bestias bravas, nin yr a ver los que lidian…(4)

Fragmento de Las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio.  Fuente 

Esta disposición fue un ejemplo de «postureo» eclesiástico, ya que solamente se aplicaba al clero pues teóricamente, como personas de Dios, este tipo de actividades les son impropias, al ser irrespetuosas con criaturas del Creador. A buenas horas para venir con moralismos…

Corriendo toros en el Vaticano

Dice el refrán que «hecho el Concilio, hecha la trampa»; el espectáculo continuaba para los laicos con las denominadas “cazas de toros”, en donde se corrían estos enmaromados y con perros (5), y que se caracterizaban por su desorden y falta de organización (19 muertos y 9 heridos en una “caza” en 1332 en la ciudad de Roma). Además, la Iglesia no tardará en retomar los viejos hábitos taurinos, a partir del regreso del Papado a Roma, una ciudad abandonada durante la Edad Media (que gozaba de escasas visitas turísticas), y que gracias a sus esfuerzos económicos, consiguieron transformarla en una nueva capital cultural.

Allí se instala definitivamente la corte papal en el palacio Vaticano (sitio de vacaciones y trabajo permanentes, más guay que Marina D´Or), lugar de ensueño que es ampliado con la construcción de grandes patios en los que celebraron representaciones teatrales, justas, y corridas de toros (6); mucho prohibir pero luego bien que se montaban sus juergas…

César Borgia enfrentándose a un toro. Grupo de Estudios de História Ibérica Moderna GEHIM-USP. Fuente 

En este contexto podemos destacar el año 1492 como un gran año para el catolicismo (lo fue en la propia época, y se lo señaló como importante en época contemporánea por algunos regímenes y partidos), debido a la unificación dinástica e ideológica de la península ibérica previa a la conquista del Reino de Granada. Para festejar la culminación de la denominada “Reconquista” por parte de los cristianos, se celebraron en el palacio Borgia las mencionadas “cazas de toros” por iniciativa del entonces vicecanciller Rodrigo Borgia, un festejo en el que su hijo César Borgia participó blandiendo su espada (7).

Finalmente, destacamos especialmente las corridas (llamadas como tal), celebradas a partir de la tercera boda de Lucrecia Borgia, cuando participa César junto a ocho españoles en una caza en la que hubo incluso búfalos y murieron dos toreros, un espectáculo detallado por varios embajadores que acudieron a Roma con motivo de este enlace (8).

Toros sí, toros no. Ni los papas se aclaran

Sin embargo, no todo se reduce a pelotazos urbanísticos y fiestas de la socialité vaticana, ya que no todos fueron partidarios de estos festejos, como sucedió en 1567 cuando el papa  Pío V promulgó la bula(9) De Salute Gregis, por la que excomulgaba ipso facto “a todos los príncipes cristianos que celebrasen corridas de toros en sus reinos» (10).

Gregorio XIII, menor exponente del Partido Verde que su antecesor, levantó con la bula Exponis nobis parcialmente (11)  la prohibición ocho años después a ruego (más allá de la petición no tenemos constancia del cobro de un 3% de comisiones, ni de ERES de la época) de Felipe II, que en esta cuestión ejerció de cuñado taurino como veremos a continuación. 

Las iniciativas  abolicionistas no procedieron únicamente del poder eclesiástico, ni de los podemitas de la época; prueba de ello es el enfrentamiento entre las Cortes de Valladolid y de Madrid con el parecer de Felipe II, quien aludía al recurrente concepto de “tradición”, así como a medidas superficiales en su respuesta.  

Cinco siglos y la misma cantinela…

En la actualidad, desde el Vaticano, el papa Francisco, en  consonancia con un pensamiento más armónico con el medio ambiente, rechaza los toros, como se observa en su encíclica (12) Laudatio Si; no solo por la actual fase del cambio climático, sino también por el principio de naturaleza sacra de animales y seres humanos según el Catecismo de la Iglesia católica.

Tweet de la Cuenta Oficial del Papa Francisco I (Junio 2015) Fuente

El debate barbarie vs tradición ha sido una constante, que podemos observar en la actualidad por parte de partidos políticos y plataformas ciudadanas, situados a favor o en contra. El epicentro ha sido Catalunya, donde además el elemento patriótico ha hecho presencia, debido a la asociación con “lo español” realizada por parte de los nacionalistas españoles y catalanes, más allá del bienestar del animal (el debate se ha centrado especialmente en las corridas de toros, y no en otros festejos taurinos, por ejemplo los encierros llamados correbous).

«Lo peor son esos antitaurinos que lo son esencialmente por ser antiespañoles, que lo son porque saben muy bien que los Toros simbolizan mejor que nada la esencia misma de nuestro ser español y, por tanto, en su afán por acabar con España, buscan desprestigiar y, si pueden, prohibir los Toros por decreto» 

Esperanza Aguirre, Pregón taurino de la Feria de Abril, 2014. (13)

Recientemente el Tribunal Constitucional declaró inconstitucional la ley por la que cesaron los festejos en Cataluña, una medida que merece diferentes lecturas, ya que algunas tradiciones o costumbres siguen sirviendo como justificación si el resultado conviene o no al Estado

Algo similar ocurre en Tordesillas, donde es lanceado el Toro de la Vega, que ha generado discrepancias entre los ámbitos más conservadores, hasta el punto de cambiar ligeramente la visualización, debido al decreto de la Junta de Castilla y León que impide la muerte en púbico del animal. 

En conclusión, podemos afirmar que los festejos taurinos no han causado indiferencia a ningún sector de sociedades del pasado ni de la actualidad, produciendo opiniones diferentes en lo que se refiere al mantenimiento de este fenómeno o a su abolición. Los argumentos van desde la tradición, en la que faltaría entroncar al bisonte de Altamira con el toro de Osborne, hasta las lecturas cuasi freudianas sobre el sadismo del ser humano y su vertiente hacia la destrucción. Este debate, para bien o para mal, seguirá existiendo en los próximos años, donde paradójicamente es el toro, que por su condición “irracional” es a la vez protagonista y attrezzo, víctima y verdugo, para unos y para otros. 


Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Término general que designa las reuniones eclesiásticas bajo la autoridad jerárquica, para la discusión y decisión de asuntos relacionados a la fe, la moral y la disciplina. Enciclopedia Católica Online: http://ec.aciprensa.com/wiki/Concilio

(2) Sánchez-Ocaña, 2013, p. 3.

(3) En el compendio Las Siete Partidas: se trata del mayor compendio legislativo de la época, encargado por Alfonso X y complementado por reformas posteriores; Alfonso X, 1982.

(4) Alfonso X, Siete Partidas, I, V, ley 57.

(5) Fernández de Moratín, N. (1777). Carta Histórica.

(6) Tollinch, 1998,  p. 569.

(7) Catalán Deus, 2008, p. 67.

(8) Los embajadores Johann Lucas y Gerardo Saraceni; Ibid., pp. 333- 334.

(9)Carta apostólica con un sello de plomo, emitida por el papa. Enciclopedia Católica Online: http://ec.aciprensa.com/wiki/Bulas_y_Breves

(10)Sánchez-Ocaña, 2013, pp. 4-5.

(11) Mantiene la excomunión únicamente a los clérigos que participasen en las corridas de toros; además, mandaba que no se celebrasen corridas en días de fiestas, así como que se evitaran a toda costa las desgracias)

(12) Carta circula dirigida a los patriarcas, primados, arzobispos, y obispos de la Iglesia Universal en comunión con la Sede Apostólica. Enciclopedia Católica Online: http://ec.aciprensa.com/wiki/Enc%C3%ADclica

(13) «La Voz de Galicia», 21/04/2014. http://www.lavozdegalicia.es/noticia/espana/2014/04/21/esperanza-aguirre-cree-antitaurinos-antiespanoles/00031398086550312731566.htm 


Bibliografía

  • Alfonso X, Siete Partidas, Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile, 1982 (introducción y notas de E. Livacic Gazzano, E.)
  • Catalán Deus, J., 2008, El príncipe del Renacimiento: vida y obra de César Borgia, Debate, Barcelona.
  • Enciclopedia Católica Online. En línea: http://ec.aciprensa.com/wiki/P%C3%A1gina_principal [15-01-2017]
  • Fernández de Moratín, N., 1777 ,Carta Histórica sobre el origen y progresos de las fiestas de toros en España, Pantaleon Aznar, Madrid.
  • Sánchez-Ocaña Vara, A. L., 2013, «Las prohibiciones históricas de la fiesta de los toros», Arbor, 189 (763), pp. 1-8.
  • Tollinch, E., 1998, Las metamorfosis de Roma: espacios, figuras y símbolos, Universidad de Puerto Rico.
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Nicolás Soriano Ballesteros
Licenciado en Historia y en Humanidades por la Universidad de Huelva, Máster en Historia Antigua por la UCM y UAM de Madrid. Informador turístico, Profesor particular a tiempo parcial, fotógrafo y viajero por afición.