¿En qué se parecen un huevo y una castaña? Los mismo podríamos decir de Francisco de Goya y una película de los años 80s. Pero la verdad es, que lo que les separa es el tiempo. Junto a William Blake y a H. P. Lovecraft hemos creado la liga de los súper pirados. Llamados visionarios, ya que acabaron creando tendencia en la vida.
Francisco de Goya(1) da para temas y libros enormes, pero lo que nos interesa es lo que hay dentro de su cabeza.
Más allá de los cursis majos, de retratar a la poca agraciada María Luisa de Parma(2) (a la que su fealdad y sus dientes negros no le impidieron tener numerosos amantes) y los rumores de sus amores con la duquesa de Alba, Francisco de Goya tuvo que pasar por la Guerra de Independencia(3) y la llegada de Fernando VII(4), señor absolutista que arremetió contra todo.
Se quedó traumatizado con lo que vivió y pasó a pintarlo. Además de lo que veía también ponía sus ideas dentro de las obras.
En otro conjunto de sus obras, los Sueños(5), esconde todo el postureo de la aristocracia y de la Iglesia, y los critica de una manera radical. También habla de las costumbres idiotas e ignorantes de la gente, que por falta de educación cree en cualquier cosa. Francisco de Goya se escuda en que todo sale de su imaginación para burlar la censura de la época. Terminará exiliado en Burdeos al final de sus días por sus contactos con sus amiguetes afrancesados.
De reforma con Ikea… Francisco de Goya pintarrajeando paredes
Hay personas que van a psicólogos, a otras les da por llevar hasta el extremo las rayadas mentales y acaban haciendo reformas creepys las paredes de su casa. Estamos hablando de las famosas Pinturas Negras (6).
En las dos plantas de su residencia Francisco de Goya dejó sus miedos. Son escenas fantasmagóricas e irracionales, como si le hubiera dado un viaje chungo de setas. Empezó a preguntarse por el sentido de las cosas. A través de la fantasía sacó todo lo que llevaba dentro, sobre todo la muerte y la locura. En esta época Goya ya era un pobre viejo con más de un pie en el otro barrio.
Que Francisco de Goya pintara en sus últimos años lo que le diera la gana, lejos de retratos y cursilerías, solo dejándose llevar, hace que fuese el primero en entrar en el club de los deprimidos románticos.
Tú a Londres y yo a California: las cosas de Blake
Goya y el poeta inglés William Blake (7) eran contemporáneos. Pero mientras uno se iba de juerga con la jet set de la ilustración madrileña (8), el otro era la burla de los gentleman mientras tomaban el té. Blake decía que sus monstruos posaban para él y le decían cosas. Nunca tuvieron contacto entre ellos, pero cada cierto tiempo se alinean los planetas y nos salen personas especiales.
Cada uno de su padre y de su madre, pero los dos recurrieron a los sueños como algo por encima de las personas. Goya protestaba contra la ignorancia de los ricachones y la superstición de los más pobres (9), (cómo nos gusta a los españoles esto de los chascarrillos), representados con animalitos o seres volando.
Blake directamente los veía, según contaba. Estaba como una cabra, pero los mundos de «yupi» que representaba también estaban por encima de cualquier persona.
Monstruos y sueños húmedos, Lovecraft
Hablar de Lovecraft (10) es hablar del Horror Cósmico, o sea, las personas ni pinchamos ni cortamos en el mundo, vivimos felices y comemos perdices hasta que descubrimos la Verdad y no podemos soportarla. Aviso spoiler: todos sus personajes terminan locos o muertos.
Los monstruos de los que habla Lovecraft son criaturas que lo ven y lo saben todo.
«Me pregunto a menudo si la mayoría de la humanidad se ha parado alguna vez a pensar en la enorme importancia que a veces tienen los sueños, y en el oscuro mundo al que pertenecen». (11)
Crea otros mundos paralelos al nuestro mezclando descubrimientos científicos de su época (Einstein, Huble, Rutherford…) con mitos antiguos. Sus monstruos entran en el mundo de los humanos de cuando en cuando (en plan Monstruos S. A.). Viven en dimensiones paralelas, pero cuando llegan a la nuestra… bueno, no es que nos hagamos caca, directamente nos paraliza saber lo que representan.
Que tiemblen Marvel y DC
Con esta precuela de la liga de súper pirados hemos visto la importancia que le dan estos tres personajes a los sueños. Los sueños no son solo imaginación, para Goya, Blake y Lovecraft son mundos que viven junto al nuestro y sacan lo que nosotros no queremos ver.
Cada uno con sus problemas y muy distintos entre sí. Un pintor de Corte, un ilustrador y poeta, y un novelista. Para ellos había un mundo más allá lleno de posibilidades. Retratan horror y pesadillas con sus monstruos alados y devoradores de hombres.
Hola años 80s, hola postureo «hipster«
Los Goonies nunca dicen muerto, pero tampoco dejan de ser una versión suave de todo lo anterior. Unos chicos que quieren salvar su barrio y terminan en un mundo de peligros justo aladito de casa.
El mundo de los sueños y la imaginación sigue rondando por el ambiente. Algo más allá que siempre ha estado presente y que les muestra una realidad y sus miedos. Vemos otros ejemplos en el Resplandor o Pesadilla en Elm Street. Los sueños como una representación de algo superior que escapa a nosotros da mucho de que hablar (que se lo digan a Freud), pero para Goya, Blake y Lovecraft fue también sirven para sacar todo lo que llevaban dentro.
En los años 80s esta temática de otros mundos tuvo un gran boom, hecha más a la mente de esa década y mucho más suavizada, pero sin dejar de mirar al pasado.
Todos ellos critican lo que ven y lo que sienten desde la realidad. Se buscan a sí mismos y la unión con los demás desde el fondo de lo horripilante. Que se lo pregunten a Sloth cuando come chocolate y les ayuda a escapar. Lo heavy nos hace ser personas y poner en común sentimientos.
A veces puede que el lado oscuro no sea tan malo.
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