¿A qué no hay ovarios?…Lady Godiva, la leyenda de la condesa del pueblo

Vida y miserias de una condesita

Si ya es difícil saber si es cierto o no lo que de boca en boca va, creciendo y transformándose como un monstruo, tanto más difícil es asegurar si existió Lady Godiva. Y más aun si llevó a cabo su hazaña hace ya más de diez siglos… Que ya ha llovido desde entonces…

Algo de cierto habría, sin embargo, cuando el «paseíto en pelotillas» de Lady Godiva (1) se sigue recordando hasta nuestros días. Posiblemente sería una especie de supermodelo de Victoria´s Secret del momento. O no. La cosa es que quedó grabada su imagen en la retina de los vecinos, quienes se encargaron de transmitir el chisme a sus descendientes.

Se dice que se casó la muchacha con un conde (2) ambicioso y extorsionista que tenía al pueblo harto de subidas de impuestos. Maliciosa costumbre que aun hoy perdura en nuestros mandatarios.

Disgustada ella por la mala leche que el marido gastaba, decidió darle la lata un día sí y otro también. Tan pesada se puso que el conde ya no aguantó más y decidió bajar los impuestos a cambio de que ella también hiciera algo. El trato incluía que él, en teoría, bajaría los impuestos si ella se atrevía a pasear desnuda por todo el pueblo montada a caballo. “¿Cómo dices?, ¿y me dejas?”(3) debió de preguntarle al marido, porque la petición, cuando menos, impresiona. Y ella ni corta ni perezosa aceptó el trato dejándole sorprendido y fuera de lugar, pues seguramente esperaba el cacique un no por respuesta y se encontró, sin embargo, con un sí como una catedral.

El paseo más recordado

Así que la muchacha se subió al caballo y se soltó la larga melena, para ver si con eso podía tapar algo sus vergüenzas. También se aseguró de hablar con todos los vecinos y les suplicó que se quedaran en casa y cerraran las ventanas. Pese a lo recatado del momento y de pedir a los ciudadanos que no la miraran, la condesa no dudó en transgredir las normas de la época ya no solo por salir de esa guisa a la calle, sino por plantarle cara al marido, rompiendo las estrictas normas del Medievo. Tal insumisión no debió pasar desapercibida pues hasta hoy se recuerda; decisión que seguro las mujeres de su época tomaron como precedente.

Estatua lady Godiva
Lady Godiva (990-1067), William Reid Dick (1879-1961).  Fuente

Esa tarde debió ser esperada para muchos como lo más impactante y excitante que les habría pasado en toda su vida y para colmo, les estaba prohibido verlo. Al menos era algo agradable, un espectáculo nada que ver con las ejecuciones a reos en medio de la plaza; la misma en la que por la mañana se vendía verdura y donde después se mandaba al desgraciado para el otro barrio. Morbosa costumbre la de nuestros ancestros, que no deja de poner los vellos de punta.

La leyenda del mirón

Como era de esperar, la prohibición de mirarla lo único que consiguió fue despertar unas ansias locas por verla. Se hablaba de su gran belleza y aquella era una ocasión única de verla como su madre la trajo al mundo. Así que, alguno hubo que no se pudo aguantar y que pese a tener cerradas las ventanas aprovechó para mirar por una rendija, ganándose el apodo del mirón (4). Inicio mítico de la figura del voyerista… que parece que la época siempre es la misma, si el tema está relacionado con la jodienda.

Lady Godiva a caballo
Lady Godiva (1898), John Collier, (1850- 1934) Fuente

Para mala suerte del mirón, el todopoderoso Dios, que por aquellos años solía mandar duros castigos a los pecadores -y además los firmaba para que no hubiera dudas-, castigó a Pepín. Así se llamaba nuestro mirón, que quedó ciego del ojo con el que la había mirado. Quizás si hubiera sabido lo caro que le iba a costar la miradita lujuriosa, se hubiera tapado los dos ojos. Y es que, hay que reconocer que si no llega a ser por él, que hizo de cronista del momento, no podríamos saber si la muchacha paseó o no, como recoge la leyenda popular.

Lo importante, sin embargo, fue que la atrevida condesa consiguió ciertamente que su pueblo la adorara como a una diosa.  Había tenido un par de ovarios para hacer lo que hizo por un bien común y eso, ya no se lo quitaba nadie.

¿Qué pretendía la nudista lady Godiva?

Quizás en el siglo XI, la acción de Lady Godiva llegó a su pueblo como un acto de generosidad y altruismo, tirando ella piedras sobre su propio tejado, pues la cuestión al final era obtener menos ingresos de los que tenía… o quizás no.

¿Y si en realidad lo que la condesa quería evitar era un levantamiento de masas (5)? ¿No sería que a ella la sensatez le funcionaba bien y detectó peligro en el pueblo? Porque lo que era a su marido, poco le importaba más que llenarse los bolsillos. Pasaba tres pueblos de sus vasallos, a los que tenía asfixiados y al límite de su paciencia… ¿De qué me suena a mí esta historia?

Pintura lady Godiva
Lady Godiva, Ethel Mortlock (1865-1928). Fuente

Lo que también resulta curioso es la exigencia del marido. ¿Por qué se le ocurrió eso de que paseara en bolas por la calle? ¿Es que quería provocar algo o a alguien? ¿O es que pensaba que ella no tendría valor para hacerlo?

Y otra cosa. ¿Y si en lugar de haber sido guapísima y con un «tipazo», hubiera sido «feílla» y nada espectacular? ¿Hubiera llegado su fama hasta nuestros días? Seguramente, dada la mentalidad de la época, el conde se sintió humillado por tener que retirar su palabra; además, querría humillarla al mismo nivel. Sin embargo, le salió el tiro por la culata porque, salvo Pepín “el mirón”, todos la obedecieron demostrando así el gran respeto y cariño que le tenían.

Conclusión

Lo cierto y verdad, es que, como dice el refrán, “cuando el río suena es porque agua lleva”. Algo de cierto habrá en esta figura de la historia inglesa que ha calado tanto en pintores y escultores. Además, ha pasado a formar parte del gran elenco de personajes míticos, con sus historias que siempre nos harán dudar si han sido o no reales.

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Referencias y bibliografía

Referencias

(1) El verdadero nombre de la condesa fue latinizado al pasar a llamarse Godiva.  En anglosajón su nombre es Godgifu o Godgyfu que quiere decir “gift of God” (regalo de Dios).

(2) Se casó con Leofric, conde de Chester y de Mercia y señor de Coventry. Por este pueblo es por donde paseó desnuda y donde actualmente está erigida una estatua en su honor.

(3) Queda registrada la pregunta de Lady Godiva a su marido en el volumen 1 de Folk-Lore.

(4) Aparece la figura del insurrecto Pepping Tom.  Es un sastre que decidió romper el mandato de la condesa y mirar a escondidas. Esta figura da origen al voyeur del francés.

(5) Según Sivera Bello, nuestra condesa hubiera sido una genial publicista en nuestros días.  Nadie mejor que ella supo vender “su marca”. Entendamos esta y en ese entonces como su patrimonio personal. Tenía una visión comercial muy aguda y desarrollada.


Bibliografía

  • Hartland, S.,1890, “Pepping Tom and Lady Godiva”, Folk-Lore, 1, pp. 215-216.
  • Sivera-Bello, S., 2011, “Sobre el comportamiento de las marcas en los medios sociales: la lección de Lady Godiva”, Trípodos, 28, pp. 84-85.
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Isamar Cabeza García
Escribir es mi pasión, tanto más si se trata de rescatar del olvido y hasta del anonimato, a tantas mujeres maravillosas, ejemplares y valientes que demostraron que la genialidad tambien es cualidad de la mujer y que no hace más el que puede, que el que quiere.

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