En el año 63 a.C. nació Cayo Octavio Turino. Igual ese nombre no os dice nada, pero si os digo Octavio Augusto, la cosa cambia, ¿verdad? El hombre que cambió por completo la historia de Roma convirtiéndose en su primer princeps o emperador.
Si todavía no sabéis bien a quién me refiero, no os preocupéis, que el mismo Octavio os lo explica. Su vida, longeva e impresionante, es excelentemente conocida debido a las numerosas fuentes que hablan sobre ella. De todas ellas, la más importante es el panfleto propagandístico que él mismo mandó redactar, conocido como Res Gestae Divi Augusti. Para los que no van muy bien de latín, el nombre no es otro que “las cosas que hizo el divino Augusto”. Ante todo, humildad.
Soy Octavio, también conocido como Augusto o el puto amo
En la crónica, insertada en su testamento, el propio emperador habla en primera persona de su gobierno y de sus acciones.
El texto se encuentra formado por 35 párrafos que a su vez se agrupan en 4 secciones. La primera sección trata de la carrera política del emperador, detallando los poderes y honores de los que gozaba. La segunda sección está dedicada a enumerar las diferentes donaciones monetarias que llevó a cabo, además de las obras públicas y espectáculos que realizó. La tercera sección narra sus hazañas militares y las alianzas que estableció con otros territorios. Finalmente, la última sección es dedicada a recordar los honores que le fueron concedidos tanto por el Senado, como el ejército y el pueblo.
Para rematar, sabemos que mandó grabar el texto en planchas de bronce frente a su mausoleo. Que todo el mundo supiera, sin importar los siglos que pasaran, lo machine que fue. (1)
Octavio, más poderoso que Thanos con el guantelete
A lo largo de su gobierno Augusto fue acumulando paulatinamente diferentes poderes que le convirtieron, sin ningún tipo de duda, en el personaje más poderoso de toda Roma y, posiblemente, del mundo. Esta acumulación de poder se produjo, formalmente, por iniciativa de los órganos republicanos. Informalmente, Augusto exprimió sus poderes al Senado hasta dejarlo seco e inservible.
El poder de Octavio se refleja en los títulos que ostentaba: imperator, referente a su poder imperial; augustus, sagrado por designación de los dioses; pater patriae, padre de la patria (alusivo a un régimen tuitivo y paternalista); y princeps, el primero de los civiles. (2)
Pese a todos los poderes y honores que recibió, solamente tres de ellos ya le configuraban como la cabeza indiscutible de Roma. Estos eran la tribunicia potestas, la imperium proconsulare infinitus et maius, y el pontificado máximo. (3)
Pan y circo, una vieja fórmula ¿inventada por Octavio?
En la segunda sección de Res Gestae Divi Augusti, Augusto se dedica a enumerar las diferentes donaciones monetarias que realizó, además de todos los espectáculos que organizó para el pueblo.
En la práctica era una política denominada peyorativamente como ‘panis et circenses’, el pan y circo que todavía hoy sigue funcionando por todo el mundo. Augusto realizaba reparticiones mensuales de trigo y puso en práctica lo conocido como congiarios (reparticiones de dinero de su propia fortuna que realizó en diferentes momentos de su gobierno). Ahí está el pan.
La otra parte de la política era el circo. Augusto llevó a cabo numerosos espectáculos y de diferentes tipos. Organizó combates de gladiadores, carreras de cuadrigas en el circo, espectáculos de atletas venidos de todo el mundo, cacerías de animales de África, incluso una naumaquia (una locura en la que llenaban de agua un anfiteatro para recrear batallas navales) de la que se jacta de haber involucrado a más de 3000 hombres sin contar a los remeros.
Si quieres paz, prepárate para la guerra – Augusto
Augusto se caracterizó por no llevar una política exterior expansionista, como hizo su tío, Julio César. Su principal dedicación fue asentar y fortalecer las fronteras de Roma. De esta manera, podemos definir la política exterior de Augusto como una política defensiva. Gracias a este tipo de política Augusto consiguió la conocida como Pax romana.
De todos modos, Augusto se vio involucrado en diferentes guerras con el principal objetivo de, como ya se ha comentado anteriormente, afianzar las fronteras. Es en este contexto en el que se producen las conquistas de Panonia e Iliria, la pacificación de las Galias, Hispania y Germania; la anexión de Egipto; etc…
Aunque en Res Gestae Divi Augusti Augusto se otorga el mérito de las victorias, lo cierto es que prácticamente la totalidad de esas guerras fueron lideradas por sus generales y no por él en persona. Además, y como es natural, Augusto “olvida” mencionar algunas derrotas que sufrió, siendo el mayor ejemplo el de la batalla del bosque de Teutoburgo. Las fuentes cuentan que, ya anciano, al recibir la noticia de la pérdida de tres legiones enteras, enloqueció. Dicen que vagaba por los pasillos pidiendo constantemente que le devolvieran sus legiones. (4)
Aún así, Augusto no siempre necesitaba al ejército para solventar problemas con otros países. Utilizando la diplomacia consiguió obtener varios estados clientelares, los que a cambio de la protección de Roma servían de escudo y tributaban como vasallos. (5)
Una mentira repetida muchas veces, se convierte en verdad – La verdadera figura de Augusto
La conclusión a la que se llega sobre el personaje de Augusto tomando como fuente Res Gestae Divi Augusti es que fue un hombre magnánimo, responsable de la gloria de Roma. Evidentemente, el Res Gestae es un texto completamente propagandístico para engrandecer la figura de Augusto, por lo que en ningún momento aparecerá una mera crítica hacia su persona.
En lo que no cabe duda alguna es de que fuera un gran político y un gran estratega. Mediante sus acciones consiguió poner a su servicio el Senado, mientras que gozaba de pleno apoyo por parte del pueblo y el ejército. Utilizó la piedad, la clemencia y la justicia como sus principales armas para ganarse el favor de todos, pero claramente tras estas demostraciones de líder honesto se ocultaba un ansia enorme de poder, y no desfalleció hasta acumular todo los tipos de poderes que podía conseguir.
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