Todos sabemos en qué consiste una momia. Vendas de lino enrolladas por su cuerpo, la famosa apertura de la boca (1) y el viaje hasta el juicio final (2). Yo siento que una momia se puede “exprimir” un poco más. Una momia, no solo es el difunto, es la ideología. Es cómo se tomaba esta gente su vida en el Mas Allá (3). Dada la creencia de la Ultratumba, preparaban todo lo que habían disfrutado en su vida terrenal para llevárselo, exactamente igual, a la vida celestial.
Pues, en este “exactamente igual”, toman especial protagonismo los vasos canopos. La ideología sagrada de los egipcios consistía en la necesidad de preservar el cuerpo en su totalidad, para su funcionamiento en la otra vida. De ahí que se crearan estos recipientes, para mantener los órganos, y que fueran útiles en el Más Allá.
Antes de entrar en la práctica… ¿Qué son los vasos canopos?
Hay que aclarar que su nombre se debe a un error de interpretación. ¿El culpable? Atanasio Kircher (4). Este hombre encontró la tumba de un personaje de la mitología griega: Canopo (5). Cuando se enterró a este tal Canopo, el símbolo de adoración que utilizaron fue el de una jarra con cabeza humana.
Los vasos canopos eran 4, y no 5 como aparecen en la película de La Momia. Fueron objetos únicos de la cultura egipcia. Tan famosos que, como si de un mueble de IKEA se tratara, tuvieron modificaciones para encontrar la estética al gusto del consumidor. Claro está qué, el que tuviera más dinero tendría los vasos más elaborados y originales. Como pasa hoy en día en los cementerios, vamos. También podemos observar, más adelante, que este cambio va ligado con los diferentes periodos de Egipto (6). Pasaron de ser simples cajas, con cuatro compartimentos, a verdaderas obras de arte. Por lo general, estaban hechas de calcita (alabastro), madera, piedra caliza y, a veces, cerámica y loza. Los ojos, solo en caso de gente pudiente, podían ir con incrustaciones de piedra o vidrio. ¡Cómo no!, irían decorados y pintados. Pero, como ya he dicho antes, dependería de la economía del «cliente».
¿Para qué servían? En dos palabras, para conservar. Una vez que el órgano estaba fuera del cuerpo, se guardaba en su vaso correspondiente, momificado y conservado en natrón (7).
Los vasos canopos pertenecerían al ajuar funerario y viajarían con el difunto hasta su tumba. Lo que pasase en la otra vida ya no lo sabemos…
¡Órganos fuera!
Cuando morimos el cuerpo se descompone al cabo de los días y, además, el olor es insoportable. Actualmente hay que usar materiales especiales para conservar el cuerpo varios días (8).
Lo cierto es que nosotros no hemos inventado nada. Los egipcios, después de varios intentos, se darían cuenta de que esa descomposición la producía la putrefacción de los órganos. Por tanto, el cuerpo se iba a conservar mejor si se retiraban los órganos del interior (9).
Para saber como extraían los órganos, contamos con la figura de Heródoto (10):
«El cerebro era retirado por las fosas nasales, el resto de vísceras eran expulsadas vertiendo drogas por el mismo conducto. Con una afilada piedra se hacia una incisión en el costado y sacaba el intestino, que limpiaban con vino de palma y enjuagaban con substancias aromáticas.»
Finalmente, el cerebro lo tiraban literalmente a la basura, porque no creían que fuera necesario para la otra vida. Lo único que quedaba en su interior era el corazón -centro de la mente y las emociones-. Los riñones los dejaban, por ser muy difícil acceder a ellos.
¡Bienvenida, arqueología!
Pues sí, la arqueología merece tener un reconocimiento en este artículo. Gracias al trabajo de los arqueólogos, se pudo hacer una cronología de los vasos canopos, según su tipología.
La primera vez que se encuentra este objeto es en el enterramiento de Heteferes (11). Como ya he comentado, se trataba simplemente de una caja dividida en cuatro compartimentos. Los órganos se introducirían de igual manera, de forma individual y en el hueco que le tocase.
Los primeros tipos de vasos canopos
De la caja pasaron a tallarse unas jarras individuales con tapaderas de forma humana (12). Estas jarras, a su vez, se introducían en una caja. Por suerte, se han conservado intactos los recipientes que contenían las vísceras, nada más y nada menos, que de Tutankamón. Estos vasos contenían inscripciones sobre la panza. Gracias a esto, hemos podido saber qué órganos encerraba cada uno.
Las tapaderas con la cabeza del difunto no se dejan de fabricar, sin embargo, diseñan otro tipo de decoración. En algún momento sienten la necesidad de tener los órganos bajo la protección de los dioses. Es ahora (13) cuando los vasos canopos reproducirán en sus cabezas a los 4 hijos de Horus (14). Los dioses ayudaban al difunto en su viaje al cielo. A parte, estos dioses, estaban protegidos por deidades tutelares y relacionados con los cuatro puntos cardinales (15)
Cada cabeza se relaciona con un órgano. En la imagen, por orden de izquierda a derecha: Quebesenuef, el intestino; Hapi, los pulmones; Duamutef, el estómago; y Amset, el hígado.
¿Hasta cuándo se usaron los vasos canopos?
La siguiente etapa se caracteriza, por el flujo permanente de no egipcios (16). Estas gentes cambiaron, entre otras muchas cosas, las prácticas funerarias. Ahora, las vísceras se sacaban del cuerpo y una vez momificadas se volvían a introducir. Los vasos canopos, seguían acompañando al difunto, pero de una manera simbólica. Se colocaban vacíos alrededor del cadáver. Aún así, se ha constatado la presencia de los vasos canopos, vacíos, hasta época ptolemaica. Esta costumbre cae en desuso total en el periodo romano.
Otras teorías sobre los vasos…
Para finalizar, me gustaría mostrar la interesante teoría donde se relacionan los cuatro principios –tierra, agua, aire y fuego- con los cuatro vasos canopos. Los historiadores antiguos creían que los griegos habrían traído de Egipto esa noción de principios elementales en el origen de la vida (17).
Para saber más sobre el proceso de momificación…
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