¿Hay una epidemia en tu ciudad y tanto los políticos como el rey se lavan las manos?, ¿La solución al problema es más falsa que el audio de tu cuñado? No te preocupes, en la Roma monárquica ya tuvieron esos problemas, y aquí está la respuesta: los escudos sagrados o ancilia
La respuesta no está en el 8-M, sino en la ciudad de Roma – el origen mítico de los ancilia
No bonita, Roma no siempre tuvo alcaldes, ni vecinos que elegían al alcalde… tuvo reyes (1), y en esa época en la que los monarcas eran tan generosos como Amancio Ortega o Echenique que delegaban su poder… apareció la Peste (EPIC FAIL)
Esta enfermedad, como otras, fue inoportuna para la ciudad, ya que obligó a paralizar el crecimiento hacia otros territorios (también aquí se fastidiaba la economía), por no hablar del descenso de la población (2).
Ante la desesperación generalizada, y sin filántropos sueltos, el rey Numa (3) tras su particular consejo de ministros realizó una consulta a una mayor autoridad, la divina, para que le ayudase (4).
Júpiter (el dios, Zeus griego, el de “no me toques la moral que te meto un rayo por el c…”) (5), un día después (y no varias semanas o meses), ayudó al monarca lanzando un escudo a la ciudad de Roma, mientras Numa estaba reunido con su pueblo en torno al templo de Marte (quedarse en la domus no iba con ellos).
“Los sacerdotes salios se dice que se fundaron por el siguiente motivo. En el año octavo de su reinado, cayó sobre Italia una peste que asoló también Roma. Y cuando ya la gente era presa del desaliento, se cuenta que, bajando del cielo un escudo de bronce, fue a caer en las manos de Numa. A propósito de él, se refería por el rey una maravillosa historia que había conocido de Egeria y de las Musas: que el arma venía en socorro de la ciudad y que debía custodiarse mediante la fabricación de otros once similares en hechura, tamaño y forma a aquél, para que le fuera imposible al ladrón, a causa de la semejanza, encontrar el llovido del cielo” (6)
Este arma (llamado ancile o ancilia en plural) no era ni más ni menos el objeto que garantizaba el bienestar de la ciudad, que se vio curada, como si de una vacuna se tratase.
Entre romanos anda el juego
Sin embargo, como en todos los sitios hay mangantes, y habiendo solo un escudo (necesitaban material) optaron por hacer copias exactas del original, para que el ladrón nunca supiese cual era el auténtico (tiendas y manteros colaborando juntos) (7).
Como no era un trabajo fácil y no había muchas más prioridades en ese momento, crearon un talent show para ver qué artista conseguía hacer las mejores réplicas.
Mamurio Veturio, el Pérez-Reverte de los artesanos
El que se llevó el concurso fue Mamurio Veturio (8) que hizo una copias tan perfectas que podían jugar al trile/juego de la bolita con los ancilia que nunca adivinarían cual era el verdadero (9).
Numa le concedió a este artesano lo que él quisiera (como las renovaciones de Messi), y él quiso algo más del estilo Cristiano (Ronaldo):
«Concédaseme por salario la gloria, y que mi nombre suene al final de la canción” (10)
Es decir, que se le mencionase en un himno, no en un canto cualquiera, sino en el de los sacerdotes encargados de custodiar y sacar en procesión esos escudos.
Efectivamente, unos custodios vigilando los ancilia y desfilando con ellos por la ciudad…era necesario amortizar todos los esfuerzos y un poco de propaganda nunca viene mal.
La cofradía de los salios – protectores de los ancilia
Para salvaguardar estos escudos se creó un nuevo sacerdocio, el de los salios, formado en su origen por doce personas.
Los elegidos para esto eran los “doce jóvenes patricios de mejor apariencia física”(11), es decir, gente sana, rica y guapa (un perfil bajo), para vigilar los ancilia.
Este grupo tenía su sede en el Palatino, y se vería incrementado por otros grupos como consecuencia de la ampliación de este sacerdocio (cada iglesia con su Cristo). (12).
Estos escudos se encontraban guardados en la Regia, espacio sagrado del templo de Marte (la zona en la que estuvieron Numa y el pueblo) (13) junto a otros objetos de igual importancia para esta cofradía.
Carrera oficial por el Capitolio
Los rituales de los Salios se celebraban normalmente en los meses de la guerra (Marzo-Octubre), (14) y constaban de una procesión en la que el Praesul (como el capataz de un paso) dirigía la danza marcando el ritmo de las mismas golpeando su bastón (lituus) para marcar el compás. (15).
Al cabecilla de la procesión le acompañaban los salios que bailaban de forma circular y realizando una coreografía de combate acompañada por el golpeo del ancile con su propia lanza, todo ello acompañado por un cántico (el famoso himno donde se mencionaba a Mamurio Veturio) (16)
También se realizaban estas procesiones cuando había una guerra, agitándose los escudos y gritando Mars Vigila!, en señal de alerta, y de que el momento que se vive es inestable . (17)
Ancile – arma ancilia – Una de las 7 Gemas del Infinito
Estos escudos, con una forma y nombre muy antiguos (18) tienen una naturaleza divina, como la propia caída del cielo al ser enviados por Júpiter, o su movimiento involuntario en tiempos de guerra, o en los que se avecina algún gran conflicto o enfermedad (19).
Estas armas son, junto a otros seis objetos los Pignora Imperii, garantes de la supervivencia de Roma. (20)
Entonces…¿Qué me estás container?
La literatura, arqueología e iconografía nos aporta ejemplos de cómo de una forma legendaria pueblos de otro tiempo y lugar han salido de enfermedades terribles. Sea por mediación divina o humana, la epidemia pasará, el pueblo prevalecerá y la historia, a través de los especialistas, pero también por parte de nosotros, seremos los encargados de transmitir la supervivencia de un pueblo que se quedó en casa, y trabajó en primera línea, por el bien de la humanidad.
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