La verdad no contada sobre los celtas

La Galia está dividida en tres partes: una que habitan los belgas, otra los aquitanos, la tercera los que en su lengua se llaman celtas y en la nuestra galos. (1)

El término “celta” proviene del griego Κέλτoι (keltoi) que da nombre a toda una suerte de pueblos que para la cultura grecorromana se consideraban bárbaros y que se hallaban más allá de lo que ellos consideraban la civilización; concretamente se encontraban en una amplia zona de Europa occidental y central principalmente. Pero, ¿todo esto es realmente cierto? ¿Existió una cultura celta que se extendió desde Galicia hasta la misma Turquía? ¿Y si todo lo que nos han contado resultara ser una mentira que ha perdurado a lo largo de los siglos?

Grupo de guerreros galos atacando. celtas
Grupo de guerreros galos atacando. Fuente

Los antiguos historiadores del mundo griego y romano hablan de los celtas como unos pueblos con una idiosincrasia propia de marcado carácter guerrero, que en torno a los siglos V y IV a. C. comenzaron un período de expansión por todo el continente europeo y que ocasionaron grandes destrucciones en la ciudad de Roma con la invasión de Brenno, el saqueo del oráculo de Apolo en Delfos o el asentamiento en la actual Turquía de los que se llamaron posteriormente gálatas. La visión de los romanos y los griegos está repleta de prejuicios y escasos conocimientos de los pueblos a los que describen; muchas veces narrando hechos que sucedieron varios siglos antes de sus nacimientos y con intereses totalmente partidistas y que pretendían favorecer o justificar sus propias acciones.

Toda esta historia oficial perduró durante siglos hasta que, en el siglo XIX con el surgimiento del romanticismo, muchos historiadores bebieron de esa corriente para construir todo un pasado muy literario y que contaba prácticamente como únicas fuentes las de la historiografía clásica, ignorando casi por completo numerosas evidencias arqueológicas. Esa imagen de la cultura celta que actualmente nos ha llegado y que todos tenemos en la cabeza proviene de esa época.

Con la llegada del siglo XX, esas ideas comenzaron a mezclarse con las teorías difusionistas y se llegó a la conclusión de que el origen de todo se encontraba en la cultura de la primera Edad del Hierro de Hallstatt (2) y que mediante la invasión o la migración pacífica se pobló todo el continente. En Francia (3) vincularon a los celtas con la cultura de La Tène (4) y fomentaron la teoría de diferentes regiones celtas en el continente con gran aceptación por parte de la comunidad, pero actualmente desfasada. Concretamente habló de 3:

  • La continental, en la que se encontrarían España, Francia, norte de Italia, República Checa, Austria, Hungría, sur de Alemania y Balcanes.
  • La insular, que serían lo que hoy es el Reino Unido e Irlanda. (Sobre la sangrienta independencia de Irlanda)
  • La germánica, que basándose en la existencia del caldero de Gundestrup (5) se fijó en el norte de Alemania, Dinamarca y Suecia.

Sin embargo, a finales del siglo XX surgió un movimiento en Inglaterra (6) que negaba toda esta historia oficial. Esta teoría afirmaba que gran parte de lo que rodeaba al mundo celta era una construcción artificial por parte de diferentes sectores, unas veces ignorantes y otras interesadas, y que los celtas como tal ni siquiera llegaron a existir. Según esta corriente no habría una única etnia sino más bien una amalgama de pueblos que poco tenían que ver entre sí o que como mucho poseían un sustrato indoeuropeo muy antiguo como nexo común. Toda la historia sobre el celtismo tendría su origen en una invención o una mala interpretación que se dio hace 2000 años por parte de griegos y romanos y que se asentó fuertemente en los siguientes historiadores. Para ello se basaron principalmente en los descubrimientos arqueológicos y en el análisis de los yacimientos de diferentes lugares. Para apreciar mejor las diferencias vamos a poner dos ejemplos:

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Izquierda: Castro de Santa Tecla (España). Fuente. Derecha: Reconstrucción del Oppidum de Corent (Francia). Fuente

Como se puede apreciar en la imagen superior, a la izquierda se ve un castro típico galaico del siglo I a. C. y a la derecha un Oppidum (7) galo de mediados de la Edad del Hierro; entre ambos las diferencias saltan a la vista. En el caso gallego, las plantas de las casas son circulares, solo poseen una habitación, se encuentra en un alto fácilmente defendible, tienen calles muy estrechas o inexistentes y está rodeado de una muralla. En el caso francés, las plantas son rectangulares y con diferentes habitaciones, tienen tejados a dos aguas, se encuentran muestras de un urbanismo mucho más avanzado que en Santa Tecla y su situación es fácilmente defendible, pero mucho más accesible y con una clara orientación comercial.

Esto solo es una pequeña muestra, la base con la que parte la hipótesis rupturista es mucho mayor y hay muchos más yacimientos, cultura material y referencias etnográficas que comparar, pero creo que es un ejemplo bastante visual de las palpables diferencias, y que sirve para al menos plantearse que hay una cierta lógica en la tesis de la inexistencia de la cultura celta.

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Motivos presentes en el caldero de Gundestrup. Fuente

Como vemos, actualmente hay dos teorías, muchas veces totalmente irreconciliables, pero que sirven para avanzar en el conocimiento de todos esos pueblos gracias al debate formado en torno a ellos. ¿Quién tiene razón? Puede que haya un poco de verdad en ambas corrientes y no conviene encerrarse en opiniones inamovibles que no conducen a nada.

Después de haber leído esta hipótesis sobre si existieron o no los celtas, paraos a pensar en la multitud de movimientos culturales que se basan totalmente en ellos. Pensad en todos esos movimientos políticos como el Congreso Internacional Celta (8) que se basa en un pasado común que quizás jamás existió, tal y como pretenden. Pensad en ese trisquel (9) tatuado en el hombro o en esa música tan evocadora de Carlos Núñez (10) que nos transporta a un pasado idílico y en simbiosis con la naturaleza en el que una cultura enorme dominó gran parte de Europa. Ahora pensad en lo que ocurriría si se demostrara que absolutamente todo eso está basado en una mentira.

Existieran o no, los celtas o quienes fueran, nos dejaron unas magníficas muestras de cultura material que todavía hoy se pueden apreciar por cualquier parte del territorio europeo y que hay que preservar y disfrutar lo máximo posible.


Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Inicio de la Guerra de las Galias de Julio César.

(2) Cultura de centroeuropa cuyo máximo esplendor se dio en los siglos VII y VI a. C.

(3) Cultura heredera de Hallstatt que se situaba en la mayor parte de Francia y que se podrían considerar como los galos que conquistó Julio César.

(4) El historiador Déchelette fue el principal difusor de esta división.

(5) Caldero de origen lateniense hallado en Dinamarca.

(6) John Collis es el principal historiador y creador de la teoría.

(7) Emplazamiento fuertemente fortificado que se dio comúnmente en la Galia y en la Hispania ibera.

(8) Organización cuyo fin es promocionar las lenguas célticas habladas en Irlanda, Escocia, Gales, Bretaña, Cornualles y la Isla de Man.

(9) Símbolo solar que representa la evolución, el crecimiento y el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu.

(10) Compositor gallego de música celta.


Bibliografía

  • Fernández Vega, A., et al., 2015, Prehistoria II. Las sociedades metalúrgicas. Editorial Universitaria Ramón Areces, Madrid.
  • Collis, J., 2003, The Celts. Origins, myths, inventions, Tempus, Stroud.
  • James, S., 1999, The Atlantic Celts. Ancient people or modern invention, British Museum Press, Londres.
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Javier Martínez Álvarez
Estudiante del grado de Geografía e Historia en la UNED. Interesado en la historia de Grecia y Roma, la militar y las religiones. Me gustaría un futuro dedicado a la divulgación histórica.

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