Zengi es un personaje desconocido, pero que, en su tiempo, fue sumamente importante y controló lo que hoy es Siria, Iraq y parte de Anatolia. No solo fue un gran guerrero, sino que lo reconocieron y lo temieron por su ingenio, su manejo diplomático y sus estrategias. Su rol en la Historia es tal, que es vital para entender el fracaso de las cruzadas y el significado de la Yihad, desde aquel entonces hasta nuestros tiempos.
Los Primeros años de Zengi
Zengi nació en 1085. La imaginación de los cristianos ha hecho pensar que su madre era una noble austriaca (1). Pero, la verdad, es que no sabemos nada de su origen. Del padre se sabe un poco más. Fue un militar esclavo al que nombraron gobernador, que murió cuando Zengi era pequeño. A nuestro protagonista lo crió el gobernador de la ciudad de Mosul y, cuando tuvo edad suficiente, fue al ejército (2).
En el ejercito, Zengi fue bestial, destacó en todo. Férreo, estricto, súper religioso, aunque le encantara el alcohol, no dudaba un segundo en matar a sus enemigos, así estos fueran compañeros en armas que se interponían entre él y el éxito (3). Su ambición lo hizo escalar rápidamente, hasta que lo nombraron gobernador de Siria y el norte de Iraq. Lo temieron en todos lados y lo consideraron como despótico (4). Pero no todo fue represión y estrategias de poder: Zengi fomentó un gran esplendor artístico y cultural en las tierras que el controlaba.
Zengi a muerte contra los cristianos
En el Silgo XII no te hacías famoso y gobernabas un gran territorio así como así. Tenías que demostrarlo en batalla. Pues esto fue lo que hizo Zengi para ascender. ¿Su objetivo favorito? Los reinos cristianos. De hecho, de cierta forma, todo fue iniciado por los Estados cristianos, pues por mucho tiempo habían estado divididos y en conflicto, hasta que, de repente, les dio por aliarse de nuevo para atacar ciudades musulmanas, como Alepo. Claro, los musulmanes no eran pendejos y no se quedaron quietos. Ellos también se volvieron a aliar con otros musulmanes de otras ciudades, de las que no eran muy amigos (5).
Adivinen quién fue el héroe de la defensa de Alepo contra los cristinos, si, Zengi. De hecho, ganó tanta influencia sobre los asuntos de las ciudades de Alepo, Mosul y Damasco, que pudo evitar que a la muerte del gobernador de Mosul. El puesto lo heredará su hijo, como era la costumbre, para quedarse él mismo con el cargo. Con el pretexto de la amenaza cristiana, Zengi creó una red de espías e inteligencia digna de la Guerra fría, en todas las ciudades estratégicas y, sin importar si estaban bajo influencia persa, turca, árabe o cristiana, ahí de seguro había espías de Zengi.
Zengi contra los musulmanes
Sus ansias de poder no se saciaron con el control de Mosul, rápidamente fue a Alepo y también se declaró gobernador de esta ciudad. Zengi no tuvo oposición, pues la gente de la ciudad lo respetaba demasiado como para negarse (6). Donde sí se negaron fue en Damasco. Por lo que, ni corto ni perezoso, Zengi alistó todo su poder militar para conquistarla. Por cierto, este momento es súper interesante, porque, en medio de la guerra de Zengi contra los cristianos y su búsqueda por controlar a los demás musulmanes, retomó un concepto que parecía olvidado en el mundo islámico: la yihad o guerra santa.
El papel de Zengi en la guerra contra los poderes cristianos no explica porque llegó a gobernar con total libertad ciudades tan importantes como Alepo y Mosul. La clave, en realidad, es su desempeño militar en contra los otros poderes musulmanes de la zona. A ver, si Zengi era un simple militar que ni padre tenía, obviamente, la zona la controlaban unas familias poderosas antes que él.
Yihad total de Zengi
Pues bien, el poder más grande era de los sultanes selyúcidas, que incluso tenían bajo su control al mismísimo califa de Bagdad. Si todos se hubieran quedado quietos, Zengi no habría tenido ningún chance de gobernar. Pero resulta que en 1118 llegó un nuevo Califa que quería volver a ser el mandamás (7), por encima del sultán. Así empezó una gran guerra entre las potencias del mundo musulmán que revolvió todo. Y aquí estuvo la clave de todo. Los sultanes, reconociendo lo buen militar que era Zengi, gracias a sus victorias contra los cristinos, le pidieron ayuda. Obviamente Zengi, siendo un visionario, los ayudó gustoso, pero solo para alcanzar sus propios objetivos.
Es que imagina esto: los dos más grandes poderes religiosos y políticos se están peleando, uno de ellos te nombra el máximo general y el grupo que tu diriges termina arrollando. Pues tu figura llega a estar al mismo nivel de importancia y prestigio que la del sultán y la del Califa. Esto fue justamente lo que le paso a Zengi (8). Como vimos, él aprovechó esto para que lo nombraran gobernador de Mosul independiente de cualquier poder (9) y luego hacerse con Alepo.
Zengi el gobernador
Durante su periodo como gobernador Zengi no cambió. De hecho, en este momento fue cuando con más fuerza retomó la idea de la yihad, lucha contra el infiel y el hereje. Lo que muy convenientemente incluía a los estados cristianos de los cruzados, los bizantinos, pero también sus enemigos musulmanes.
Por el lado de la yihad interna (10), Zengi estuvo obsesionado con conquistar Damasco y ser el único gobernante de Siria e Iraq. Incluso impulsó reformas religiosas y decía que sus enemigos musulmanes eran infieles y merecían ser destruidos. No solo eso, también usó el campo diplomático y militar para lorgarlo (11).
La verdad, es que la gente de Damasco no lo quería mucho. Lo veían como un tirano cruel que los venía a aplastar. Ante el poder de Zengi toda resistencia parecía perdida, pero el gobernador de Damasco contó con tan buena suerte que, cuando Zengi tenía todo listo para atacar la ciudad y tomarla, en una de sus borracheras amenazó a uno de sus soldados, diciéndole que al otro día lo iba a matar. El soldado sabiendo que así sería, pues aprovechó lo perdido en alcohol que estaba Zengi para envenenarlo y acabar para siempre con su proyecto yihadista.
La yihad contra los cristianos
Ahora, si un rival de verdad movió a Zengi durante su vida como gobernante, fueron los emperadores bizantinos que decidieron expandir su territorio por esta misma época (12). A zengi no le temblaba la mano contra católicos ni musulmanes, pero la verdad es que no le hacía mucha gracia enfrentar también a bizantinos (13). Como dijimos, el gobernador de Siria e Iraq no solo era un gran guerrero, sino un diplomático como ninguno, con una confiable red de información y espías. Su estrategia fue evitar la guerra directa. Movió sus fichas para que otros pequeños reinos musulmanes mantuvieran ocupado a los bizantinos, y fuera de su camino (14). Básicamente se dedicó a promover cualquier poder que tuviera algo en contra de los bizantinos.
Si estamos diciendo que Zengi fue el que retomó el concepto de yihad es porque, más allá de luchar exitosamente contra otros musulmanes, Zengi fue el mayor dolor de cabeza de los cristianos cruzados hasta ese momento. De hecho, antes de él, ningún hombre, ciudad o ejército musulmán había representado una amenaza para los cruzados y ni siquiera habían tenido victorias significativas. Zengi cambió el orden de las cosas, su fuerza militar, su espiritualidad sincera, su espíritu de yihad y su avanzado control diplomático lo llevaron a reconquistar el reino de Edesa (15), el primer reino cristino importante que volvía a control musulmán. Gracias a esto, y a pesar de su repentina muerte, Zengi fue y es considerado un precursor de la Yihad y héroe del islam.
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