En todas las civilizaciones ha existido la creencia en el uso de artes más allá de la comprensión humana. En el mundo vikingo esa idea la encontramos representada en las volvas, mujeres que eran capaces de acceder a la magia (Seidr como era denominada entre los nórdicos, de la que nos ocuparemos más adelante), mediante la cual podían entrever el futuro de la gente, y llevar a cabo distintos hechizos.
Druidas y Volvas: las diferencias
Al pensar en hechiceros del norte, es normal que nos vengan a la cabeza los famosos druidas (1). Cada vez que una serie/libro/cómic ha hablado de un equivalente a los sacerdotes en el mundo bárbaro, han aparecido los druidas. Hombres ancianos, ataviados con largas túnicas, que preparaban pócimas y realizaban mágicos rituales entre los árboles. Pero esa imagen se corresponde más con las tribus de Britania (2). Entre los vikingos, el papel de los druidas lo cumplían las volvas.
Volvas vikingas – Sabías mujeres del norte de Europa
El papel de las volvas estaría más relacionado con el que tenían las pitonisas o adivinas (3) en la antigua Grecia. Los escandinavos creían que estas mujeres tenían la capacidad de conectar con el mundo de los espíritus. Este era el modo en el que las volvas conseguían discernir lo que estaba por venir. En algunas ocasiones, incluso podían llegar a contactar con las Nornas (4). Estas mujeres mayores vivían aisladas de la sociedad vikinga, y se recurría a ellas en momentos de crisis o necesidad. El motivo por el cual las volvas se aislaban del resto de la sociedad era para evitar tener ataduras familiares. De esta forma garantizaban que, en el momento de emitir un juicio o una profecía, serían lo más imparciales posible.
Estas mujeres eran muy respetadas en la sociedad vikinga. Existen varios textos, tanto históricos como mitológicos, en los que se muestra un enorme respeto hacia las volvas. Uno de los casos es el Völuspá (5) (literalmente “La profecía de la Volva”), un texto importantísimo para conocer la mitología nórdica. En él, una de estas adivinas habla directamente con Odín (6), quien escucha atentamente las palabras de la volva. En otro texto, Odín viaja hasta las puertas del Hel para reunirse con una volva, y que esta le cuente como evitar la muerte de su hijo Baldur (7).
No obstante, las sagas también nos ofrecen información acerca de las volvas. Por ejemplo, en la saga de Erik el Rojo (8), encontramos lo que podría considerarse como una descripción más realista del papel de las volvas en la sociedad. El texto muestra la importancia que se le daba a la volva, pues Thorbjorg es recibida con honores en la villa. Además, le prestan la mejor habitación para que pueda descansar en condiciones y celebran un banquete en su honor. La saga ofrece la siguiente descripción de Thorbjorg:
«Llevaba una capa azul atada con tiras de cuero, toda ella adornada con gemas hasta el dobladillo; tenía un collar de cuentas de vidrio; cubría su cabeza una capucha negra de piel de cordero, forrada con la piel de un gato blanco. Llevaba un bastón con empuñadura de cobre incrustada de piedras preciosas. Rodeaba su cintura un cinto de yesca, de la cual pendía una bolsa grande y en esta guardaba los talismanes que necesitaba para su magia. Calzaba sus pies con peludos zapatos de piel de becerro cuyos largos y gruesos cordones terminaban en grandes botones de latón. Enfundaba sus manos en guantes de piel de gato forrados de piel blanca.» (9)
El bastón al que hace referencia la descripción es el mismo que empleaban las volvas para llevar a cabo sus rituales. De hecho, la palabra volva significa “portadora de la vara”.La saga de Erik el rojo relata también como las volvas realizaban el ritual para entrar en trance, y “desbloquear” así sus habilidades.
El ritual de adivinación
El ritual se celebraba en una plataforma elevada, donde se colocaba la volva. Seguidamente, una ayudante dibujaba un circulo a su alrededor, usando la vara de la adivina. Una vez dibujado el circulo, una mujer debía entonar los vaðlokkur (10), para atraer a los espíritus. La volva entraba entonces en trance, lo que le permitía interactuar con los espíritus atraídos por los canticos. De esta forma, podía conocer los designios que el futuro tenía reservado para las gentes que habían requerido sus servicios. No obstante, las fuentes no señalan como la volva entraba en ese estado de trance. Se sospecha que echaban mano de sustancias estupefacientes, y aunque no se descarta esa posibilidad, algunos autores señalan que la volva podía entrar en trance con la música que sonaba durante su ritual, acompañándola con relajantes ejercicios de respiración (11).
El Seidr – La magia vikinga
Los vikingos entendían la magia como la habilidad para manipular fuerzas espirituales, y la habilidad de poner en práctica ese conocimiento. El uso de la magia por parte de los hombres estaba mal visto, ya que se consideraba que iba en contra del honor de los mismos. Esto es debido a que ciertos rituales podían tener un componente sexual que resultaría humillante para los hombres (12). Curiosamente, en la mitología nórdica, era Odín a quien se consideraba un maestro de la magia. No obstante, el origen de la magia Seidr es atribuida a Freyja (13) la diosa Vanir (14) que fue quien introdujo el Seidr en Asgad (15).
Aunque las volvas empleaban la magia mayormente para conocer el futuro, la magia tenía otros usos. Existían rituales para atraer la buena fortuna, para cambiar el tiempo, o para que la caza fuera abundante. También existían rituales para lo contrario, para causar dolor y maldecir a aquellos que se opusieran a su camino (16).
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