Riviera Maya: ciudad de vacaciones hoy ¿sacrificios humanos ayer?

La Riviera Maya se ha convertido en uno de los destinos turísticos más solicitados de los últimos tiempos. Sin embargo, sabemos muy poco de aquella civilización. Será porque en la escuela no nos enseñan la historia que se sale de Occidente. ¡Ay! Esa manía nuestra de creernos el ombligo del mundo.

Sí, la Riviera es un lugar exótico. Es una zona repleta de playas paradisíacas y de complejos hoteleros gigantescos. Pero ese no es su único encanto, ni el más importante. Para empezar, aquel territorio fue la cuna de una de las sociedades más refinadas e interesantes de Mesoamérica (1). La imagen vulgar que se tiene de los indígenas (indios bajitos, salvajes y con taparrabos), dista mucho de la realidad. Os vais a quedar a cuadros con su organización social y política y con su riqueza artística. Además, os sorprenderéis con la complejidad de sus ciudades. ¡Con decir que se parecen a las polis griegas (2)! Ya que os he abierto el apetito, comencemos el paseo por la Mesoamérica Precolombina (3).

Para contar la historia de estos mayas, nos vamos a remontar al primer milenio de Nuestra Era (4). No es por capricho mío, es que en esta época alcanzaron su máximo esplendor. Por desgracia, les tocó habitar un paisaje muy variado y agresivo, pero eso no les intimidó. Gracias a su ingenio, a su maña y a una abundante mano de obra campesina, dominaron el entorno (5). Además, en todo el área apareció un sistema complejo de ciudades independientes (6).

¿Dónde vivían?

La sociedad de la Riviera estaba dividida en clases. El individuo maya nacía donde nacía, no podía cambiar a su antojo ni de oficio ni de estatus (7). En la clase superior estaban los gobernantes y los sumos sacerdotes, considerados semidivinos. A continuación, el orden administrativo, formado por parientes del monarca, que ayudaba en las tareas de gobierno. En el siguiente nivel, estaban artistas, intelectuales y mercaderes, seguidos de la gran cantidad de artesanos cualificados. Las clases más bajas estaban ocupadas por los esclavos y la clase campesina. ¿No me creéis? Echad un ojo a su arquitectura, o a su arqueología funeraria (8). Veréis que no os engaño.

En cuanto a la vivienda, las clases más sencillas vivían en chozas (9), habitadas por familias nucleares (10). Sus parientes vivían en las chozas de al lado, alrededor de una pequeña plaza (11). Lo que hoy se llama un buen patio de vecinos. Por otro lado, las élites locales, que gobernaban el centro de la ciudad, poseían construcciones mucho más elaboradas. Estos granujas vivían en los grandes centros ceremoniales (12).

No eran salvajes… tenían arte

Por fin pasamos al arte, para que sepáis qué visitar en vuestro tour por la Riviera Maya. Contaron con un extenso repertorio artístico (13). En primer lugar, a todos os sonarán sus templos-pirámides. Un buen ejemplo de estos majestuosos edificios, es Tikal, cuya grandeza arquitectónica aún se puede admirar en su totalidad (14). Apuntad el nombre y daos un garbeo. También podéis visitar Palenque (15), otro ejemplo de la espléndida arquitectura maya. En cuanto a la escultura, id a Copán, la ciudad de las grandes estelas (16). Estas esculturas están talladas con una pomposidad única en el área maya. Los amantes del Barroco, ya saben dónde presentarse.

Ruinas de Copan en la Riviera
Ruinas. Fuente. Estela A. Fuente. Estela B. Fuente.

 Reyes y dioses…

El gobernante se identificaba con la divinidad: el monarca era un señor absoluto, cabeza de la sociedad por derecho divino. ¡Casi nada! El gobierno estaba respaldado por la religión, íntimamente ligada al poder. Ya veis, la religión siempre tan golosa. No importa la época ni el lugar.

Los centros ceremoniales eran grandes escenarios para la música, la danza y las festividades rituales. Esto generaba un ambiente muy especial. Vamos, que el pueblo acudía, participaba en el cotarro y se lo pasaba pipa. Su doctrina fundamental era cosmológica, según la cual, el mundo estaba ordenado espacial y temporalmente.

El tiempo y el espacio

Tengo que destacar la riqueza del pensamiento maya acerca del tiempo (17). El glifo Kinh (sol, día, tiempo) estaba muy unido al mundo mitológico y religioso; era algo divino. Además, los diferentes ciclos temporales mantenían una relación constante con la divinidad. Por ejemplo, los días eran simbolizados con los rostros de las principales deidades de su antiguo panteón (18). Estos dioses dirigían toda la actividad del universo maya (19). Como veis, no os mentía al hablaros del poder de la religión en la Riviera. En cuanto al orden espacial, concebían el cosmos dividido en tres capas: trece cielos, la tierra y el inframundo (20).

Glifos de los dias en la Riviera Maya
Los glifos de los días. (Portilla, 1994, pág. 51).

Ya que me he puesto muy intensa, hablando de tiempo y de dioses, os compensaré. La siguiente atracción de mi parque os encantará.

El polémico juego de pelota

Existen muchas edificaciones dedicadas al juego de pelota. Además, la riqueza arquitectónica de estas canchas muestra el importante contenido social, político y religioso que tenía dicho juego (21). La cancha de Chichén Itzá, por ejemplo, es uno de los monumentos más estupendos de la Riviera y de América Central (22). Otro destino que no os podéis perder.

En el Popol-Vuh (23), una leyenda nos cuenta el origen mítico de este deporte. El juego simbolizaba la lucha entre los dioses del cielo y los dioses del inframundo. Así, dos hermanos (24), representantes del lado luminoso del cosmos, se enfrentaron a los guardianes del inframundo (25). La disputa fue resuelta mediante la práctica del juego de pelota, en Chichén Itzá (26). Finalmente, los hermanos, que perdieron la batalla, fueron sacrificados.

Juego de Pelota
Juego de Pelota. Fuente. Cancha de Chichén Itzá. Fuente.

Por lo tanto, el juego de pelota, además de ser un deporte (27), tenía un contenido simbólico de enorme importancia. Estaba relacionado con la guerra ritual o la lucha entre la luz y la oscuridad. De esta manera, cuando el juego se practicaba como combate, los componentes del equipo perdedor eran sacrificados (28).

La versión moderna del juego, sin sacrificio humano, por supuesto, se sigue practicando en Guatemala y en México.

Los sacrificios humanos

Sí amigos, en la antigua sociedad maya de la Riviera se llevaban a cabo sacrificios humanos. Pero no nos echemos las manos a la cabeza. Los acontecimientos hay que entenderlos dentro de su contexto, cosa que, por desgracia, casi nunca hacemos. No eran unos salvajes depravados. Nada de imaginarlos como unos asesinos natos.

Pintura Maya
Pintura maya de Bonampak. Fuente.

Por lo general, estos sacrificios se llevaban a cabo durante las ceremonias de dedicación y terminación de eventos. También acompañaban a los rituales para la adivinación o se ejecutaban con fines propiciatorios (29).

Los dos métodos de sacrificio más comunes fueron la decapitación y el despeñamiento de las víctimas, atadas, por las escaleras de los templos (30). Otro tipo recurrente de sacrificio, entre los gobernantes y las élites, fue sangrarse y ofrecer la propia sangre a los dioses (31). La extracción de las entrañas estaba reservada para los prisioneros de guerra que pertenecían a la nobleza (32).

Dada la importancia y la solemnidad que tenían los sacrificios para ellos, también los representaban en su arte. Un ejemplo son las pinturas murales del templo de Bonampak, en Chiapas.

Una última recomendación sobre la Riviera Maya

Después de haber dado este bonito paseo por la cultura clásica maya, espero haber despertado vuestra curiosidad. Si tenéis la suerte de viajar a la Riviera Maya, buscad un buen guía autóctono. Seguro que será el compañero ideal con quien visitar unos cuantos yacimientos arqueológicos. No os arrepentiréis.


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Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Mesoamérica está delimitada al norte por los Estados mexicanos de Sonora y Sinaloa, y al sur por la parte occidental de Honduras y El Salvador. Así, es una inmensa extensión geográfica, cuna de un conjunto de culturas que comparten la adopción de un almanaque sagrado, además de un sistema de escritura de raíz común. Cabe destacar la gran influencia que ejerció la ciudad de Teotihuacán en el resto del área.

(2) La organización de sus ciudades recuerda a la de las antiguas polis griegas. (Rivera, 1994, p. 104).

(3) El Período Precolombino o Prehispánico, abarca desde la llegada de los primeros seres humanos al continente americano (existen yacimientos con fechas incluso superiores a los 25.000 años de antigüedad), hasta el dominio político y cultural europeo sobre los pueblos indígenas americanos (finales del siglo XV).

(4) Me voy a centrar en el Período Clásico Mesoamericano (Inicios de Nuestra Era – 1.000 d.C.), durante el cuál, se levantaron grandes ciudades, que eran focos político-administrativos, militares, religiosos e intelectuales. Se convirtieron en importantes centros políticos el valle de México, el valle central de Oaxaca, la costa del Golfo y las tierras Mayas. (Rivera, 1994).

(5) Practicaban la agricultura intensiva y extensiva, la recolección, la caza, la pesca, la explotación de colmenas y la domesticación de animales. Su dieta se basaba en el maíz, el frijol y la calabaza (alimentos que cultivaban gracias a un sistema agrícola de tala y quema). Además, complementaban su alimentación con mandioca, cacao, ramón, aguacates, tomates, pimientos y demás frutos, tubérculos y semillas silvestres.

(6) Las ciudades de la Riviera estaban dispuestas como agrupaciones de edificios monumentales, levantados en torno a plazas, que cumplían funciones administrativas, religiosas y políticas. Así, estas ciudades merecen el calificativo de ciudades-estado. (Rivera, 1994).

(7) Era una sociedad altamente estratificada, organizada en torno a un sistema de castas, donde los roles eran adscritos. Por consiguiente, los roles eran asumidos, no adquiridos, no llevados a cabo por voluntad propia. El individuo maya no podía decidir si llevarlos a cabo o no.

(8) La jerarquía social de la Riviera está representada tanto en su arquitectura, como en su arqueología funeraria. En las edificaciones más importantes se localizan los enterramientos de la élite gobernante. De esta manera, la pertenencia a una clase determinaba el lugar de la sepultura: desde las criptas localizadas en el centro de las pirámides o en el interior de los edificios a las modestas fosas de las casas de los arrabales. La posición social del difunto también se reflejaba en el tipo de tumba en la que era inhumado, así como en la cantidad y en la calidad de los objetos que le acompañaban. (Rivera, 1994). Ver (12), (13) y (14).

(9) Las chozas mayas eran unas viviendas perecederas que estaban situadas junto al centro de la ciudad. La choza sigue vigente en las actuales comunidades mayas. Su modelo fue reproducido en los templos, con piedra. Estaban construidas sobre un basamento de tierra y piedras de escasa altura, configurando plantas elipsoidales, cuadradas o rectangulares. Las paredes se componían de un entramado de estacas y ramas, revestidas de barro y enlucido de cal. Los techos eran muy altos, elaborados con paja y hojas de palma. No tenían ni chimeneas ni ventanas; sólo tenían uno o dos accesos al exterior. A penas existía mobiliario interior, pues las principales actividades domésticas se realizaban al aire libre. (Rivera, 1994)

(10) La unidad social básica de los mayas de la Riviera era la familia nuclear (compuesta por padres e hijos). (Kottak, 2011). Es curioso, porque también es la unidad social básica en las sociedades occidentales actuales.

(11) Las familias nucleares se organizaban en unidades domésticas, enlazadas mediante relaciones de parentesco y vínculos matrimoniales. Estaban formadas por tres o más chozas, en torno a una pequeña plaza o patio abierto, que formaba parte de un conjunto residencial. Cada conjunto residencial contaba con su terreno de cultivo, explotado por el linaje que los ocupaba.

(12) En los centros ceremoniales se colocaron las obras de arte más bellas del período, recintos reservados a juegos de pelota, las estelas (esculturas que expresaban el poder de los gobernantes); ver (16), suntuosas tumbas de la nobleza e inscripciones jeroglíficas asociadas a los edificios principales (que proporcionan información dinástica y datos sobre el elaborado sistema astronómico y calendárico). (Rivera, 1994).

(13) Además de contar con sus templos – pirámides, los mayas de la Riviera destacaron por la pintura mural, por sus delicadas cerámicas y por las ofrendas y los ajuares funerarios.

(14) Las pirámides de Tikal fueron erigidas en el siglo VIII d.C., concebidas como monumentos funerarios: se enterraron en ellas a los monarcas y miembros de la familia real que gobernaron durante este período (Clásico Tardío). (Rivera, 1994).

(15) Las construcciones más importantes de Palenque pertenecen al reinado de Pacal, quien accedió al trono en el año 615 d.C. y cuyos restos descansan en la pirámide del Templo de las Inscripciones. (Rivera, 1994).

(16) Las estelas de Copán nos muestran figuras de gobernantes. Las estelas mayas son verdaderos documentos históricos, donde se recogen los hitos de la vida monárquica. Además, a través de ellas se aprehendían el tiempo y el espacio. (Rivera, 1994).

(17) Poseían una enorme cantidad de símbolos y conceptos con sentido temporal. En su haber hallamos numerosos términos, glifos (numéricos y sus variantes, de la serie de veinte días, etc.), conceptos (los que expresan períodos o ciclos de tiempo: kinh, día <también sol y tiempo>; uinal, mes; tun, año; etc.), símbolos (los símbolos y atributos de los dioses portadores de cargas de tiempo, los de las divisiones del día y de la noche, los de los dioses patrones y protectores de determinados períodos o ciclos, etc.) y textos relacionados con el tiempo. (Portilla, 1994, pp. 29-46).
Además, gracias a su dominio de la matemática, desarrollaron sus cálculos del tiempo, calendáricos y cronológicos. La matemática maya, aunque no rebasó el campo de la aritmética y la geometría, desde los inicios del Período Clásico contó con dos grandes descubrimientos: el concepto de cero y un sistema vigesimal de numeración. (Portilla, 1994, pp. 17-28).

(18) Por ejemplo, en la serie de veinte días, Kinh, el sol, el regente supremo del tiempo, aparece seis veces (en los días 3º, 10º, 11º, 14º, 16º y 20º ), con máscaras de jaguar, de perro y de simio, o como águila y “Señor” bajo el signo de Ahau. Las deidades de la lluvia, en relación con el viento o bajo el símbolo de los ofidios y los dragones celestes, se presentan cinco veces (en los días 2º, 5º, 9º y 12º y penúltimo). La efigie del joven dios del maíz, ideal de belleza entre los mayas, se nos muestra dos veces (días 4º y 13º), etc. Todos estos “rostros del tiempo”, eran objeto de veneración. (Portilla, 1994, pp. 52-62).

(19) El universo del tiempo en el que vivían los mayas de la actual Riviera, era el escenario en el que se sentía la suma de presencias y de acciones de las varias fuerzas divinas que coincidían en un mismo período de tiempo. Los sacerdotes mayas se esforzaban, por medio de sus cómputos, por conocer cuáles serían esas presencias y cuál sería el resultado de los varios influjos en determinados momentos. Por estas deidades, se regían las labores agrícolas, los ciclos de fiestas, la vida entera. El hombre maya veía su existencia teñida por el tiempo, que para ellos significaba presencia y actuación cíclica de todos los rostros de la divinidad. (Portilla, 1994, pp. 63-64).

(20) En la capa superior había trece cielos gobernados por los dioses. Después estaba la tierra, distribuida en cuatro grandes sectores: norte, sur, este y oeste. Finalmente, estaba el inframundo: nueve estratos, cada uno de ellos regido por una deidad. (Portilla, 1994, pp. 65-93.)

(21) Taladoire, 2000. Cuevas, 2004.

(22) Escobar, 2000, p. 36.

(23) Libro sagrado maya.

(24) Los hermanos Hunahpú e Ixbalanqué.

(25) Los guardianes del Xibalbá, los seres que causaban las desgracias y las enfermedades que aquejaban a los humanos.

(26) En Chichén Itzá se libró la batalla entre las fuerzas luminosas y las fuerzas oscuras. Por eso había dos equipos: uno luminoso y otro oscuro.

(27) A veces era practicado por jugadores profesionales en el que se apostaba y se premiaba al equipo ganador (sin que ello implicase necesariamente la muerte del perdedor). En cuanto a su ejecución, jugaban con pelotas de hule, a las que golpeaban con las caderas, los muslos y las manos. Además, usaban protectores de cuero y en ocasiones máscaras. Hay controversia sobre el número de jugadores que participaban. En Chichén Itzá por ejemplo, había siete jugadores en cada equipo. Por otro lado, las canchas eran muy variadas en cuanto a forma y a dimensiones.

(28) Al tratarse de un combate simbólico, tal como ocurría en las guerras verdaderas entre dos grupos, a los prisioneros se les destinaba, la mayoría de las veces, al sacrificio. Por lo tanto, quienes perdían en el juego, cuando éste revestía características de combate, eran sacrificados a los dioses. Hay sobrados datos para sostener la idea de la muerte de los jugadores/guerreros perdedores, y no de los ganadores (ha habido mucha controversia sobre quienes eran los sacrificados), como parte de una de las más importantes prácticas rituales del México antiguo. Normalmente, los perdedores eran decapitados, aunque, en algunos casos, se les extraía el corazón. (Matos Moctezuma, 2013).

(29) El depósito mortuorio de Becán, en la región de Río Bec, ofrece muchas respuestas sobre las prácticas de sacrificios y ofrendas humanas durante el período Clásico Maya, tema sobre el que aún existen muchos interrogantes. (Tiesler, 2004). El sacrificio era uno de los acontecimientos fundamentales en los mitos de creación mayas, de ahí su importancia.

(30) La extracción del corazón, tan común entre los aztecas, aparece en pocos casos del arte maya de la Riviera. (Stuart, 2003).

(31) Los gobernantes y sus familias llevaban a cabo el «auto-sacrificio». El sangrado era un ritual que se realizaba por el bienestar público, como ofrenda a los dioses. (Stuart, 2003).

(32) Los prisioneros de guerra que aparecen en las estelas o en las cerámicas mayas, no eran gente del pueblo, sino que pertenecían a la nobleza, ya que el objetivo era que el poder y la riqueza de éstos pasasen a manos de los vencedores. Así pues, el término «sacrificio» resulta polémico, pues estos prisioneros eran guerreros, cuya muerte estaba justificada por los mayas como parte de la guerra.


Bibliografía

  • Cuevas Reyes, F., 2004, «El juego de pelota de Malpasito, Huimanguillo, Tabasco», Arqueología Segunda Época, 33, pp. 47-59. [En línea]. Disponible en: https://www.revistas.inah.gob.mx/index.php/arqueologia/article/view/6274/7107 (25-04-2017).
  • Escobar, J. F., 2000, De la Ciudad y su Espacio Público, Universidad Nacional de Colombia, Manizales.
  • Kottak, C. P., 2011, Antropología Cultural, McGraw Hill, Madrid.
  • Matos Moctezuma, E., 2013, «¿Sacrificaban al que Ganaba en el Juego de Pelota?», Arqueología Mexicana, 120, pp. 88-89.
  • Portilla, M. L., 1994, Tiempo y Realidad en el Pensamiento Maya, Universidad Nacional Autónoma de México, México.
  • Portilla, M. L., 1959, Visión de los Vencidos. Relaciones indígenas de la conquista, Universidad Nacional Autónoma de México, México.
  • Rivera Dorado, M. y Vidal Lorenzo, Mª C., 1994, Arqueología Americana, Editorial Síntesis, Madrid.
  • Stuart, David, 2003, «La Ideología del Sacrificio entre los Mayas», Arqueología Mexicana, vol. IX; 63, pp. 24-29. [En línea]. Disponible en: http://www.mundomaya.com/2011/03/el-sacrificio-humano/ (25-04-2017).
  • Taladoire, E., 2015, «Cinco Tesis Discutibles Relativas al Juego de Pelota», Arqueología Segunda Época, 50, pp. 191-209. [En línea]. Disponible en: https://www.revistas.inah.gob.mx/index.php/arqueologia/article/view/10426/11201 (25-04-2017).
  • Taladoire, E., 2000, «El Juego de Pelota Mesoamericano. Origen y Desarrollo», Arqueología Mexicana, vol. III, 44,  pp. 24-27.
  • Tiesler, B., 2004, «Sacrificio y Tratamiento Ritual del Cuerpo humano en la Antigua Sociedad Maya», Arqueología Segunda Época, 33, pp. 32-46. [En línea]. Disponible en: https://www.revistas.inah.gob.mx/index.php/arqueologia/article/view/6273/7106 (25-04-2017).
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Ana Inmaculada Morillas Cobo
Escritora y divulgadora. Redactora, revisora de contenidos y editora de Khronos Historia. Mis áreas de mayor interés - como comprobaréis si me leéis - son la Historia de la Mujer, la Historia de las Religiones, la Filosofía Política y la Antropología. Como buena cinéfila y melómana, me encanta practicar la miscelánea cuando escribo (llamadme friki). De firmes posiciones feministas y marxistas.