Marchar, luchar, rezar, repetir. La simple vida de los legionarios romanos

Desde el s. III a.C. hasta el s. IV d.C., Roma dominó, militarmente hablando, el mundo conocido. Aunque éste ha crecido un poco desde aquel entonces… Gracias fundamentalmente a su capacidad política y diplomática y, sobre todo, a su ejército, fundamentado en sus legionarios o milites, como se les denominaba en Roma. Mucho se ha escrito sobre el legionario romano (1), y más se han mitificado sus hazañas en la gran pantalla (2) pero, ¿sabemos realmente como era el día a día de un legionario romano? Te lo resumo en unos párrafos, anda (3).

Hoy en el Danubio, mañana en el Rin. El legionario romano, amo del crossFit

Lo primero que debes saber de un legionario romano es que su entrenamiento diario se considera como uno de los más duros de la Historia. El legionario romano antes de comenzar su servicio activo, que podía llegar a los 25 años de duración, debía hacer marchas militares de muchos kilómetros cargando con un equipamiento “ligerito”. Su peso era de entre 25-30 kilos y lo llevaría siempre en su vida como legionario romano. Estaba compuesto por un escudo (scutum), una espada (gladius), dos lanzas (pila), un puñal (pugio), raciones de alimentos y herramientas para levantar un campamento rápido… Y reza por que no te tocase también llevar el estandarte (4).

legionario romano
Llegan a ser monos ¿verdad? Pues cuidado con ellos, que muerden. Fuente

“Tortugas”, “cabezas de puerco”, “corre tú, que me da la risa” y otras tácticas de la legión romana

Ni que decir tiene que el legionario romano fue un gran guerrero y la legión romana estuvo guiada por grandes estrategas. Las mayores virtudes del ejército romano durante su larga Historia fueron el tener más moral que el Alcoyano tras las derrotas -que las tuvieron-, su capacidad de adaptación al enemigo y la rápida recomposición de tropas en los peores momentos -como en el caso de la invasión de un tal señor Pirro de Épiro, la llegada a Italia del bueno de Anibal o las Guerras Párticas (5)-. 

Esta capacidad de adaptación ante el enemigo los hacía emplear diferentes tácticas para enfrentarse a él. La más común durante el final de la República y el principio del Imperio fue la “Triplex acies”. Consistía en tres líneas de legionarios romanos ordenados según su veteranía, dispuestos en “manípulos”, o lo que igual, dos centurias de 80 hombres. Que había veces que el enemigo arrojaba una lluvia de flechas, pues se escondían todos como tortugas, formando un caparazón con los escudos. Que el enemigo era débil en su centro, pues los fortificaban el centro de su línea como un ariete o una cabeza de puerco, según nuestra imaginación, y dividían al enemigo para vencerlo (6)… La legión era completamente eficiente pues no había nadie más preparado que el legionario romano.

Formación tortuga de la legión romana
¿Alguien quiere una tortuga? Un ejemplo de formación romana en «testudo». Fuente

Más tarde, cuando el Imperio estuvo en su apogeo, hubo ocasiones en las que los generales romanos consideraron que mejor que arriesgar su a sus valiosos legionarios romanos, era que luchasen las tropas auxiliaresauxilia, primero. Lo que se dice “matar dos pájaros de un mismo tiro” (7). 

¿Levantar un campamento romano en modo IKEA? Hemos llegado para quedarnos

El pack IKEA del campamento romano o castra, simplificando mucho sus características, estaba dividido por su trazado en dos líneas claras que formaban una cruz: el cardus (Norte-Sur) y el decumanus (Este-Oeste). Sobre estas líneas se iban estructurando y asentando los soldados romanos según su importancia y rango. Más cercano al perímetro los legionarios romanos, más cercano al centro los pretores y centuriones principales, incluso los cónsules de Roma cuando estaban dirigiendo a la legión en campaña (8).

El cuartel principal del campamento, el praetorium, se encontraba en el centro, junto con el altar principal. Además el campamento estaba rodeado por una muralla y por un foso que excavaban los mismos legionarios romanos(9).

campamento romano
Un ejemplo de campamento romano en época imperial. Fuente

Un rezo y a dormir. La religión en el campamento: el feriale duranum

La mayoría de los campamentos solían contar con uno o varios altares en su zona central, cercanos a las tiendas del cónsul o del pretor. Durante mucho tiempo se tuvo constancia de que los devotos legionarios rezaban en sus campamentos. Pero no se sabía a qué dioses se dirigían. El descubrimiento del denominado “Feriale Duranum”, un calendario religioso en papiro del s. III d.C., hizo comprender mucho mejor la vida religiosa del legionario romano (10). 

Fundamentalmente, el legionario romano realizaba diferentes ofrendas y oraciones… Por ejemplo a diferentes emperadores y emperatrices; vamos, hacer la pelota al jefe desde tiempos inmemoriales. Otros cultos iban dirigidos a divinidades como Marte, dios de la guerra; a Vesta, diosa del hogar; Salus, diosa de la salud o a Saturno, dios de la agricultura -entre otras atribuciones- (11).

Altar típico usado por un legionario romano
Un ejemplo de altar dedicado por legionarios a Júpiter y a la salud de los emperadores (s.III d.C.). Fuente

Cierro este artículo con una frase de Vegecio que refleja perfectamente el sentimiento y el orgullo de los romanos hacia su ejército:

«Vemos, en efecto, que el pueblo romano ha sometido al mundo entero exclusivamente gracias al adiestramiento en el uso de las armas, a la disciplina del campamento y a la experiencia militar»

Vegecio. Epitoma Rei Militaris, I, 1

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Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Échale un vistazo al artículo de mi tocayo Javier Martínez sobre Escipión, Anibal y la batalla de Zama.

(2) El flaco favor que le ha hecho el séptimo arte al ejército romano y sus legionarios se puede ver en películas como Centurión (2010) o La Legión del Águila (2011). Por suerte contamos con mejores ejemplos en el cine «peplum» de los 60, con películas como Espartaco (1960) o La caída del Imperio Romano (1964), esta última en la que se inspirará Gladiator (2000).

(3) Aquí nos referiremos generalmente al ejército romano de época alto imperial (27 a.C. – 235 d.C.), ya que el ejército sufrió múltiples cambios en su forma de luchar y ordenarse. Especialmente durante la época republicana, ya que cada civilización contraria exigía una forma diferente de pelea.

(4) Le Bohec, 2013, pp. 166-167. Hablando de la gladius, hay un artículo de Khronos Historia sobre esta arma emblemática. Dos programas sobre historia militar -libres de aliens- como «Forjado a fuego» (1×07) y «El guerrero más letal» (2×06), dedicaron algunos de sus capítulos a tratar la gladius y las técnicas de combate del centurión romano.

(5) El libro de Rodríguez González, 2005, es un excelente ejemplo del recorrido y evolución del ejército romano a través de diferentes batallas. Entre algunos ejemplos de las peores derrotas del ejército romano se deberían considerar las de Asculum (279 a.C.), Cannas (216 a.C.), Arausio (105 a.C.) o Teutoburgo (9 d.C.), siendo esta última una de las más famosas gracias a la propaganda dramática que le otorgó a la derrota el escritor romano Suetonio en su Vida de los Doce Césares.

(6) Las diferentes guerras que Roma libró contra sus vecinos samnitas en el s. IV a.C., hicieron que la tradicional formación en falange, heredada de Grecia, que mantenían los soldados romanos fuese evolucionando hacia formas de combate con una mayor capacidad de movilidad, componiendo lineas de manípulos y centurias. Finalmente las reformas de Cayo Mario (tras la derrota de Arausio que aparece arriba), hicieron adoptar el sistema de cohortes, formadas por unos 480 hombres divididos en tres manípulos de 160 soldados, pues cada manípulo estaba compuesto por dos centurias de 80 hombres.

(7) Goldsworthy, 2005, pp. 175-185. Las auxilia, a nivel general, eran contingentes de infantería ligera o caballería, que aportaban aquellos pueblos considerados como socii romanos, es decir, aquellos que no tenían la ciudadanía romana propiamente dicha. Estas tropas generalmente iban dirigidas por un decurión romano.

(8) ¿Conoces la ciudad de León? Pues su origen se encuentra en ser el campamento de la Legión VI Victrix. Esta forma de construcción y planificación era similar a la que se utilizaba para la fundación de nuevas ciudades romanas. De ahí que muchos de estos campamentos militares a la larga se convirtiesen en algunas de las ciudades más importantes de Europa: Lugdunum (Lyon), Colonia Agrippinae (Colonia) o Vindobona (Viena).

(9) Andrés Hurtado, 2002, pp. 137-160. Morillo Cerdán, 2007. Si se hacía rápido de madera, y si era permanente de piedra. También había diferencias según la época del año en la que se construyeran los campamentos; si los campamentos eran para uso temporal o para el asentamiento de una legión en una región concreta, o si su uso era para albergar a la flota romana. Si quieres saber donde estaban los principales puertos de la flota romana, pincha en éste enlace

Conocemos gran parte de la estructura de los campamentos romanos en base a tres escritos de época romana, con bastante margen entre ellos que nos ayuda a conocer su evolución: las Historias de Polibio (VI, 27-42); De munitionibus castrorum, del autor conocido como Pseudo Higinio, que se enmarca a finales del s. I, principios del s. II d.C.; y el Epitoma Rei Militaris de Vegecio, ya del s. V d.C, que muestra un ejército romano totalmente diferente del conocido tradicionalmente, pero que muestra continuas referencias al antiguo, lo que lo convierte en una fuente indispensable.

(10) Snyder, 1940, pp. 1–222. El hallazgo fortuito de este calendario se realizó en uno de los campamentos militares fronterizos (Dura-Europos, actual Siria) con el principal enemigo de Roma en el este: el Imperio parto. Algo muy interesante que muestra el calendario, es que se realizaban ofrendas a Julio César Germánico, nieto de Augusto, sobrino e hijo adoptivo de Tiberio y padre de Calígula, el cual nunca fue emperador.

(11) Le Bohec, 2013, pp. 331-351. En una escena de la película «Gladiator» (2000), el protagonista tiene un pequeño altar en su tienda del campamento donde reza por la protección de su familia. Además, se puede ver una representación de uno de los campamentos romanos en el limes (frontera) germánico. 


Bibliografía

  • Andrés Hurtado, G., 2002, “Los lugares sagrados. Los campamentos militares”, Iberia: Revista de la Antigüedad, nº 5, pp. 137-160. 
  • Goldsworthy, A. K., 2005, El ejército romano, Akal, Madrid.
  • Le Bohec, Y.,  2013, El ejército romano, Ariel, Barcelona.
  • Morillo Cerdán, Á., 2007, El ejército romano en Hispania: guía arqueológica, Universidad de León, León.
  • Polibio, «Historias», perseus.tufts.es. [En linea]. Disponible en: http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Plb.+toc&redirect=true (30 de octubre de 2018).
  • Pseudo Higinio, «De munitionibus castrorum», thelatinlibrary.com. [En linea]. Disponible en: http://www.thelatinlibrary.com/hyginus/hyginus6.shtml (30 de octubre de 2018).
  • Rodríguez González, J., 2005, Diccionario de batallas de la Historia de Roma: 753 a.C.- 476 d.C., Ed. Almena, Madrid.
  • Snyder, W. S., 1940, «The Feriale Duranum», Yale Classical Studies, nº 7, pp. 1–222. 
  • Vegecio, «Epitoma Rei Militaris», thelatilibrary.com. [En linea]. Disponible en:   http://www.thelatinlibrary.com/vegetius.html (30 de octubre de 2018).
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Javier Sevilla Martínez
Graduado en Historia por la Universidad de Málaga (2015). Máster en Estudios Históricos Avanzados (Universidad de Sevilla, 2016). Actualmente en el Máster en Gestión del Patrimonio desde el Municipio (Universidad de Córdoba) Mis ámbitos de investigación se han centrado en la Historia militar tanto antigua como medieval y la Antigüedad Tardía como periodo. Trabajo por una historia más cercana y útil: "Si la Historia no sirve para comprender el presente, entonces no estamos haciendo Historia".

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