La homosexualidad a bordo de un galeón del siglo XVI: el pasatiempo para cruzar el océano

Mmmm… un viaje hacia tierras extrañas, inexploradas, tropecientos marineros con ansia de aventurasHomosexualidad a bordo de un galeón del siglo XVI ¿Os animáis a conocer cómo eran este tipo de expediciones? Al no tener una máquina del tiempo para viajar hasta uno de estos buques, os cuento cómo era la realidad de estas travesías en este artículo. Es lo máximo que puedo hacer para que experimentéis lo que se escondía en un galeón de la época.

En las constantes travesías al Nuevo Mundo, la homosexualidad a bordo era un tabú, pero sucedía  en esos largos viajes al estar tanto hombre junto. Sí, esos “machos ibéricos” que veis en las películas y en los libros de época que no se cansan de fardar sobre su descontrolada pasión por faldas y sostenes de toda clase de mujeres, ocultan algunos secretillos. Sigamos leyendo y conozcamos qué sucedía con la homosexualidad durante las travesías en el siglo XVI.

homosexualidad a bordo de un galeón
Homosexualidad a bordo de un galeón: marineros besándose. Fuente: Arte Gay.

Homosexualidad a bordo de un galeón y el “pecado nefando”. ¿Qué es? ¿Cuáles eran sus consecuencias?

Aunque pueda resultar extraño, las relaciones sexuales entre hombres durante los eternos viajes marítimos en la Edad Moderna eran más que frecuente. Había mucho tiempo libre, así que sin televisión ni internet en el galeón pues… algo había que hacer. (1)

Castigo por el "pecado negando" homosexualidad a bordo de un galeón
Castigo por el «pecado nefando», es decir, por la homosexualidad a bordo de un galeón. Fuente.

Sin embargo, que este tipo de relaciones se diesen habitualmente a bordo de un galeón no significa que estuviesen permitidas por la ley. Es ahí cuando nos encontramos con el “pecado nefando”, el cual prohibía todo tipo de relaciones sexuales entre hombres. La homosexualidad se consideraba contra natura y la desobediencia a esta ley resultaba altamente cara. Aquellos, ansiosos y pecaminosos, que se atreviesen a cometer esa “monstruosidad” serían ejecutados sin ningún tipo de miramiento. (2)

Viajes largos y muchos marineros aburridos: la homosexualidad a bordo de un galeón

Indudablemente, los viajes hacia las Indias desde España eran muy duraderos y pesados, y para los que lo vivieron en primera persona, eternos, infinitos e interminables. Eran muchos hombres en muy poco espacio y no había ocio ni nada con lo que entretenerse. Día a día sucedía lo mismo, una y otra vez, así durante meses. Realmente, era un completo aburrimiento de viaje. (3)

Convivencia, «higiene seca» y alimentación a bordo, a cual peor

Además, no pensemos que viajar en un barco de la época era moco de pavo. El trabajo a bordo del galeón era durísimo y la supervivencia más. Entre el calor, la falta de higiene y la convivencia, en un diminuto espacio con el que contaban para sus privacidades. Con  animales para la alimentación como gallinas o cerdos, además de las ratas y cucarachas que sumaban aún más inmundicia. Una odisea, vamos.

En estas circunstancias, se daban unas condiciones perfectas para cultivar infecciones, enfermedades o epidemias terribles durante las travesías. (4)

La alimentación era verdaderamente repugnante. Beber agua era un suplicio. El agua dulce brillaba por su ausencia, la que comenzaba el viaje con ellos no tardaba en pudrirse. Se dice que, para ingerir ese agua, era necesario taparse primero la nariz. ¡El olor debía ser insoportable! Así que, mucha sed, los pasajeros pasaron mucha sed, y hambre también, por supuesto. Claro, que peor era el temor a las tormentas y a los piratas. Realmente eso era un sinvivir, un peligro constante. (5)

galeón de manila galeones
Galeón de Manila. La homosexualidad a bordo de la flota española de Indias. Fuente: ABC.

Por otro lado, el mareo que producía el movimiento del barco al chocar contra las olas al navegar era muy incómodo. La limpieza existía, aunque no mucha. Una vez al mes, más o menos, los marineros solían limpiar la nave para huir de olores, enfermedades, chinches, piojos y pulgas. En aquellos tiempos, la ducha que nos damos hoy todos los días –cuento con que todos lo hacemos- no era algo que los tripulantes se replanteasen llevar a cabo. En esos tiempos se llevaba la “higiene seca”, que consistía en lavarse a través de paños limpios, perfumarse o empolvarse. (6)

 ¿Falta de sexo? Homosexualidad a bordo de un galeón. Abusos y excesos

No pensemos que todas las relaciones homosexuales que se daban en los barcos durante el siglo XVI eran consentidas. ¡Ni mucho menos! La necesidad era mucha y eso llevó a algunos tripulantes a extralimitarse con otros. Así que la homosexualidad a bordo de un galeón estaba a la orden del día. Leamos el testimonio que se dio durante uno de los procesos criminales contra un lombardero que forzó a un paje de solo 13 años:

“Le llegó a apretar por el ojo del culo y este lo sintió porque quiso tener con él acceso carnal por el sieso”. (7)

Era bastante común que, aquellos con importante condición abusasen de los menos favorecidos. Muchas veces, estos últimos accedían a cambio de favores u otros intereses. (8).

Pequeños ratillos de entretenimiento en el galeón

Bueno, no todo era malo del todo. No todo era homosexualidad a bordo de un galeón. Había momentos de lectura, esta solía ser colectiva. El analfabetismo predominaba enormemente en los barcos del siglo XVI, pero siempre había alguno por ahí que sí sabía leer. Este afortunado era el que solía leer historias al resto para entretenerles. Suponemos que sería el Netflix de la época.

homosexualidad prohibida
Relación homosexual prohibida. Un hombre con un garrote sorprende a los amantes. Fuente: inesalonsodevega.com

Las obras que más éxito tenían entre los tripulantes de estos buques eran las religiosas –cómo no-, las de caballería y las pastoriles. (9)

El juego, aunque estaba prohibido en el galeón, salvaba a los marineros de las eternas horas de aburrimiento extremo. Estos juegos solían ser de cartas o de dados. También cantaban, pescaban o, simplemente, charlaban. (10)

¿Una mujer a bordo? ¡¡¡A por ella!!!

Los marineros no podían sumarse a este tipo de viajes en barco con sus mujeres y/o esposas. Estaba prohibido. (11) Sin embargo, la necesidad de mantener relaciones sexuales era tal, que se vieron en la necesidad de viajar con prostitutas para que los tripulantes pudiesen “desahogarse” en el galeón.

Estas desdichadas eran llamadas “mancebas”. Resultaban un diamante en bruto para todos los marineros hambrientos de sexo. Imaginaos lo que suponía tener este tipo de mujeres a bordo… Aun así, con o sin prostitutas a bordo, cuando los navegantes pisaban tierra firme, la pasión desenfrenada se apoderaba de ellos. Eso era una locura que se traducía en prostitutas y violaciones. (12)

Debo confesaos que no he sido del todo sincera con vosotros. A ver, las mujeres estaban prohibidas, sí, pero esto no siempre se cumplía. Si hablamos de la esposa de un alto rango, se hacía la excepción. Por otro lado, los marineros, de vez en cuando, escondían a alguna mujer en el galeón que después aparecían como polizones. (13) Así, la travesía sería mucho más amena para los hombretones del barco. ¡Qué peligro tenía la pobre!

Una trágica historia de homosexualidad a bordo de un galeón: la muerte de Antón y Ginovés

Uno de estos desaventurados hombres que pagaron con su vida la práctica de relaciones homosexuales fue Antón Salomón, un maestre que se aventuró junto a Magallanes y Elcano a dar la vuelta al mundo. (14)

Durante este largo viaje, se dio una bonita historia de amor. No penséis que el maestre Antón “pecó por pecar”, es decir, porque tenía mucho tiempo libre o porque estaba demasiado “necesitado”. No, realmente se formó una pareja de enamorados a bordo del galeón, la de nuestro desafortunado maestre y la del grumete Ginovés, ambos italianos. (15)

Cuando la realidad entre ambos salió a la luz, fueron juzgados por haber cometido el “pecado nefando”, ¡homosexualidad a bordo de un galeón! Casi casi, se libran de la muerte, pero… no. En un primer momento, se les quería condenar a unos cuantos latigazos. En cambio, parece ser que el viaje no sentó muy bien al señor Magallanes, quien insistió en cumplir la ley a rajatabla y condenar a muerte al maestre. (16)

Pareja homosexual galeones
Pareja homosexual amándose. Fuente: Pinterest.

Antón tuvo que hacer frente a esa ejecución que no pudo ser impedida. En cambio, su amante, Ginovés, se libró por los pelos y no fue condenado. No obstante, no pudo superar la culpa ni la pena de lo que había sucedido con su enamorado y decidió sublevarse. Esto no serviría de nada, pues sufrió la acusación de somético o sodomita que no pudo soportar y le impulsó a tomar la decisión de quitarse la vida. (17)

Otro gay desdichado por homosexualidad a bordo de un galeón: Ximénez Caballería

Otro al que le salió cara “la broma” era el alférez Ximénez Caballería, que por ser acusado de sodomía fue torturado con la práctica del potro y, finalmente, tirado por la borda. (18) Lo más común era la condena al garrote, pero el potro también se daba en ocasiones. Esta tortura consistía en una especie de mesa, que no era plana, formada en el centro por un ángulo junto con una barra de madera o hierro. El reo era colocado sobre esta. La incomodidad era inmensa. El potro podía alargarse para estirar el cuerpo. (19) Imaginemos lo que tuvo que sufrir este pobre alférez…

Bueno, hasta aquí nuestro viaje en un galeón del siglo XVI para conocer la homosexualidad a bordo. No creo que a ninguno de vosotros os apetezca vivir una experiencia semejante. En las películas, estos viajes parecen aventureros y apetecibles, pero nada que ver. Quedémonos con la persecución de la homosexualidad hasta fuera de las fronteras del país prohibitivo. Qué triste que se hayan vivido situaciones como estas por pecados tan absurdos. Pecados de amor, al fin y al cabo. Aprendamos de la Historia y que este tipo de errores no vuelvan a cometerse nunca más. ¡Arriba la libertad!



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Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Cañas, 2019.

(2) Cañas, 2019.

(3) Cañas, 2019.

(4) Pérez-Mallaína.

(5) Bazán, 2004, p. 52.

(6) Jáuregui-Lobera, 2019.

(7) Cañas, 2019.

(8) Cañas, 2019.

(9) Pérez-Mallaína.

(10) Jáuregui-Lobera, 2019.

(11) Pérez-Mallaína.

(12) Jáuregui-Lobera, 2019.

(13) Jáuregui-Lobera, 2019.

(14) Cañas, 2019.

(15) Cañas, 2019.

(16) Cañas, 2019.

(17) Cañas, 2019.

(18) Bazán, 2004, p. 52.

(19) Splendiani, 1997, p. 53.


Bibliografía

  • Bazán, O., 2004, Historia de la homosexualidad en la Argentina: de la conquista de América al siglo XXI, Marea, Buenos Aires, Argentina.
  • Cañas, A., 2019, «La relación homosexual que causó el primer muerto en la ruta de Magallanes», El País. [En línea] Disponible en: https://elpais.com/cultura/2019/12/09/actualidad/1575911601_191130.html (30-1-2021).
  • Jáuregui-Lobera, I., 2019, «Navegación e Historia de la ciencia: la vida a bordo. Los hombres de la mar en el siglo XVI», Rincón de la Historia. [En línea] Disponible en: https://revistas.proeditio.com/jonnpr/article/view/3433/HTML3433 (31-1-2021).
  • Pérez-Mallaína, P. E., «Vivir en un barco del siglo XVI», VCENTENARIO 1ª VUELTA AL MUNDO. [En línea] Disponible en: http://vcentenario.es/el-mundo-en-travesia/vivir-en-un-barco-del-siglo-xvi/ (31-1-2021).
  • Splendani, A. M., 1997, Cincuenta años de Inquisiciónen el Tribunal de Cartagena de Indias 1610-1660, Centro Editorial Javeriano CEJA, Santa Fe, Bogotá.
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