Cierre el ataúd al salir. Muerte y vida en la antigüedad

La mortem y la vitae – ¿Cómo se vivía la muerte en la antigüedad?

Rompamos un tabú nada más empezar. Hablemos de la muerte en la antigüedad. Pero no de una muerte cualquiera, de la nuestra, de qué podemos esperarnos del último día en esta, nuestra tierra. Pero como siempre, lo primero es lo primero. Y es que es inevitable hablar de Roma, de los romanos y de sus costumbres, y de cómo son el pilar fundamental sin el que no se entienden las sociedades occidentales. Incluso en aquellos lugares en los que nunca tuvo presencia su vasto imperio (1).

muerte en la antigüedad - enterramiento
Fuente: Science Photo Library

Para los romanos, había dos tendencias a la hora de analizar la muerte. Los más escépticos con el tema sobrenatural (que ya los había en su época) pensaban que el alma no iba a ninguna parte, y que moría con el cuerpo físico. Este pensamiento podía llevarte a dos puntos: a pasar olímpicamente de todo, porque nada tiene ninguna repercusión en la posteridad, o a implicarse totalmente con todo, porque el tiempo es breve (2). Por otro lado, existe la concepción generalizada que tenemos del tránsito del alma, que debe atravesar el Estigia en la barca de Caronte, y que dependiendo de las decisiones que hubiese tomado estando vivo, iría a una u otra parte, con el Elíseo como final para las buenas almas.

Las tradiciones se suman a la resistencia

Pero no todo son los dioses. La parte cómoda de los ritos es morirse, porque los familiares que le sobrevivían le debían un respeto que en ocasiones iba ligado a que el difunto les dejase tranquilos y no enfocase su tedio eterno hacia ellos.

Los ritos de paso son similares a los que se practican en la actualidad. Los funerales, las procesiones públicas con el difunto, el entierro o la incineración en lugares específicos para que el fallecido descansase en la eternidad son algunos ejemplos de ello.

A estas alturas, pensar en Roma, es pensar en el imperio. Y si nos lo llevamos a la península ibérica, pensaremos en Hispania, quizá como una unidad, sin fisuras. Pero no fue del todo así. Seguro que a nadie le resultará extraña la historia de Asterix y Obelix, esos irreverentes galos que, junto con su aldea, se resistían a la ocupación romana (3). Aunque sin poderes ni brebajes mágicos (que sepamos), el norte de la península compartía algunas similitudes. No se llevarían en el norte grandes campañas, ni seria lenta su “conquista”, pero la belicosidad de los norteños tampoco pasaría desapercibida (4).

El norte y lo celta – muerte en la antigua Península

Pero, ¿qué tiene que ver con todo esto? Entender que Roma llevaba un proceso de conquista en el norte (y aunque pueda parecer evidente) nos habla de la realidad de que en este territorio ya existían unos pueblos, muy relacionados con el mundo celta, que van a conservar en mayor o menor medida sus tradiciones. Y la muerte no fue una excepción.

El más allá parece una seguridad para los pueblos astures, puesto que varias lápidas que podemos usar de ejemplo aparecen representados animales que acompañarían al difunto al más allá (5). El principal animal que aparece representado es el caballo (6), pero también aparecen motivos vegetales, que representan el triunfo sobre la muerte.

Si no solo nos centramos en la muerte, el poso de las creencias mitológicas del norte peninsular tiene, muchas veces, un reflejo en culturas anglosajonas (7). Este es el hecho principal que nos interesa, porque nos ayuda a entender las múltiples características que tenemos en la actualidad.

La naturaleza es sabia – ritos paganos

A día de hoy, nadie realiza ya ritos paganos para honrar a los difuntos, pero quien más quien menos, en esta pequeña región del norte, sabe lo que es una xana, un cuélebre o un trasgu. Y tampoco no resultará complicado establecer paralelismos con las culturas celtas que se encuentran al norte de nuestro país. La Brigid irlandesa, como la vieya en Asturias (8), y que luego pasaría, por el sincretismo cristiano, a asociarse a la Virgen María. Existen también mitos menos afables como la Guaxa, similar al tradicional vampiro centro-europeo (9).

Muchos de estos mitos están relacionados con zonas de paso (10)(11) o accidentes geográficos relacionados con el agua (fuentes, arroyos, lagos…). Tal es el caso del topónimo de Deva, procedente de Divona, una deidad gala relacionada con los ríos.

La muerte siempre suma y sigue

Puede resultar complicado seguir la cronología de lo fúnebre de forma lineal. Como acabamos de ver, la amalgama de rasgos culturales que caracteriza el norte de la península es muy grande. En la actualidad reciente tenemos que verlo como tal, como una suma de elementos tradicionales cristianizados. Lo más habitual será ver como a pesar de que el núcleo general de los ritos sea el cristianismo, las poblaciones (12) los perfilaran con estas tradiciones tan arraigadas desde tiempos inmemoriales.

Por ejemplo, todavía a finales del siglo XX en la región asturiana se realizaban banquetes nocturnos (13) en honor del muerto, tras la correspondiente misa. Además, como si de la recompensa de los reyes magos se tratase, en algunos lugares de la región se ponían cubos con agua para que los muertos no se deshidratasen en su tránsito al más allá. Se les respetaban sus camas por si allí querían descansar o se les guiaba con pequeñas lumbreras encendidas con ese propósito.

Respetad a los muertos – La muerte en la antigüedad

Al mismo modo que en Roma, aunque los muertos fueran familiares, se les podía ofender, y si no se cumplían sus exigencias, podían pensarse dos veces lo de irse al más allá para torturar a los vivos hasta estar satisfechos.

muerte en la antiguedad - estelas votivas romanas
Estelas votivas. Fuente: Semantic Scholar.

Aunque no sepamos leer un mensaje, muchas veces podemos interpretar una imagen sin leer su descripción y adivinar su significado. A día de hoy, si oímos un cuervo (14), sabemos de forma instintiva que se trata de un mal agüero (15). Lo mismo que si se nos cruza un gato negro. Aunque se trate de superstición (16), es muy llamativa la idea de preguntarnos porque es algo que está tan comúnmente aceptado por el colectivo.  En el mundo astur-cántabro, los animales psicopompos (17) (que acompañan el alma del muerto) simbolizaban todo lo contrario, y como ya indicamos antes con el caballo, eran representados en las estelas votivas (18)

La lúgubre procesión – La Santa Compaña

Ahora imaginaos que por un casual conocéis todos estos datos. Sois conscientes de vuestra herencia romana, cristiana y pagana. Tenéis una edad avanzada y lleváis enfermos una buena temporada. Por un palpito, sabéis que, de esta noche, no pasáis.

Se va acercando la hora, y no sabiendo ya si se está más en un lado o en el otro, todo empieza a tornarse más lúgubre. Ha llegado la Santa Compaña (19) para llevaros con ella y abandonar este plano mortal.

la Santa Compaña - muerte en la antigüedad
Fuente: Diario de León

La Santa Compaña, Güestia o Estantigua son localizaciones de un mismo proceso en el que un enfermo en sus últimos momentos invoca, como si de la miel y un oso se tratase, una cohorte fantasmal (formada por fantasmas en túnica portando una lumbre cada uno) encabezada por una persona todavía viva, en una especie de trance, denominada Estadea.

En el caso de la Güestia es bastante más concreto, porque estos encapuchados rodeaban la casa del enfermo por tres veces, para posteriormente, entrar con el ataúd fantasmal en las dependencias del moribundo y llevárselo con ellos en la caja de madera.

Influencias mortales

Esta tradición, como no es menos, se puede relacionar con las banshees (20) del norte europeo. Inicialmente, el término se utilizó para denominar a cualquier espíritu femenino del más allá, pero rápidamente pasó a definir aquellos espíritus femeninos, o hadas, que anunciaban la muerte cercana de una persona. Estos espíritus femeninos se relacionan con Aine, la diosa celta de la fertilidad y reina de las hadas, cuya festividad, otra vez, se celebraba en las fechas de lo que posteriormente fue el día de San Juan.

La amalgama de elementos míticos que influyen en el proceso fúnebre en el norte peninsular es numerosa (21). Cabe incluso la posibilidad de plantearse que la huestia tuviese sus orígenes en las poblaciones prehistóricas que desarrollaron megalitismo (22)(23). Estas sociedades, lejos de la concepción actual de cementerio, tendrían lugares que ejercerían esta función, como las zonas del cabo de Finisterre, o el Land´s End de Gran Bretaña. Estos lugares tenían una mística especial, suponiendo el final de la tierra conocida, y una suerte de velo físico que separa este mundo del más allá.

En el mito tradicional de la güestia también aparecen estos espacios: el físico, reservado para los mortales, y el espiritual, donde tiene lugar la vida de ultratumba. El enfermo, con su situación prolongada, sería el que iría rasgando este velo, permitiendo que los espíritus penetrasen en el mundo de los vivos para reclamar su alma.

Hemos utilizado el ejemplo del norte de la península ibérica para demostrar que, en las sociedades occidentales actuales (cierto que más en las zonas rurales que en las urbanas), el sustrato religioso no es uniforme. El sistema de creencias actuales es buen indicativo para conocer las culturas de los distintos pueblos que han habitado un territorio, a través de su tradición oral.



Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Basta con echar un vistazo a los edificios públicos de Estados Unidos, de claro estilo clásico.

(2) La disciplina de los epicúreos, con Epicúreo a la cabeza, que, no enfrentándose a la existencia de los dioses, tampoco pensaba que participasen de la vida humana. Famosa es su paradoja sobre el poder y la bondad de Dios.

(3) Pitillas Salañer, 2009, 181-186.

(4) Todo esto lo podemos enmarcar en el contexto de la Guerras Astur-cántabras. Los norteños se especializaron en la guerra de guerrillas, el terreno del norte así lo favorecía. No sería hasta la llegada de Agripa (19 a. C.) que se daría por finalizada la ocupación del norte peninsular.

(5) Las muestras epigráficas son la mejor fuente que tenemos para conocer estos comportamientos prerromanos.

(6) Santos Yanguas, 2014, 389-394.

(7) Existen distintas teorías sobre el origen de los astures, desde que son la evolución natural de las poblaciones prehistóricas de la zona, hasta que son resultado de migraciones de pueblos centro europeos.

(8) Jove y Bravo, 1903, 41-57.

(9) La mayor parte de estos mitos, según indica la tradición, se podían observar, si se tenía suerte, durante la noche de San Juan. Otro ejemplo más del sincretismo cristiano, que asume la tradición pagana del solsticio de verano.

(10) Como es el caso de los cruceiros en Galicia.

(11) Gil Poisa, 2012, 2-6.

(12) Generalmente, en las zonas rurales, por su aislamiento, estas tradiciones sobreviven con mayor viveza que en los núcleos urbanos.

(13) Abascal Palazón, 1991, 210.

(14) A pesar de este omen, en muchas culturas se tiene al cuervo como una figura importante y venerable. Son los acompañantes de Odín, mientras que, para los japoneses, es uno de sus animales psicopompos. Una de las primeras descripciones del cuervo como animal de mal agüero se encuentra en el mito de Apolo y Coronis.

(15) Gauding, 2009, 261.

(16) En cuanto a los gatos, su suerte se vio ligada a las cazas de brujas que se desarrollaron hasta finales del siglo XVII.

(17) Caballo y ciervo principalmente.

(18) Santos Yanguas, 2014, 397-416.

(19) En el resto del norte europeo tenemos fenómenos fantasmagóricos similares, como es el caso, por ejemplo, de la Cacería Salvaje, una procesión fantasmagórica de caballeros liderados en una persecución a través de los bosques, o sobre ellos (en algunos relatos flotan sobre el terreno y en otros por el aire).

(20) Alberro, 2002, 13-22.

(21) Santos Yanguas, 2015, 20-32.

(22) Gómez-Tabanera, 1979, 554-564.

(23) Cultura neolítica que consistía en erigir estructuras de piedra que podían variar en tamaños pero que solían tener implicaciones rituales y se colocaban en zonas de paso, generalmente para establecer el control sobre esa zona.


Bibliografía

Abascal Pazón, J., “La muerte en Roma. Fuentes, legislación y evidencias arqueológicas”, Arqueología de la muerte: metodología y perspectivas actuales, pp 205-246.

Alberro, M.,2002, “La mitología y el folklore de Galicia y las regiones célticas del noroeste europeo atlántico”, Garoza: revista de la Sociedad Española de Estudios Literarios de Cultura Popular, Nº2, pp. 9-30.

Gauding, M., 2009, La biblia de los signos y de los símbolos, Gaia Ediciones, Madrid.

Gil Poisa, M., 2012, La muerte como no-lugar: espacios de transición en la tradición gallega, Cincuentenario de la asociación internacional de hispanistas, A Coruña.

Gómez-Tabanera, J., 1979, “Estantigua, hostis, antigua, huestia, gúesta y.…hostia”, Archivum: Revista de la Facultad de Filosofía y Letras, Vol. 29-30, pp. 551-564.

Jove y Bravo, R., 1903, Mitos y supersticiones de Asturias, La comercial, Oviedo.

Pitillas Salañer, E., 2009, “Algunas consideraciones en torno a la impregnación (asimilación) de lo romano sobre las poblaciones indígenas del norte y noroeste de Hispania. un punto de vista crítico y general”, Hispania Antiqva, vol 33-34, pp. 169-186.

Santos Yanguas, N., 2014 “Cultos, ritos y costumbres funerarias en la Asturias antigua”, Ilu. Revista de ciencias de las religiones. Anejos, Nº25, pp 385-433.

Santos Yanguas, N., 2015, “Asturias, los astures y la religiosidad antigua”, Gerión, Vol. 33, Nº23, pp. 377-380.

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Víctor Antonio Pérez Martínez
Graduado en Historia por la Universidad de Oviedo. Me encanta la historia medieval y del lejano oriente. In occidenta sita, est in ora mundi.