El fetichismo de Felipe II por las reliquias

Todos conocemos a Felipe II (1), el monarca en cuyo Imperio no se ponía el sol. Hijo del emperador Carlos V, ha sido uno de los reyes españoles más conocidos de todos los tiempos. Pero hay un aspecto de él no tan conocido: su pasión y hasta fetichismo por las reliquias sagradas. Fue tanta su obsesión por ellas que llegó a coleccionar 7.422 en El Escorial.

Educado para amar las reliquias sagradas

Felipe II pasó su infancia y adolescencia muy unido a su madre, la emperatriz Isabel de Portugal (2). Ella le inculcó una educación religiosa muy profunda. De hecho, seguro que recordamos que al hablarnos de Felipe II en el colegio o en el instituto, siempre se nos recalcaba que era un rey muy religioso, un cristiano ejemplar. Pero además de las enseñanzas religiosas, de su madre también adquirió el amor por las partes del cuerpo de los cadáveres de los santos. Y es que Isabel de Portugal tenía un cofre lleno de reliquias sagradas que se trajo a España cuando se casó con Carlos V (3), y Felipe se crió en esas costumbres.

La obsesión de Felipe II por las reliquias. Las reliquias en El Escorial
Felipe II. Retrato de Sofonisba Anguissola (1565). Fuente

 

El comienzo de una obsesión

Aunque Felipe II siempre había mostrado interés por estos objetos tan curiosos, no sería hasta 1550 cuando comenzó su verdadera pasión. En ese año se encontraba realizando un viaje por Alemania y en Colonia se topó con una gran cantidad de ellas, por lo que se hizo con varias para comenzar su colección.

El enviado de Dios en la Tierra

Felipe II, dentro de su gran religiosidad, estaba totalmente convencido de que era un enviado de Dios en la Tierra, y que por ello estaba obligado a defender la Iglesia católica de cualquier enemigo que pudiera encontrarse (4). Y ello también incluía proteger cualquier resto de santo, por mínimo que fuera, de los enemigos de la Iglesia. Algo que se convirtió en enfermizo. Así que, ¿quién mejor que él para guardar tan gran tesoro? Por ello no dudó en pedir permiso al papa para que le dejara coleccionar reliquias sagradas donde él quisiera (5).

¿Dormir con momias?

El rey creía en el poder milagroso y curativo de estas reliquias, y cada santo era mejor que otro para curar según qué enfermedades. El hueso de uno era bueno para curar dolencias, el dedo de otro iba mejor para problemas respiratorios… Felipe II conocía todos estos “poderes” y él mismo cogía las adecuadas para pasárselas por la parte del cuerpo que le doliera, como si de una pomada se tratara. 

Pero quizás lo más llamativo fue cuando ordenó que se metiera la momia de san Diego de Alcalá en la cama de su hijo, el príncipe don Carlos (6) cuando este se cayó por las escaleras sufriendo problemas cerebrales. Así que el príncipe tuvo que dormir con un muerto de hacía cien años durante varios días. (7)

El rey de las colecciones y los saberes ocultos

A pesar de su extrema religiosidad, Felipe II fue un fanático de las ciencias ocultas. Se sintió siempre atraído por la alquimia, la ciencia, la adivinación y la magia. El ocultismo y cualquier tipo de saber marginal de la época (8). De hecho, aunque la Inquisición perseguía estas prácticas, El Escorial se convirtió en un lugar en el que se permitieron estas ciencias ocultas. Incluso se formó en él El Círculo de El Escorial (9). ¿Y por qué la Inquisición permitía todo esto? Pues porque el rey era intocable. Por ello pudo también reunir libros prohibidos en su biblioteca del monasterio.

El Escorial, depósito de las reliquias de Felipe II
Vista de El Escorial en 1662, realizada por Johannes Blaeu. Fuente

Y es que Felipe II era un apasionado de las colecciones. Hacía colección de todo lo que podía: monedas, medallas, joyas, obras de arte, relojes, astrolabios, armaduras, armas, zapatos… ¡Hasta carruajes! (10).

La obsesión por coleccionar reliquias

Pero sin duda, la colección más macabra fue la que reunió en torno a sus queridas reliquias sagradas. Desde aquel primer viaje a Colonia, y a lo largo de su reinado, llegó a reunir nada más y nada menos que ¡7.422 reliquias! (11). Daba igual el tamaño o la parte del cuerpo, el estado de conservación o a qué santo pertenecieran. Eso sí: no compraba cualquier cosa. Tenía que asegurarse de que la reliquia era auténtica. Por ello en sus compras pedía diplomas o certificados que acreditaran su autenticidad (12). Porque sí, desde la Edad Media había un gran tráfico ilegal de reliquias sagradas y se vendía cualquier cosa a un elevado precio. Felipe II no quería ser engañado y siempre pedía certificados, llegando a pagar un dineral por ellas.

La joya de la corona. La parrilla de san Lorenzo

Llegó a conseguir lo que certificaron era un pelo de la barba de Cristo y un cabello de la Virgen (13). Pero la reliquia favorita del rey era la parrilla de san Lorenzo, ya que el monasterio de El Escorial está dedicado a este santo. Y no paró hasta encontrar una barra que le aseguraron y certificaron perteneció a la parrilla con la que lo martirizaron (14), la cual tenía lo que parecía piel pegada y chamuscada de san Lorenzo (15).

Reliquias sagradas de Felipe II en El Escorial
Armario relicario para las reliquias de santas en El Escorial. Fuente

¡Que nadie toque mis reliquias sagradas!

El rey ordenó que se guardaran en dos grandes armarios en El Escorial. En uno, las reliquias de santas, en otro, las de los santos varones. Era tal la obsesión de Felipe II por ellas, que por las noches salía de su dormitorio para ir a verlas. Allí, a oscuras, las sacaba, las acariciaba, y las besaba (16) durante horas.

Felipe II fue un rey enfermo durante la mayor parte de su vida, aunque lo que verdaderamente le causaba los más grandes dolores era la gota. Durante su última recaída, de la que ya no pudo recuperarse, pedía que le llevaran a sus aposentos varias para poder besarlas y ponérselas por todo el cuerpo para que le ayudaran a sanarse y a calmar los terribles dolores que lo tenían postrado a la cama. Sobre todo para colocarlas encima de las numerosas llagas.

Los últimos días de vida los pasaba la mayor parte del tiempo inconsciente, y la única forma de despertarlo era gritando: “¡No toquéis las reliquias!”, haciéndole creer que alguien quería cogerlas o llevárselas. En cuanto el rey escuchaba eso, volvía a recuperar la consciencia (17).

Reliquias de Felipe II en El Escorial
Algunas de las reliquias de la colección de Felipe II en El Escorial. Fuente

¿Una larga vida gracias a la ayuda de los restos de santos?

Felipe II vivió 71 años. Llegar a esa edad no era nada común en la época, donde la esperanza de vida rondaba los 34 años (18). Sabemos que utilizaba cualquier objeto, magia o superchería para retrasar en lo posible la muerte pero, ¿fueron las reliquias sagradas las que le ayudaron a alcanzar esa edad tan avanzada?


Más artículos muy interesantes en Khronos Historia


Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Felipe II nació en 1527 y murió en 1598, siendo rey de España desde 1556 hasta su muerte. También lo fue de Nápoles, Sicilia, Portugal, Inglaterra e Irlanda durante diferentes periodos de tiempo. Fue soberano de los Países Bajos y duque de Borgoña y de Milán.

(2) Isabel de Portugal (1503-1539), fue la única esposa del emperador Carlos V. Era nieta de los Reyes Católicos, por lo cual también prima de Carlos V. Felipe II sería el primer hijo del matrimonio y heredero y sucesor al trono.

(3) Martínez Llamas, 2009, p. 253.

(4) Martínez Llamas, 2009, p. 17.

(5) Parker, 2010, p. 222.

(6) Anula, 2018.

(7) El príncipe don Carlos se cayó por las escaleras al ir persiguiendo a una sirvienta. Por lo visto el invento de meterle en la cama una momia no funcionó. Tras varios días con ella dentro tuvieron que realizarle una trepanación cerebral, lo que empeoró aún más el estado de salud de don Carlos.

(8) Martínez Llamas, 2009, p. 248.

(9) Alrededor de este Círculo de El Escorial se reunieron multitud de personajes relacionados con las ciencias ocultas, como adivinadores, fabuladores, alquimistas, visionarios, redactores de horóscopos, etc. Martínez Llamas, 2009, p. 248.

(10) Martínez Llamas, 2009, p. 247.

(11) Entre las 7.422 reliquias se encontraban 12 cuerpos enteros, 144 cabezas y 306 miembros completos de diferentes santos. Parker, 2010, p. 222.

(12) Mediavilla Martín y Rodríguez Díez, 2004, p. 26.

(13) Herrandón Ameal, 2010, p. 164.

(14) A san Lorenzo lo martirizaron en Roma en el siglo III poniéndolo vivo sobre una parrilla y quemándolo en una hoguera, es por ello se le representa siempre con una parrilla.

(15) Anula, 2018.

(16) Anula, 2018.

(17) Parker, 2010, p. 224.

(18) Martínez Llamas, 2009, p. 155.


Bibliografía

  • Anula, A., 2018, «La colección de 7.400 reliquias que Felipe II reunió en El Escorial», alvaroanula.com, 2 de marzo. [En línea] Disponible en:    https://alvaroanula.com/2018/03/02/la-coleccion-de-7-400-reliquias-que-felipe-ii-reunio-en-el-escorial/ (23 de julio de 2018)
  • Herradón Ameal, O., 2010, Historia oculta de los reyes, Akásico Libros, Madrid.
  • Martínez Llamas, A., 2009, Felipe II, el hombre, Lobo Sapiens, León.
  • Mediavilla Martín, B. y Rodríguez Díez, J., 2004, Las reliquias del Real Monasterio del Escorial, Ediciones Escurialenses, Madrid.
  • Parker, G., 2010, Felipe II. La biografía definitiva, Booket, Barcelona.
4.5/5 - (31 votos)
Artículo anteriorEl señor de los hippies, ¿un hobbit? La obra de Tolkien y el movimiento hippie
Artículo siguienteNecrópolis romanas, ciudades de muerte
Rebeca Cantarero García-Blanco
Historiadora del Arte y estudiante de Geografía e Historia en la UNED. También soy diplomada en Magisterio de Educación Primaria por la UAH, pero mi pasión está en vidas pasadas y en su manera de representarse. La Historia es mi vida y los libros mi tesoro.

2 COMENTARIOS