Códigos de honor: cómo ir al infierno y volver sin convertirse en un monstruo

Abres el Facebook por la mañana mientras tomas los primeros sorbos de café. Repartes algún me gusta, ves un vídeo de gatitos o comentas algo. Una publicación llama tu atención, no tranquilos, no se trata de Paulo Coelho. Es una foto con las virtudes del Bushido, pero también puede ser una frase del Código de la Caballería o, ahora que está de moda, del Hávamál vikingo; diferentes códigos de honor guerreros.

Los códigos de honor guerreros siempre han ejercido fascinación en el ser humano, y en el mundo actual hay cada vez más adeptos de estas filosofías como una forma de lidiar con el caos del mundo actual. ¿Pero cuál es la función de estos códigos?

códigos del Bushido Samurái
Los samurai, adeptos del código del Bushido. Fuente

Tenemos que echar la vista atrás, hacia el Calcolítico. En esta época, aparece la figura del guerrero, un especialista (a tiempo completo) en matar a sus oponentes. Y matar semejantes tiene el problema de ser uno de los grandes tabúes de la especie humana, no en vano la Biblia nos habla de Caín y Abel, y como Caín es condenado a llevar la marca de su crimen por siempre por matar a su hermano Abel.

Pero la violencia en esta época se intensifica y se necesita de la fuerza para defender las comunidades. Así que, camuflado entre leyendas en los versos de poemas épicos, en las descripciones de héroes mitológicos, una serie de conceptos se va transmitiendo generación tras generación entre los miembros de las castas guerreras que forjan así una mentalidad específica. Asociados a ellos también aparece una serie de ritos de tránsito necesarios para ser miembro de estos grupos, como la agogé espartana o el gempuku durante la era samurai.

Estos conceptos se codificaron en una serie de exigencias éticas que debían  ser cumplidas, lo interesante es que no eran impuestas por la sociedad, sino que eran autoimpuestas por los propios guerreros; la prueba es que si alguien del grupo rompía el código era castigado mediante la expulsión del grupo, penitencia común para expiar las faltas,  e incluso la muerte. Se trataba de exigencias como: tener piedad cuando era demandada, defender a los débiles, no atacar sin avisar al contrario o usar un tipo de arma concreta (normalmente armas de combate cuerpo a cuerpo).

Podemos pensar que estas restricciones afectan a la efectividad en la tarea de acabar con los adversarios, a fin de cuentas cuantas menos hubiera, más opciones tendrían los guerreros para matar a sus rivales y menos trabas en otros casos. Bueno, pues toda esta serie de normas, ceremonias y parafernalia cuasi mística tenía mucho sentido. Y es que ir a la guerra y matar tiene un terrible impacto en la mente de las personas, no en vano se suele decir que la guerra es el infierno. Así que, los códigos de honor tenían como parte de sus funciones mantener la cordura de los guerreros. Cuando una persona va a matar a otra se desencadenan una serie de procesos en su cerebro para asimilar este hecho. La primera fase ocurre al darse cuenta de la situación, es decir, estando en la zona de guerra y viendo al oponente, decidir qué hacer: pelear o huir. La segunda suele ser el acto de matar sin pensarlo, los combatientes reaccionan a su entrenamiento y sin darse cuenta acaban con el adversario. La tercera, la sensación de euforia al vencer, es la realmente peligrosa pues, aunque suene horrible, en algunas personas se vuelve una adicción. La cuarta es la fase de remordimiento. Y finalmente la quinta es la racionalización de los hechos, si esta última fase falla es cuando aparece el PTSD (post trauma stress disorder o trastorno de estrés post traumático). (1) Hay factores que agravan este proceso, como el tipo de arma que se usa (las muertes con arma blanca son mucho más traumáticas que las realizadas con armas de fuego).

códigos crudeza cuerpo a cuerpo
Imagen que muestra la crudeza del cuerpo a cuerpo en la Edad Media. Fuente

Pues bien, para evitar que los guerreros volvieran convertidos en sociópatas, o las tendencias depresivas, los códigos de honor fueron una herramienta fundamental. Los códigos legitimaban esta violencia y transformaban un acto prohibido en una gesta noble, el guerrero pasaba de ser destructor a ser defensor de unos valores asociados a su propia cultura, dotándole esto de un mecanismo para poder soportar los daños psicológicos ayudando a que la fase de racionalización tuviera más éxito.

Otro de los efectos era el de dotar de conciencia de clase y unidad a la casta guerrera. En primer lugar era vital para que los guerreros colaboren entre sí en pos de objetivos mayores; al darles un sentimiento de grupo también serán propensos a abandonar el individualismo y respetar las jerarquías. De hecho la primera fase de entrenamiento militar actual se basa en la destrucción de la percepción individual y la formación de espíritu de grupo, el esprit de corps. 

Por otro lado favorecía la identificación y respeto del rival.  Puede parecer una desventaja, pero esto permitía evitar el exterminio sistemático entre grupos rivales, aumentando su esperanza de supervivencia. La identificación mutua genera un vínculo de empatía. Cada vez que oímos la palabra masacre se nos revuelve el estómago y los responsables de esta son los peores monstruos de la Tierra. Las masacres o la violencia gratuita son más frecuentes cuando la violencia se ejerce hacia un grupo percibido como inferior. De hecho, uno de los usos de la propaganda de guerra es visibilizar al enemigo como inferior para que los soldados tengan menor reparo en matarlo. Por ello la identificación entre luchadores ayudaba a evitar masacres cuando una bando vencía al otro.

códigos verse superior al enemigo
Verse como superior al enemigo también tiene el mismo efecto. Fuente

Las virtudes guerreras también ayudaban al luchador a integrarse en la sociedad a la vuelta de los conflictos. Pensadlo bien, sentarse en la mesa a compartir la comida con una persona cuyo trabajo es matar sería pasar un rato bastante terrorífico, sobretodo en las historias tras los chupitos del postre. Pero sentarse en la mesa con un héroe es un honor. Por eso los valores exhibidos en los códigos de honor eran virtudes ejemplares y los individuos debían adscribirse a ellas. Así a la vuelta a casa serian ejemplos a seguir, hombres ideales a los que imitar, no asesinos sanguinarios. El mejor ejemplo es la vuelta a casa de los soldados americanos de la segunda guerra mundial a los que se les conoce como “la mejor generación”. Comparadlos con los que volvieron de la guerra de Vietnam, que eran llamados asesinos de niños. Cumplir los preceptos es la diferencia entre la integración y el ostracismo social.

Como hemos comprobado, a lo largo de la historia los guerreros tienen un poder muy grande en sus acciones, están legitimados para arrebatar vidas, pero también para salvarlas. Tomarse esta responsabilidad a la ligera, perder el horizonte moral en sus acciones, puede llevar a que pierdan su humanidad. La guía de los códigos de honor es una de las pocas barreras que evita que los héroes de los relatos se conviertan en los monstruos sanguinarios de las historias de terror, son la diferencia entre el guerrero y el asesino.


Referencias y bibliografía

Referencias:

(1) Grossman, 1995, p. 231.


Bibliografía:

  • French, S. E, 2003, The code of the warrior: exploring warrior values past and present, Rowman & Littlefield Publishers, Lanham.
  • Grossman, D., 1995, On Killing: The Psychological Cost of Learning to Kill in War and Society,  Little Brown, Boston.
  • Inazo,N., 2005, Bushido. El código ético del samurái y el alma de Japón, Miraguano, Madrid.
  • Keegan, J., 1978, The Face of Battle, Penguin, Harmondsworth.
  • Loades, M., 2011, Swords and Swordsmen, Pen & Sword books, Barnsley.
  • Lorenz.K., 1966, On Agression, Harcourt, Brace & World, New York.
  • Shay, J., 1994, Achilles in Vietnam: Combat Trauma and the Undoing of Character, Simon and Schuster, New York.
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Víctor Peña Abejón
Graduado en Historia por la Universidad de Valladolid. Apasionado de la Historia de los conflictos humanos, me interesa continuar mi formación en la rama de la arqueología experimental para comprender mejor los mecanismos y técnicas de combate a través de las diferentes épocas.