El buceo y la búsqueda de tesoros de naufragios en las Indias

¡Atención! ¡Atención! Ha llegado la época veraniega y, por supuesto, los tan ansiados chapuzones en el mar. Sean playas paradisíacas o no, a todos nos gusta ponernos la máscara de buceo y ver las maravillas que contiene el mar. Pero, ¿quién no ha buscado “tesoros” bajo el gran azul? ¿Qué hay de los tesoros hundidos en el mar en pecios fruto de naufragios? ¡Animaos buscadores de tesoros!

Buceo buscatesoros en pecio hundido cargado de tesoros
Buzo buscatesoros en un pecio. Fuente

Ahora, el buceo solo lo hacemos como “ocio y relax”. Pero hubo un momento, en los siglos XVI, XVII y XVIII, en el que fue uno de los trabajos más peligrosos.

Si hablamos de buceo a todos nos viene a la cabeza el tan conocido Cousteau (1), o el señor de los documentales. Como si el buceo no tuviera su historia más allá de este explorador.

Buceo y buceadores

Los historiadores clásicos ya hablaban de ellos en sus escritos (2). Y, por supuesto, este tipo de buceo se practicaba a pulmón (apnea, vamos sin respirar).

Alejandro Magno y un modelo de submarino
Alejandro Magno en la campana de cristal- British Library. Fuente

El objetivo de la humanidad con esta práctica fue desde la obtención de alimentos hasta la pesca de esponjas, corales y madreperlas. También, las empresas bélicas y a lo que vamos en este artículo: ¡la recuperación de tesoros y objetos sumergidos de gran valor!

Conquista de los mares: navegaciones a Indias

La historia bajo el mar es impresionante. Pero sobre todo la que tiene que ver con las exploraciones marítimas (3).

En estos siglos había un tráfico marítimo intenso entre España y América, por lo que se hundía un gran número de galeones con sus respectivos tesoros: plata u otros objetos de valor. Por las duras condiciones climatológicas en el área del Caribe y las difíciles condiciones de acceso al puerto de Sevilla, había grandes pérdidas de buques. Por lo que el Caribe y Cádiz se convirtieron en las dos zonas geográficas que acumularon un mayor número de hundimientos relacionados con la “Carrera de Indias” (4).

Gracias a estos hundimientos, aparecerían los búzanos. También llamados unnatores, somormujos, buzos o escafandristas. Eran quienes se sumergían sin nada de los veinte kilos que llevamos hoy. Estos buscatesoros del mar no tuvieron ningún reconocimiento en las navegaciones a las Indias. Aunque fueron los grandes protagonistas en estas conquistas marítimas. 

Búzanos: un viaje al abismo azul

Estos frecuentes hundimientos y las ansias de tesoros, hicieron que la Corona española, a través de la Casa de la Contratación, promocionara inventos para asegurar la navegación. Por lo que la recuperación submarina o las reparaciones necesitaban de la presencia de “búzanos” a bordo.

Invento de Diego de Ufano
Invento de Diego de Ufano. Fuente

El trabajo de estos buzos a pulmón resultaba penoso. ¡Qué raro! Si lo único que les podía pasar era: perforación de tímpanos, sordera, infecciones oculares, heridas en la piel, reuma, enfriamientos, neumonías, etc. Por lo tanto, como nadie quería ese trabajo se les contrataba por campañas.

A pesar de esas dificultades, se creó la Flota del Corso y Buceo (Flota de la Plata), para recuperar galeones, que naufragaban en los viajes a América. Y con ellos, el premio gordo que llevaban dentro.

Como no había manera de conseguir mano de obra, por lo del trabajo facilillo, se organizó la recluta de las llamadas Cuadrillas de Vagos (5). A estos, los adiestraban como buzos.

Inventos submarinos en las Américas buscando tesoros

Gracias al gran número de hundimientos, se tendrían que desarrollar inventos submarinos. Estos permitirían el trabajo del hombre bajo el gran azul, cada vez a mayor profundidad.

Y con esto, llegó la creación de grandes “equipos” de recuperación submarina. Se comenzaron a extender privilegios para motivar la invención de equipos de buceo con destino a América. Así, protegían a los inventores con los “privilegios de Invención”. Éstos eran el equivalente a las patentes actuales. Y también, con exclusivos contratos de rescate, para que no se largaran con el rabo entre las piernas.

Los inventos se tramitaban a través del Consejo de Indias (6). Los privilegios se concedían a cambio de un tanto por ciento de lo extraído. ¡Viva el chantaje! Y anda que se contentaban con un poquito de ron. ¡No, no! Solo les valía algo de oro o perlas.

Jerónimo de Ayanz

Uno de los “privilegiados” y precursores del buceo moderno fue Jerónimo de Ayanz (7). Fue tan cansino, que incluso le dejaron probar su invento delante del mismísimo Felipe III. Se sumergiría en el río Pisuerga con unas gafas de buceo, contenedores de aire con boquilla y tubos con válvulas de purga y suministro desde superficie, ¡durante una hora!

Jerónimo de Ayanz
Jerónimo de Ayanz en Valladolid. Fuente

En el siglo XVII, otros dos inventores crearían un auténtico traje de buzo. Diego de Ufano (8), utilizó su equipo para recuperar cañones y buques hundidos.

Uno de los inventos que tiene más relevancia para la historia del buceo es el encontrado en el manuscrito que aparece firmado por Pedro de Ledesma (9). El invento funcionaría y tendría trascendencia. Era posible que el “búzano” alcanzara con él las veinticinco brazas de profundidad (unos 42 metros y sin máscara del Decathlon), permaneciendo hasta cuatro horas, cosa impensable para la época.

Grandes naufragios muy apetecibles para los buscatesoros

Pedro de Ledesma utilizó su invento para rescatar los galeones de la Flota de la Plata, hundidos en Matacumbé.

Estos galeones, que sufrieron grandes pérdidas, fueron los llamados La Margarita y Nuestra Señora de Atocha, hundidos en los arrecifes de Florida en 1622.

Las perdidas de La Margarita serían muy grandes. Según la documentación que se conserva en el Archivo General de Indias, la Corona recuperaría, por el método del trajecito de buzo, grandes tesoros como: barras de plata, miles de monedas, cañones de bronce y muchos lingotes de plomo.

Nuestra Señora de Atocha
Nuestra Señora de Atocha. Fuente

Otro de los grandes naufragios que tiene una historia casi fantasmal es el de Nuestra Señora de Atocha. No hubo casi supervivientes. Llevaba un cargamento de mucho valor. Ha sido un galeón fantasma durante muchos años porque ha sido buscado por equipos de buceo sin tener rastro de él.

En los años 60, un cazatesoros (10) muy listillo lograría encontrarlo. Para su sorpresa, conseguiría extraer, entre 1974 y 1985, más de cuatrocientos millones de dólares en metales preciosos y joyas.

Ya hemos visto que desde la Antigüedad el hombre ha tenido curiosidad por indagar lo que había bajo el mar. El buceo se ha convertido en un gran negocio, pero no podemos olvidar todas las grandes historias perdidas bajo tanta agua.

Mantened los ojos muy abiertos con la máscara de buceo en la playa, que nunca se sabe dónde puede haber un gran tesoro escondido.

¡Mucha suerte buceadores!


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Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Jacques-Yves Cousteau ​fue un oficial naval francés, explorador e investigador, que estudió el mar y varias formas de vida conocidas en el agua. Conocido sobre todo por haber sido el coinventor de los reguladores utilizados actualmente en el buceo.

(2) Plinio, Tucídides, Tito Livio, Herodoto, Aristóteles, Plutarco, Vegetio, etc.

(3) Y con el conocimiento del mundo en los siglos XVI y XVII.

(4) Carrera de Indias: flotas vitales para el sostenimiento del Imperio español allende los mares” fueron creadas como consecuencia de la necesidad de transportar metales preciosos, manufacturas y enseres a través del océano Atlántico. Debido a que, tanto piratas y corsarios, como armadas enemigas, atacaban a los solitarios mercantes españoles, surgió entonces la idea de establecer una ruta oceánica segura para la conexión de la metrópoli con sus colonias. Discurrirían los convoyes de mercantes, escoltados por buques de guerra.

(5) El primer almirante de Castilla, Ramón Bonifaz, al mando de la fuerza naval del rey Fernando III, redacta las primeras ordenanzas en las que dicta instrucciones para utilizar buceadores a pulmón en el reconocimiento de zonas de mar acotadas. En el siglo XIV, debido a las múltiples averías producidas por encalladuras, temporales, vías de agua y la necesidad de recuperar anclas, artillería, cargamentos, etc., se hizo preciso dotar a los navíos de buzos para atender estas necesidades. En este tiempo, y dada la escasez de personal de buzos, se organiza la recluta de las llamadas Cuadrillas de Vagos para adiestrarlos como buzos.

(6) Juntas de expertos que dictaminaban la viabilidad y utilidad del invento y si era oportuna la correspondiente patente.

(7) Jerónimo de Ayanz: fue un gran inventor de su época. Entre sus logros cuenta con el diseño primitivo de una máquina de vapor, ingenios para operaciones metalúrgicas, un traje de buzo y hasta un submarino.

(8) Diego de Ufano: un ingeniero militar español destinado en Flandes, presentó en 1613 una solución global a la recuperación de los cañones de los pecios. En su Tratado de la artillería se encuentra una bella ilustración de un buceador equipado con una chaqueta de piel de cabra con capucha y lentes de cuerno pulidas para facilitar la visión en el fondo. El buzo respira a través de una manguera que se mantiene a flote en la superficie.

(9) Pedro de Ledesma fue secretario de Felipe IV en el Consejo de Indias. Presentó en 1623 numerosos inventos para la búsqueda, el salvamento de buques y el buceo. Este manuscrito pertenece al Archivo del Museo Naval y procede del antiguo Depósito Hidrográfico. El invento lo describe en la primera lámina de la segunda parte.

(10) Mel Fisher: cazatesoros y buceador.


Bibliografía

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Guadalupe Frutos Vilaplana
Licenciada en Humanidades por la Universidad de Extremadura. Investigando y descubriendo el mundo las humanidades digitales.