Baibars: el niño monstruoso que se convirtió en el asesino más temido de su tiempo

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El protagonista de nuestra historia es de la época medieval, se llama Baibars, y pasó de ser un monstruo rechazado a ser mameluco y sultán de Egipto. Desde pequeño tuvo las cosas difíciles, porque su apariencia era algo más que rara. Todos se asustaban del gigante, de piel bien morena, pero con cabello dorado y con un ojo ciego completamente blanco. Para colmo de males, siendo un niño fue secuestrado por los mongoles y vendido como esclavo. Eso sí, muy barato porque ¿quién iba a querer un turco monstruoso a su servicio? La historia de uno de esos personajes sorprendentes que merecen un hueco en Khronos.

Feo por dentro y… por fuera. El niño monstruo

El comprador inesperado no quiso quedarse con él mucho tiempo y lo dejó en el ejército musulmán de Egipto. ¡Si se quedaba en la casa podía asustar a las visitas! Aquí es donde todo empezó a cambiar para este joven. Su apariencia malvada y tamaño enorme, terminaron siendo una buena ayuda en las batallas. Además de que, por sus difíciles inicios, no le importaba nada con tal de lograr su cometido. Su honor y escrúpulos resaltaban por su ausencia.

Niño monstruo
Fotograma de «Pequeño niño monstruo» (cortometraje animado). Fuente

Baibars, muy pronto empezó a volverse un pequeño rockstar de la época. No porque cantara muy bien, sino porque comenzó a ser muy conocido como militar. Además, tuvo mucha suerte, porque justo en ese momento los musulmanes atacaron con todas sus fuerzas a las ciudades cristianas (1). En este mundillo de guerra sin parar, de conquista y destrucción de ciudades, y de lluvia de flechas y sangre, fue cuando Baibars pasó de ser el pobre, esclavo y monstruoso niño a ser el más popular y admirado soldado mameluco (2). Se convirtió, nada más y nada menos que en comandante del ejército de Egipto.

El encontronazo entre los francos y Baibars

En ese momento los franceses dijeron algo así como: «hombre, no nos vamos a dejar vencer por esos musulmanes; esas tierras en Egipto e Israel son nuestras». Por lo que el rey francés (2) mandó llamar a todos sus amigos, y no tan amigos, para irse de conquista. Al principio todo marchaba muy bien para los cristianos. Pasaban a una ciudad y la conquistaban, pasaban a otra y más de lo mismo… Hasta que decidieron ir a por todas y atacar la gran ciudad de Egipto, El Cairo. Las cosas iban mejor de lo que habían planeado, pues el Sultán se murió del susto, literalmente… Además, su hijo (y nuevo sultán) estaba lejísimos y no iba a poder llegar a tiempo.

Como al parecer el plato estaba servido, al hermano del rey le entró la prisa y se adelantó con unos cuantos hombres. Lo que el impaciente no esperaba es que la viuda del sultán llamara al ejército mameluco para sacar «cagando leches» a los franceses de Egipto. Ahora, adivinen… ¿Quién estaba al mando de este ejercitó? Pues sí, nada más ni nada menos que el monstruo de Baibars.

Baibars no se ando con bobadas. Arrinconó al ejército del hermano del rey en la ciudad y casi no dejó cristiano con vida. El rey se había quedado sin hermano. No contento con esto, nuestro protagonista y su ejército salieron a enfrentar y a hacer cenizas al ejército francés restante. ¡Baibars estaba imparable! El resultado fue el mismo: casi todos los franceses muertos. Aunque esta vez, a diferencia de su hermano, el rey logro salvar su vida. Pudo regresar entero a su reino en Europa a cambio de todo lo que había conquistado antes, más un montón de dinero.

A rodar cabezas…

Al nuevo sultán no es que le pareciera muy gracioso que Baibars, ese monstruo, fuera conocido ahora como el salvador de Egipto. Por eso intentó aislar a Baibars y a su grupito de guerreros. Pero como dice el dicho: no muerdas la mano del que te da de comer. Pues Baibars no permitió que lo alejaran del poder que tanto anhelaba. Así que dio un golpe de Estado que terminó con la cabeza del sultán rodando, muy a pesar de las suplicas de éste. Pero la misericordia no era una cualidad de Baibars.

A pesar de que Baibars era el rockstar,  no se quedó con el poder, porque por encima de él estaba el jefe de la banda, que no asustaba tanto, pero mandaba (4). Entonces, el jefe aprovechó la situación y, no contento con hacerse nombrar sultán, se casó con la madrastra del sultán anterior. En ese justo momento, los mongoles venían conquistando todo lo que se encontraban. Éstos se echaron encima de Baibars, porque estaban ansiosos por hacer su imperio más y más grande (5); así, Baibars se olvidó un poco de matar a cristianos y a otros musulmanes. Baibars  derrotó a los más temidos enemigos, sin importar si eran cristianos, mongoles venidos de oriente o los mismos musulmanes que le estorbaban para hacerse con todo el poder en Egipto.

Si eres el sultán no importa lo monstruoso que te veas: en el Gobierno de Egipto

Las cosas, de un momento a otro, se calentaron en El Cairo… Aunque sultán estaba metido en peleas con Baibars y más de un general mameluco más, terminó siendo asesinado por su esposa, por razones que nadie sabe. ¿Líos de faldas? ¿Presión de los generales para deshacerse del sultán? Imposible saberlo, pues los generales y la guardia del sultán no dieron tiempo para preguntarle. La mujer fue matada a golpes al instante. El sucesor del sultán fue un jovencito, tímido y nada preparado (6), que rápidamente perdió el poder ante otro general mameluco. Baibars contó con muy mala suerte: mientras todo esto pasaba, se encontraba retirado en Damasco.

Baibars: monstruo, mameluco y sultán de Egipto
Baibars I. Fuente

Baibars, ni corto ni perezoso, tomó estos cambios de poder en El Cairo como una oportunidad única  para tener más poder, aunque significara pasar por encima de cualquier hombre o ejército. Así que decidió pedirle al sultán una ciudad para ser su gobernador independiente. El sultán cometió un grave error: no complacer los deseos de Baibars, el famoso salvador frente a los cristianos y mongoles.

Días después, Baibars, paseando con el sultán en compañía de otros comandantes, tomó su daga y no paró de apuñalar al sultán hasta que no estuvo seguro de su muerte. Los otros comandantes y la misma guardia personal del sultán solo miraron en silencio, para luego gritar el nombre de Baibars como el nuevo sultán de Egipto y Siria.

Y ahora, ¿a quién hay que matar?

Después de deshacerse de sus enemigos musulmanes, que querían algo del pastel, Baibars trato con toda sus fuerzas de que su fama se extendiera por siglos. Pretendía ser conocido como el hombre que erradicó por completo a los cristianos en Oriente. Así, se dedicó a sol y sombra a hacer la guerra contra los cristianos. En sus batallas no diferenciaba entre niños, mujeres o guerreros. En alguna de sus matanzas, además, tomó más de cuarenta mil cautivos. ¡Díganme si esto no parece una venganza de cuando él mismo fue un esclavo! Sus victorias eran aplastantes, tomaba una ciudad cristiana tras otra, un castillo tras otro. Arrasaba y destruía las ciudades que no se quedaba hasta solo dejar cenizas (7). Si Baibars iba a la guerra contra tu ciudad, sólo te quedaban dos opciones: morir o ser esclavo.

Ofensiva islámica
Ofensiva islámica. Fuente

Que la muerte no sea el fin

Este esclavo, despreciado desde su nacimiento, se había convertido en el hombre más cruel y el más poderoso del mundo oriental. No hubo poder cristiano o musulmán que se le opusiera. Su historia terminó por un veneno mortal, cuando tenia todo el poder en sus manos y a los francos en jaque mate. El intrépido hombre que lo mató (8), le dio el final perfecto: un monstruo asesino no puede morir de viejo.


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Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Debido a que se había terminado el acuerdo de paz con los Estados Cruzados.

(2) Los mamelucos fueron un grupo especial de guerreros esclavos, que habían sido islamizados y servían a califas y sultanes.

(3) Nada más ni nada menos que san Luis.

(4) El nombre del jefe de los mamelucos era Aibek.

(5) Los mongoles tenían buenas relaciones con los reinos cristianos de occidente, por lo que prefirieron atacar a los musulmanes.

(6) Un tal Nur ad-Din Alí, que nadie recuerda.

(7) Incluso Antioquia, una de las ciudades más importantes del mundo cristiano en oriente, fue destruida por completo y su población completamente asesinada.

(8) De la persona que lo mató no se conoce ni el nombre, pero lo más probable es que le diese el veneno en un kumis (leche de cabra fermentada).


Bibliografía

  • Holt,  P. M., Lampton, A. K. S. y Lewis, B. (Eds.), 2008, The Cambridge history of Islam, Cambridge University Press, Cambridge.
  • Humphreys, R. S., 1998, “Ayyubids, Mamluks, and the Latin East in the Thirteenth Century”, Mamluk Studies review, Vol. 2., pp. 1-18.
  • Maalouf, A., 2009, La cruzada vista por los árabes, Alianza editorial, Madrid.
  • Runciman, S., 1999, Historia de las Cruzadas, El Reino de Acre y las ultimas Cruzadas, Vol. III, Alianza Editorial, Madrid.
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David De Pablo
Historiador. Candidato a doctor en Antropologia, especialidad en Antropología Histórica. Máster en Historia Medieval y en Sociología Histórica. viviendo en Praga.