¿ Santiago de Compostela o Prisciliano de Compostela ?

¿Os imaginais a millones de cristianos adorando a un hereje con el beneplácito de la Iglesia? ¿Que pasaría si se descubriese que uno de los mayores lugares de peregrinación del mundo se basa en falsedades? Muchos estudios e historiadores están convencidos de que esto pasa con Prisciliano y Santiago de Compostela. Quien está allí enterrado podría no ser el apóstol Santiago, si no Prisciliano, un monje que fue condenado por brujo. Y cuya doctrina fue declarada una herejía.

El descubrimiento de la tumba

Corre el año 813 cuando un ermitaño llamado Paio (o Pelayo) observa unas luces sobre un monte cercano. Rápidamente corre a avisar a su señor Teodomiro, obispo de Iria Flavia (1). Este se acerca al lugar y descubre una necrópolis romana. En la necrópolis hay un sepulcro en el que destacan 3 tumbas. Y de entre ellas una en particular. Los símbolos cristianos de estas tumbas ponen en alerta al obispo. Decide abrirla y encuentra los restos de un cuerpo decapitado con la cabeza bajo un brazo. No duda de que se trata del apóstol Santiago el Mayor, flanqueado por sus 2 fieles discípulos, san Atanasio y san Teodoro.

Prisciliano y Santiago de Compostela
Prisciliano. Fuente

Tras el descubrimiento informa al rey de León, Alfonso II el Casto, quien ordena levantar en el lugar una ermita. Esta ermita será el germen de la Catedral de Santiago de Compostela.

Conveniencia del descubrimiento de Santiago de Compostela

Hasta aquí tenemos la historia oficial. Pero no es difícil darse cuenta de que el descubrimiento de Santiago de Compostela les vino, tanto al obispo Teodomiro, como al rey Alfonso II, como anillo al dedo. Teodomiro, al igual que otros obispos, recelaba de la primacía que tenía el obispo de Toledo. Contar con una reliquia de semejante importancia en su territorio lo pondría, cuanto menos, a la misma altura. También el rey Alfonso II necesitaba asentar su poder ante los demás reyes peninsulares, unificar sin fisuras su reino bajo el cristianismo y encontrar un estandarte fuerte bajo el que combatir a los musulmanes. Y ¿qué mejor para eso que las reliquias de un apóstol de Cristo?

Ya que el descubrimiento les venía tan bien, ni Teodomiro ni Alfonso II dieron tiempo a ningún estudio o investigación por parte de otros (por muy rudimentario que éste hubiese sido). Por la contra, ambos se apresuraron a propagar la noticia. Además de propiciar las peregrinaciones al lugar y edificar un templo, el rudimentario templo de Santiago de Compostela en honor al apóstol Santiago.

tumba de Prisciliano o del apóstol Santiago en Santiago Compostela
Tumba del apóstol. Fuente

Pero, ¿y si la necesidad y precipitación de Teodomiro y Alfonso II hubiese provocado un error? ¿Y si resulta que ese importante cristiano, enterrado en Santiago de Compostela, no fuese Santiago el Mayor si no otra persona?

¿Estuvo Santiago en Hispania?

Dice la tradición que Santiago predicó por las tierras de Hispania. Pero no hay ni un solo dato ni fuente histórica mínimamente fiable que corrobore esa tradición; menos aún de su presencia en Santiago de Compostela. Todo se basa en la breve biografía de Santiago escrita por san Isidoro de Sevilla (2). San Isidoro da datos tanto de su predicación como de dónde se sitúa exactamente el sepulcro. El problema es que da los datos 200 años antes de ser descubierto.

Este hecho hace que hoy no se tenga como un texto de san Isidoro, si no como un añadido posterior. Por lo tanto, “no se puede afirmar categóricamente la predicación de Santiago en nuestra península; no existen datos suficientes para probarla, antes bien, las razones en contra, deducidas del silencio de la literatura eclesiástica hispana y gala de los siglos V y siguientes […] obligan a advertir que todas las afirmaciones de la venida de Santiago tropiezan con dificultades insalvables” (3).

necrópolis de la catedral de Santiago Compostela
Necrópolis bajo la catedral. Fuente

El invento de la translación a Santiago de Compostela

Quizá de estas dificultades, la más rocambolesca sea la historia de la traslatio. De lo poquísimo que se sabe con certeza de la vida del apóstol Santiago es que murió decapitado en Jerusalén(4). Esto provoca un problema, ya que el supuesto lugar de enterramiento, Santiago de Compostela, está situado a más de 5000 Km del que fue el lugar de su muerte. Para solucionar esto aparece la historia de la traslación de los restos. Según la misma, los discípulos Teodoro y Atanasio recogieron el cuerpo del apóstol y cruzaron el Mediterráneo en una barca de piedra. Luego llegaron a las tierras de una legendaria reina llamada Lupa, la cual les permitió enterrarlo en sus terrenos.

Obviando el detalle de la barca de piedra, no parece muy apropiado para un apóstol de Cristo acabar enterrado en una necrópolis romana en Santiago de Compostela. Eso sería poco menos que un sacrilegio para cualquier judeocristiano de la época. Tampoco la reina Lupa es un personaje muy claro para la Historia. Su existencia no se ha probado por los historiadores, aunque hay quien logra emparentarla con Julio Cesar.

Prisciliano, el verdadero cadáver

Entonces, si Santiago el Mayor no es quien está enterrado en Compostela… ¿A quién pertenecen los restos del sepulcro? Ante esto, muchos historiadores y eruditos no dudan en que hay otro personaje que encajaría perfectamente con los restos de Santiago Compostela. Se trata de Prisciliano.

Prisciliano fue un obispo, nacido en torno al año 340 en la provincia romana de Gallaecia (5). Sus ideas sobre la corrupción y el rechazo de las riquezas, así como su oposición a la unión entre Iglesia y Estado tuvieron gran calado entre las clases populares. También entre las mujeres, ya que no las apartaba de los asuntos eclesiásticos.

La liturgia priscilianista cambia la consagración del pan y el vino por leche y uvas. También incluye el baile en las ceremonias. Frecuentemente se hacen lecturas de evangelios (incluidos apócrifos) al anochecer en bosques o cuevas, en las que participan mujeres y también esclavos.

Condena y muerte de Prisciliano

Ante esto, la jerarquía eclesiástica se propone condenar al priscilianismo por ser una corriente herética. Pero, finalmente, fueron condenados por brujería, lo que favorecía tanto a la Iglesia, que mantendría sus propiedades, como al emperador, que podría confiscar todos los bienes materiales y propiedades de los condenados (6). Además, entre ellos se encontraban algunas de las familias mas acaudaladas de la Península. Finalmente, Prisciliano y sus más allegados seguidores son condenados y decapitados en Tréveris. Los restos de Prisciliano fueron llevados con posterioridad a su tierra natal Gallaecia, para ser enterrados. Este sí que acabó más cerca de Santiago de Compostela.

Este enterramiento de un cristiano relevante, también decapitado, si que tendría más probabilidades de haber sido efectuado en alguna antigua necrópolis romana. Al estar condenado por brujería, no se le permitiría ser enterrado en ningún lugar santo.

Conclusión

A pesar de que esta teoría sobre el enterramiento de Prisciliano en Santiago de Compostela fue apoyada por importantes historiadores (7), tampoco hay ninguna prueba fehaciente que permita asegurarla como cierta. Incluso en otros lugares de la Gallaecia, como en San Miguel de Valga (Pontevedra), se asegura que Prisciliano estaría enterrado allí.

Quizá nunca se llegue a saber a quién pertenecen en realidad los restos venerados cada año por cientos de fieles en la catedral de Santiago de Compostela. Pero, lo que si es cierto es que pertenezcan a quien pertenezcan, la importancia de su descubrimiento y posteriores peregrinaciones han marcado toda la historia de Europa. La supuesta tumba del apóstol y todo lo que la rodea se han convertido en un fenómeno que supera incluso las connotaciones religiosas.


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Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Era bastante común en la época la presencia de monjes en las ermitas apartadas. San Paio se encontraba en la ermita de San Fiz de Solovio. El lugar se encuentra actualmente dentro del casco antiguo de la ciudad. La aldea de Solovio pertenecía al obispado de Iria Flavia, la actual Padrón (A Coruña), cuyo primado era Teodomiro.

(2) San Isidoro (556-636) fue arzobispo de Sevilla y un erudito con una gran cantidad de obras literarias e historiográficas. Dentro de su libro Del nacimiento y muerte de los Padres es donde habla del apóstol Santiago.

(3)Palabras de Ramón Menéndez Pidál, filólogo e historiador miembro de la Generación del 98.

(4) Está comprobado que Herodes Antípa lo mandó decapitar en el año 44 d.C.

(5) Prisciliano estudió en Burdigala (actual Burdeos) y cerca de allí fundó una comunidad religiosa de carácter ascético y rigorista, precursora del movimiento monacal. Más tarde regresó al noroeste peninsular a continuar con su labor de predicación.

(6) La condena por herejía suponía que todos los templos pertenecientes al priscilianismo deberían ser destruidos, y que todas las propiedades pasarían a manos del Estado. Al ser condenados por brujería, la Iglesia podía mantener la propiedad de los templos. También el emperador podía confiscar los bienes de los condenados. Muchos condenados del priscilianismo pertenecían a las familias mas acaudaladas de la Península.

(7) Como por ejemplo el historiador Claudio Sánchez Albornoz, que llegó a ser ministro durante la Segunda República y presidente del Gobierno en el exilio; y otros eruditos.


Bibliografía

  • Barrero, A., 2013, «La tumba de Santiago el Mayor», preguntasantoral.es, 25 de julio. [Mensaje de Blog. En Línea] Disponible en: http://www.preguntasantoral.es/2013/07/tumba-de- santiago-apostol/ (19 de septiembre de 2018)
  • Caamaño Gesto, J. M., 2007, «A Galicia Romana» en Barreiro Fernández, X. R., Beramendi González et al., A Gran Historia de Galicia, Edición La Voz de Galicia S.A., A Coruña.
  • Menéndez Pidal, R., 1935, Historia de España, Espasa Calpe, Madrid.
  • Peregrino, L., 2008, «¿Estuvo realmente el Apóstol Santiago en España?«, luisperegrino.wordpress.com, 24 de enero. [Mensaje de Blog. En Línea] Disponible en: https://luisperegrino.wordpress.com/2009/01/24/¿estuvo-realmente-el-apostol- santiago-en-espana/amp/ (19 de septiembre de 2018)
  • Sánchez Albornoz, C., 1971, “En los albores del culto jacobeo”, Compostellanum, 16, pp. 37-71.
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Miguel López López
Soy un ferrolano licenciado en Historia por la USC con especialidad en Historia Contemporánea y Estudios Americanos, con vocación docente y de escritor.

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