Por un lado, nos encontramos a una de las potencias mundiales del momento: EE UU, que pese a no haber tomado parte directa en el conflicto en el cual nos encontramos cronológicamente, la Segunda Guerra Mundial (1), tenía muy claros sus apoyos. Por otro lado, observamos cómo hay un país que está escalando poco a poco la montaña en la que EE UU tiene cumbre, Japón, actuación la cual los americanos controlaban desde hacía años ya que les gusta jugar solos. Y en medio de ellos, el puerto de Pearl Harbor.
Peligrosos contrincantes
La relación previa era económicamente muy beneficiosa para ambos países, ya que la mayoría del petróleo que llegaba a Japón era americano. Vamos, que era un filón o, lo que es lo mismo, una entrada ingente de divisas en Estados Unidos.
Además, los japoneses necesitaban recursos energéticos para llevar a cabo sus planes. Uno de los más ambiciosos era conseguir la hegemonía nipona en Asia, así fue como las relaciones empezaran a tensarse hasta llegar al desastre de Pearl Harbor.
Por el interés te quiero Andrés
En 1940 con la Ley de Préstamo y Arriendo (2), Estados Unidos comenzó a exportar todo tipo de productos a los diferentes países en guerra, pero con la invasión de China (3), empezaría a ponerle trabas al Imperio japonés a través del embargo las exportaciones de petróleo, dicha acción frenaría sus invasiones asiáticas al carecer de otro método de obtención de este.
Ante este ‘ataque’ económico, Japón firma con Alemania e Italia el Pacto Tripartito (4). Finalmente, tras este pacto, Roosevelt (5) decidiría por poner fin al comercio de petróleo con el país nipón. Pero este acercamiento no había sido el primero ya que Alemania desde 1936, con la mención sobre el Eje Roma-Berlín del Duce italiano, Benito Mussolini, había establecido un buen contacto con dicha potencia, al igual que con Japón.
Y comenzó la guerra
Mientras Japón estaba inmerso en una guerra asiática tanto con China como con la Unión Soviética por el choque de sus fronteras, su aliada Alemania, iba a comenzar uno de los conflictos más importantes de la Historia, la Segunda Guerra Mundial. Tras adherir a territorio alemán Austria y los Sudetes (6), el 1 de septiembre de 1939 los germanos invaden Polonia (7). Esto provocó que Gran Bretaña y Francia contestarán con un ultimátum de dos días para que Alemania retirara sus tropas. Ante la negativa alemana, ambos países, junto a Nueva Zelanda, declaran la guerra a Alemania.
La URSS y Japón se hacen colegas
Mientras este conflicto está vigente, la URSS mantenía un pacto secreto con Alemania (8). Pacto que Hitler termina traicionando, al comenzar la invasión en territorio soviético, lo que provoca una sustancial modificación de las relaciones soviético-japonesas que terminarán por cambiar el destino de la guerra. Hitler comienza la invasión de la URSS (9)pero, por miedo a mantener dos frentes abiertos contra dos potencias aliadas, cierra el frente oriental y firma un tratado de no agresión con el Imperio japonés (10) con la consecuencia de que el territorio nipón variase de objetivos y se fijase en un posible frente oriental.
La primera ficha del dominó: Pearl Harbor
Japón quería controlar el Pacífico, por lo que necesitaba debilitar a EEUU. El lugar idóneo era Pearl Harbor, donde se encontraban, según el Alto Mando japonés, los mayores instrumentos navales de la flota estadounidense: tres portaaviones (Lexington, Enterprise y Saratoga) y ocho acorazados. Además esto, en Pearl Harbor había de decenas de destructores y cientos de aviones.
El ataque que planearon tenía como objetivo eliminar del tablero a los Estados Unidos, pero lo que realmente consiguieron, fue todo lo contrario, que los americanos »tirasen un all-in a la guerra». La conmoción popular que se sufrió los días posteriores al ataque de Pearl Harbor, junto con los métodos propagandísticos, consiguieron provocar en la gente una reacción de ofensa y venganza que terminaría en la declaración de la guerra.
Un emperador sin personalidad, el origen del ataque
Pese a la inicial negativa del emperador Hirohito (11) de atacar a Estados Unidos, el almirante Isokoru Yamamoto (12) comienza en febrero a planear un ataque contra Pearl Harbor. Finalmente, el emperador termina aprobando la operación de su almirante y acepta llevar a cabo el ataque.
Este consistiría en un ataque aéreo sobre el puerto de Pearl Harbor con el principal objetivo de destruir los portaaviones y los acorazados; aunque finalmente, estos objetivos no pudieron ser encontrados por los pilotos japoneses, ya que los tres portaaviones se encontraban fuera del puerto. ¡Qué mala pata!
Estados Unidos disponía de tres portaaviones en dicho puerto. Tras los mensajes recibidos por el jefe del Estado Mayor, Douglas MacArthur (13), el portaaviones Lexington y el Enterprise se desplazaran a las Islas Midway y Wake Island respectivamente, dos islas americanas más al oeste de Pearl Harbour. El tercero, el Saratoga, se encontraba en costas continentales por cuestiones de mantenimiento.
Vayamos por partes
El ataque se produciría en tres oleadas. Alrededor de 400 aviones, 6 portaaviones y 23 submarinos, aparte de otros apoyos como destructores o acorazados.
La primera oleada tenía como misión, mediante rasante, acabar con la aviación estadounidense, mientras se procedía al lanzamiento de los torpedos Tipo 95 (14). Las fuerzas niponas provocaron una mínimas bajas entre las tropas americanas, pero moralmente consiguieron el objetivo deseado por los Estados Unidos.
Consecuencias del ataque a Pearl Harbor
Al día siguiente, Roosevelt declara la guerra a Japón con un discurso en el que se refiere a ese día como ‘‘una fecha que vivirá en la infamia’’(15). Dos jornadas después, amplía la declaración de guerra al resto de las potencias del Eje. Con este acto, el trascurso de la guerra cambia totalmente. Junto al fracaso de la operación Barbarroja por parte de los nazis, los Aliados conseguirían vencer el 2 de septiembre de 1945.
Alemania firma el armisticio, dando fin así a la Segunda Guerra Mundial.
La Guerra del Pacífico, en la cual Japón persiste, se mantuvo más, hasta Hiroshima y Nagasaki (16). Cinco días después el emperador Hirohito se rinde de manera incondicional. Puede que estos bombardeos fueran una venganza por Pearl Harbor, ya que en ningún momento se ofreció la paz a Japón.
Esta ‘venganza’ se cobró más de 70.000 vidas directas, más los irreparables daños a las salud de cientos de miles de nipones por la radiación. Japón provocó menos de 2.500 bajas de militares en Pearl Harbor y dos acorazados perdidos, el USS Arizona y USS Utah.
¿Infamia o excusa?
Tras estos datos tan formales llegamos al meollo del asunto; esto me gusta… ¿Estados Unidos conocía la intención nipona sobre el ataque o fue realmente una sorpresa? Sinceramente, viniendo de un país como es EE UU, nunca podremos confiar completamente de que no fuesen capaces de intervenir dicha información habiendo pinchado su red de comunicaciones. Tenían graves sospechas desde el Estado Mayor. Estas dudas no son únicamente por sus capacidades, sino por las casualidades que le ocurren al país americano justo antes de meterse en guerras de las cuales posteriormente se benefician tanto. ¿Creen que nos hemos olvidado del Maine?
Fuera teorías conspiratorias
Vamos a centrarnos en datos reales y porqué podemos llegar a pensar esta hipótesis.
En primer lugar, los americanos llevaban desde el comienzo de la guerra pendientes del frente asiático y ya habían tomado represalias contra los japoneses por invadir China, por lo que, habiendo abierto ellos la puerta de los ataques, ¿realmente se esperaban que una potencia en crecimiento no iba a responderles? Obviamente sí que lo esperaban. Aparte, tenían esperanzas de que el Imperio japonés les atacase, como deja claro Mc Arthur en sus mensajes al general al mando de las fuerzas hawaianas, según el mensaje enviado:
‘‘Estados Unidos desea que Japón cometa el primer acto manifiesto’’(17),
Esto deja claro que un ataque sorpresa e infame no sería.
Tampoco podemos olvidar el oportuno movimiento de dos de los portaaviones, (el Saratoga, por temas de reparación, se había movilizado meses antes). Mucha casualidad. El Lexington el día posterior a los mensajes de Mc Arthur y el Enterprise un día antes del ataque. Éste primero que debía estar de vuelta el día 6, tuvo un fortuito retraso que lo dejó a 200 millas de la isla.
Finalmente, las dudas que tienen los propios norteamericanos sobre sí mismos, ya que publicaron un artículo en el Washington Post reflexionando sobre la posibilidad de que el jefe del FBI, J. Edgard Hoover, tuviese o no conocimiento sobre el ataque a Pearl Harbor. debido a que durante los tres últimos meses anteriores al ataque había recibido avisos sobre el ataque inminente de la nación asiática (18).
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