Empoderamiento femenino a golpe de Voudou en Nueva Orleans

En Khronos somos muy fans de American Horror Story (1). Es un hecho. Y nos encanta contar las historias de todos los personajes reales que se esconden entre sus diversas temporadas. Somos así de frikies, ¡qué le vamos a hacer! Siendo así la cosa, ¿cómo no os iba a hablar de la mujer con más flow de toda la serie? No estoy hablando de Angela Bassett (2) – que también –, sino de uno de los personajes más fascinantes que la doña ha interpretado en AHS: Coven y Apocalypse (3): Marie Laveau (4). ¡La reina del vudú en Nueva Orleans tenía que tener su sitio en nuestra revista! Aunque, en esta ocasión, me voy a centrar en contaros la historia del empoderamiento femenino en Nueva Orleans, que se dio en el siglo XIX.

La vida en sí de Marie Laveau (5) os la contaré en otra entrega. Porque os aseguro que las circunstancias que se dieron en Nueva Orleans y el papel que ocuparon las «mujeres Voudou» son dignas de un artículo. Poneos cómodas, abrid vuestra mente – despojándola de prejuicios – y leed. Vais a alucinar en colores, ¡prometido!

Voudou Women Power! El empoderamiento femenino en Nueva Orleans

Os pongo en situación: siglo XIX, Nueva Orleans (estado de Luisiana, sur de los Estados Unidos). Unas mujeres negras y libres que practican vudú parten la pana. Sí sí, como lo leéis. La posición de estas mujeres, entre las que se encontraba Marie Laveau, era de liderazgo máximo (6). Venga, bebed un poquito de agua, que se os acaba de quedar la boca seca. Eran mujeres, eran sureñas, eran negras libres – pues eran de ascendencia medio africana – medio europea (7) –  y lo petaban. Respirad hondo, ¡que no quiero que os explote el cerebro! El caso es que mientras que a las americanitas de a pie las criaban para ser sumisas, a estas mujeres las educaban para dominar el mundo (8).

¿A ver si el vudú no va a ser tan malo como lo pintan? ¿A ver si detrás de tanta magia y leyenda negra se esconde un empoderamiento femenino de agárrate y no te menees? Pues sí queridas, así es. Resulta que el vudú es una religión africana que le otorga a las mujeres bastante igualdad (9). Hay tanto sacerdotes (houngan) como sacerdotisas (mambó), y en el mismo nivel jerárquico (10). Pero interesa más contar mierdas varias sobre encantamientos, zombies y sacrificios de animales que esta historia. Me pregunto por qué será…

Démosle “las gracias” a que la gran mayoría de los estudios que se hacen sobre el tema se pasan el punto de vista africano por el forro – ya sabéis lo que nos gusta a los occidentales verlo todo con nuestras gafitas – y, como no, a Hollywood – la versión que nos dan en AHS, por ejemplo, tiene lo suyo – (11).

museo histórico del vudú de nueva orleans nueva orleans brujas voodoo mambo marie

Pero, ¿cómo narices ascendieron estas féminas y alcanzaron posiciones de poder? ¡Si lo tenían todo en contra para lograrlo! Y, ¿qué carajo es eso del “vudú”?

Los orígenes africanos del Voudou

Cabe aclarar de entrada que la situación tan especial de estas «mestizas» no tenía nada que ver con las terribles circunstancias que rodeaban a las esclavas. – Lógicamente si eras mujer y negra «pura», es decir, esclava de los blanquitos, el poder ni lo olías. Más bien todo lo contrario –. Tampoco con la del resto de «mestizas» de Estados Unidos.  El empoderamiento femenino solo fue posible en Nueva Orleans y en el caso de estas mujeres mestizas y vodouistas. Pero adentrémonos ahora en esta religión africana que gasta tan mala reputación.

Puesto que la mayoría de lideresas de Nueva Orleans eran de ascendencia francesa, “Voudou” – en francés – es la mejor palabra que puedo elegir para presentaros esta religión (12). Pero no nació en América, sino en África Occidental (13). Significa “espíritu divino”, y es una de las tradiciones religiosas más ancestrales del planeta. Y no consiste en otra cosa que en rendir culto a las divinidades de la naturaleza (14).

The Mamas & the Papas

Los vodouistas tienen a, digamos, su «Dios Supremo» (loa principal), Papa Legba – guiño guiño americanhorroradictos – (15), que creó a la mujer y al hombre a la vez (16), marcando ya una igualdad importante.

Partiendo de esta base, el empoderamiento femenino en Nueva Orleans que veremos, ya no suena tan extraño. Pero, además, este Dios masculino tiene su contraparte femenina: Erzulie (17). Legba es Oriente, el Sol y el Hombre, y Erzulie Occidente, la Luna y la Mujer (18). También tienen muchos dioses – y diosas – secundarios (loas), que intervienen en las cosillas humanas y están asociados a los fenómenos naturales (19). Entre ellos, hay una jerarquía: el panteón está presidido por el “rey de reyes”, Legba Adingban, que gobierna junto con la “reina del cielo, de la tierra y de los ángeles”, Aïda Wédo (20).

Erzulie loa Voudou vudú religión africana

Y de la misma manera que estas diosas reinan junto a los dioses, como iguales, las mujeres lideran en la sociedad, junto a los hombres (21). Así, la ambigüedad de género, la androginia y los intercambios de roles son comunes (22). ¡Y su lenguaje no diferencia entre sexos! Lo que nos indica de manera más que clara que su mentalidad es ajena al género y al patriarcado (23).

En sus creencias también existen los espíritus de los ancestros (lwa), magia y medicina (24). Y en sus rituales, con los que buscan ganarse el favor de estos dioses y espíritus, la música es crucial: tambores, cantos y bailes amenizan sus ritos y ofrendas (25).

Como sociedad, le dan mucha importancia a lo colectivo, a la comunidad, y poco peso a la individualidad (26). Lo que viene siendo creer en el “nosotros” (27). Por lo que para ellos el matrimonio y la maternidad también son cosas valiosísimas – en este aspecto, no son tan modernos, ejem ejem – (28).

El Voudou viaja en forma de esclavos hasta Haití y hasta Estados Unidos

¿Y cómo llegó el Voudou al Nuevo Mundo? Fácil, ya os contamos en un artículo como los colonizadores europeos llevaron esclavos africanos a mansalva a las américas (29). Así, en Haití, donde los aborígenes habían cascado como moscas, los españoles llevaron esclavos africanos a cascoporro, para “que les hiciesen el trabajo sucio” (30). Estos esclavos mezclaron su vudú africano (31) con el cristianismo, y les sirvió como una forma de resistirse y de reivindicarse, ante el dominio del hombre blanco (32). Y es que no hubo manera, por mucho que se intentó, de que dejasen atrás su religión africana. Haití era vodouista (33).

Pero el Voudou se abrió paso también en los Estados Unidos – también a través de los esclavos –, y se convirtió en una práctica popular entre los afroamericanos (34). Como un símbolo de arraigo a su cultura de procedencia. Así fue como llegó hasta Nueva Orleans, donde se desarrolló de manera extraordinaria y alcanzó su esplendor a mediados del siglo XIX. De hecho, Nueva Orleans se conoce como la capital estadounidense del Voudou y, de forma característica, el Voudou de Nueva Orleans se llama voodoo hoodoo – o vudú criollo –. Los cementerios de la ciudad o la música blues nos dan buena cuenta de su enorme influencia cultural (35).

Y según sabemos por la prensa y por los testigos de la época, eran las mujeres quienes dominaban esta religión (36). Pues las sacerdotisas (o reinas) eran las figuras centrales (37) del Voudou (38), como veremos. El empoderamiento femenino en Nueva Orleans ya se huele…

El Voudou y el empoderamiento femenino en Nueva Orleans

Sobre el Voudou en Nueva Orleans contamos con muchos testimonios orales de la época. Sin embargo, como ya os avisé, los estudios desde un punto de vista afroamericano escasean. Y esto es una gran losa en nuestro camino, ya que esos relatos no son fiables al cien por cien (39). Además, toda la literatura y la prensa que se generó alrededor del tema, por su exotismo y misterio, y que situó a Marie Laveau en el epicentro, tampoco ayuda (40).

Por ejemplo, la celebración más importante dentro de sus rituales era la fiesta de San Juan – para celebrar la entrada del verano –. En ese momento de solsticio, creían que el mundo humano y el espiritual se entrelazaban, así que encendían hogueras – esto os suena, ¿verdad? – para atraer a la buena vibra. Así, tendrían protección para las gentes, los animales, las cosechas… Esta tradición la heredaron en Nueva Orleans de los haitianos. Qué pasaba realmente en este ritual es difícil de saber, ya que se celebraba de forma oculta y secreta. Además, no existen publicaciones de la época en que reinaba Marie Laveau que describan este evento (41).

Sin embargo, la prensa sí se encargó unos añicos después de tildar esta fiesta de repugnante y orgiástica (42). Así, las practicantes de Voudou se ganaron la fama de ser unas libertinas, asiduas a los sacrificios de animales (43). Y, ya sabéis, cría fama y échate a dormir…. Las reinas vudús eran vistas por los blanquitos como unas chaladas poseídas, que adoraban a una serpiente e incitaban a su comunidad a sacrificar cabras, mientras bailaban como si se les hubiese metido el diablo en el cuerpo (44).

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Una oportuna revisión para mostrar el empoderamiento femenino en Nueva Orleans

Por suerte, a finales del siglo XX los estudiosos decidieron ir más allá de los estereotipos y topicazos que se habían creado, y se pusieron a examinar de nuevo el papel de estas lideresas religiosas (45). Teniendo en cuenta que en el siglo XIX el sur de los Estados Unidos se caracterizaba por su profunda misoginia y que, además, los blancos esclavizaban y oprimían a los negros, resulta más que destacable que una religión liderada por mujeres se abriese paso y se asentase en una ciudad sureña (46).

Y lo primero que nos tenemos que preguntar es: ¿por qué en Nueva Orleans? ¿Qué pasó allí para que estas mujeres pudiesen ascender y llegar a tener tanto poder en un mundo “de hombres” y «de blancos»? ¿Por qué en esa ciudad y no en otra?

Nueva Orleans: el lugar oportuno, en el momento oportuno para el empoderamiento femenino

Para empezar, geográficamente Nueva Orleans era un lugar aislado, de difícil acceso (47). Esto permitió que allí se desarrollase una cultura muy especial, completamente al margen del patriarcado inglés (48). Los tentáculos machistas de los colonizadores británicos no llegaron a la ciudad.

Los colonizadores quelograron cruzar el Mississippi, poner su banderica y fundar Nueva Orleans – a principios del siglo XVIII – fueron los franceses (49). En aquella época, además de ser un lugar naturalmente indomable, la ciudad brillaba por su miseria. Imaginad unas cuantas chozas de madera, en un barrizal que se inundaba con frecuencia, plagado de insectos, enfermedades y sin apenas alimentos (50). Pues ésa era la terrible estampa.

Allí convivían los colonos y unos cuantos indígenas. Y los franceses decidieron llevar esclavos africanos  (51) a mogollón para dar el callo y levantar la ciudad, que estaba de pena (52). Poco a poco, y gracias a estos esclavos (53), los habitantes de Nueva Orleans aprendieron a dominar el terreno que habitaban. Así, empezaron a cultivar añil, tabaco, arroz y, sobretodo, algodón y caña de azúcar, y lograron sobrevivir económicamente (54). E insisto, sin la mano de obra africana hubiese sido imposible. Como consecuencia, tres años después de la fundación de la ciudad había casi tantos negros como blancos (55). Negros y negras a los que los blanquitos explotaban vilmente en las plantaciones, y a costa de quienes se hinchaban de hacer dinero (56).

¡Uníos, hermanos, bajo la corona francesa!

La idea de los franceses para que sus colonias funcionasen era promover entre las distintas etnias la unión. Así, hicieron que todos adoptasen el francés como su idioma y permitieron que se pudiesen mezclar e incluso casar unos con otros, de forma que, con el tiempo, todos serían un mismo pueblo (57). Una postura muy distinta a la de los británicos (58). Aunque, no nos engañemos, viendo como crecía la población negra en Nueva Orleans, era la mejor medida para los bolsillos franceses (59). No os penséis que lo hicieron por promover la igualdad ni porque eran la mar de bonachones.

Tampoco os penséis que los franceses respetaron la cultura africana. ¡Ni mucho menos! A los esclavos negros los obligaban a bautizarse, les adoctrinaban y les prohibían sus “supercherías” africanas (60). – Lo lograron a medias, como os imaginaréis, porque el Voudou apareció en Nueva Orleans en cuanto los primeros esclavos pusieron el pie en el Nuevo Mundo – (61).

La llegada de los españoles y el  salpichurri africano

Pero a mediados del siglo XVIII los franceses nos regalaron a los españoles el estado de Luisiana (62), y, con nosotros, ¡llegó el despiporre a Nueva Orleans! El desorden se apoderó de la ciudad y como llevamos más esclavos, la población negra creció bastante. Por ello, los españoles revisaron las leyes y establecieron que la esclavitud solo sería temporal (63). Así es como siguió creciendo la comunidad de negros libres en la ciudad (64).

Y oye, que en la Plaza del Congo, semanalmente, se podía disfrutar de un mercado africano que daba gusto. Y en él, no solo se comerciaba, sino que además, la cultura africana fluía por doquier. ¡Qué bailes, qué música, qué encanto (65)! Así, en esta época, el Voudou ya se practicaba en Nueva Orleans con poderío (66). Aunque los rituales no se hacían a la vista de todos, en esta jarana pública, sino en privado, como ya os comenté – a pesar de que los blanquitos les veían danzar en el mercado y se echaban las manos a la cabeza –. Así, fueron fusionando su vudú con el catolicismo, dando lugar a una cultura única (67).

Congo Square Plaza del Congo Nueva Orleans siglo XIX

Aunque, hasta finales del siglo XVIII, la mayoría de negros libres vivía en granjas, a las afueras de la ciudad (68), a comienzos del siglo XIX, la cosa cambió y se mudaron a la urbe (69). Y estos negros libres eran muchos y estaban muy bien posicionados económicamente (70). Incluso poseían plantaciones – algo absolutamente excepcional en Estados Unidos – (71).

¡Y llegaron los haitianos… Y los gringos!

A comienzos del siglo XIX, Francia recuperó la soberanía de Luisiana (72), pero Napoleón se la vendió a Estados Unidos, porque el hombre ya bastante la tenía liada en Europa (73). Y a estos “nuevos ingleses” no les gustó nada el ambiente que se respiraba en Nueva Orleans. Así que empezaron a legislar para cortar las alas de estos negros tan libres (74). ¡Tanta fusión y tanto mestizaje no podían ser buenos! Pero claro, ¡los mestizos les superaban en número! Total, que la anarquía se apoderó de la ciudad ante este choque cultural (75). Así, aunque la cultura medio francesa / medio africana solía ganar la partida (76), los estadounidenses comenzaron a echarle el freno a los derechos de las “personas de color libres” – así los llamaban – (77).

Pero otro aluvión de esclavos procedentes de Haití llegó a la ciudad (78). Cosa que no solo aumentó la población negra, sino que, además, hizo que floreciese definitivamente el Voudou en Nueva Orleans (79). Aunque, como hemos visto, desde que llegaron los primeros africanos se practicaba el Voudou en la ciudad (80), la llegada de los haitianos hizo que se hiciese masivo y más descarado (81). Además, también arrimaron el hombro contra los angloamericanos (82), quienes desarrollaron un profundo temor hacia el Voudou. ¡Hasta dividieron la ciudad en tres barrios para no mezclarse con los criollos – ni negros ni blancos –! De ahí el famoso Barrio Francés de Nueva Orleans, asociado al Voudou (83).

Mujeres empoderadas miradas con lupa

La policía ya no hacía la vista gorda ante los alardes vodouistas y empezaron a arrestar a mansalva… Sobre todo a mujeres – lo que nos confirma el papel de liderazgo que éstas tenían y el empoderamiento femenino en Nueva Orleans –. Y, de esta manera, la leyenda negra en torno al Voudou empezó a forjarse. A partir de estas detenciones, si señalaban a una mujer como practicante de Voudou, mandaban su reputación al carajo. Y así, comenzó una caza de brujas en toda regla. Que si eran unas indecentes, que si bailaban desnudas, que si preparaban brebajes de lo más raro… (84). ¡Malditos gringos!

Estas mujeres no cumplieron con las normas de comportamiento decoroso definidas para las mujeres de su tiempo, o se negaron a permanecer confinadas. (…) no eran «femeninas». Sus contemporáneos las describían como «ácidas», como «quisquillosas», bruscas, indecorosas, intimidantes (…) Marie Laveau, por ejemplo, dirigió las ceremonias de Voudou, una actividad que no es característica de las «damas» independientemente de su raza (85).

Nueva Orleans: una atípica ciudad sureña

Así, en cuestión de 50 años, Nueva Orleans fue liderada por “tres jefes” completamente distintos entre sí: franceses, españoles e ingleses. Por lo que decir que la situación era inestable, es quedarse corta… (86).

Por otro lado, en esta época, Nueva Orleans se convirtió en uno de los principales centros de comercio de Estados Unidos (87), con un puerto comercial en el Mississippi la mar de apañado (88). Y allí, personas de todas las naciones se mezclaban (89). De esta manera, la enorme mezcla y fusión cultural que allí se produjo, impidió que Nueva Orleans fuese la típica ciudad sureña e hizo que la situación de nuestras mujeres criollas fuese única (90).

La mezcla perfecta para el empoderamiento femenino en Nueva Orleans

Todas estas circunstancias tuvieron un efecto bastante inaudito y fascinante. ¡Había mujeres mestizas (medio francesas/medio africanas), y por lo tanto libres,  a mansalva (91)! Ellas eran criollas, es decir, nacidas en el Nuevo Mundo (92) – ni europeas, ni africanas –, y se apoderaron de la economía de la ciudad primero, para ascender socialmente después (93).

Mujeres negras de color libres
Mujeres negras y libres. Fuente: Wikipedia.

Para comienzos del siglo XIX, en Nueva Orleans había muchísimas mujeres negras (libres) y mantenían relaciones sexuales con los hombres blancos que iban a la ciudad por negocios, rollo concubinas (94). – Se entiende que estos “hombretones” llevaban una doble vida (95) –. Y oye, que en vez de estar mal vistas o ser repudiadas cual rameras, ¡marcaron tendencia las tías! Se convirtieron en las influencer del momento. Para muestra, el característico tignon – el pañuelo de la cabeza – que llevaban: pretendieron «marcarlas» con él, y ellas lo transformaron en un símbolo de estatus (96). La iglesia católica las acogió de buen gusto en su seno, y culpó de pecaminosos a ellos – sorprendentemente – (97). Y así, las razas se fusionaron, puesto que estos hombres se hacían cargo de los hijos que tenían con ellas. E incluso los reconocían, les daban sus apellidos y tenían derecho a herencia (98).

Además, los matrimonios legales entre negras libres y blancos también se producían. Así como los matrimonios con negros libres, lo que dio lugar a una élite de negras libres, afrancesadas y católicas (99). Pues desde que llegaron los españoles, las mujeres criollas negras se habían apoderado de la Iglesia: eran los miembros mayoritarios, los más activos e invertían en ella. Y, a cambio, se ganaron una buena red de aliados y buena fama social (100). Además, las monjas ursulinas – dedicadas a la enseñanza – se encargaban de educarlas y culturizarlas (101).

Mujeres negras con parné y opciones

Pero Nueva Orleans no solo les ofreció educación, sino que también les dio trabajo. Había una demanda de mano de obra femenina brutal. Y la mayoría de los puestos, los cogieron ellas (102). Este enorme reclamo de trabajadoras domésticas y de minoristas femeninas, atraía a la ciudad a muchas más mujeres negras que a negros. Si a eso le sumamos que las esclavas podían alcanzar la libertad si se convertían en amantes de un hombre blanco – opción que no tenían los esclavos – (103), las cuentas salen claras. Mientras que en Nueva Orleans había muchos más hombres blancos que mujeres blancas, en el caso de la población negra, el número de mujeres era el doble que el de hombres (104).

Así, estas mujeres se enriquecieron y, además, eran autónomas e independientes, pues podían poseer y administrar sus propiedades y sus dinericos (105). En definitiva, eran libres. Su situación no tenía nada que ver con la del resto de mujeres estadounidenses, que las miraban con indignación y recelo (106). Pues, mientras que una mujer blanca estaba subordinada al hombre, las mujeres negras gozaban de una mayor igualdad (107). Al estar entre negros y blancos, entre pobres y ricos, entre esclavos y libres, pudieron aspirar a posiciones de poder e independencia económica, distintas a las de todos ellos (108).

Dada la relativa falta de poder y oportunidades para las mujeres, sus acciones fueron nada menos que asombrosas. Frente a la adversidad o la oportunidad, se reinventaron, despojándose de las convenciones y creando nuevos roles para sí mismas y, a veces por coincidencia, para otras mujeres. Al hacerlo, ampliaron la definición de lo que significaba ser una mujer de Louisiana y también, por extensión, el concepto mismo de «feminidad sureña» (109).

Mujeres Voudou tomando el poder: el empoderamiento femenino en Nueva Orleans

Pero estas mujeres no solo dominaron la Iglesia de la ciudad, consiguiendo así una buena red de aliados, sino que nunca abandonaron sus raíces: el Voudou. Por eso el Voudou de Nueva Orleans se sincretizó con el catolicismo. Estas damas tomaron el poder, abrazaron el Voudou y dominaron el cotarro. Además, lo hicieron desde el principio (110). Estas mujeres encontraron protección social, orientación espiritual y hermandad en el Voudou. Y muchas se convirtieron en sacerdotisas, para atender las necesidades espirituales y emocionales de la población negra, cual vocación (111). Aunque también había sacerdotes, la mayoría de los líderes Voudou eran mujeres – también la mayoría de miembros de la comunidad eran féminas –. Las reinas, las mamas, cortaban el bacalao (112).

Porque cuando el Voudou viajó desde África al Nuevo Mundo, también lo hizo con él el liderazgo femenino (113). Y es que, aunque el vudú africano no era matriarcal – como sí lo fue el Voudou de Nueva Orleans –, sí que consideraba a hombres y mujeres como complementarios. Sí, habéis leído bien, el vudú de Nueva Orleans era un matriarcado, donde «mama era todo un espectáculo» y «papa no contaba». Es mas, el «rey» siempre fue una figura menor y, en la mayoría de los casos, «el amante de» (la reina, ¿quién si no?) (114). ¡Que viva esa inversión de roles de los que tan hartitas estamos!

El movimiento vudú fue una oportunidad para el empoderamiento de la mujer (115).

Mamas pateando al patriarcado

¿Qué hacían estas sacerdotisas a fin de cuentas? Pues liderando su religión se resistían activamente a las demás prácticas religiosas patriarcales, que no es poco (116). Así, el empoderamiento femenino en Nueva Orleans fue una realidad. Además, mucho ojito, porque cuando los estadounidenses empezaron a darles caza, estas mujeres demostraron ser muy conscientes de cuáles eran sus derechos. Y a pesar de todas las humillaciones y situaciones denigrantes que les hicieron sufrir, se levantaron para defender su cultura y su religión (117). ¡Con un par de ovarios!

En el caso de Marie Laveau, a pesar de que denunciaba los abusos que cometían contra sus hermanas, la policía nunca la tocó ni le tosió (118). ¿Por qué? Pues porque ella fue la reina de las reinas, la mujer más poderosa que existía. Además, era una enfermera maravillosa y arrimó el hombro de lo lindo cuando un brote de fiebre amarilla y cólera asoló la ciudad, en la segunda mitad del siglo XIX. Eso sí, a pesar de todo, como el empoderamiento femenino nunca gusta, se ganó una fama póstuma más que oscura (119).

empoderamiento femenino en Nueva Orleans Letrero en la casa donde vivió Marie Laveau
Fuente: Wikipedia.

Lo bueno siempre se acaba, amigas

Lo cierto es que, aunque estas mujeres estuvieron batallando por preservar su posición en Nueva Orleans, la compra de Luisiana por los estadounidenses supuso el principio del fin. Y es que a la ciudad no solo llegaron los gringos e inmigrantes haitianos, sino también un aluvión de inmigrantes irlandeses y alemanes. Y claro, estos se posicionaron del lado «blanquito». Así, tanto los criollos blancos como los negros empezaron a perder sus posiciones de poder, pues los inmigrantes blancos les acabaron comiendo la tostada. Y estos colegas no solo impusieron la supremacía blanca, sino también el patriarcado (120).

Después de un tiempo de relativa independencia y creciente igualdad bajo el dominio francés y español, el gobierno estadounidense fue extremadamente opresivo y les negó, uno por uno, la mayoría de los derechos legales que habían alcanzado hasta el momento (121).

Antes de la Guerra Civil Estadounidense (122), a mediados del siglo XIX, las «personas de color libres» eran un grupo poderoso y bien educado, sin embargo, su crecimiento poblacional se estancó (123). Después, la Guerra trajo consigo grandes cambios sociales, políticos y económicos a Nueva Orleans. Se abolió la esclavitud y los negros consiguieron el derecho al voto (¡bien!) – que no las mujeres –, pero esto no significó el fin del racismo. – Ya lo sabéis, solo basta con mirar a EEUU en la actualidad –. Además, la era industrial que se inauguró una vez acabada la Guerra mandó al carajo el posicionamiento socioeconómico de estos negros libres (124). Así, el empoderamiento femenino en Nueva Orleans de nuestras mamas se fue al traste.

¡Malditos traidores!

Y es que, tras la guerra, los criollos blancos de Nueva Orleans traicionaron a sus hermanos criollos negros y se cambiaron al bando de los blanquitos. Así, ya no se trataba de una guerra de nativos (criollos) contra inmigrantes, sino de una guerra de blancos contra negros (125). Y la supremacía blanca asomó la patita de forma violenta y aplastante (126). Con ella, la clasificación racial de Nueva Orleans cambió para siempre: o eras negro o eras blanco. Por lo que esa posición intermedia, privilegiada y excepcional de nuestras mujeres se fue a tomar por saco (127).

Además, desde el punto de vista supremacista, nuestras mamas (mujeres y negras) eran seres absolutamente inferiores y sin inteligencia. ¡Cómo iban a ser capaces de practicar una religión legítima, por el amor de Dios! ¡Eso del vudú era cosa de catetas y de incultas! (128).

«La supremacía blanca fue ordenada por Dios y la mezcla de las razas no era natural» (129).

Honestamente, los cazurros fueron ellos, quienes, ante lo desconocido, actuaron como una apisonadora. Primero reaccionaron como gato panza arriba y se cagaron de miedo, incapaces de asumir que en el mundo existen más culturas que la propia, y que eso no es malo. Y después actuaron de la forma más fascista, machista y racista. Esa imposición de las propias creencias (¡y hasta de la propia raza!), esa forma de humillar a los demás y de tratarlos como seres de segunda, y esa negativa absoluta al mestizaje, mucha culturilla no rezuma… No es de extrañarnos. Para aquellos machotes blancos llegar a Nueva Orleans y encontrarse a unas mujeres empoderadas (¡además, negras!), liderando el cotarro, tuvo que ser de infarto. ¡¿Cómo no iban a afilar sus penes blancos para poner orden!?

El fin del empoderamiento femenino en Nueva Orleans

En definitiva, la «americanización» de Luisiana, el racismo y el miedo a lo desconocido, que tantos prejuicios crea y tanto daño e intolerancia provoca, supusieron el declive del Voudou en Nueva Orleans. Así, entre finales del siglo XIX y principios del XX, nuestras reinas perdieron su trono (130). Pues, mientras que el gobierno estadounidense alentaba a los negros a integrarse en la sociedad, los líderes de la comunidad negra los convencieron para que se avergonzasen de sus propias creencias. Porque, para evitar el racismo y conseguir cierto estatus social, sintieron que debían alejarse de cualquier cosa que oliese a cultura esclavista. Así, acabaron con el Voudou (131). Además, a comienzos del siglo XX, todas las sacerdotisas poderosas y carismáticas habían muerto, sin nuevas reinas a las que legar el testigo (132). Y los seguidores voudouistas que quedaron pasaron a la clandestinidad (133).

El vudú como religión organizada había sido completamente suprimido por el sistema legal, la opinión pública y el cristianismo (134).

Para finales del siglo XX, el Voudou se había convertido en una simple atracción de feria para los turistas (135). Aún sobreviven, como descendientes del Voudou, las Iglesias Espirituales de Nueva Orleans – que mantienen como lideresas a mujeres obispas –, así como el sistema de magia, adivinación y herboristería Hoodoo (136). Pero el empoderamiento femenino de nuestras mamas, por desgracia, pasó a la Historia.

Para concluir, y para darle la última bofetada al racismo y al patriarcado, voy a dejar que hable ella: Beyoncé, con su Black Parade (137). No se me ocurre mejor manera de reivindicar y dar su lugar a las mamas, aquellas fantásticas mujeres que promovieron la inclusión y la igualdad. Unas auténticas adelantadas a su tiempo, cuya sombra alargada y poderosa aún pulula por Nueva Orleans, la ciudad de las mamas (138).


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Referencias y bibliografía

Referencias

(1) American Horror Story (AHS) inició su andadura televisiva el 7 de noviembre de 2011. Producida por FOX y creada por Ryan Murphy, la serie está concebida como una antología en la que cada una de sus temporadas desarrolla argumentos independientes, pero construyen una narración conceptualmente unitaria y estéticamente híbrida. Establece mitologías y bestiarios contemporáneos recurriendo al imaginario cultural fetichista del terror y lo fantástico. Ha supuesto un revulsivo para el género de terror. Trapero Llobera, 2015, pp. 71 y 85-86.

(2) Angela Bassett apareció por primera vez en AHS en Coven (2013), interpretando a Marie Leveau. La volvió a interpretar en AHS: Apocalypse (2018). Además, dio vida a Desiree Dupree en AHS: Freak Show (2014), a Ramona Royale en AHS: Hotel (2015) y a Monet Tumusimme en AHS: Roanoke (2016). Es habitual en AHS que actrices y actores recurrentes interpreten a distintos personajes en las distintas temporadas. Trapero Llobera, 2015, pp. 79 y 86.

(3) Coven (2013) es la tercera temporada de AHS y Apocalypse (2018) es la octava temporada. Sobre Coven: se desarrolla en Nueva Orleans y trata sobre un grupo de brujas que son descendientes de las acusadas ​​de Salem. Este clan se enfrenta a otro de magia negra, liderado por la hechicera Marie Laveau. Así, se centraron en la práctica del vudú, incorporando elementos fácticos y figuras de la historia de Nueva Orleans, pero se basaron en la teatralidad y el sensacionalismo, representando estereotipadamente y de forma oscura el ‘Voodoo’, suscitando los mismos conceptos erróneos sobre el vudú que han prosperado durante siglos. Harrison, 2018, pp. 51-52. Watkins, 2014, p. 15. Por otro lado, hacia el final de la temporada, nos muestra la sororidad entre todas las brujas (la bruja es el emblema de la liberación de la mujer), quienes se alían para acabar con una corporación de cazadores de brujas, que simboliza el patriarcado. Lema Mosca, 2017, pp. 55-56. Trapero Llobera, 2015, pp. 73-74. Sin embargo, el final de la temporada resulta un tanto melifluo. Trapero Llobera, 2015, pp.79- 81. Lo arreglan en Apocalypse, que es “un crossover entre ‘Murder House’ y ‘Coven’ (las respectivas primera y tercera entrega de la serie)”. Es “una temporada que nos lleva al fin del mundo”. Albertini, 2018. Además de mostrarnos al “anticristo” (ahí está la conexión con Murder House), nuestras brujas favoritas de Coven están de regreso: la entrada triunfal que hacen Cordelia, Madison y Mirtle en el tercer episodio, mientras suena She’s A Rainbow de The Rolling Stones, eriza la piel de cualquiera. Nuestra Marie Leveau reaparecerá en el décimo episodio.

(4) Marie Laveau aparece por primera vez en AHS en la temporada 3: Coven (aquelarre), en la que fue uno de sus personajes principales. Pero se toman la licencia de hacerla inmortal, tras haber hecho un pacto con Papa Legba, al que retratan de forma demoníaca (ambos tienen características de villanos). Lema Mosca, 2017, p. 55. Quilty, 2015, p. 5. Watkins, 2014, p. 15.

(5) Conocida como la Reina del Vudú de Nueva Orleans, nació como una mujer de color libre en el Barrio Francés de Nueva Orleans (Quilty, 2015, p. 5), entre los años 1797 y 1801; su madre Marguerite, era una mujer de color libre, de ascendencia africana y choctaw, y su padre Charles Leveau, un acaudalado propietario de una plantación (Harrison, 2018, p. 16). Fue objeto de asombro y terror durante muchas generaciones, y sigue siendo hasta el día de hoy la encarnación de todo lo que es el vudú en Nueva Orleans y el empoderamiento femenino (Brouillette, 1984-1985, pp. 3-5). Su apellido se puede deletrear de varias maneras (Laveaux, Lavoz, Labeau, Leveau, Lavan, Lavou, Levaux, Lavo), pero “Laveau” es el que se usa más comúnmente. Busby, 2015, pp. 5-6.

(6) El empoderamiento femenino en Nueva Orleans se dio porque las “mujeres Vudú” obtuvieron posiciones de liderazgo en el siglo XIX que diferían del resto de los Estados Unidos. Es una rareza histórica. El vudú ofreció un modelo de comportamiento femenino que contradice el ideal de «verdadera feminidad». Busby, 2015, p. 2.  “(…) una ciudad aislada y constantemente mal administrada (…) mantuvo un espacio abierto para que las mujeres, específicamente las mujeres de color libres, pudiesen lograr una movilidad ascendente a diferencia de cualquier otro lugar del país. (…) la Reina Voudou Marie Laveau es una ilustración de estas figuras femeninas líderes”.  Busby, 2015, (abstract). Tras la colonización inicial de Nueva Orleans por los franceses en 1718 y, poco después, la primera importación de esclavos africanos, Nueva Orleans estableció un sistema social de tres niveles, que imitaba al de Europa occidental [la ‘regla de una gota’ – ver (7) y (74) – determinaba la ‘negritud’]; las personas pertenecientes a la clase intermedia se clasificaron como gens de couleur libres según el código legal de la ciudad, Code Noir – ver (60) –, promulgado por los franceses y mantenido por los españoles. Harrison, 2018, pp. 12-13.

(7) ‘Negro’ era una persona de ascendencia africana pura, un esclavo; las gens de couleur (hombre/mujer de color libre) era una persona de raza mixta, mulatos libres, de ascendencia mitad africana y mitad europea. Eran una clase aparte, separada y superior a los negros, ennoblecidos aunque sólo fuera por una gota de sangre blanca en sus venas. Busby, 2015, p. 7. Dunbar-Nelson, 1916, p. 361. Formaron una cultura exclusiva. Algunos nacieron como esclavos y adquirieron la libertad a través de la autocompra y la manumisión, mientras que otros nunca habían conocido la esclavitud. Aunque también fueron vistos desde el exterior como el «otro» no blanco. Gourdet, 2005, p. 37. Estas mujeres a las que hago referencia eran criollas, cuya lengua materna era el francés. Allured y Gentry, 2009, p. 1.

(8) La mujer ideal del siglo XIX era «modesta», «pasiva», «abnegada» y «doméstica» (criada para ser sumisa) (como ejemplo, para ver cómo vivían las mujeres blancas en Nueva Orleans bajo la corona española – entre 1763 y 1803 –: Martínez Gálvez, 2000, pp. 1380-1382 y 1388-1391) y la mujer vudú representaba exactamente lo contrario: audaz, activa, autoafirmativa y pública (criada para ser dominante). Busby, 2015, p. 2. “Mientras que las mujeres criollas blancas de Nueva Orleans vivían de manera similar a sus hermanas criollas y estadounidenses en las plantaciones de todo el Sur, al reconocer su lugar apropiado y subordinado bajo el mando de la familia, las mujeres Voudou de Nueva Orleans existían en la mayoría de los roles de liderazgo”. Busby, 2015, p. 14. “El Voodoo construye y empodera a las sacerdotisas Voodoo (…) las mujeres involucradas en esta religión parecen superar las limitaciones de género generalmente asociadas con las organizaciones religiosas”. Quilty, 2015, p. 2.

(9) La voz de la mujer Voudou tiene raíces en el Vodu de África Occidental – ver (14) –, una tradición religiosa que varía del patriarcado europeo, pues le otorga a la mujer una posición de igual respecto al hombre (nos presenta una sociedad casi igualitaria; Busby, 2015, p. 12). Ese papel femenino sobrevivió cuando el Vodu viajó al Nuevo Mundo. Busby, 2015, (abstract).

(10) Fandrich, 2007, p. 779. Martínez Montiel, 2005, p. 185. Pfeifer, 2016, p. 139. Watkins, 2014, p. 16. “Houngans y mambos, sacerdotes y sacerdotisas, no constituyen un cuerpo organizado: son jefes de cofradías más que miembros de un clero jerarquizado. (…) La jerarquía se organiza en el interior de cada santuario, y un houngan o una mambó preside, nunca los dos a la vez, pues un dignatario del culto no se subordina a otro”. Zuñiga Carrasco, 2015, pp. 160-161.

(11) Estereotipos raciales y tergiversaciones han hecho que el vudú se inscriba en la cultura popular estadounidense como una fuerza misteriosa y malévola, una religión extraña y salvaje (Brouillette, 1984-1985, p. 6; Fandrich, 2007, p. 780; Gordon, 2012, pp. 772-777); también se ha distorsionado y explotado para obtener beneficios económicos (Martínez Montiel, 2005, p. 181; Watkins, 2014, pp. 13-15), ha sido visto como un espectáculo y se ha estigmatizado (Eich, 2017, p. 8). Se ha convertido en una de las religiones más difamadas e incomprendidas del mundo. La percepción actual del vudú se debe, en su mayor parte, a relatos ficticios que enfatizan actos bárbaros e imágenes horribles de adoración al diablo, sacrificio de niños, posesiones espirituales violentas y la sexualidad caótica y descontrolada. El vudú se presenta en escenarios que son menospreciadores, denigrantes y destinados a evocar el terror (la muestran como una religión sangrienta y depravada), es una forma sutil de dirigir estos sentimientos hacia los afroamericanos sin entrar abiertamente en un discurso racista. Paul, Luce y Blank, 2013, pp. 288-299. Quilty, 2015, pp. 1-2. Zuñiga Carrasco, 2015, pp. 154-155. La información documentada sobre Voudou y el empoderamiento femenino en Nueva Orleans es limitada, lo que es indicativo del enfoque eurocéntrico del estudio académico: a menudo, la herencia africana solo se puede recuperar de fuentes eurocéntricas, que dan lugar a grandes malentendidos y acusaciones maliciosas sobre la naturaleza del Voudou. La industria cinematográfica de Hollywood también le ha dado mala reputación (imágenes en la gran pantalla de sacerdotes Voudou que convierten a víctimas inocentes en zombis y clavan alfileres en muñecas Voudou de aspecto grotesco para dañar a sus enemigos). Busby, 2015, pp. 3 y 8- 9. Sólo recientemente los historiadores de Luisiana han comenzado a recapturar la historia de grupos marginados y relativamente impotentes, incluidas las mujeres. Allured y Gentry, 2009, p. 2. Sobre cómo se desvirtúa el vudú en AHS ver (3), (4) y (15).

(12) Este papel particular de las mujeres Voudou en el siglo XIX y su empoderamiento femenino fue posible solo en Nueva Orleans: “(…) el aislamiento de la ciudad y la mala gestión constante dieron como resultado un espacio abierto para las mujeres, específicamente las mujeres de color libres, para lograr movilidad ascendente (apertura de los roles de liderazgo femenino) a diferencia de cualquier otro lugar del país”. Busby, 2015, p. 4. El mejor término que se puede usar en este caso es el “Voudou” francés – a medio camino entre el “Vodou” haitiano y el corrupto “Voodoo” inglés –, pues la mayoría de nuestras protagonistas eran francófonas. Busby, 2015, pp. 6-7.

(13) Ver (9) y (14). Busby, 2015, pp. 6 y 42. De origen dahomeyano. Fandrich, 2007, p. 779. Humpálová, 2012, p. 6. Michel, 2001/2002, p. 125. Pfeifer, 2016, p. 139. Quilty, 2015, p. 3. Las culturas dahomeyana y bantú se encuentran en Nueva Orleans. Mintz y Price, 2012, p. 61. Watkins, 2014, p. 16.

(14) «Vodu» o «Vodun» es la religión indígena tradicional de África Occidental, una de las tradiciones religiosas más antiguas de este planeta. Etimológicamente, se deriva de la palabra “vodu”, que significa «espíritu divino» (o “energía sagrada” así como “imagen” y “dios”; Pfeifer, 2016, p. 138; o espíritu de Dios; Alvarado, 2009, p. 5; y / o «servir al (los) espíritu (s)»; Paul, Luce y Blank, 2013, p. 288), y es practicado por los pueblos o grupos étnicos Fon, Ewé, Dagara, Yorùbá (la influencia Yorùbá en el Voodoo de Nueva Orleans es más que palpable; Fandrich, 2007, p. 775) y Bakongo, de África Occidental y Central; en concreto, procede del antiguo Reino de Dahomey (actual Benin, que presume de ser la cuna del vudú), extendido por algunas regiones de las actuales Nigeria, Togo, Burkina Faso y Níger. Busby, 2015, p. 6. Fandrich, 2007, p. 779. González Hernández y Manero Salvador, 2011, p. 70. Watkins, 2014, pp. 15-16. “El vudú no es otra cosa que el culto a las deidades de la naturaleza, como sucede en la mayoría de los ritos africanos. Los vodun (plural) son las deidades que representan el plano intermedio que está entre el Dios supremo y los hombres”. Martínez Montiel, 2005, p. 181. Es una religión nacida de la mezcla de creencias de innumerables tribus y tradiciones sagradas (Mintz y Price, 2012, pp. 59-60); vo significa ‘introspección’ y du significa ‘hacia lo desconocido’. Busby, 2015, pp. 42-43. “(…) contrariamente a la creencia popular, el vudú se trata ante todo de curación”. Alvarado, 2009, p. 5.

(15) Eich, 2017, pp. 15-21. Humpálová, 2012, pp. 14-15. Martínez Montiel, 2005, pp. 183-184. Papa Legba (Ellegua, Legba, Exu, Eshu), tanto en el vudú haitiano como en el vudú de Nueva Orleans, es un loa que facilita la comunicación (es el intermediario) entre los espíritus [los loa – ver (19) –] y la humanidad; es esencial tanto para la vida como para el ritual (Busby, 2015, p. 52). Suele aparecer como un anciano con muleta o con un bastón, con un sombrero de paja de ala ancha y fumando una pipa o rociando agua (Alvarado, 2009, pp. 16-17). Se le ha comparado con San Pedro desde un punto de vista sincrético. A Papa Legba también lo encontramos en AHS: Coven y Apocalypse, interpretado por Lance Reddick. Aunque se le dio un giro creativo al personaje, al convertirlo en un ladrón de bebés satánico adicto a la cocaína, estereotipo que refuerza una falsa concepción del vudú. Harrison, 2018, pp. 52-53.

(16) Esta perspectiva tan distinta al cristianismo facilitará el empoderamiento femenino en Nueva Orleans. Busby, 2015, p. 43.

(17) Busby, 2015, pp. 45-46. O Ezili. Eich, 2017, pp. 22-29. Se sincretiza con la Virgen María. Martínez Montiel, 2005, p. 184. “Erzulie Freda es la loa del amor romántico (…) Erzulie Dantor es la diosa vudú del amor, el romance, el arte, los celos, la pasión y el sexo (…) patrona de las mujeres independientes económicamente (…) también es la patrona de las lesbianas, feroz protectora de las mujeres y los niños que sufren violencia doméstica, y es la patrona de Nueva Orleans (…) es una mujer mulata que a menudo es retratada como la Virgen Negra o la católica ‘Santa Bárbara Africana’ (…) Ama con fiereza a las mujeres y las defenderá hasta la muerte (…) protectora de los sacerdotes y sacerdotisas vudú recién consagrados, así como de las mujeres que han sido traicionadas por un amante (…) muy respetada y temida debido a su poder femenino”. Alvarado, 2009, pp. 29-30.

(18) Busby, 2015, p. 46.

(19) Martínez Montiel, 2005, p. 185. Michel, 2001/2002, pp. 127-128. Watkins, 2014, p. 16. La mejor traducción para loa es espíritu. Pfeifer, 2016, pp. 137-139. Son abundantes (hay cientos de ellos) y se agrupan en panteones asociados a fuerzas y fenómenos naturales. Cada loa es responsable de un aspecto particular de la vida diaria del individuo. Alvarado, 2009, pp. 5 y 13. Busby, 2015, pp. 44-45. No son deidades, sino intermediarios del “Creador distante” (Alvarado, 2009, p. 14); “forman el puente entre la humanidad y los dioses”. Quilty, 2015, p. 5.

(20) Alvarado, 2009, pp. 25-26. Busby, 2015, p. 45.

(21) Busby, 2015, p. 46.

(22) Busby, 2015, p. 47.

(23) Busby, 2015, pp. 47-48.

(24) Busby, 2015, p. 44.  Eich, 2017, p. 41. González Hernández y Manero Salvador, 2011, p. 72. Humpálová, 2012, p. 6. Michel, 2001/2002, pp. 127-128. Morrow Long, 1998, p. 28. Pfeifer, 2016, p. 139. Quilty, 2015, p. 3. En este tipo de religiones africanas, se cree en espíritus o deidades, considerados como pequeños dioses. Aquí, entran los fallecidos, antepasados y diferentes tipos de espíritus. Sampedro Nieto, 2006, p. 12.

(25) Busby, 2015, pp. 44-45. Martínez Montiel, 2005, p. 185. En el Voudou de Nueva Orleans, hay que tener en cuenta la importancia de la danza y los tambores en los rituales, para la resistencia que ejercen las sacerdotisas o reinas frente a otras religiones patriarcales – catolicismo, principalmente –; así, el empoderamiento femenino en Nueva Orleans de estas mujeres fue un hecho; ver (116). Quilty, 2015, pp. 1, 7-8.

(26) Busby, 2015, pp. 43-44. Sampedro Nieto, 2006, p. 29. Zuñiga Carrasco, 2015, p. 159.

(27) Busby, 2015, p. 44. Respeto y honra hacia los Ancianos, hospitalidad, convivencia, solidaridad y cooperación colectiva. Michel, 2001/2002, pp. 129-138.

(28) Busby, 2015, pp. 46-47. “El papel de la maternidad es un aspecto central de la fe vudú. En el vudú, el embarazo no es simplemente la forma a través del cual toma forma la vida, sino una especie de posesión corporal”. Harrison, 2018, p. 26.

(29) Busby, 2015, p. 6. Martínez Montiel, 2005, p. 38. Watkins, 2014, pp. 16-17. Se importaron 9 o 10 millones de esclavos al Nuevo Mundo. El 42% de ellos, fueron llevados a las Islas del Caribe (el 9% a Haití). El comercio transatlántico de esclavos llegó a su punto máximo entre los años 1701 y 1810, cuando se enviaron esclavos desde ocho regiones costeras de África (los de herencia vudú eran altos en número). En Nueva Orleans, 23 barcos de esclavos desembarcaron durante el período colonial francés, entregando un total de 5,951 hombres, mujeres y niños. Busby, 2015, pp. 23 y 49-50.

(30) Busby, 2015, pp. 50-51 y 54. Martínez Montiel, 2005, p. 37. Michel, 2001/2002, p. 125.

(31) El “Vodou” haitiano recoge su simbolismo cultural principalmente de dos regiones africanas: el antiguo reino de Dahomey (actual Benin y oeste de Nigeria, África Occidental; su costa era conocida como la ‘Costa de los esclavos’ porque la región fue uno de los proveedores más grandes de esclavos), poblado por los pueblos Fon, Ewe y Yoruba – ver (14) –, y la gran cuenca del río Congo, con sus grupos de población de habla bantú. Busby, 2015, pp. 48-49. Pfeifer, 2016, p. 137. Los esclavos conservaron sus religiones y las adaptaron (Sampedro Nieto, 2006, p. 25): se produjo una sincretización con el catolicismo. Morrow Long, 1998, p. 29. Paul, Luce y Blank, 2013, p. 287. Ver (32).

(32) «Vodou» se refiere a la religión popular sincrética de Haití (se mezcló con el catolicismo; fue fácil: ambas tradiciones religiosas compartían innumerables atributos; por ejemplo, aliaron a Erzulie con la Virgen María y a Papa Legba con Cristo o San Pedro), desarrollada en los siglos XVIII y XIX. Surgió bajo el trauma de la esclavitud, como una afirmación de resistencia; es el cimiento que unió al pueblo haitiano en los momentos de crisis y lo salvó de la desesperanza: impidió al negro de las plantaciones morir de dolor, de privaciones y de pena. Hasta se afirma que la lucha por la independencia de Haití – ver (33) – se ganó por las prácticas del vudú. Busby, 2015, pp. 6 y 51-52. González Hernández y Manero Salvador, 2011, pp. 70-71. Martínez Montiel, 2005, p. 182. Michel, 2001/2002, pp. 125-126. Sampedro Nieto, 2006, p. 36. Zuñiga Carrasco, 2015, p. 155. Watkins, 2014, p. 13.

(33) El Vaticano intentó reemplazar el Vodou por el catolicismo, pero no hubo manera de apartarlo de la cultura haitiana (Martínez Montiel, 2005, p. 192; Zuñiga Carrasco, 2015, pp. 155-157). Además, se produjo la Revolución Haitiana (1791-1804) (Fandrich, 2007, pp. 779-780). Busby, 2015, pp. 52-55. Los esclavos se rebelaron contra el dominio francés. La Revolución Haitiana terminó con la abolición de la esclavitud y la fundación de la primera república en las Indias Occidentales en 1804, la República de Haití. Pfeifer, 2016, p. 138. Actualmente, todos los haitianos son practicantes de vudú. Michel, 2001/2002, pp. 124-125.

(34) Busby, 2015, p. 56. “La religión predominante en ese momento sería el catolicismo y las creencias de los nativos americanos, pero las religiones contraculturales que se desarrollaron fueron un híbrido de misticismo popular africano, nativo americano y europeo en el siglo XVIII, lo que resultó en una mezcla única a menudo referida como Voudou”. Halling y Seidemann, 2018, p. 1. Para saber más sobre el contacto y el flujo sociocultural en las sociedades de esclavos en América: Mintz y Price, 2012, pp. 65-77.

(35) «Voodoo» o «Hoodoo» (son dos elementos diferentes pero complementarios, el voodoo es la religión y hoodoo es el sistema mágico; Voodoo Hoodoo es comúnmente utilizado por los lugareños para describir la marca única del vudú criollo de Nueva Orleans, una mezcla de espiritismo, vudú, catolicismo y pentecostalismo; Alvarado, 2009, pp. 2-4; Fandrich, 2007, pp. 777-779; Sampedro Nieto, 2006, p. 25; Zuñiga Carrasco, 2015, pp. 158-159) es un término genérico para las creencias y prácticas mágicas que se encuentran comúnmente entre los afroamericanos en todo Estados Unidos. Busby, 2015, pp. 6 y 42. Humpálová, 2012, pp. 9-11. Este vudú de Nueva Orleans, o vudú criollo, se sincretizó con el catolicismo y, bajo este disfraz católico, sobrevivió. Nueva Orleans es considerada la capital del vudú de los Estados Unidos (Quilty, 2015, p. 3). Alvarado, 2009, pp. 2-3. Debido a sus raíces comunes y la influencia de la Iglesia Católica Romana no es completamente separable del vudú haitiano (Paul, Luce y Blank, 2013, p. 288); aunque la diferencia puede estar en que la mayor parte de africanos que llegaron a Nueva Orleans procedían del Kongo (no eran yorùbás ni dahomeyanos); la llegada de dahomeyanos se producirá cuando lleguen a la ciudad esclavos procedentes de Haití – ver (78) y (79) –. Fandrich, 2007, p. 786. “Debido a que Nueva Orleans era un puerto importante donde convergían múltiples culturas, las influencias en el vudú de Nueva Orleans son muy diversas y diferentes. Por ejemplo, hay santeros de inspiración cubana, mambos y houngans iniciados por haitianos, (…) seguidores de las iglesias espiritistas, hoodoos que incorporan hechizos y supersticiones, y seguidores de la tradición Yoruba de Nigeria. El vudú de Nueva Orleans también está influenciado por la espiritualidad y la herboristería de los nativos americanos”. Alvarado, 2009, p. 1.  En los cementerios de Nueva Orleans podemos percibir claramente la influencia de la cultura africana. Halling y Seidemann, 2018, pp. 1 y 3-4. Morrow Long, 1998, p. 28. Muchos músicos de blues hacen referencia al hoodoo en sus canciones: «Louisiana Hoodoo Blues» de Ma Rainey, «Hoodoo Lady Blues» de Arthur Crudup y «Hoodoo Man Blues» de Junior Wells. Alvarado, 2009, pp. 5-6.

(36) Busby, 2015, p. 56.

(37) Busby, 2015, p. 56. Cabe aclarar que los términos “reina” y “sacerdotisa”, en el contexto de Voudou, se pueden usar indistintamente. Ambos denotaban altos cargos de poder dentro de esta tradición religiosa. Busby, 2015, pp. 6-7.

(38) Como hemos dicho – ver (12) –, ‘Voudou’ se define como el conjunto particular de creencias y prácticas que se desarrollaron localmente en la comunidad de la diáspora africana y afro-criolla en Nueva Orleans donde se dio el empoderamiento femenino. Busby, 2015, p. 57.

(39) Ver (11). Sufrimos de una falta de documentación histórica: el material con el que contamos es limitado y procede de europeos y americanos. Cabe tener en cuenta que los iniciados en Voudou – incluso si estaban alfabetizados – no escribían sobre sus rituales: la tradición religiosa existió durante años solo oralmente. Contamos con un buen número de relatos de testigos oculares sobre el Voudou del siglo XIX en Nueva Orleans y el empoderamiento femenino, que fueron grabados entre 1928 y 1930 por Zora Neale Hurston y entre mediados de la década de 1930 y mediados de la década de 1940 por el Louisiana Writers Project (LWP). Pero los entrevistados eran ancianos, que recordaban sus recuerdos al respecto de la infancia – cincuenta, sesenta o más años después – por lo que sus testimonios no son precisos. Busby, 2015, pp. 9-11.

(40) La literatura y la prensa del siglo XIX sobre el Voudou en Nueva Orleans (George Washington Cable, Lafcadio Hearn o Henry Castellanos) exageraron específicamente el papel de Marie Laveau dentro de la tradición religiosa. Por lo tanto, no analizan ni reflejan el empoderamiento femenino en Nueva Orleans. Busby, 2015, p. 11.

(41) Sí se sabe que en estos rituales la reina vudú era la figura principal, la lideresa, lo que demuestra de nuevo el empoderamiento femenino en Nueva Orleans. Busby, 2015, pp. 59-60.

(42) El primer relato periodístico de la celebración de la víspera de San Juan apareció en 1869; en 1875, las ceremonias eran cubiertas por prácticamente todos los periódicos de Nueva Orleans. Busby, 2015, p. 60.

(43) Algo que ha sido parafraseado y repetido sin cesar; sin embargo, poco se ha hablado del empoderamiento femenino de las mujeres vudú en Nueva Orleans. Busby, 2015, p. 61.

(44) Busby, 2015, pp. 60-61.

(45) Por ejemplo: Voodoo Queen: The Spirited Lives of Marie Laveau (de la antropóloga Martha Ward), A New Orleans Voudou Priestess (de Carolyn Morrow Long) y Mysterious Voodoo Queen Marie Laveaux: A Study of Female Leadership in Nineteenth- Century New Orleans (de Ina Johanna Fandrich). En todas ellas, sí se analiza las posiciones de liderazgo de las mujeres vudú y el consecuente empoderamiento femenino en Nueva Orleans. Busby, 2015, p. 12.

(46) Más aún, cuando estas mujeres estaban oprimidas desde múltiples ángulos que operan simultáneamente: la raza, el sexo y la clase. Harrison, 2018, pp. 7-8.

(47) Busby, 2015, p. 15.

(48) Busby, 2015, pp. 4 y 14. “Los estados estadounidenses que fueron fundados por Gran Bretaña se establecieron en su mayor parte como colonias protestantes. Nueva Orleans, por otro lado, como colonia francesa, se estableció como católica”. Quilty, 2015, p. 6.

(49) Nueva Orleans se fundó en 1718. Popularmente, también se conoce como “Crescent City”. En 1722 se convirtió en la capital de Louisiana. Busby, 2015, p. 16. Busquets, 2006, p. 6. Dunbar-Nelson, 1916, pp. 362-363. El período colonial francés abarcó hasta 1762. Gourdet, 2005, pp. 10-19. Humpálová, 2012, pp. 2-4. Mayo Santana, 2000, p. 187. Vidal, 2016, pp. 158-180.

(50) Busby, 2015, pp. 16-17. Dunbar-Nelson, 1916, p. 362. Gourdet, 2005, pp. 19-22.

(51) Busby, 2015, pp. 21-23. Ver (29). La trata de esclavos durante el dominio colonial francés de Nueva Orleans puede entenderse en el contexto de la trata de esclavos en las Indias Occidentales y el resto del Sur de Estados Unidos. Gourdet, 2005, pp. 22-26. Vidal, 2016, pp. 158-168. La esclavitud en Luisiana parece haber estado influenciada desde el principio por la política de las colonias españolas. Dunbar-Nelson, 1916, p. 361.

(52) “Los comienzos culturales de Nueva Orleans dieron un giro significativo con la introducción de esclavos africanos, importados de manera inhumana, para servir como mano de obra en la colonia”. Busby, 2015, pp. 28-29.

(53) Hicieron posible la construcción y la agricultura futuras en Louisiana. Los colonos franceses ignoraban cómo cultivar el suelo y establecer plantaciones de arroz, azúcar y añil. Busby, 2015, p. 29.

(54) Busby, 2015, p. 18.

(55) Busby, 2015, p. 29. Gourdet, 2005, p. 44.

(56) Gourdet, 2005, p. 3.

(57) Busby, 2015, pp. 21-22.

(58) “(…) los británicos, y luego los estadounidenses que heredaron el sistema británico, rechazaron tales asociaciones íntimas con los habitantes indígenas del continente. y, en cambio, mantuvo a ambas poblaciones estrictamente separadas una de otra”. Busby, 2015, p. 22.

(59) Busby, 2015, pp. 21-22.

(60) La adquisición de esclavos requirió leyes para regular su gestión. El Código Negro (Code Noir) de 1724 de la Luisiana francesa, se modeló a partir de un conjunto de ordenanzas ya existentes en las colonias francesas más antiguas (Gourdet, 2005, pp. 30-31). Fue promulgado por los franceses y luego mantenido por los españoles; reconocía formalmente a las personas de color libres como una clase intermediaria y describió las formas en que los esclavos podían comprar su libertad y, posteriormente, ingresar a la casta social intermedia (Harrison, 2018, pp. 12-13). Con respecto a los esclavos, el Código Negro requería el bautismo forzado y la educación doctrinal (los obligaban a convertirse al catolicismo; correspondía a los dueños de esclavos individuales decidir si implementar o no el catolicismo forzado) y prohibía las prácticas y supersticiones religiosas africanas (Halling y Seidemann, 2018, p. 2). Se prohibió a las personas esclavizadas portar armas o reunirse en grandes grupos. No podían hacer negocios por su propia cuenta, recibir donaciones de dinero o bienes, propiedad propia, ni podían demandar en la corte o testificar contra una persona blanca. La ley especificaba castigos (flagelación, marca, mutilación corporal y muerte) por robo, huida o agresión a una persona libre. Las regulaciones impuestas en 1758 forzaron aún más la cristianización de los esclavos, al controlar el espacio en el que se movían: bajo pena de muerte, los esclavos no debían reunirse excepto en presencia de un sacerdote, y no se les permitía reunirse cerca de la casa de su amo y en espacios remotos. Alvarado, 2009, p. 3. Busby, 2015, pp. 23-24. Quilty, 2015, pp. 2-3. Watkins, 2014, pp. 18-19.

(61) El vudú existió en Luisiana desde la llegada de los primeros esclavos, a principios del siglo XVIII (desde 1719; Harrison, 2018, p. 5). Brouillette, 1984-1985, p. 1. Los artículos del Code Noir relacionados con la conversión religiosa, así como el trato humano, rara vez fueron escuchados (Gourdet, 2005, p. 24). Eso no quiere decir que los dueños de esclavos no tomaran medidas para regular las prácticas religiosas. Cualquier esclavo que se creyera que estaba adorando a un dios diferente al occidental era severamente castigado. Se prohibió la reunión de grandes grupos de esclavos o cualquier signo de prácticas religiosas africanas. Ver (60). Debido a que la fe católica y el vudú comparten principios espirituales similares, la simbiosis del vudú y el catolicismo permitieron a los esclavos observar la religión del Nuevo Mundo y mantener las tradiciones religiosas africanas. Así, la fusión del vudú y el catolicismo fue un medio de supervivencia para los africanos (Alvarado, 2009, p. 3). Watkins, 2014, pp. 18-19. “Estos sistemas religiosos coexistían porque el vudú no se percibía como una religión rival”. Quilty, 2015, p. 3.

(62) “En 1763, el rey Luis XV de Francia arrojó Luisiana a los españoles, compensando la pérdida de Florida por parte de España en la Guerra de los Siete Años en la que los aliados franceses y españoles lucharon contra Inglaterra”. Busby, 2015, p. 24. Dunbar-Nelson, 1917, p. 51. El dominio español en Luisiana duró hasta 1803. Busquets, 2006, p. 6. Gourdet, 2005, pp. 26-30. Humpálová, 2012, p. 5. Mayo Santana, 2000, pp. 187-188.

(63) Halling y Seidemann, 2018, p. 2. Hicieron una revisión del Code Noir – ver (60) –. Busby, 2015, pp. 24-25.

(64) El número de personas de color libres aumentó de aproximadamente 165 al final del período francés en 1765, a 1.175 en 1785 y alrededor de 1.500 al final del período español. Busby, 2015, pp. 25 y 29. “La población de Luisiana sería predominantemente (esclavizada y libre) afroamericana hasta bien entrado el siglo XIX”. Gourdet, 2005, pp. 25-26. Hanger sostiene que durante el periodo colonial español  la población negra libre de Nueva Orleans logró alcanzar la “masa crítica” necesaria para establecer un “sentido de identidad” distintivo; además, pudieron ejercer mejor los derechos y las oportunidades obtenidas y recibir mejor trato bajo el dominio español, que bajo el francés o el norteamericano. Mayo Santana, 2000, pp. 189-190. Así, germinará el empoderamiento femenino en Nueva Orleans, tan inusual.

(65) O Congo Square. Busby, 2015, p. 58. Gourdet, 2005, pp. 31-36. A diferencia de muchas otras partes del sur esclavista, en Nueva Orleans, a los esclavos se les permitía bailar y tocar el tambor en un espacio público; tenían el día libre completo del domingo, donde podían reunirse abiertamente y hacer rituales vudú y vender cosas en el mercado. Esto no existía en ningún otro lugar. Quilty, 2015, p. 3. La reina vudú era la más desinhibida en estas reuniones y era invariablemente una mujer libre de color. Como participante activa, solo ella podía mostrar un verdadero desenfreno, ya que no estaba sujeta a ninguna de las restricciones aplicables a los esclavos. Brouillette, 1984-1985, p. 2.

(66) Gourdet, 2005, pp. 31-36. “Bajo el dominio español llegó el primer caso judicial que documentaba la persecución de las prácticas de Voudou, el famoso ‘caso Gri-Gri’ de 1773 (Brouillette, 1984-1985, p. 1). (…) indica que al menos en la década de 1770, y por lo tanto mucho antes de que llegaran los refugiados haitianos, el Voudou se practicaba ampliamente en Louisiana”. Busby, 2015, p. 58.

(67) Los rituales ‘reales’ de Voudou se llevaban a cabo en lugares secretos, en casas privadas o patios abandonados, o fuera de la ciudad, a lo largo de las orillas del lago Pontchartrain. Busby, 2015, pp. 58-59. Para evitar la persecución religiosa y el enjuiciamiento legal. Watkins, 2014, p. 13. Según Hanger, la mayoría de esclavos y negros libres en Nueva Orleans practicaban el catolicismo; sus creencias ancestrales se expresaban con cautela y en contextos controlados, pues los negros libres eran muy conscientes de que tanto los españoles como los franceses consideraban estas prácticas como bestiales. Mayo Santana, 2000, p. 193. Así, crearon una síntesis de las prácticas religiosas africanas y del catolicismo. Por ejemplo, las deidades africanas que eran similares a los santos católicos eran adoradas como una sola, de esta manera evitaban el castigo por violar el Code Noir,  mientras se dedicaban a su herencia religiosa y cultural. Quilty, 2015, p. 3.

(68) Hasta 1785. Busby, 2015, p. 29.

(69) “En 1803, la gran mayoría de ellos vivían en la ciudad de Nueva Orleans”. Busby, 2015, p. 30.

(70) Busby, 2015, pp. 30-32. Gourdet, 2005, pp. 4 y 44.

(71) Busby, 2015, p. 32. Gourdet, 2005, pp. 3-4 y 42-44.

(72) Con el Tratado secreto de San Ildefonso en 1800. Busby, 2015, p. 26. Busquets, 2006, p. 6. Dunbar-Nelson, 1917, p. 51. Mayo Santana, 2000, p. 188.

(73) En diciembre de 1803. Fue adquirida por el presidente Jefferson, por quince millones de dólares. Busby, 2015, p. 26. Busquets, 2006, p. 6. Dunbar-Nelson, 1917, p. 51. Gourdet, 2005, p. 4. Mayo Santana, 2000, p. 188. Luisiana se convirtió en estado en 1812. Gourdet, 2005, pp. 45-46.

(74) Busby, 2015, p. 27. Halling y Seidemann, 2018, p. 2. Mayo Santana, 2000, p. 191. Los Black Codes de 1806 buscaron legislar las acciones y el movimiento de las personas esclavizadas y de la ‘Gente de Color Libre de Nueva Orleans’: debían llevar consigo una identificación que indicase su estado, se restringió la manumisión a personas mayores de treinta años y se impidió la inmigración de personas negras libres desde cualquier lugar fuera de la ciudad. Además, regularon las uniones interraciales. A las personas esclavizadas se les prohibió casarse con personas de color liberadas, y ninguna persona blanca podía casarse con una persona de color, ya fuera esclava o libre. Gourdet, 2005, pp. 46-48. En el transcurso del siglo XIX, los legisladores y autoridades estadounidenses verían a la ‘Gente de Color Libre de Nueva Orleans’ no como iguales o casi iguales, sino como un grupo que se encuentra en el lado equivocado de la línea divisoria racial. La  regla de una gota (one-drop rule; término coloquial en los Estados Unidos para la clasificación social de las personas con alguna ascendencia de raza no blanca), la segregación de Jim Crow – ver (124) y (127) – y la supremacía blanca sirvieron para atribuirles un estatus de segunda clase, que los colocó en una base igualmente desfavorecida con otros ‘negros’. Gourdet, 2005, p. 38.

(75) Busby, 2015, p. 27. Gourdet, 2005, pp. 48-51. Hobratsch, 2006, p. 10.

(76) La mayoría de las veces, prevalecieron los valores culturales de África y de la sociedad criolla francesa. Busby, 2015, p. 28.

(77) W.C.C. Claiborne – (96) – se convirtió en el primer gobernador estadounidense de Luisiana en 1803, cargo que ocuparía hasta 1816. Casi de inmediato, comenzó a restringir (aunque con cautela al principio) los derechos de las personas de color esclavizadas y libres.  Gourdet, 2005, pp. 44-45. “Muchos de estos cambios se produjeron en forma de esfuerzos legales para deconstruir la concepción única de las categorías raciales de los habitantes de Nueva Orleans”. Harrison, 2018, p. 37.

(78) A partir de 1808, después del levantamiento de Haití o Revolución Haitiana – ver (33) –; Nueva Orleans recibió uno de sus mayores flujos de esclavos. Busby, 2015, p. 30. Dunbar-Nelson, 1917, pp. 52-53. Gourdet, 2005, pp. 52-54. Su Vodou se incorporó a las prácticas locales; así, se convirtió en una religión organizada con un panteón de deidades y una teología estructurada. Busby, 2015, p. 30. Halling y Seidemann, 2018, p. 1. Harrison, 2018, pp. 6-7. Morrow Long, 1998, p. 29. Watkins, 2014, pp. 20-24.

(79) Busby, 2015, pp. 31-32. Ver (78). Aunque el vudú de Nueva Orleans está influenciado en gran medida por el vudú de Haití (Busby, 2015, p. 48), no es lo mismo y no deben confundirse (Alvarado, 2009, p. 1): son tradiciones distintas, pero comparten semiótica e imágenes. Quilty, 2015, p. 3. Ver (31), (32) y (35).

(80) Busby, 2015, pp. 31 y 57.

(81) Busby, 2015, p. 56.

(82) Busby, 2015, p. 31.

(83) “Después de la llegada de miles de haitianos a la ciudad durante las primeras décadas del siglo XIX, las autoridades angloamericanas en Nueva Orleans desarrollaron un profundo temor al Voudou. Eran muy conscientes del papel de esta religión en la Revolución Haitiana, y vieron al Voudou como un potencial caldo de cultivo para la rebelión de esclavos y una amenaza para la seguridad pública”. Busby, 2015, p. 56. Fandrich, 2007, p. 780. Por ello, en 1817 se emitió una orden para prohibir sus reuniones. Brouillette, 1984-1985, p. 2. “Los angloamericanos que habían emigrado a la ciudad después de la afluencia de inmigrantes haitianos se volvieron cada vez más hostiles hacia los criollos blancos y los criollos de color. Debido a esto, el gobierno estadounidense dividió la ciudad en tres municipios en 1836, que se trazaron de acuerdo con líneas raciales: el Barrio Francés (y parte de Faubourgs Treme), el Sector Americano, y Faubourgs Treme y Marigny”. Harrison, 2018, p. 15.

(84) En un principio la policía de Nueva Orleans hizo la vista gorda ante los eventos/rituales de Voudou, que se multiplicaron en la ciudad durante las primeras décadas del siglo XIX. Sin embargo, el debate sobre la esclavitud se intensificó a medida que Estados Unidos avanzaba hacia la Guerra Civil. Con el Voudou convirtiéndose en una voz de intensidad atronadora, se consideró una actividad particularmente peligrosa y la policía ya no hizo la vista gorda. La mayor parte de nuestro conocimiento del Voudou de Nueva Orleans durante las décadas anteriores a la Guerra Civil proviene de la cobertura periodística de los arrestos relacionados con el Voudou (que comenzaron en 1850; Harrison, 2018, p. 36), que nos revelan los puestos prominentes que tenían las mujeres: la gran mayoría de los artículos cubrían los rituales de las mujeres y los innumerables arrestos eran principalmente de mujeres líderes notorias y sus seguidoras. Se centraron sobre todo en detener a las lideresas (el 30 de julio de  1850, a Betsey Toledano; ella y sus hermanas Voudou fueron arrestadas, encarceladas falsamente, multadas inadecuadamente y sujetas a asaltos, agresión y malos tratos en general). El cargo de practicar Voudou se convirtió en uno que intentaba destruir específicamente la reputación de una mujer (entre las acusaciones contra estas mujeres, estaba el comportamiento ‘indecente’, como ‘bailar desnuda’ y ‘preparar líquidos repugnantes en calderos’). Los arrestos de mujeres negras acusadas de practicar Voudou continuaron hasta finales de la década de 1860. Busby, 2015, pp. 61-62 y 66-69. “En el siglo XIX, la percepción pública del Voudou era negativa, los practicantes de Voudou eran pecadores, y a principios del siglo XX (hasta mediados del siglo) la práctica de Voudou fue completamente invalidada por la percepción dominante”. Halling y Seidemann, 2018, p. 2.

(85) Allured y Gentry, 2009, p. 6.

(86) Busby, 2015, pp. 4 y 14.

(87) En 1828, Louisiana tenía más de trescientas plantaciones de azúcar. Para 1830, suministraba la mitad de todo el azúcar consumido en los Estados Unidos y los plantadores de caña de azúcar constituían el grupo más próspero en Luisiana. Busby, 2015, p. 19.

(88) Busby, 2015, p. 19. Busquets, 2006, p. 8.

(89) Busby, 2015, p. 20.

(90) Busby, 2015, p. 32. “El estatus de los criollos de color en la Nueva Orleans del siglo XIX, en relación con la mayoría de los negros en ese momento, fue producto de las condiciones sociales y políticas de la ciudad, que les otorgaron agencia y capacidad para lograr logros radicales, como cultivar e institucionalizar una religión ‘salvaje’ a la vista”. Harrison, 2018, pp. 13-14.

(91) Hubo una preponderancia femenina, específicamente de las mujeres de color libres, que superaron en número a los hombres (dos a uno). Además, más mujeres que hombres pudieron obtener su carta de libertad durante este período. Busby, 2015, pp. 14 y 33.

(92) En Nueva Orleans, «criollo», desde 1720 hasta la Guerra Civil, significaba simplemente ser nativo de Nueva Orleans (independientemente de la raza; Busby, 2015, p. 28). Después de la Guerra Civil, cuando Nueva Orleans comenzó a estar más dividida en términos raciales, “criollo” cuando se refería a un nativo blanco de Nueva Orleans era un sustantivo, y se convirtió en un adjetivo cuando se refería a una persona de color. Gourdet, 2005, pp. 41-42.

(93) Busby, 2015, p. 15.

(94) Los vínculos interraciales, aunque estaban prohibidos legalmente, no fue obstáculo para que se dieran con profusión. Igualmente, se daba el concubinato (Martínez Gálvez, 2000, p. 1380): los hombres blancos y las mujeres negras tenían relaciones que, aunque ilegales, a menudo se parecían a los matrimonios verdaderos. Legalmente, el término concubinato se refiere a cualquier pareja doméstica fuera del matrimonio, independientemente de la raza de las partes. En el lenguaje común, la práctica persistía como plaçage, por el verbo francés placer – colocar [bajo la protección de un hombre]. El término local para un enlace bi-racial abierto no involucraba a mujeres esclavas, sino a mujeres libres de color que tenían un grado limitado de elección sobre si se convertirían en amantes y de quién serían. Esto se convirtió en una costumbre social; a ellas se las llamaba “placeés” y a los hombres blancos ricos, sus «protectores». Busby, 2015, p. 34. Hobratsch, 2006, pp. 22-24.

(95) “La mayoría de estos plantadores o protectores blancos ricos tenían dos grupos de familias, la primera legal, muy probablemente con una mujer criolla blanca que residía con sus hijos legítimos en una propiedad, y la otra, una relación continuada con una mujer de color libre en Nueva Orleans. Cuando venían a la ciudad por negocios, se quedaban con sus amantes, con las que también tenían hijos”. Busby, 2015, p. 35. Hobratsch, 2006, pp. 22-24.

(96) Busby, 2015, p. 35. Harrison, 2018, pp. 29-30. Hobratsch, 2006, pp. 22-24.

(97) Busby, 2015, p. 36.

(98) Busby, 2015, pp. 35-36. Hobratsch, 2006, pp. 22-24. Martínez Gálvez, 2000, pp. 1383-1387.

(99) El empoderamiento femenino en Nueva Orleans se fue produciendo. Busby, 2015, p. 36.

(100) Desde 1719 hasta finales del siglo XIX, las iglesias de Nueva Orleans se integraron (el Voudou se sincretizó con el catolicismo), y las mujeres de color libres representaron la mayoría de la congregación en la Catedral de St. Louis (Harrison, 2018, p. 27), que se convirtió en un refugio seguro para el creciente número de mujeres de color libres en la ciudad. Busby, 2015, p. 37.

(101) Busby, 2015, pp. 37-38. La Iglesia Católica también se encargó de la educación de los huérfanos de la “gente de color libre”. Hobratsch, 2006, pp. 16-19. No ocurría así con las esclavas: la ley de Luisiana anterior a la guerra prohibía enseñar a leer a los esclavos. Allured y Gentry, 2009, p. 4.

(102) Todos los trabajos de servicio doméstico, tales como limpieza, cocina, pastelería y fabricación de dulces, costura, planchado, crianza de niños, etc., y toda la industria minorista estaba, con pocas excepciones, en manos de mujeres africanas y afro-criollas. Busby, 2015, p. 38. La peluquería era una profesión popular para las mujeres de color libres a mediados del siglo XIX. La red de Marie Laveau en la ciudad se dice que era extensa, y fue posible principalmente gracias a su trabajo como peluquera para mujeres negras y para las mujeres blancas más elitistas de la ciudad. Harrison, 2018, p. 16

(103) Todos estos aspectos favorecieron el empoderamiento femenino en Nueva Orleans. Busby, 2015, p. 63.

(104) Ver (91). Busby, 2015, p. 63.

(105) Así, el empoderamiento femenino en Nueva Orleans fue una realidad. Busby, 2015, pp. 68-69.

(106) “Para los hombres y mujeres estadounidenses fuera del reino de Nueva Orleans, la extraordinaria libertad de las mujeres de color parecía ser un problema desconcertante”. Aparentemente, eran tan libres como los hombres blancos. Este empoderamiento femenino en Nueva Orleans chocaba de frente con su cultura patriarcal. “No pertenecían al mundo del grupo blanco dominante ni al mundo del sector africano esclavizado, estas mujeres resilientes ‘crearon identidades discretas’ y estilos de vida únicos. Su espacio legal, social y cultural distintivo (…) les permitió interactuar libremente dentro de todos los sectores de la sociedad de Nueva Orleans”. Busby, 2015, p. 39.

(107) Busby, 2015, p. 63. “La mayoría de las mujeres (blancas) (…) vivían como dictaba la sociedad, se casaban y luego se quedaban en casa y fuera de la vista”. Allured y Gentry, 2009, p. 5.

(108) Busby, 2015, p. 40. “(…) en Nueva Orleans el poder de las mujeres era igual o superior al de los hombres”. Quilty, 2015, p. 7. Así, el empoderamiento femenino en Nueva Orleans es evidente.

(109) Allured y Gentry, 2009, p. 7.

(110) Busby, 2015, pp. 40-41. Harrison, 2018, p. 13. Las primeras lideresas fueron las reinas Sanité Dédé y Marie Saloppé (principios del siglo XIX; predecesoras de Marie Laveau; Sampedro Nieto, 2006, p. 38). Busby, 2015, pp. 65-66. El Voudou se sincretizó con el catolicismo. “La propia Marie Laveau era una católica devota y mantenía una relación amistosa con Pere Antoine, un sacerdote de la catedral de San Luis en el siglo XIX (…) Las mujeres criollas de color estaban activas en muchos ámbitos diferentes, pero un hilo común a través de los mundos en los que operaban era la Iglesia Católica”. Ver (100). Harrison, 2018, pp. 27-28. El Voudou de Nueva Orleans, además de influencias católicas, tiene influencias nativo americanas. Humpálová, 2012, pp. 11-13.

(111) Busby, 2015, p. 63. Harrison, 2018, p. 13. Quilty, 2015, p. 5.

(112) El Voudou en Nueva Orleans estaba abrumadoramente dominado, tanto en su membresía como en su liderazgo, por mujeres, por lo que el empoderamiento femenino es evidente. Prueba de ellos son los informes de persecuciones de mediados del siglo XIX – ver (84) –. Busby, 2015, pp. 41 y 64. Harrison, 2018, p. 25. “Identificar a las mujeres como líderes religiosas valida su autoridad de la misma manera que los símbolos masculinos validan la autoridad de los líderes masculinos”. Quilty, 2015, p. 6.

(113) Busby, 2015, pp. 41-42 y 62.

(114) Busby, 2015, p. 64. Humpálová, 2012, p. 27. “A pesar de usar el ‘rey’ masculinizado para describir a los líderes masculinos del vudú, Robert Tallant alude a las discrepancias entre los sexos en su etnografía: ‘el vudú parece haber sido un matriarcado casi desde sus primeros días en Luisiana. El Rey siempre fue una figura menor. Papa no contaba. Mama fue todo el espectáculo (Busby, 2015, p. 41). Los únicos hombres de importancia eran los médicos brujos. El Rey probablemente fue cambiado de año en año y en realidad era el actual amante de la reina’”. Harrison, 2018, p. 25.

(115) Harrison, 2018, p. 25.

(116) El Voudou de Nueva Orleans es una de las prácticas que resisten a las prácticas religiosas patriarcales sistémicas; las sacerdotisas vudú practican activamente esa resistencia, por lo tanto, el empoderamiento femenino es un hecho. Quilty, 2015, p. 1. El Voodoo de Nueva Orleans presentó un movimiento de contracultura contra las instituciones patriarcales blancas predominantes del Sur. Harrison, 2018, p. 7.

(117) Busby, 2015, p. 68. Ver (74) y (84). Así, el empoderamiento femenino de las mujeres vudú en Nueva Orleans fue una realidad.

(118) “Sanité Dédé, Marie Saloppé – ver (110) – y Betsey Toledano – ver (84) –, así como muchas otras mujeres Voudou, (…) encontraron problemas en las redadas policiales durante las décadas de 1850 y 1860, pero la persona clave de la escena Voudou en Nueva Orleans y del empoderamiento femenino, Marie Laveau, permaneció intacta. Su nombre nunca apareció en la lista de las arrestadas durante el verano de 1850. Sin embargo, sí sirvió como denunciante contra la fuerza policial y defendió desinteresadamente a sus compañeras”. Busby, 2015, p. 69.

(119) Laveau fue la encarnación del empoderamiento femenino en Nueva Orleans, y los testigos la recordaron como ‘la mujer más poderosa que existe’. Busby, 2015, p. 70.

“En la segunda mitad del siglo XIX, el número de muertos en Nueva Orleans comenzó a aumentar debido a un brote masivo de fiebre amarilla y cólera. Marie Laveau trabajó como enfermera hacia el final de su vida, curando a las personas que padecían estas dolencias. Su trabajo como enfermera fue fundamental para el replanteamiento positivo de su legado. Sus amables actos la ayudaron a ganar la distinción de ‘una de las mujeres más maravillosas que jamás haya vivido’, como se cita en su obituario en The New York Times (1881)”. Harrison, 2018, pp. 27-28.

Las historias de bailes febriles, sexualidad desinhibida, canibalismo y otras formas de libertinaje estaban repletas de relatos de “testigos presenciales” que a menudo identificaban a la líder de estos actos escandalosos como Marie Laveau. La fascinación por Laveau estalló poco después de su muerte, en 1881. Su vida se ha reinventado durante un siglo en artículos de revistas, noticias breves y estudios académicos. Más notablemente, Marie ha resucitado en la ficción. En historias que se basan en la historia, el sensacionalismo o ambos, se le representa como una figura mítica. Una mujer endemoniada y santa, Marie Laveau se ha convertido en un ícono de la cultura vudú en Nueva Orleans y del empoderamiento femenino. Watkins, 2014, p. 34.

(120) Gourdet, 2005, p. 49-52.

(121) Busby, 2015, p. 86.

(122) O Guerra de Secesión (1861-1865). Halling y Seidemann, 2018, p. 2. Gourdet, 2005, pp. 54-55.

(123) Gourdet, 2005, p. 55. “A medida que avanzaba el período anterior a la guerra (…) la gente de color libre, especialmente las élites, hicieron todo lo posible para distanciarse de los esclavos; (…) buscaban alinearse con blancos de origen criollo francés”. Hobratsch, 2006, pp. 10-11.

(124) Gourdet, 2005, pp. 55-58. “Después de la guerra civil, los códigos legales se modificaron para eliminar la esclavitud y esto trajo consigo la aplicación de los principios de segregación”. Halling y Seidemann, 2018, pp. 2-3.

(125) Cuando el ejército de la Unión abandonó Nueva Orleans en 1877, comenzó una reacción violenta de supremacistas blancos. Los blancos aterrorizados, tanto criollos como estadounidenses, engendraron organizaciones racistas, como la Liga Blanca, el Ku Klux Klan y los Caballeros de la Camelia Blanca, y también vehículos literarios como Le Carillon y más tarde, L ‘Abeille, lo que indicó la alianza y la unificación de los criollos blancos con los estadounidenses blancos. Busby, 2015, p. 86. Gourdet, 2005, pp. 59-66.

(126) Para ver la narrativa pública que se hacía del vudú, difamándolo, y los discursos de supremacía blanca que se dieron en el siglo XIX: Gordon, 2012. Ver (125). “El Movimiento de Unificación de Luisiana, una coalición interracial de residentes blancos de Luisiana y la ‘Gente de Color Libre’, demostró ser una excepción a las divisiones políticas cada vez más segregadas y racistas que vendrán después de que terminó la Reconstrucción”. Gourdet, 2005, p. 59.

(127) Nueva Orleans pasó rápidamente a ser una sociedad segregada de blancos y negros. La segregación legal, en forma de las leyes Jim Crow, y la discriminación se habían establecido en la década de 1880, perdurando y aterrorizando a los afroamericanos hasta la primera mitad del siglo XX. Las protecciones y los derechos legales (de las ‘personas de color libres’) se erosionaron constantemente durante este tiempo. Por lo tanto, el empoderamiento femenino en Nueva Orleans se hizo añicos. Busby, 2015, pp. 86-88. Gourdet, 2005, p. 67.

(128) Muchos blancos sostenían la idea de que el vudú no era más que una medicina autodirigida para la desesperación, la falta de educación y una operación explotadora dirigida por mujeres criollas de color. Sostenían que el vudú solo atraía a los miembros más vulnerables y oprimidos de la sociedad y sugirieron que sus seguidores simplemente «no conocen nada mejor». Harrison, 2018, p. 45.

(129) Gordon, 2012, p. 768. El discurso en contra del mestizaje y de las prácticas del vudú fue brutal. Gordon, 2012, pp. 777-782.

(130) El empoderamiento femenino en Nueva Orleans duró poco tiempo. Busby, 2015, p. 86. Harrison, 2018, p. 37.

(131) Busby, 2015, p. 87. Harrison, 2018, p. 38.

(132) No hubo continuación de ese empoderamiento femenino en Nueva Orleans. Harrison, 2018, p. 38.

(133) Así, las «mujeres Voudou» tuvieron que ocultarse del ojo público en Nueva Orleans y el empoderamiento femenino fue historia. Busby, 2015, p. 87.

(134) Harrison, 2018, p. 38.

(135) Busby, 2015, p. 87. Harrison, 2018, p. 51.

(136) Aunque se percibe cierto liderazgo en dichas Iglesias de Nueva Orleans no tiene nada que ver con el empoderamiento femenino del que hemos hablado. Busby, 2015, pp. 88-89.

(137) Beyoncé lanzó el single en junio de 2020, en su lucha contra el racismo (es una gran activista; en la prensa podéis encontrar noticias varias sobre las acciones que emprende a favor de los derechos de los negros; ejemplos: Kreps, 2020b y Mizelle y Sgueglia, 2020) y en honor a la festividad de Juneteenth (o Día de la Liberación), que conmemora el fin de la esclavitud en los Estados Unidos. Kreps, 2020a.

(138) Además de dejar constancia del empoderamiento femenino en Nueva Orleans, era un grupo que promovía la inclusión y la igualdad (“es una práctica espiritual y religiosa fluida, adaptable, sincrética e inclusiva”; Alvarado, 2009, p. 1), una hermosa idea adelantada a su tiempo. La voz de la mujer Voudou aún resuena en Nueva Orleans; la ciudad está envuelta de un aire de feminidad. Busby, 2015, pp. 89-91. Gracias a las reinas Voudou “hubo una integración de diferentes elementos culturales como la magia popular europea, la espiritualidad y la herboristería de los nativos americanos, el vudú africano y el catolicismo”. Humpálová, 2012, p. 7.

 


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Ana Inmaculada Morillas Cobo
Escritora y divulgadora. Redactora, revisora de contenidos y editora de Khronos Historia. Mis áreas de mayor interés - como comprobaréis si me leéis - son la Historia de la Mujer, la Historia de las Religiones, la Filosofía Política y la Antropología. Como buena cinéfila y melómana, me encanta practicar la miscelánea cuando escribo (llamadme friki). De firmes posiciones feministas y marxistas.

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