Caza de brujas… ¡En España!

Probablemente, si digo caza de brujas a todos os vengan a la mente las típicas películas americanas que proyectan en la TV en la noche de Halloween. O puede que penséis en la tercera temporada de American Horror Story y su buena combinación de Nueva Orleans y las brujas. Sin embargo, las brujas no solo existieron en EE.UU. y en los juicios de Salem. , en España también las hubo, y muchas, o eso nos han hecho creer. Así pues, vamos a teletransportarnos hasta unos siglos atrás y a contar algunas historietas “sobrenaturales” y demoníacas.  ¡Allá vamos!

Para los que no lo sepáis, se conoce por caza de brujas a la represión que tuvo lugar contra los “supuestos” adoradores del diablo por las autoridades de muchos lugares de Europa durante los siglos XV-XVIII. Para ser más concretos, según los últimos estudios, se calcula que entre estos siglos se produjeron entre cuarenta mil y sesenta mil condenas (1). Una represión de tres siglos motivada por la idea de que el demonio estaba en todas partes y que las brujas habían sido creadas por él (2). ¿Una locura verdad? ¡Pues eso no fue todo!

Seguro que a muchos de vosotros os sonarán las brujas de Zugarramurdi, probablemente por la película protagonizada por los guaperas Hugo Silva y Mario Casas. Si os ha gustado la película, más os va a gustar la historia que os vamos a contar.

Inquisición y brujería: una combinación explosiva

Situación: España, siglo XVII, época de crisis a todos los niveles (hambre, peste…) y una institución llamada Tribunal de la Inquisición. En la misteriosa localidad navarra de Zugarramurdi (3), una joven aseguró poder volar en sueños. Además, afirmaba haber visto participar en aquelarres (4) a gente del puebloAnte este percal, como diríamos hoy en día, aparece en escena la Inquisición.

El conjuro o las brujas. Goya
Fuente

Los inquisidores realizaron un auto de fe. ¿Y esto qué era? Pues un acto público en el que, de los 53 acusados, 11 son condenados a la hoguera. A partir de este momento se crea en España el llamado «Pueblo de las brujas». Sin embargo, ¿fue un caso aislado? La respuesta es no, porque sabemos con certeza que tuvieron lugar hechos relacionados con la brujería en pueblos de los Pirineos de Huesca (5). Misterioso, ¿verdad?

Histeria femenina igual a posesión demoníaca, ¿se puede pedir más?

Otro caso, quizá menos conocido, es el de gentes que padecían un extraño mal. Cuando decimos «gentes», las fuentes aluden, concretamente, a mujeres. Obviamente solteras, trastornadas y atemorizadas, que no eran capaces de rezar. Tenían hormigueos en la piel y ponían excusas para no confesarse (totalmente prohibido), entre otros muchos síntomas disparatados. Así, con estos síntomas, los curas de la época, pues, ¿qué iban a pensar? Sí, justo lo que estáis imaginando, que detrás de todo esto andaba el demonio. Además, como eran pueblos próximos a la frontera con Francia, creían que todos esos males habían penetrado desde ahí. ¡Estos conflictivos franceses!

Con esta situación decidieron ponerse manos a la obra y realizar lo que viene siendo un exorcismo. Pero como estos casos de posesiones no disminuyeron, decidieron buscar ayuda en el Inquisidor General de Aragón (6). Casualmente, éste murió repentinamente y en extrañas circunstancias, lo que aumentó la creencia en la brujería.

A pesar de haberse realizado aquellos exorcismos, las mujeres no habían revelado la causa de su mal. Pero sí hablaban de un rico propietario (7) conocido por acosar a varias mujeres. Este aprovechaba su buena fama para engañar a las damas, con la falsa creencia de que si no hacían lo que él quería, serían víctimas de posesiones por fuerzas demoníacas. Vamos, el típico jetas con demasiada labia. Todo esto fue creando una espiral de histeria colectiva y de locura que acabó con la detención «del ricachón». Fue tachado de brujo, mago, hechicero…

Un ejemplo más de que llegamos a creer lo que nuestra mente quiere que creamos.  Algo que sucede tanto en el siglo XVII como en pleno siglo XXI ¿No creéis?.

Demonomanía, ¿mito o realidad? ¡Cada loco con su tema!

Lo ocurrido en estos pueblos de Navarra, es un ejemplo de lo que se conoce como demonomanía: la creencia de que los demonios existen y amenazan la vida de los hombres. No podemos entender este fenómeno sin tener presente el papel de la Iglesia por aquel entonces y su poder para controlar las mentes. Qué poco común en la iglesia, ¿verdad? Está claro que uno de los motivos es la competencia terrible hacia el cristianismo.

Episodios así, no son más que historias alimentadas por sermones sobrecogedores, que lo que buscaban era dominar las mentes de una población analfabeta. Para culpar de problemas reales como el de un acosador de mujeres, entre otros, a entes maléficos. Una forma clara de disuadir la realidad muy común por aquel entonces y todavía hoy a la orden del día en todos los ámbitos, sobre todo, en la política. ¿No estáis de acuerdo?

Galicia, ¿tierra de meigas y pócimas mágicas? ¡Habelas hainas!

Estas historias, no sólo aparecen en la zona del Pirineo. Por ejemplo, en Galicia, miña terra galega, existe toda una serie de creencias, ritos y cuentos sobre meigas (brujas). Hoy, este tipo de creencias están impregnadas en el patrimonio cultural gallego, pero en aquella época, no era así.

Brujas
Fotografía de meigas. Fuente

A las meigas se las consideraba las causantes del mal de ojo o meigallo y de todos los males relacionados con la actividad de la época: el campo. Y os voy a contar un «secretillo»: actualmente aún existen zonas rurales gallegas donde se coloca una planta encima de la puerta de entrada como amuleto para ahuyentar el meigallo. ¿Cómo os quedáis?

Además, seguimos recreando esa especie de pócima misteriosa, por ejemplo, en la famosa Noche de San Juan. Una bebida, llamada queimada, que junto con su conxuro (conjuro), no es más que otro mecanismo para alejar a las encantadoras. Y seguro que ahora os estáis preguntando… ¿Qué es exactamente la queimadaPues no, no es un cubata que nos hacemos los sábados de fiesta, pero sí que es una bebida alcohólica (8): aguardiente mezclado con otras «cosillas»; agua con muchas dosis de misterio… Y sí, antes de beberla, se sigue recitando su conjuro (9). ¡Esto, ni en Harry Potter,vamos!

Abracadabra… Pata de Cabra

Según la tradición, beberla tras la pronunciación del conjuro funciona como protección contra los maléficos, además de mantenerlos alejados. Su origen todavía a día de hoy es desconcertante, se cree que pueda estar relacionado con el pasado celta. Si es que a los gallegos, mira que nos gustan las intrigas.

En este panorama de misterio y magia, hallamos este ritual donde el fuego es esencial, aportándole ese toque de misticismo. Una pócima mágica cuyo origen se pierde en aquellas noches de meigallos y hechizos, de cuerpos de meigas y almas en pena en busca de la purificación del cuerpo y la salvación del alma, como si de una película de terror se tratase.

Hoy en día, si le preguntamos a un paisano gallego sí cree en las meigas, su contestación o bien será con otra pregunta, para jugar al despiste (muy típico de la tierriña) o será un no rotundo. Sin embargo, si le preguntas que haría con la vaca si al ordeñarla echara sangre, seguro que te contesta con remedios mágicos. No creemos en las brujas, pero habelas hainas. Aunque bueno, ahora vivimos en otros tiempos.


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Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Ver Levak, 1995.
(2) En palabras del historiador Ricardo García Cárcel.
(3) En el año 1610.
(4) Un aquelarre es una reunión de brujos y brujas para la práctica de artes mágicas.
(5) Ver Lacruz, 2007.
(6) Cuyo nombre era Bartolomé Guijarro.
(7) Llamado Pedro de Arruebo.
(8) Ingredientes: 1 litro de aguardiente de  orujo gallego, 1 cáscara de limón o naranja, 150 gramos de azúcar, granos de café= pócima secreta.
(9) El conjuro fue inventado en 1967 por Mariano Marcos Abalo. y dice así:
Búhos, lechuzas, sapos y brujas, demonios, duendes y diablos, espíritus de los nublados campos. Cuervos, salamandras y hechiceras, hechizos de las curanderas. Podridos tallos agujereados, hogas de los gusanos y alimañas.
Fuego de las Santas Compañas, mal de ojo, negros hechizos, olor de los muertos, truenos y rayos. Aullido del perro, pregón de la muerte, hocico del sátiro y pie del conejo.
Pecadora lengua de la mala mujer casada con un hombre viejo.
Infierno de Satán y Belcebú, fuego de los cadáveres ardientes, cuerpos mutilados de los indecentes, pedos de los infernales culos, mugido de la mar embravecida. Vientre inútil de la mujer soltera, maullar de los gatos que andan en celo, greña sucia de la cabra mal parida.
Con este cazo levantaré las llamas de este fuego que se asemeja al del infierno y huirán las brujas a caballo de sus escobas, yéndose a bañar en la playa de las arenas gordas.
¡Oid, oid! los rugidos que dan las que no pueden dejar de quemarse en el aguardiente, quedando así purificadas. Y cuando este brevaje baje por nuestras gargantas, quedaremos libres de los males de nuestra alma y de todo embrujo. Fuerzas del aire, tierra, mar y fuego, a vosotros hago esta llamada: si es verdad que tenéis más poder que la humana gente, aquí y ahora, haced que los espíritus de los amigos que están fuera participen con nosotros de esta queimada.

Bibliografía

  • Caro Baroja, J., 2010, Las brujas y su mundo, ed. Alianza. Madrid.
  • González Reboredo, X. M., 2004, Leyendas Gallegas, ed. Galaxia. Vigo.
  • Lacruz Gari, A, 2007, Brujería e inquisición en el Alto Aragón en la primera mitad del siglo XVII, ed. Delsan, Zaragoza.
  • Levak Brian, P., 1995, La caza de brujas en la Europa moderna, Alianza, Madrid.
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Iria Rodríguez Costas
Historiadora gallega apasionada por los misterios e intrigas del pasado. Actualmente opositora. Máster en Educación Secundaria Obligatoria, Bachillerato, FP e Idiomas. Curso de Digitalización del Patrimonio Histórico, Curso sobre Egiptología, Cursos relacionados con el ámbito educativo...

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