Viriato, Pedro Sánchez y el «Roma no paga a traidores». Aprender Historia para no meter la pata como el PSOE…

¿Qué pasa si ponemos a gente ignorante a gobernar un país? ¿No deberían ser profesionales los políticos y saber algo de su Historia? Lo mismo así, aprendiendo del pasado, no meterían tanto la pata… Pues no, ponemos a los más tontos en el gobierno… Así nos va. Como dice el refrán: tropieza el burro dos veces en la misma piedra. 

Viriato y Pedro Sánchez: pequeños David contra Goliat

Como ejemplo tenemos la reciente defenestración de Pedro Sánchez y la abstención para que gobernase Rajoy, por parte del PSOE. Si supieran algo de historia, sabrían lo que le pasó a Viriato, aquel pastor lusitano que defendió «España» de la invasión romana, como aparecía en los manuales franquistas que seguro que leyeron parte de los responsables de la caída de Sánchez, como González, Fernández o Rubalcaba(1).

Viriato era un pastor, cuando eso significaba bandolero sobre las comunidades de la Bética debido a la extrema pobreza de su territorio(2). Para los romanos vivir en la montaña lusitana era de gente poco civilizada y difícil de tratar, de «catetos»; allí se tendrían que dedicar al pastoreo -no había más que hierba y piedras-,  a la guerra y en los descansos a saquear al vecino rico y civilizado del llano. Lo que pasa es que los romanos eran un poco prejuiciosos y tenían poca idea: primero por creer que el terreno implica que una comunidad tenga unas características; y después porque muchos escritores romanos escribían por encargo para funcionarios y militares romanos que intentaban extender sus hazañas frente a los salvajes y no era plan de perder el empleo. Era un montaje para mostrar como fieros bandoleros a los lusitanos fruto de la pobreza de sus tierras, y no era así, o al menos tan simple (3). Y para colmo, Viriato tampoco defendió España, ¡porque no existía! Aunque les fastidie a los historiadores franquistas.

Falcata de la época. Fuente viriato
Falcata de la época. Fuente

Lo que si es cierto es que fue líder de un grupo de bandoleros que empezaron a causar problemas a los romanos, que habían venido a Hispania a enriquecerse y mandar impuestos a Roma. Con sus hombres y la lucha de guerrillas – con nocturnidad y alevosía y sin enfrentamientos- ganó fama y más lusitanos, cansados de la prepotencia romana, se unieron a él. De la misma forma, Sánchez, atrincherado en el «No», empezaba a volverse un problema.

El «problemilla» con el pastor acabó en un conflicto en Hispania, encima los celtíberos seguían con sus guerras en el norte, entre unos, otros y Roma, al final acabaron en las guerras celtiberolusitanas. Así a ojos de los historiadores más nacionalistas, Viriato y Numancia se convirtieron en los ejemplos de la resistencia de lusitanos y celtíberos, los pueblos rebeldes de la Península -los íberos hacía ya que estaban acabados…-; pero estos historiadores se liaron un poco -como los romanos- porque acabaron diciendo que los españoles descendemos de los prerromanos que resistieron dos siglos la invasión, pero también los mejores emperadores eran españoles: Trajano, Adriano o Teodosio… Eramos descendientes de los indomables y de Roma, una paradoja (4).

Roma, que había demostrado que era capaz de aniquilar a grandes ejércitos no podía acabar con Viriato… ¿Cómo podía ser?

A grandes males, puñaladas traperas

Legionario republicano siglo II a.C. Fuente
Legionario republicano siglo I a.C. Fuente

Lo primero que hay que tener en cuenta es que los legionarios romanos no eran como vemos en las las películas y pseudocumentales de historia como El guerrero más letal, que se parece a la realidad lo que una castaña a un huevo. A mediados del siglo II a. C. los soldados romanos eran ciudadanos equipados según su riqueza, y no eran máquinas de matar individuales, como Máximo Décimo Meridio, el protagonista de Gladiator. El éxito de la legión romana era, al igual que los hoplitas o la falange macedonia, la lucha en formación en campo abierto. No estaban ni acostumbrados a luchar en una guerra de guerrillas en zonas abruptas, ni de forma individual, donde la superioridad táctica romana quedaba anulada. Viriato y sus hombres, sin embargo, estaban acostumbrados, por sus prácticas de bandidaje, a golpes de mano y a huida (5).

Cuando fueron «derrotados» por Roma, poco después volvieron a reagruparse y a volver a causar problemas a las tropas romanas, de poco les sirvió ganarles. Hartos de perder, tras cambiar un montón de veces de pretor, a uno se le ocurrió que la única forma de acabar con Viriato era que sus propios hombres le traicionasen y le matasen. Ofreció una recompensa para quien terminase con Viriato y esperó. Tres de sus lugartenientes, que habían ido a negociar un tratado de paz con el gobernador romano, fueron convencidos por este para acabar con su líder. Durante la noche, los tres traidores le asesinaron y huyeron al campamento romano para cobrar la recompensa.

Volviendo a nuestra comparación, uno de los traidores que apuñalaron a Viriato/Sánchez, fue el portavoz del grupo parlamentario socialista, el señor Hernando, que pasó de defender el «No es no» a dejar gobernar a Rajoy.

El tiro por la culata…

Sin embargo, los traidores se llevaron una desagradable sorpresa cuando el gobernador se negó a cumplir porque «Roma no pagaba a traidores». Poco después de la muerte de Viriato, su sucesor, que no tenía ni su carisma ni su capacidad, firmó una paz ventajosa para Roma, la única que aceptaban los romanos. Algo así ha pasado con el PP, aceptan dialogar cuando no pueden imponer sus planteamientos, y cuando pueden intentar cambiar el trato; como ejemplo el intento de recular en el pacto anticorrupción firmado con Ciudadanos aprovechando la muerte de la imputada Barberá.

El asesinato de Viriato y la respuesta del gobernador romano se convirtió en un símbolo del triunfo de la traición. Desde el siglo XIX, Viriato se convirtió en un Leónidas a la española, un héroe imbatible si no era por la traición (6); a la par que Roma demostraba su «grandeza» al rechazar a traidores que les hacían el trabajo sucio. De todas formas, ni los historiadores romanos se aclaraban con quiénes fueron los asesinos o si la negativa a pagar vino del gobernador o del Senado (7).

Si los dirigentes que prepararon la caída de Sánchez supieran algo de cultura general, hubieran hecho las cosas de otra forma; sus adversarios le convirtieron en un mártir, y pasó de ser un político con debilidad en su discurso, a ser el representante de los sin voz del partido frente a la oligarquía interna. Encima, poco después de «asesinar»  al «Viriato socialista», desde el «campamento romano» el PP exigía al PSOE la abstención para la investidura de Rajoy y el apoyo para aprobar los presupuestos. Para agravar este ridículo, se advirtió al PSOE de la posibilidad de unas nuevas elecciones si hacían oposición a Rajoy, lo que pretendían eliminando Sánchez. Para acabar con el «Roma no paga a traidores», para colmo se anunció que aquellas comunidades donde gobernaba el PSOE en coalición recibirían menos aportaciones de los Presupuestos Generales del Estado…

Si supieran algo de historia, quizá todas estas humillaciones se las hubieran ahorrado.


Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Gil González, 2012, pp. 212-230.

(2) VV.AA, 1992, pp. 460-464.

(3) Sánchez-Manzano, 2006, pp. 55-79

(4) Joaquin Costa llegaria a decir que «¿Era, pues, Viriato una especie de Empecinado, encarnación viva del sentimiento de la patria, un héroe de la independencia contra el extranjero, o por lo menos uno de los precursores de la nacionalidad? Esto se ha dicho y esto ha venido repitiéndose de uno en otro siglo hasta causar estado entre los historiadores, como uno de tantos hechos de evidencia que ni siquiera necesitan demostración”. Pina Pola, 2009, pp. 21-32.

(5) Paniego Díaz, 2013, pp. 13-28.

(6) Pérez Abellan, 2006, pp. 45-55.

(7)García Moreno, 2002, pp. 127-146.


Bibliografía

  • Costa, J., 2005, Obra política menor (1868- 1916), Fundación Joaquín Costa, Huesca.
  • García Moreno, L. A., 2002, “Polibio y la creación del estereotipo de lo hispano en la etnografía y la historiografía helenísticas”, Polis. Revista de ideas y formas políticas de la Antigüedad Clásica, 14, pp. 127-146.
  • Gil González, F., 2012, “El uso de la figura de Viriato en la pedagogía franquista”, Estudios de historia de España, 14, pp. 213-230.
  • Paniego Díaz, P., 2013, “La guerra en la Beturia céltica: del siglo V a.C. a la muerte de Viriato”,Revista Historia Autónoma, 2, pp. 13-28.
  • Pérez Abellán, J. A., 2006, “Problemática en torno al estudio de la figura de Viriato”, Panta Rei: revista de ciencia y didáctica de la hitoria, 1, pp. 45-55.
  • Pina Polo, F., “El estudio de la historia antigua en España bajo el franquismo”, Anales de historia Antigua, medieval y Moderna, vol. 41, 2009, pp. 21-32.
  • Sánchez-Manzano, E., 2006, «Ex pastore latro, ex latrone dux… Medioambiental, guerra y poder en el occidente de Iberia», en Naco del Hoyo, T. y Arrayás Morales, I. (eds): War and territory in the Roman World. (Guerra y territorio en el mundo romano), pp. 55-79BAR International Series, Oxford.
  • VV.AA., 1992, Historia de España I. De los orígenes al 459. d.C., Club Internacional del Libro, Madrid.
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Aitor Pérez Blázquez
Licenciado en Historia por la Universidad de Málaga, Máster en Ciencias Históricas por la Universidad Rey Juan Carlos y Especialista Universitario en Historia Militar por la Universidad Jaume I. Actualmente, compagino mi trabajo como profesor de educación secundaria en el IES Valle del Azahar (Cártama Estación, Málaga) con la preparación de mi tesis doctoral, sobre el reinado de Felipe V.

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